https://doi.org/10.32719/26312816.2019.2.2.5
aUniversidad Andina Simón Bolívar. Toledo N22-80 (Plaza Brasilia). Quito, Ecuador.
*Autor principal: María Susana Cervantes Anangonó. Universidad Andina Simón Bolívar. Toledo N22-80 (Plaza Brasilia). Quito, Ecuador.Correo electrónico: ms_cervantes_@hotmail.com
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Recibido el 1 de octubre de 2019 - Aceptado el 17 de octubre de 2019 - Publicado el 19 de octubre de 2019
RESUMEN
El presente artículo analiza las ventajas de la cohesión social y las posibilidades de aprovechar el sistema educativo no regular como la herramienta ideal para promover la cohesión de las sociedades dispersas a causa de la migración y que, en consecuencia, se encuentran alejadas de sus saberes propios, al punto de desconocerlos. La rigidez del sistema educativo regular arrastra imposiciones colonialistas que hacen que hoy en día no se cumplan las disposiciones de la Constitución con respecto al derecho a la educación. El sistema educativo dominante no abre los espacios necesarios para posibilitar una verdadera educación intercultural para que, a través de los contenidos y de los intercambios vivenciales, los educandos y la sociedad en general rompan los estereotipos de discriminación y exclusión. En ese sentido, el artículo presenta los resultados un estudio realizado con población migrante afrodescendiente, y da visibilidad a las necesidades sentidas de cohesión como una sola familia de origen africano.
Palabras clave:Eduación no regular, Cohesión social, Sentido de pertenencia, Afrodescendientes, Eduación propia, Etnoeduación.
1. Introducción
Migrar a la urbe en busca de mejores oportunidades es un asunto de repensar. ¿Qué es lo que verdaderamente buscan los migrantes? ¿Qué representa para ellos encontrar mejores oportunidades para su existencia? Sin duda, se puede enlistar un sinnúmero de elementos, sueños y proyecciones que pueden dar respuesta a estas interrogantes. La movilidad humana de los afroecuatorianos es del 49.4%, según los datos del censo de población, que revelan que los ciudadanos abandonan su localidad de origen para radicarse en otras provincias (INEC, 2011).
Este estudio revela que, entre los aspectos fuertemente afectados por la migración, se encuentran la separación de las raíces, el alejamiento de los saberes propios y, finalmente, la no trasmisión de estos saberes a su descendencia. Frente a la búsqueda de necesidades básicas como empleo, vivienda, salud y educación regular, las tradiciones y saberes quedan en el olvido. Es más doloroso aún cuando las personas crecieron con el desconocimiento de sus orígenes y en aislamiento étnico, dejando la necesidad de cohesión social siempre pendiente.
Crecer en una sociedad mestiza, asumiendo com-portamientos aprendidos en el entorno comunitario, determina una forma de comportamiento social como hija, como ciudadana, como mujer profesional. Sin embargo, a lo largo de los años, cuando el ser reclama identidad y pertenencia, se reconocen las carencias en el aprendizaje, se siente el vacío marcado desde las raíces y todo aquello que implica asumir un sentido de pertenencia. En lo personal, una pertenencia a las raíces de la afrodescendencia.
La dispersión de los ciudadanos migrantes en la urbe hace pensar en una propuesta de conexión que promueva el camino de cohesión para ser y pertenecer a un colectivo que les permita identificarse y reconocerse en una misma herencia ancestral. La marginación de las sociedades a consecuencia del capitalismo es alarmante, por tanto, los Estados deben asumir un compromiso social educando a los ciudadanos con libertad de pensamiento, para darle un sentido a la vida cotidiana y garantizar su real participación con plena responsabilidad, para que sume al desarrollo armónico de los individuos (Paulo Freire, 1999).
En este sentido, valoro el currículo no regular que, con toda la libertad, permite diseñar propuestas educativas complementarias para cohesionar un colectivo, permitiéndoles ser solidarios y reconocerse como iguales en las carencias, en sus necesidades educativas y en su resistencia. Frente a estas limitaciones, necesidades y riesgos, nace la propuesta educativa no regular que, de manera simultánea, busca cumplir con varios propósitos: en primer momento, que la población se reconozca como sociedad afrodescendiente migrante, que se valora y que se identifica en una historia y en unos saberes ancestrales propios. Y, en consecuencia, que el proceso de aprendizaje sea el eje transversal para la cohesión del pueblo, permitiendo su participación y visibilidad social.
Conocer las historias de vida de los beneficiarios, generar reflexión respecto al conocimiento de los saberes propios, permite re-conocerlos y darles el valor que les corresponde, convirtiéndose en el centro de los contenidos de un currículo cuya metodología busca la participación activa de las familias involucradas. Construir el conocimiento a través de prácticas de investigación, trabajos colaborativos, visitas de campo, ferias de intercambio y producción impresa de los aportes realizados por los participantes, facilitará el reconocimiento de las limitaciones, provocando el entusiasmo por descubrir, por aprender, re-aprender y enseñar. En consecuencia “todos aprenden, todos educan y el docente es un facilitador del proceso” (Cirigliano y Paldao, 1978).
2. La cohesión social nexo para la educación
Hablar de cohesión social es convocar a las reflexiones que desde 1995 hace el sociólogo y pedagogo Emilie Durkheim desde su mirada sociológica. Durkheim, analiza la necesidad de que las poblaciones se cohesionen con la base de una descendencia. El sociólogo, citado por Soho y Ottone, manifiesta que “la cohesión posibilita una solidaridad con sentimiento de unidad basada en intereses comunes y que estas similitudes guían el desarrollo integral de las etnias, lo que permite a los individuos establecer lazos de unidad y pertenencia” (2007, p. 71).
Los jefes de Estado de Iberoamérica, conscientes de dichas necesidades, se han encontrado en diversas cumbres para tratar las temáticas de cohesión y políticas sociales con el afán de alcanzar sociedades más inclusivas, la última dada en Chile 2007. Sin embargo, los conflictos internos de cada uno de los Estados generan acciones políticas que no permiten superar la pobreza y la desigualdad. Estos países tienen claridad de que la cohesión social es el mecanismo educativo y formativo para generar discusiones y propuestas de mejora. La educación, al ser una herramienta colectiva, usada de manera efectiva, permitiría alcanzar cambios significativos.
Los migrantes son un grupo social cuyos integrantes, por la naturaleza de la sobrevivencia, permanecen dispersos y alejados de sus raíces. En las grandes urbes, la población tiene necesidades básicas que satisfacer, dejando de lado la necesidad de cohesión en busca de objetivos comunes.
La población afroecuatoriana es uno de los grupos sociales que abandona sus comunidades de base. Cuando se}asientan en zonas urbano-marginales en donde no existen organizaciones sociales que convoquen, los habitantes permanecen dispersos, aislados, y olvidan lo poco que llevaron como sentido de pertenencia. Sus descendientes ya no gozan de conocer y de practicar sus saberes ancestrales y, con el tiempo, lo propio queda en el olvido para grandes y chicos. En esta situación, esta población se queda sin visibilidad en los espacios comunitarios. Los individuos hombres y mujeres no tienen la posibilidad de ejercer su ciudadanía y participación. La cohesión social incide favorablemente para estos colectivos en desventaja, les permite incorporarse a la sociedad, ser productivos y hacer presencia social, política y cultural.
3. La educación no regular hace posible la cohesión social
La experiencia ganada como educadora en los distintos espacios sociales me permite seguir acompañando procesos comunitarios en torno a los cuales se pueden elaborar propuestas curriculares no regulares que inciden en las necesidades educativas sociales inmediatas y que rompen los esquemas de un currículo regular, enmarcado en la política de los distintos gobiernos de turno. El currículo no regular, por su naturaleza política y social, se puede ajustar y acercar de manera particular, incidir y valorar las vivencias propias de sus beneficiarios y, desde esa riqueza de las historias de vida, facilitar el aprendizaje y el fortalecimiento de las particularidades de un pueblo.
De manera complementaria, es posible incorporar, como ejes transversales, temas de participación ciudadana y del ejercicio de los derechos. Mientras esto sucede en la implementación de la propuesta curricular alternativa, las estrategias metodológicas participativas posibilitan la hermandad y la solidaridad entre los participantes, provocando la cohesión social mecánica a la que se refiere Emilie Durkheim (Soho & Ottone, 2007). Es decir, la educación no regular cumple el papel coadyuvante, favorable para esta cohesión.
Para alcanzar una verdadera satisfacción en los resultados, amerita que los facilitadores acompañen a los beneficiarios mientras las distintas actividades de hermandad y producción de conocimientos les permiten empoderarse y, por tanto, garantizar la cohesión social en el tiempo. La dinámica de participación posibilita a la sociedad encontrar motivaciones e iniciativas propias para sostenerse, evidenciando las ventajas de una verdadera cohesión.
En consecuencia, la educación no regular es una herramienta que permite educar a la sociedad en sus distintas necesidades holísticas, pero no solamente como una situación ocasional sino como una oportunidad legal y válida para cohesionar a los pueblos con características socioculturales iguales, permitiéndoles re-existir.
4. Necesidad de cohesión en los migrantes afroecuatorianos dispersos. Factores que inciden en la cohesión social
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, en 2009, compila los estudios de varios especialistas, quienes definen la cohesión social como una herramienta para facilitar el acceso de las sociedades en situación de riesgo, permitiéndoles mejorar su calidad de vida con acceso a salud, educación, vivienda y alimentación, entre otros. Los expertos afirman que la cohesión social posibilita una participación política y de pertenencia cultural y que es un mecanismo para la “estabilidad democrática y para la paz” (Altmann, 2009).
En el estudio realizado sobre necesidades sentidas con migrantes afrodescendientes, en 2018, se evidencian las causas comunes que empujaron a la migración, así como sus demandas de pertenencia y de cohesión social. Los datos indican el desconocimiento de la historia y de la pertenencia tanto en los adultos como en los estudiantes de secundaria, algunos ya bachilleres. El Ecuador, por las limitadas acciones y decisiones con respecto a una verdadera educación intercultural, continúa con la deuda social y política de reparar por derecho y por justicia el olvido histórico de un pueblo que, desde la época de la colonia, también aporta de manera significativa con saberes propios y que, por tanto, es merecedor de ese reconocimiento y de inclusión. Al referirnos a la inclusión, aplica también a la inclusión de los contenidos que hablen de su historia y aportes en el currículo regular y en los textos escolares oficiales, que serán una herramienta fundamental para cambiar la estructura social y cultural de toda su población. Contenidos que permitirán romper con paradigmas arraigados que no posibilitan ver al otro como igual y, por consiguiente, como ciudadano de derechos.
Por consiguiente, en el camino de reaprender de lo propio en procesos educativos no oficiales, entre los aprendizajes recibidos desde mis ancestros, traigo a colación aquel que refiere a que, cuando un individuo recibe información acerca de la pertenencia, esa información es solo un encargo, debe ser transferida a los otros. Ninguna persona puede guardar estos saberes para su propio beneficio, el encargo debe ser entregado para que los otros también aprendan de lo propio (Conversaciones con Juan García, abril de 2017). En consecuencia, abrir estos espacios de aprender y de reaprender lo aprendido es también cumplir con el compromiso moral y social de transferir lo aprendido, de entregar el encargo (Conversaciones con Juan García, abril de 2017). En los tiempos modernos, este actuar estaría relacionado con la responsabilidad social, por lo tanto, es mi compromiso moral y social, compartir lo aprendido en las múltiples experiencias de la educación propia, para que un mayor número de ciudadanos afroecuatorianos conozcan de su historia, de los saberes y de la pertenencia en general.
5. Propuesta curricular de acceso a la educación con contenido propio: La etnoeducación afroecuatoriana
La propuesta educativa no regular es una metodología de aprendizaje etnoeducativa que recoge necesidades sentidas de la población que se ha alejado de sus comunidades de origen, así como de su identidad. La metodología busca reunir a ciudadanos y ciudadanas bajo el paraguas del sentido de pertenencia y de la educación permanente para la vida, en temas como género, participación ciudadana y derechos, entre otros. Considerando que la educación es un ciclo constante en la vida de cada individuo, la propuesta busca educar a la población afrodescendiente en sus saberes propios para apoyar su reconocimiento como familias de origen africano. En esta medida, promover la participación comunitaria en el ejercicio de sus derechos ciudadanos facilitará la toma de los espacios públicos y la visibilidad del pueblo en su proceso de cohesión.
A través de distintos encuentros comunitarios los participantes se convierten en protagonistas de las producciones educativas, tomando como base sus historias de vida y las de su familia extendida. Los conversatorios y talleres les permitirán “conocer la diáspora desde África, cómo estos hombres y mujeres sobrevivieron al traslado trasatlántico, alejados de sus familias y de sus tierras y cómo fueron distribuidos y asentados en Las Américas y el Caribe” (Cervantes Anangonó, 2018). Un componente fundamental es discutir el papel de la mujer para la sobrevivencia de las familias y de la cultura, aprender de la memoria colectiva y la tradición oral y cómo estos saberes propios se relacionan con los derechos ciudadanos.
Los temas propuestos en los módulos curriculares permiten que la familia integrada por niños, jóvenes y adultos, participe, comparta y aprenda de las producciones individuales y colectivas. Es una propuesta de enseñanza y aprendizaje de participación colaborativa, en la que cada participante pasa de ser educando a ser educador.
6. Conclusiones
Las necesidades sociales se dirigen a demandar la validez de unirse para reconocerse como pueblo, para hermanarse, apoyarse y defenderse de la crueldad social que les discrimina y les hace de menos con sus distintas formas de expresión racista, como gestos, chistes, juegos, frases o publicaciones malsanas. ¡En el grupo de estudio, nunca escucharon de las lideresas y líderes africanos o afroecuatorianos en la historia del Ecuador! Reivindican que un pueblo sin historia es un pueblo que muere y necesitan conocer de esa historia verdadera. A través de anécdotas, recuerdan con añoranza, alegrías y tristeza el rol que tuvieron las abuelas en la transferencia de los saberes propios, alrededor de la tulpa. Así también, reconocen que ella fue el símbolo de la ternura en la familia ampliada, es a ella a quien más extrañan en estos tiempos de apatía y exclusión. En tal virtud, es a la abuela a quien hacen el centro de los aprendizajes para la vida y para sostener la memoria colectiva, pero también rememoran que esos lazos están rotos, tan rotos como los conocimientos propios y que, por consiguiente, es urgente aprender para tener el diálogo equitativo con los otros pueblos, diálogo equitativo que, de manera recurrente afianzó el maestro Juan García Salazar en “caminar andar” (Walsh & García, 2017), en su compartir con la comunidad.
Los participantes rechazan los símbolos del blanqueamiento como elementos de defensa a la discriminación y al racismo y consideran que la cohesión les hará fuertes y levantará la autoestima lastimada, para poder defender los rasgos propios. Manifiestan que deben respetarse y hacerse respetar por quienes los miran diferentes en derechos. Aceptarse y enorgullecerse de lo que son y de lo que fueron sus ancestros, para que no se repita la historia de la niña de ocho años que, al ser despreciada por el color de su piel, llenó una tina de agua con pepas de cloro con el convencimiento de que se blanquearía igual que la ropa. Blanquearse para no escuchar más “eres negra fea”.
Con la cohesión social se busca formar hombres y mujeres críticos y reflexivos frente a su identidad individual y colectiva, que rechacen con argumentos el racismo y la discriminación, que los participantes y sus familias se conviertan en seres cultivadores de la libertad, que amenycelebrenlavidaconlafamiliayencomunidad para que, finalmente, sean ciudadanos afrodescendientes optimistas, orgullosos de su herencia, conociendo y cumpliendo con los mandatos del “estar bien” colectivo, siendo ciudadanos solidarios, que se respetan y valoran a sí mismos y a los demás (Cervantes Anangonó, 2018).
Referencias
Altmann, J. (2009). (Comp.). Cohesión social y políticas sociales en Iberoamérica. Quito. FLACSO.
Cervantes Anangonó, M. S. (2018). Propuesta de educación no regular como elemento coadyuvante para la cohesión social, la visibilidad étnica y para generar el sentido de la pertenencia en población afrodescendiente migrante. (Tesis de maestría).
Quito: Universidad Andina Simón Bolívar. Cirigliano, G. & Paldao, C. (1978). Educación de Adultos: hipótesis interpretativa y perspectivas. Revista interamericana de educación de adultos, 12, (2), 101-118.
Freire, P. (1999). Pedagogía del oprimido. México: Editorial Siglo Veintiuno.
INEC. (2011). Las cifras del pueblo afroecuatoriano: Una mirada desde el censo de población y vivienda del 2010. Berkeley: Universidad de California.
Sojo, A., & Ottone, E. (2007). (Eds.) Social cohesion: inclusion and a sense of belonging in Latin America and the Caribbean. Santiago de Chile: Naciones Unidas, CEPAL.
Walsh, C. & García, J. (2017). Pensar sembrando/ sembrar pensando con el Abuelo Zenón. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar y Ediciones Abya-Yala.