Nefando, novela de Mónica Ojeda
Resumen
Lo coherente al referirnos a una novela como Nefando, sería callar. Detener lo que se quiere decir luego de leer ese maremoto de palabras acuosas que nos inundan. Hacer lo contrario a lo que se sugiere en el mismo libro cuando se refiere a un grupo de personas que veía películas y que sufría el impulso de tener que comentar casi cada escena. Eso es casi un arrebato de chismógrafo, algo que el voyeur deplora pero ansía poder contar. Con esta novela de Mónica Ojeda sucede algo que quizá lo dijo Bob Dylan con mejor acento: un artista es aquel que, como Shakespeare, crea artistas. Las ganas locas, ubérrimas de soltarse a escribir sobre el papel, de encontrarle la quinta punta a la página, son las que nos quedan luego de leer Nefando.