https://doi.org/10.32719/26312816.2019.2.1.4
aUnidad Educativa Roberto Espinoza. Calle Simón Bolívar y Juan Montalvo. Tumbaco, Ecuador.
*Autor principal: Cristian Marcelo Tigse Parreño. Unidad Educativa Roberto Espinoza. Calle Simón Bolívar y Juan Montalvo. Tumbaco, Ecuador. Correo electrónico: cristiantigse@yahoo.com
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Recibido el 28 de febrero de 2019 - Aceptado el 28 de marzo de 2019 - Publicado el 15 de abril de 2019
RESUMEN
El constructivismo es una teoría, ampliamente aceptada y utilizada, que afirma que el estudiante no adquiere el conocimiento de una forma pasiva sino activa lo que propicia un aprendizaje significativo, y utiliza enfoques que reconocen la importancia de emplear y cuestionar los modelos mentales ya presentes en los estudiantes para así mejorar su comprensión y rendimiento. Con el enfoque constructivista de enseñanza- aprendizaje, los estudiantes desarrollan habilidades metacognitivas, cognitivas y socio-afectivas, alcanzando autonomía, lo cual les prepara para abordar desafíos globales a través de la indagación, la acción y la reflexión.
Palabras clave: Constructivismo, Motivación intrínseca, Motivación extrínseca, Trabajo cooperativo, Aprendizaje significativo
1. Introducción
El presente trabajo analiza los modelos pedagógicos que nacieron en Europa, América Latina y Ecuador. Describe algunas ideas sobre el constructivismo, su definición, el rol de los docentes para conseguir un aprendizaje significativo y la evaluación del aprendizaje; basado en el estudio de César Coll y otros autores.
En comienzo, cito una breve biografía de César Coll. Nació en Benicarló, España, el 19 de mayo de 1950. Es doctor en Psicología, curriculista, investigador, profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Barcelona. Coll es miembro del Consejo Asesor Iberoamericano de las Metas Educativas 2021. Ha dirigido investigaciones sobre la aplicación de la pedagogía de la teoría genética. Además, participó en la reforma curricular española en 1990 y contribuyó en el Proyecto de Ajuste Curricular y de Estándares de Aprendizajes de Ecuador en 2014. Sus investigaciones se enfocan en la parte curricular, las comunidades de aprendizaje, el impacto de las TIC en la educación y estrategias de aprendizaje basado en la metacognición. Su obra titulada: El constructivismo en el aula es un texto de naturaleza humanística que se enfoca en el aprendizaje activo y significativo, los procesos de enseñanza y aprendizaje, los conocimientos previos y la interacción social.
Este libro fue publicado en su primera edición en 1993; es de especial utilidad a estudiantes de pedagogía y profesorado para ampliar los conocimientos y adquirir nuevas metodologías de enseñanza en el salón de clase. Además, propone junto con otros autores, que el creciente número de estudiantes en el sistema educativo exige una transformación pedagógica para el proceso de enseñanzaaprendizaje.
2. ¿Qué es el Constructivismo?
Según César Coll (1993), el paradigma constructivista no es un libro de recetas, sino un conjunto articulado de principios desde donde es posible identificar problemas y articular soluciones. Es decir, los profesores proporcionan a los estudiantes las estrategias necesarias para promover un aprendizaje significativo, interactivo y dinámico, despertando la curiosidad del estudiante por la investigación; mientras que la educación tradicional se enfoca en enseñar, memorizar e imponer contenidos, dando como resultado estudiantes pasivos. En este punto, es de especial interés el currículo oculto que genera ideologías de poder que no han permitido una transformación social del ser humano y del conocimiento; por lo que, en la actualidad, la finalidad del docente debe ser enfatizar los procesos de construcción del conocimiento, para promover la metacognición y un aprendizaje activo.
3. El rol del docente y sus teorías
Según César Coll e Isabel Solé (1993), los docentes necesitan teorías que provean de instrumentos de análisis y reflexión sobre la práctica educativa y cómo influye en el proceso de aprendizaje; que ofrezcan un referente para priorizar objetivos, planificar qué enseñar, y decidir los materiales más adecuados. Es un gran desafío para los docentes crear salones de clase en los cuales los estudiantes se sientan motivados y les dé gusto indagar, reflexionar, y aprender. Además, es importante que las aulas se conviertan en lugares dignos y cálidos que aseguren la coherencia y la calidad del aprendizaje, procurando el respeto, la confianza y el compromiso por elevar el rendimiento académico.
Se debe promover tanto la motivación intrínseca, que es el propio incentivo para conseguir un proyecto o realizar las tareas dentro del salón de clases, como la motivación extrínseca, que son actividades, tareas o recompensas externas que influyen positiva o negativamente en la vida. Los docentes son los principales responsables de ofrecer una educación de calidad, quienes deben contar con marcos explicativos que les permitan tomar decisiones acertadas en la parte curricular, organizativa y evaluativa. Además, cada componente educativo en sus diversas unidades debe establecer objetivos y planes de trabajo para fundar una concepción constructivista.
Para César Coll e Isabel Solé (1993), una escuela de calidad será aquella que sea capaz de atender a la diversidad; es decir, proporciona oportunidades de interacción social independientemente de la capacidad lingüística o académica de los estudiantes y de esta manera reduce el filtro afectivo. Según Krashen (1983), un ambiente en el cual prevalezcan la ansiedad, las emociones negativas y el aburrimiento, interfiere con el proceso y recepción del nuevo aprendizaje.
Para conseguir este objetivo de bienestar y desarrollo de los estudiantes, es importante que exista un empoderamiento de todos los miembros de la comunidad educativa con las siguientes características:
— Se brinda una clase amigable y culturalmente
inclusiva.
— Los docentes trabajan en equipo para la innovación,
planificación y evaluación.
— Estabilidad docente.
— Formación continua con base en las necesidades
educativas.
— Planificación curricular exigente y rigurosa
para alcanzar conocimientos y destrezas en los
estudiantes.
— Participación activa de los padres de familia para
conseguir el éxito académico.
— Identidad institucional.
— Apoyo de las autoridades con una visión activa y
transformadora de la realidad .
Según César Coll (1986, 1990) para que el docente plantee una concepción constructivista del aprendizaje y la enseñanza debe utilizar estrategias cognitivas, metacognitivas, y afectivas; las cuales ayudan al cerebro a asociar, clasificar, inferir, analizar y pensar, procurando un gran énfasis en la metacognición, permitiendo la construcción de un aprendizaje significativo en el estudiante. Además, educando y educador son dos personajes activos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Según Aguilar y Bize (2011) el aprendizaje es un proceso activo, donde se aprende aquello que se hace. Se aprende haciendo, sintiendo y pensando, poniendo el cuerpo en acción a través de sus centros de respuesta.
— Las estrategias cognitivas implican la manipulación
mental o física de la información. Es decir, esta
estrategia permite la clasificación, el enlace de la
nueva información con el conocimiento previo.
— Las estrategias metacognitivas incorporan las
habilidades cognitivas y la capacidad de comprender
la información.
— Las estrategias afectivas reducen el filtro afectivo
permitiendo la autonomía para la construcción
de nuevas ideas o conceptos y favoreciendo la
adquisición de destrezas sociales.
Retomando el rol docente, se incorporan las fases de enseñanza y aprendizaje que son: activación, conexión y afirmación.
En la fase de activación, los estudiantes utilizan el conocimiento previo. El rol del docente es de observador, toma nota de las ideas principales de los estudiantes para realizar un enlace con la siguiente fase que es la conexión.
En la fase de conexión, el estudiante asocia el conocimiento previo con el nuevo conocimiento. El docente estratégicamente configura los grupos para conseguir un trabajo cooperativo en el aula; siendo su rol el de facilitador del aprendizaje, creando condiciones que motiven a los estudiantes a practicar y aplicar los nuevos conocimientos de manera interactiva.
Según Ausubel (1983), el conocimiento previo es la información que una persona tiene almacenada en su memoria. Según César Coll (1990), cuando el alumno se enfrenta a un nuevo contenido a aprender, lo hace siempre armado con una serie de conceptos, concepciones y conocimientos adquiridos en el transcurso de sus experiencias previas.
El trabajo cooperativo se caracteriza por la interacción en pequeños grupos estudiante-estudiante y docenteestudiante; tendiendo como fin el incrementar la capacidad de comprensión e interacción social.
En la fase de afirmación, los estudiantes celebran la adquisición del nuevo aprendizaje. El docente evalúa los nuevos conocimientos de los estudiantes y realiza una retroalimentación. El rol del docente es de afirmador. Adicionalmente, el docente debe analizar sobre su práctica profesional para alcanzar aprendizajes de calidad.
Como señalan los autores del libro El constructivismo en el aula, el paradigma constructivista no solo se centra en la parte cognitiva, sino también está enfocado en aspectos culturales para el desarrollo del estudiante a través de la interacción social, en la cual el docente actúa como mediador entre el estudiante y la cultura. Como se indicó anteriormente, promueve el aprendizaje crítico a través del diseño y creación de situaciones interactivas de aprendizaje.
Según Ausubel (1983), para conseguir un aprendizaje significativo es importante relacionar los conocimientos previos para añadir el nuevo conocimiento. Por lo tanto, el docente tiene que tener en claro que aprender no es copiar o reproducir la realidad, y para que exista un aprendizaje significativo es necesario que el alumno manifieste una disposición hacia el mismo. Es evidente que la concepción constructivista fragmenta la hegemonía absoluta. Además, los aspectos conceptuales, procedimentales y actitudinales son importantes para entender la praxis educativa.
Otro punto a considerar es lo que Lev Vygotski (1978) define como la zona de desarrollo próximo —ZDP—: la distancia entre el nivel de desarrollo de una tarea que una persona puede alcanzar independientemente y el nivel de desarrollo potencial que puede alcanzar con la ayuda de un compañero más experto en esa área; es decir, la capacidad que adquiere un estudiante para construir un significado propio del objeto de conocimiento, por lo que ZDP no es un espacio estático sino más bien dinámico.
Onrubia (1993) presenta como crear e intervenir en las ZDP:
— Insertar, en el máximo grado posible, la actividad
puntual que el alumno realiza en cada momento
en el ámbito de marcos u objetivos más amplios en
los cuales esa actividad pueda tomar significado de
manera más adecuada.
— Posibilitar, en el máximo grado posible, la
participación de todos los alumnos en las distintas
actividades y tareas.
— Establecer un clima relacional, afectivo y emocional
basado en la confianza, la seguridad y la aceptación
mutuas.
— Introducir, en la medida de lo posible, modificaciones
y ajustes específicos tanto en la programación más
amplia como en el desarrollo sobre la marcha de la
propia actuación en función de la información
obtenida a partir de las actuaciones y productos
parciales realizados por los alumnos.
— Promover la utilización y profundización autónoma
de los conocimientos que se están aprendiendo por
parte de los alumnos.
— Establecer, en el mayor grado posible, relaciones
constantes y explícitas entre los nuevos contenidos
que son objeto del aprendizaje y los conocimientos
previos de los alumnos.
— Utilizar el lenguaje de la manera más clara y explícita
posible, tratando de evitar y controlar posibles
malentendidos o incomprensiones.
— Emplear el lenguaje para re contextualizar y re
conceptualizar la experiencia.
En el constructivismo, el estudiante es el centro del aprendizaje y no los contenidos; participa activamente en las tareas asignadas, existe el respeto y la valoración de sí mismo y de los demás. Además, el estudiante, propone soluciones innovadoras, construye su propio conocimiento y cuenta con una visión activa y transformadora de la realidad.
4. La evaluación de los aprendizajes
Según Cesar Coll y Elena Martín (1993), la evaluación es la expectativa sobre los resultados del aprendizaje de los estudiantes como consecuencia de la enseñanza. Es decir, la evaluación es un proceso que permite mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje. La evaluación tradicional mide la cantidad de información memorizada por los estudiantes; mientras que, la concepción constructivista se enfoca en la capacidad de análisis-síntesis del estudiante y está fundamentada en los siguientes aspectos:
— Desarrollo de habilidades cognitivas,
procedimentales y actitudinales.
— Resolución de problemas.
— Conocimientos adquiridos y capacidad de aplicarlos
en situaciones reales.
— Reflexión y criticidad.
— Creatividad.
Entre las estrategias de evaluación del constructivismo se encuentran: el portafolio de evidencias, la rúbrica, mapas conceptuales y las listas de verificación.
Finalmente, para que exista una verdadera innovación debe existir una transformación en la evaluación de los aprendizajes basada en las competencias cognitivas del estudiante.
Según las dimensiones de la actividad de enseñanza y aprendizaje existen tres categorías de evaluación:
— La evaluación diagnóstica se da al inicio del proceso
de enseñanza y aprendizaje. Esta información
permite al docente verificar los contenidos a enseñar
y qué estudiantes necesitan ayuda en alguna área.
— La evaluación formativa permite medir el progreso
del aprendizaje de los estudiantes. Además, la
información obtenida ayuda al profesor a tomar
decisiones sobre su práctica docente y a los
estudiantes a mejorar su actividad de aprendizaje.
— Al finalizar una serie de actividades se aplica la
evaluación sumativa, lo que permite evaluar lo
que los estudiantes aprendieron durante el curso o
sección.
5. Análisis crítico
La educación juega un papel importante en nuestra
sociedad. Actualmente existe una diversidad de
estudiantes en las aulas, lo que exige que los educadores
sean innovadores, creativos e investigadores.
El constructivismo es uno de los paradigmas más
influyentes en la psicología y ha generado muchas
expectativas e impacto en el ámbito educativo. Su
enfoque es principalmente epistemológico basado
en la comprensión de las necesidades de enseñanza.
El paradigma constructivista brinda una explicación
integradora sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje,
basándose en el diagnóstico, análisis, planificación, toma
de decisiones y evaluación de dicho proceso.
La importancia del constructivismo radica en el cambio
del rol del docente, pasando de ser un mero trasmisor de
conocimientos, a un ente innovador, que crea situaciones
significativas de aprendizaje utilizando estrategias
cognitivas, metacognitivas y afectivas que permitan activar
los conocimientos previos de los estudiantes. El estudiante
es el centro del aprendizaje, participa activamente en el
proceso de enseñanza y aprendizaje, interactúa con el objeto
de conocimiento y logra alcanzar un aprendizaje significativo.
En otras palabras, el docente anima a los estudiantes a
trabajar en equipo y alcanzar una autonomía en su proceso
de enseñanza-aprendizaje.
En ese sentido, la aplicación del constructivismo en
el aula es un gran desafío para la práctica docente, pues
implica una trasformación en el uso de la metodología,
estrategias y técnicas con el fin de desarrollar las
habilidades metacognitivas en los estudiantes. Motivo
por el cual es de vital importancia la capacitación continua
de los docentes, pues en el enfoque constructivista, el
docente debe actualizarse para conseguir una escuela
de calidad que promueva un aprendizaje activo y no
pasivo y de esta manera alcanzar la excelencia educativa,
con estudiantes motivados e interesados por aprender e
investigar.
Referencias
Aguilar, M. A., & Bize R. B. (2011). Pedagogía de la Intencionalidad Educando para una conciencia activa. Santiago de Chile: Homo Sapiens Ediciones.
Ausubel, D. P., Novak, J. D., & Hanesian, H. (1983). Psicología educativa: un punto de vista cognoscitivo (Vol. 2). México: Trillas.
Coll, C. (1986). Marc curricular per a l’ensenyament obligatori. Barcelona: Departament d‘Ensenyament.
Coll, C. (1990). Un marco de referencia psicológico para la educación escolar: la concepción constructivista del aprendizaje y de la enseñanza. En C. Coll, J. Palacios & A. Marchesi (Comps.), Desarrollo psicológico y educación. II. Psicología de la Educación (pp. 435-453). Madrid: Alianza.
Coll, C., Martín, E., Mauri, T., Miras, M., Onrubia, J., Solé, I., & Zabala, A. (Coords.). (1993). El Constructivismo en el aula. Barcelona: Graó.
Onrunbia, J. (1993). Enseñar: crear Zonas de Desarrollo Próximo e intervenir en ellas. En C. Coll, E. Martín, T. Mauri, M. Miras, J. Onrubia, I. Solé, & A. Zabala, (Coords.), El Constructivismo en el aula (pp. 101-124). Barcelona: Graó.
Vygotsky, L. S. (1978). Mind in Society: The development of Higher Psychological Processes. Cambridge: Harvard University Press.