Revista Andina de Educación OF (2025)
Expansión de la escolaridad secundaria en la población joven y adulta: Una comparación de Argentina con el resto del mundo (1950-2015)
Expansion of Secondary Schooling among Youth and Adult Population: A Comparison of Argentina with the Rest of the World (1950-2015)
a Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). Instituto de Ciencias. Juan María Gutiérrez 1150, C. P. 1613, Los Polvorines, provincia de Buenos Aires. Argentina.
Recibido el 10 de diciembre de 2024. Aceptado el 07 de febrero de 2025. Online First el 14 de marzo de 2025
https://doi.org/10.32719/26312816.5399
© 2025 Olivares. CC BY-NC 4.0
Resumen
Este artículo se propone analizar de forma comparada la expansión de la escolaridad secundaria en la población joven y adulta en Argentina y el resto del mundo durante la historia reciente. Para ello, desde un abordaje cuantitativo se examinan dos indicadores principales entre los años 1950-2015: el porcentaje de sujetos entre 25 y 64 años que acceden a la secundaria y el porcentaje del mismo grupo etario que alcanza a terminarla. Los datos del territorio argentino se contrastan primero con los de todo el planeta y, luego, se clasifica a los países de acuerdo con su región de pertenencia, sus ingresos y su grado de desarrollo de las relaciones capitalistas. La conclusión a la que se arriba es que, si bien la tendencia a la expansión de la escolaridad secundaria en la población joven y adulta en Argentina se asemeja a la que acontece a escala internacional, su alcance está más próximo al de países donde el capitalismo se encuentra todavía en proceso de extensión.
Palabras clave: educación secundaria, jóvenes y adultos, Argentina, Latinoamérica, países por ingresos, desarrollo capitalista
Abstract
This article aims to make a comparative analysis of the expansion of secondary schooling among the youth and adult population in Argentina and the rest of the world during recent history. To this end, two main indicators are examined from a quantitative perspective between the years 1950-2015: the percentage of subjects aged 25-64 who access secondary school and the percentage of the same age group who manage to finish it. The data from the Argentine territory are first contrasted with those from the entire planet and then classifying the countries according to their region of belonging, their income and the degree of development of capitalist relations. The conclusion reached is that, although the trend towards the expansion of secondary schooling among the youth and adult population in this country is similar to that occurring internationally, its scope is closer to that of countries where capitalism is still in the process of expansion.
Keywords: secondary education, youths and adults, Argentina, Latin America, countries by income, capitalist development
Introducción
Es sabido que durante las últimas décadas se ha dado una importante masificación de la educación secundaria en todo el mundo. Esto ha generado no solo que cada vez más jóvenes y adultos accedan a cursar dicho nivel a lo largo del planeta, sino que además un número creciente de ellos también logre finalizarlo. No obstante, al mismo tiempo sigue habiendo hasta la actualidad un porcentaje importante de este grupo poblacional que no llega a ingresar a la secundaria o que, si lo hace, no consigue terminarla (Barro & Lee, 2013; Banco Mundial, 2018).
Tampoco es ninguna novedad señalar que Argentina ha estado atravesada por este movimiento de carácter global. De ese modo, durante la historia reciente, la escuela secundaria se ha ido masificando en el país, de la mano de un incremento de la matrícula, de las tasas de escolarización y del gasto destinado al nivel (Cappellacci & Miranda, 2007; Acosta, 2012). Por otro lado, como indican distintos autores, las diversas problemáticas que presenta una parte importante de la población para avanzar de forma normal por el sistema educativo —por ejemplo, el elevado abandono escolar— han generado que se consolide un caudal significativo de jóvenes y adultos que no han completado el nivel o ni siquiera han accedido a cursarlo (Sirvent, 2005; Riquelme et al., 2018). A modo de ilustración, de acuerdo con los datos presentados por el Ministerio de Capital Humano (2024), para 2023, alrededor de un 8 % de los alumnos del secundario abandonó sus estudios antes de finalizar el nivel. Por ese motivo, una parte de la demanda educativa se ha canalizado en ofertas específicas para la población joven y adulta (De la Fare, 2013; Finnegan et al., 2021).
Sin embargo, las aproximaciones sobre la expansión de la escolaridad secundaria en este conjunto poblacional se suelen limitar a lo que ocurre en el territorio argentino. Como consecuencia, no se preguntan si la realidad argentina está dentro de los parámetros normales a escala internacional. Esto permite formular el siguiente problema de investigación: ¿en qué medida el proceso de expansión de la secundaria en la población joven y adulta en Argentina se asemeja o difiere de lo que sucede en el resto del mundo?
Teniendo esta interrogante como puntapié inicial, este artículo se propone analizar de forma comparada la expansión de la escolaridad secundaria en la población joven y adulta en Argentina y el resto del mundo durante la historia reciente. Con ese fin, desde un enfoque cuantitativo se considera la evolución del porcentaje de población de 25 a 64 años que accedió a y del porcentaje que terminó ese nivel educativo entre 1950 y 2015. Esto se lleva a cabo cotejando los datos del territorio argentino y del resto del mundo primero a nivel general y, luego, clasificando a los países de tres maneras: por región, de acuerdo con sus ingresos y según su grado de desarrollo capitalista. Para ello se recurre a la información actualizada de la base de datos de Barro y Lee (2013).1
Se trata de una problemática sumamente importante para la sociedad argentina actual, y para los jóvenes y adultos en particular, teniendo en cuenta que el título secundario se ha vuelto un medio de vida cada vez más masivo y que sin embargo una porción importante de la población no consigue obtenerlo. De ese modo, el artículo busca brindar una mayor claridad para comprender la situación nacional a partir de una comparación con lo que ocurre en el resto del planeta. En ese sentido, la hipótesis principal sostenida es que el proceso de extensión de la educación secundaria en este conjunto poblacional en Argentina está en sintonía con las tendencias mundiales, aunque su evolución se asemeja más a la de países donde el capitalismo se encuentra en proceso de extensión, que a la de aquellos territorios nacionales donde las relaciones capitalistas ya se han desarrollado en profundidad.
Premisas teóricas
Este artículo parte de considerar a la escolarización como una de las formas históricas concretas mediante las cuales en el capitalismo se lleva adelante la formación de individuos con los saberes necesarios para su participación en el proceso de producción y consumo social (Hirsch & Iñigo, 2005; Hirsch & Río, 2015). Es que, a diferencia de lo que ocurría en las sociedades precapitalistas —en las que la población incorporaba los conocimientos necesarios para su participación en la reproducción social de forma predominante a partir del parentesco y la experiencia de vida concreta—, los cambios que se generaron con la consolidación de la sociedad capitalista hicieron que la familia ya no pudiera garantizar la formación de los saberes que el proceso de acumulación demandaba (Fernández Enguita, 1985), entre ellos la capacidad de cálculo, escritura, lectura, comprensión, interpretación y razonamiento, así como de adaptarse a los incesantes cambios organizativos y tecnológicos que acompañan el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo (Iñigo, 2020; Hirsch, 2022). De esa forma, el surgimiento de una educación escolar supuso la codificación de un cúmulo de saberes universales a ser transmitidos (con fuerte peso de soportes escritos) y la creación de todo un conjunto de instituciones y de normas a ser respetadas por quienes conforman la comunidad educativa (Viñao, 2002; Young & Muller, 2016).
Pero así como la aparición de una escolarización de masas responde a las propias exigencias de la acumulación, su expansión a lo largo del mundo tiene como contenido el despliegue de las relaciones sociales capitalistas en todo el planeta, al punto de que existe en la actualidad un derecho universal a la educación. Por ende, a cada paso que se desenvuelve el proceso de ampliación de las relaciones capitalistas, este conlleva una ampliación del total de la población que se encuentra escolarizada y también un incremento de la cantidad de años que pasa en los sistemas educativos (Iñigo & Río, 2017; Hirsch, 2022). El crecimiento demográfico, las transformaciones económicas en el campo —que convierten a una parte de los productores directos en trabajadores asalariados y expulsa al resto a las ciudades—, la constitución de un mercado laboral urbano y los incesantes avances tecnológicos son determinantes en esta cuestión.
Una de las manifestaciones de este movimiento global es la existencia de una tendencia creciente hacia la universalización del secundario, que tomó especial impulso en la segunda mitad del siglo XX (Banco Mundial, 2018). También se expresa en distintas acciones de los Estados nacionales, que desde mediados del siglo pasado han tendido a ampliar el acceso, la permanencia, la finalización dentro del nivel y el reingreso de los individuos que lo abandonaron antes de completarlo. Entre estas iniciativas estatales se pueden mencionar la eliminación progresiva de los exámenes de ingreso, la aplicación de asignaturas curriculares que trabajan los contenidos por áreas de conocimiento en lugar de campos disciplinares, así como mayores opciones para cursar los estudios, vinculadas a las demandas del mercado laboral (Benavot, 2006). A la vez, pueden nombrarse, según el país, reformas variadas que se dirigen en el mismo sentido, como la implementación parcial o total de la gratuidad del nivel, de políticas para contener a los alumnos y evitar el abandono, de la promoción automática de los estudiantes, de la utilización de nuevos métodos de enseñanza que apunten a motivar a quienes asisten, etc. (Briseid & Caillods, 2004).
Una medida fundamental en este aspecto fue la ampliación de la obligatoriedad escolar. En particular luego de la Segunda Guerra Mundial, en algunos países capitalistas clásicos se dio un alargamiento de los años legislados como obligatorios para la población, hasta alcanzar en ciertos casos solo la secundaria básica y en otros inclusive el tramo superior. Esta cuestión se extendió al resto del planeta en el transcurso de las siguientes décadas y continúa durante el presente, con distintos alcances y velocidades en cada país o región (Briseid & Caillods, 2004; Acosta, 2011). De esta forma, el Estado potenció la prolongación de la escolaridad.
Ahora bien, debe tenerse en cuenta que el proceso global de la acumulación se desenvuelve bajo la forma de recortes nacionales con sus propias especificidades, por ejemplo en lo que concierne al lugar ocupado en el mercado mundial y al grado de desarrollo del capitalismo en extensión y profundidad (Marx, 2008). Esto se traslada a diferencias en las características de los sistemas educativos en cada territorio nacional, como también en cuanto a la cantidad de individuos que logran completar los niveles sancionados como obligatorios o esperables por la sociedad. A modo de ilustración, en Europa, el 75 % de la población joven y adulta cuenta con el tramo superior del secundario completo, aun cuando en muchos territorios nacionales no es siquiera obligatorio (Eurydice, 2011). En África, América Latina o el sur de Asia, por el contrario, la expansión de dicho nivel se da de manera atrasada en contraste con el continente europeo, y persiste un importante caudal dentro de este conjunto poblacional que se encuentra incluso con problemas para finalizar la educación primaria o que está en la línea del analfabetismo (Comboni & Juárez, 2005; Cabello, 2006; Caruso et al., 2008).
Metodología
El presente artículo se basa en un enfoque cuantitativo. Como se planteó en un comienzo, se analiza de forma comparada de qué modo se desarrolló la extensión de la escolaridad secundaria en la población joven y adulta entre 1950 y 2015 en Argentina y en el resto del mundo. Para ello se emplean dos indicadores principales, diseñados a partir de las cifras que provee la base de datos actualizada de Barro y Lee (2013). Estos indicadores son: 1. el porcentaje de personas de 25 a 64 años que han accedido a cursar la educación secundaria; y 2. el porcentaje de personas de esa misma edad que han finalizado dicho nivel. En el caso del primer indicador, los datos provienen de la suma de los porcentajes de población que ha ingresado al nivel secundario y que ha ingresado al nivel terciario. En el caso del segundo indicador, se obtienen sumando los porcentajes de población que ha completado el nivel secundario y que ha accedido al nivel terciario. En líneas generales, se trata de indicadores que permiten conocer cuánta población ha ingresado a la escuela secundaria (la haya terminado o no) y cuánta la ha podido completar (con independencia de si luego sigue estudiando en el nivel superior).
Se escogió esa base de datos porque brinda información sistemática y estandarizada sobre el nivel educativo de la población, a partir de estimaciones basadas en cifras recolectadas de censos y encuestas. Se halla desagregada según nivel alcanzado y grado de finalización, para un total de 146 países alrededor del mundo desde 1950 hasta 2015 (en intervalos de cinco años), cuestiones que no se encuentran disponibles en otras bases de datos.
El análisis y la exposición de los datos se realizaron cotejando la información específica de Argentina con la del resto del mundo, primero a nivel general, y luego a partir de tres clasificaciones para los países: 1. por su región en el mundo; 2. por su nivel de ingresos; y 3. por su grado de desarrollo capitalista.
La primera clasificación se basa en la división que realiza el Banco Mundial (2025), la cual está ampliamente difundida. Los países se agrupan en siete regiones: 1. África subsahariana; 2. América Latina y el Caribe; 3. Asia oriental y el Pacífico; 4. Europa y Asia central; 5. Norteamérica; 6. Oriente Medio y norte de África; y 7. sur de Asia. En este caso, los agrupamientos están conformados principalmente de acuerdo con su posición geográfica.
En relación con la segunda clasificación (según el nivel de ingresos), es una forma incorporada a los sistemas estadísticos de organismos internacionales de Naciones Unidas, creada también por el Banco Mundial (2025). Como forma de aproximación a su grado de desarrollo económico, se organiza a los países en cuatro grupos: 1. ingresos altos; 2. ingresos medio-altos; 3. ingresos medio-bajos; y 4. ingresos bajos. En términos muy generales, se puede considerar como una aproximación inicial al grado de desarrollo de las fuerzas productivas, si se tiene en cuenta que dentro de los países de altos ingresos se halla la mayoría de los países donde las relaciones capitalistas están más avanzadas: América del Norte, Europa y el Pacífico.
En lo que refiere a la tercera clasificación (según el grado de desarrollo capitalista), se trata de una tipología elaborada por Donaire et al. (2021). Considera como elementos centrales el desenvolvimiento de las fuerzas productivas y la difusión de las relaciones capitalistas. De ese modo, distingue a los países en cinco grupos, de acuerdo con la forma en que se distribuye la población según la división social del trabajo y según su inserción en relaciones salariales. En el grupo 1 (de capitalismo desarrollado en extensión y profundidad), tienen un peso preponderante las relaciones salariales y el sector de servicios. En el grupo 2 (de capitalismo de extensión reciente con rasgos de desarrollo en profundidad), hay un predominio de las relaciones salariales y del sector de servicios, pero en menor medida que en el primer grupo. Aquí coexiste cierto peso remanente del agro con un peso relativo elevado de la industria, lo que puede reflejar la persistencia de pequeña propiedad rural y urbana. En el grupo 3 (de capitalismo en proceso de extensión con peso del campo), la población en relaciones salariales se encuentra extendida, pero ronda la mitad del total. En este caso, a diferencia de los anteriores grupos, las ramas agrícolas tienden a tener más peso que las de la industria, y la suma de ambas supera a la población que trabaja en servicios. En el grupo 4 (de capitalismo de escasa extensión con peso del campo), la población no inserta en relaciones salariales es mayoritaria, y la población agrícola excede a la que trabaja en la industria y servicios consideradas por separado. Asimismo, en el grupo 5 (de pequeña propiedad en el campo), la población no asalariada es predominante, pero la población agrícola sobrepasa a la suma de la que trabaja en la industria y en servicios.
El abordaje de los dos indicadores principales se realiza de tal modo que pueda observarse de forma comparada lo que ocurre en el territorio argentino y en el mundo, y posteriormente en los distintos grupos de países.2 Esto permitirá reconocer en qué medida el proceso de expansión de la escolaridad secundaria en la población joven y adulta en Argentina se asemeja o difiere de lo que sucede en el resto del planeta. En total, se trabaja con los datos de 141 países.3
Revisión de la literatura
El proceso de expansión de la escuela secundaria en Argentina ha sido uno de los focos de atención de las ciencias sociales en el país durante las décadas recientes. Al respecto, distintos autores han abordado cómo desde mediados del siglo XX se ha dado una creciente masificación del secundario en este territorio nacional, lo cual se ha reflejado en un incremento de la matrícula, de las tasas de escolarización y también del gasto que se destina al nivel (Cappellacci & Miranda, 2007; Acosta, 2012; Rivas & Dborkin, 2018).
Es que hasta la mitad del siglo pasado el acceso al secundario en Argentina estaba restringido a un porcentaje muy pequeño de la población. No obstante, a partir de ese momento la situación empezó a modificarse. Así, entre 1947 y 1960, la cantidad de estudiantes del nivel se triplicó, y entre 1960 y 1970 se duplicó (Acosta, 2011). Las políticas estatales apuntalaron este proceso, ya que en 1952, con el Decreto Nacional 4493/52, se fijó la gratuidad de la secundaria y la suspensión de los aranceles que pagaban los estudiantes en las instituciones estatales (Schoo, 2016). La expansión del nivel continuó durante las siguientes décadas, en algunos momentos con mayor ímpetu y en otros, de modo más lento. En la década de 1980, por ejemplo, la secundaria tomó un nuevo empuje con una serie de reformas que tendieron a aumentar el acceso y la permanencia. Entre ellas se destacó la eliminación de los exámenes de ingreso a las instituciones secundarias en 1984, cuando se estableció un sistema de sorteo para dirimir las vacantes en las escuelas elegidas por las familias (Rigal et al., 2019; Acosta, 2020).
A partir de 1993, este movimiento cobró más fuerza con la sanción de la Ley Federal de Educación n.° 24195, la cual amplió la obligatoriedad escolar a diez años (abarcando un tramo de la escuela secundaria). En sintonía con estos cambios, la tasa de escolarización del nivel pasó del 38,8 % en 1980 al 68,5 % en 2001 (Acosta, 2012). A comienzos del siglo XXI, la evolución de la escuela secundaria en el país tuvo un nuevo impulso con la aprobación en 2005 de la Ley n.° 26075 (más conocida como Ley de Financiamiento Educativo) y en 2006 de la Ley n.° 26206 (generalmente denominada Ley de Educación Nacional o LEN). La primera ley incrementó el presupuesto educativo, con el fin de lograr la universalización del secundario. Por su parte, la LEN extendió la obligatoriedad a la totalidad del nivel para toda la población y dio relevancia a distintas modalidades, como por ejemplo la educación técnica y la educación de jóvenes y adultos (Mas Rocha & Vior, 2009; Gorostiaga, 2012; Rivas & Dborkin, 2018).
Los estudios en general coinciden también en que el desenvolvimiento de la escuela secundaria en las últimas décadas estuvo marcado por los serios problemas que tiene una porción del estudiantado para finalizar el nivel (Rivas, 2010; Acosta, 2012; Tiramonti, 2019). Como reflejo de ello, mientras que en su mejor momento (entre 1961 y 1965) la tasa de graduación en el país llegaba al 69,8 %, esta cayó al 40,9 % en 1991-1992 y en 2017 se ubicó en torno al 45 %. Por la otra cara de la moneda, las tasas de abandono entre 1961 y 1965 rondaron el 30,2 %, entre 1991 y 1992 subieron al 59,1 %, y en 2017 bajaron al 55 % (Giuliodori et al., 2004; Acosta, 2012; UNICEF, 2017). Por ende, la expansión de la secundaria ha estado acompañada de un constante desgranamiento de la matrícula, incluso a pesar de que sea obligatoria (Terigi et al., 2012; Jacinto, 2016). Solo en 2023, de un total de 4 065 695 alumnos, un 8,2 % (cerca de 330 000 estudiantes) abandonó el nivel (Ministerio de Capital Humano de Argentina, 2024).
En ese sentido, no resulta casual la creciente relevancia que han adquirido los estudios acerca de la situación educativa de los jóvenes y adultos o sobre las ofertas de educación secundaria específicas para este conjunto poblacional. De ese modo, distintos autores plantean que una porción importante de ellos no alcanza a finalizar o incluso acceder al nivel secundario, aspecto que suele vincularse con su pertenencia a hogares de bajos ingresos o con necesidades básicas insatisfechas (Sirvent, 2005; Topasso et al., 2015; Riquelme et al., 2018). Por ejemplo, un artículo basado en el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 2010 muestra que ese año solo el 58,7 % de la población de 25 años había finalizado el secundario (Scasso, 2018). A la vez, otras obras señalan que la modalidad educativa para jóvenes y adultos se ha expandido con fuerza durante la historia reciente para dar respuesta a las necesidades de escolarización de una parte de la población que no consigue avanzar por la secundaria tradicional (Rodríguez, 2008; De la Fare, 2013; Finnegan et al., 2021). Así, la cantidad de estudiantes en estas propuestas escolares aumentó un 12 % entre 2001 y 2022, hasta llegar a los 514 735 alumnos (De Luca et al., 2023).
Ahora bien, por lo general, las investigaciones acerca de la extensión de la escolaridad secundaria en la población joven y adulta en Argentina suelen limitarse a lo que ocurre en el plano nacional. De ese modo, aunque dejan en claro que la masificación del nivel no se ha desarrollado sin problemas ni limitaciones en este espacio nacional, no se enfocan en ver si lo que ocurre en el país está en consonancia con las tendencias imperantes en el resto del mundo.
Existe, por lo tanto, una serie de preguntas que no encuentran respuesta en esta literatura especializada. Por ejemplo, el proceso de extensión de la escolaridad secundaria en la población joven y adulta en Argentina, ¿está en sintonía con las tendencias globales? ¿Ocurre lo mismo al ver esta cuestión a nivel regional? Por otro lado, ¿dicho proceso es similar al de otros países que tienen el mismo grado de desarrollo capitalista o existen divergencias al respecto? ¿En qué medida? Por último, ¿es posible ver diferencias en este aspecto al considerar el acceso y la terminalidad del nivel por separado? El próximo apartado se propone abordar este tipo de interrogantes desde una perspectiva de largo plazo.
Resultados
En este apartado se analiza una serie de datos estadísticos sobre el porcentaje de población de 25 a 64 años que accede y que finaliza el nivel secundario a lo largo del planeta. Para ello se recurre a las cifras del país y del mundo en general, para luego ver los datos de distintos agrupamientos de países: primero, por regiones; después, con base en sus ingresos; y, finalmente, de acuerdo con su grado de desarrollo capitalista.
Para empezar, en la figura 1 se presenta la evolución del porcentaje de población de 25 a 64 años que accede y que termina el secundario a escala internacional y en el territorio argentino. Como puede verse, en ambos casos se incrementa entre los años 1950 y 2015 tanto el número de quienes alcanzan a transitar el nivel como de quienes logran completarlo. A su vez, las líneas del mundo y de Argentina tienden a solaparse prácticamente en todo el período histórico analizado. En otros términos, en ambos aspectos estudiados (acceso y terminalidad), lo que sucede en el país parece coincidir a grandes rasgos con las tendencias globales.
Fig. 1. Porcentaje de población de 25 a 64 años que accede y que termina el secundario: total mundial y Argentina, 1950-2015.
Fuente: Autor (2025), a partir de Barro y Lee (2013).
Por ende, es innegable que en todo el mundo durante las últimas décadas se han incrementado el acceso y la terminalidad de la educación secundaria por parte de la población joven y adulta. Al mismo tiempo, es evidente que existe un caudal importante de la misma que no alcanza a terminar o no llega siquiera a acceder al secundario. Es decir, no se trata de una situación particular de ciertos países como Argentina. Además, queda claro que hay una divergencia entre el número de sujetos que alcanzan a cursar la secundaria y el de quienes de manera efectiva la terminan. Por esta última cuestión, a partir de aquí resulta conveniente abordar ambos elementos por separado.
En ese sentido, la primera aproximación de este análisis se basa en la clasificación de los países según la región del mundo a la que pertenecen. Se trata de un agrupamiento basado sobre todo en un criterio geográfico, pero permite captar algunas cuestiones relevantes para abordar el problema planteado en un comienzo. Así, como puede verse en la tabla 1, existen disparidades importantes entre las diversas regiones del mundo en lo que respecta a la población joven y adulta que alcanza a cursar la educación secundaria. En particular, para el año 2015, en espacios como Norteamérica, Europa y Asia central, el total supera el 90 %, por lo cual puede decirse que el acceso al nivel se encuentra básicamente universalizado en este grupo poblacional. Por el contrario, ese año, en África subsahariana solo el 33 % de los jóvenes de ese grupo etario ingresó al secundario. En el caso de Argentina, su evolución se acerca a la de su región de pertenencia, ya que las cifras de este país y las de América Latina y el Caribe son muy cercanas en toda la serie temporal. De esa forma, para 2015, la diferencia es menor a los 4 puntos porcentuales.
Tabla 1. Porcentaje de población de 25 a 64 años que accede al secundario: regiones del mundo vs. Argentina, 1950-2015.
Espacio de referencia |
1950 |
1955 |
1960 |
1965 |
1970 |
1975 |
1980 |
1985 |
1990 |
1995 |
2000 |
2005 |
2010 |
2015 |
África subsahariana |
2,5 |
2,8 |
3,2 |
3,9 |
5,1 |
6,7 |
9,2 |
12,6 |
17,3 |
20,7 |
23,3 |
26,1 |
29,5 |
33,4 |
Asia oriental y el Pacífico |
12,0 |
14,0 |
16,0 |
18,5 |
22,0 |
27,6 |
32,7 |
37,8 |
42,7 |
49,1 |
53,3 |
57,2 |
63,0 |
66,0 |
Europa y Asia central |
17,1 |
19,2 |
22,3 |
28,0 |
34,6 |
41,9 |
49,8 |
56,9 |
64,6 |
73,0 |
80,5 |
85,3 |
89,4 |
90,4 |
Latinoamérica y el Caribe |
7,4 |
8,5 |
9,8 |
11,7 |
14,2 |
17,7 |
22,8 |
28,4 |
34,5 |
40,3 |
45,8 |
51,6 |
56,4 |
61,4 |
Norteamérica |
51,5 |
55,7 |
60,3 |
67,6 |
74,8 |
81,6 |
87,2 |
88,6 |
90,9 |
93,9 |
95,2 |
96,6 |
97,4 |
97,7 |
Oriente Medio y norte de África |
6,8 |
7,9 |
9,3 |
11,5 |
14,2 |
18,1 |
23,5 |
29,4 |
35,5 |
41,6 |
47,0 |
51,0 |
55,4 |
62,2 |
Sur de Asia |
7,8 |
8,4 |
8,9 |
10,2 |
13,5 |
15,3 |
17,8 |
21,8 |
25,1 |
28,3 |
31,7 |
34,6 |
39,7 |
45,4 |
Argentina |
8,6 |
11,6 |
14,6 |
17,3 |
20,8 |
25,2 |
30 |
35,5 |
41,4 |
46,3 |
51,2 |
56,4 |
63,8 |
57,7 |
|
|
|
|
|
|
|
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|
|
Fuente: Autor (2025), a partir de Barro y Lee (2013).
Algo similar puede decirse al examinar lo que ocurre con la evolución de este indicador de acuerdo con los grupos de países según sus ingresos. Como se planteó con anterioridad, esta clasificación resulta una primera aproximación al grado de desarrollo capitalista, ya que los ingresos de los países son mayores si las relaciones capitalistas están más desarrolladas en extensión y profundidad. Teniendo eso en cuenta, no resulta llamativo que, a mayores ingresos, sea más alto el porcentaje de población de 25 a 64 años que accede al secundario (algo que se observa en todo el período estudiado). Como se advierte en la tabla 2, la diferencia entre los países de ingresos altos y los de ingresos bajos para el año 1950 era de unos 17 puntos porcentuales, mientras que para 2015 se amplió a más de 60. En el caso de los primeros, el acceso a la secundaria está en camino a tocar el 90 %, mientras que eso está lejos de ocurrir en los segundos.
Argentina, por su parte, pertenece a los países de ingresos medio-altos. Sin embargo, aunque el porcentaje en este país coincide con su grupo de pertenencia al inicio de la serie temporal (con una distancia de un punto porcentual), para 2015 se amplía a unos 13 puntos porcentuales. Así, aunque Argentina se encuentre bastante por encima de los países de ingresos medio-bajos, la cantidad de sujetos que ingresa al secundario es bastante más baja que en el promedio de los países que comparten su clasificación.
Tabla 2. Porcentaje de población de 25 a 64 años que accede al secundario: grupos de países por ingresos vs. Argentina, 1950-2015.
Espacio de referencia |
1950 |
1955 |
1960 |
1965 |
1970 |
1975 |
1980 |
1985 |
1990 |
1995 |
2000 |
2005 |
2010 |
2015 |
Países de ingresos altos |
18,1 |
20,2 |
23,1 |
27,9 |
33,8 |
40,5 |
47,4 |
53,8 |
60,9 |
68,5 |
75,1 |
78,9 |
82,8 |
85,5 |
Países de ingresos medio-altos |
9,6 |
11,0 |
12,4 |
14,9 |
17,8 |
22,0 |
27,5 |
34,1 |
41,8 |
48,6 |
54,2 |
60,0 |
66,1 |
70,9 |
Países de ingresos medio-bajos |
4,7 |
5,6 |
6,6 |
8,4 |
11,1 |
14,4 |
18,5 |
23,1 |
27,1 |
31,7 |
35,8 |
39,7 |
43,3 |
46,4 |
Países de ingresos bajos |
0,9 |
1,1 |
1,3 |
1,6 |
2,1 |
3,4 |
5,5 |
7,5 |
10,1 |
12,3 |
13,9 |
16,4 |
19,9 |
24,6 |
Argentina |
8,6 |
11,6 |
14,6 |
17,3 |
20,8 |
25,2 |
30 |
35,5 |
41,4 |
46,3 |
51,2 |
56,4 |
63,8 |
57,7 |
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Fuente: Autor (2025), a partir de Barro y Lee (2013).
En la tabla 3 se puede ver esa situación con mayor claridad. Aquí la información se presenta de acuerdo con la clasificación de los países según el grado de desarrollo de las relaciones capitalistas. En principio, se puede captar que, a mayor grado de desarrollo del capitalismo, más alto es el porcentaje de sujetos que consiguen acceder al nivel secundario. Además, la distancia entre el primer y el último grupos es más ancha para 2015 que en 1950. Al mismo tiempo, en el primero el acceso al secundario está en camino a universalizarse, mientras que en el último la población que concurre a este nivel académico apenas llega al 25 %.
En este caso, Argentina pertenece al grupo 1, donde el capitalismo se encuentra desarrollado en extensión y profundidad. No obstante, tanto al inicio como al final de la serie temporal, la distancia entre el porcentaje de población de 25 a 64 años que asiste a la secundaria en este ámbito nacional y en los países de dicho grupo es muy notable. En 1950, esta disparidad era mayor a los 10 puntos porcentuales, mientras que en 2015 se amplió a más de 27. De hecho, Argentina tiene cifras que se acercan mucho más a las de los países del grupo 3, en los que el capitalismo aún se halla en proceso de extensión, donde las relaciones salariales solo llegan a la mitad de la población y las ramas agrícolas todavía tienen un peso importante.
Tabla 3. Porcentaje de población de 25 a 64 años que accede al secundario: grupos de países según grado de desarrollo capitalista vs. Argentina, 1950-2015.
Espacio de referencia |
1950 |
1955 |
1960 |
1965 |
1970 |
1975 |
1980 |
1985 |
1990 |
1995 |
2000 |
2005 |
2010 |
2015 |
Países del grupo 1 |
19,2 |
21,1 |
23,6 |
28,5 |
34,1 |
40,9 |
47,7 |
53,7 |
60,7 |
68,4 |
74,8 |
78,5 |
82,7 |
85,1 |
Países del grupo 2 |
9,4 |
11,1 |
13,4 |
15,9 |
19,5 |
23,7 |
29 |
35,5 |
42,6 |
49,4 |
55,4 |
60,7 |
66,2 |
70,2 |
Países del grupo 3 |
8,3 |
9,5 |
11,0 |
13,5 |
17,2 |
21,5 |
26,9 |
32,7 |
39,1 |
44,8 |
49,0 |
53,7 |
57,9 |
63,0 |
Países del grupo 4 |
3,6 |
4,2 |
4,7 |
6,4 |
8,3 |
11,2 |
15,4 |
19,0 |
21,8 |
25,4 |
29,4 |
32,7 |
36,3 |
38,6 |
Países del grupo 5 |
0,8 |
1,0 |
1,3 |
1,7 |
2,1 |
3,4 |
5,1 |
7,5 |
10,4 |
13,2 |
15,1 |
17,6 |
20,6 |
25,0 |
Argentina |
8,6 |
11,6 |
14,6 |
17,3 |
20,8 |
25,2 |
30 |
35,5 |
41,4 |
46,3 |
51,2 |
56,4 |
63,8 |
57,7 |
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Fuente: Autor (2025), a partir de Barro y Lee (2013).
Haciendo este mismo análisis, pero con base en el porcentaje de sujetos de 25 a 64 años que consiguen terminar el nivel (y no solo cursarlo), es posible advertir asimetrías regionales muy similares a las observadas con anterioridad. Como se muestra en la tabla 4, para el año 2015, en Norteamérica, más del 90 % de la población joven y adulta ha finalizado el secundario, mientras que en Europa y Asia central esa cifra se ubica por encima del 74 %. Se trata de números que indican una práctica universalización de la terminalidad del nivel en la primera región, y de que eso se encuentra próximo a ocurrir en la segunda. En cambio, en África subsahariana ese número apenas superó el 18 % ese mismo año. Por ende, en esta última región solo una de cada cinco personas del rango etario analizado ha llegado a completar la secundaria.
Por su parte, Argentina presenta cifras muy cercanas a las de Latinoamérica y el Caribe en casi toda la serie temporal. Para el año 1950, la distancia de este país y el promedio regional estaba por debajo de un punto porcentual, mientras que para 2015 no llega a los 3 puntos porcentuales.
Tabla 4. Porcentaje de población de 25 a 64 años que termina el secundario: regiones del mundo vs. Argentina, 1950-2015.
Espacio de referencia |
1950 |
1955 |
1960 |
1965 |
1970 |
1975 |
1980< |
1985 |
1990 |
1995 |
2000 |
2005 |
2010 |
2015 |
África subsahariana |
1,2 |
1,4 |
1,6 |
1,9 |
2,4 |
3,2 |
4,4 |
6,2 |
8,9 |
10,9 |
11,6 |
13,4 |
15,6 |
18,9 |
Asia oriental y el Pacífico |
6,8 |
8,0 |
9,2 |
10,3 |
12,6 |
16,3 |
20,4 |
24,0 |
27,9 |
33,2 |
38,0 |
41,3 |
46,3 |
48,5 |
Europa y Asia central |
9,3 |
10,6 |
12,5 |
16 |
20,2 |
26,8 |
32,9 |
39,5 |
47,9 |
55,5 |
62,9 |
68,3 |
74 |
74,2 |
Latinoamérica y el Caribe |
4,0 |
4,5 |
5,2 |
6,2 |
7,5 |
9,6 |
12,9 |
16,8 |
21,4 |
26,0 |
30,4 |
35,3 |
39,8 |
44,1 |
Norteamérica |
33,0 |
37,2 |
41,5 |
45,9 |
52,1 |
59,6 |
66,4 |
65,6 |
69,5 |
74,1 |
78,7 |
86,8 |
89,9 |
90,8 |
Oriente Medio y norte de África |
4,6 |
5,5 |
6,5 |
8,1 |
10,2 |
13,2 |
17,4 |
22,2 |
26,8 |
31,8 |
35,0 |
36,8 |
39,9 |
45,0 |
Sur de Asia |
4,9 |
5,3 |
6,0 |
6,8 |
8,8 |
9,9 |
11,2 |
13,6 |
14,8 |
17,4 |
21,2 |
22,1 |
21,9 |
30,1 |
Argentina |
4,9 |
6,9 |
9,1 |
11,3 |
13,7 |
17,6 |
22,5 |
27,4 |
33,1 |
36,5 |
38,2 |
42,2 |
52,3 |
46,5 |
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Fuente: Autor (2025), a partir de Barro y Lee (2013).
En la misma línea, también se pueden reconocer diferencias muy marcadas con base en la clasificación de los países según sus ingresos. En este caso, tal como se ve en la tabla 5, la disparidad entre los porcentajes de personas que termina el secundario en los países de ingresos altos y de ingresos bajos se acerca a los 10 puntos en 1950, y a los 55 en 2015. De ese modo, aunque en todo el mundo aumenta el número de jóvenes y adultos que han completado el nivel, la brecha entre los países parece ampliarse según sus ingresos.
En el territorio argentino, en sintonía con lo que pasa en los países de ingresos medio-altos, un poco menos del 50 % de la población de 25 a 64 años ha conseguido finalizar la educación secundaria para el final de la serie temporal analizada. Esto representa una diferencia con relación a lo que acontece con el acceso al nivel, ya que aquí no se observa una divergencia marcada entre Argentina y su grupo de pertenencia (como sí sucede al ver la información de la tabla 2, referida a quienes ingresan a la secundaria).
Tabla 5. Porcentaje de población de 25 a 64 años que termina el secundario: grupos de países por ingresos vs. Argentina, 1950-2015.
Espacio de referencia |
1950 |
1955 |
1960 |
1965 |
1970 |
1975 |
1980 |
1985 |
1990 |
1995 |
2000 |
2005 |
2010 |
2015 |
Países de ingresos altos |
10,3 |
11,8 |
13,8 |
16,5 |
20,5 |
26,3 |
31,7 |
37 |
44,1 |
51 |
57,6 |
62 |
67,2 |
69,2 |
Países de ingresos medio-altos |
5,5 |
6,3 |
7,2 |
8,6 |
10,3 |
13,2 |
17,3 |
22,0 |
27,7 |
32,9 |
36,9 |
41,7 |
46,8 |
49,8 |
Países de ingresos medio-bajos |
2,5 |
3,0 |
3,6 |
4,6 |
6,2 |
8,2 |
11 |
14,4 |
17,5 |
21 |
24,1 |
26,5 |
28,7 |
32,1 |
Países de ingresos bajos |
0,4 |
0,5 |
0,6 |
0,8 |
1,0 |
1,6 |
2,6 |
3,5 |
5,1 |
6,3 |
7,3 |
8,5 |
10,4 |
14,2 |
Argentina |
4,9 |
6,9 |
9,1 |
11,3 |
13,7 |
17,6 |
22,5 |
27,4 |
33,1 |
36,5 |
38,2 |
42,2 |
52,3 |
46,5 |
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Fuente: Autor (2025), a partir de Barro y Lee (2013).
Para terminar, la tabla 6 presenta los datos de quienes terminan la secundaria en los distintos países de acuerdo con su nivel de desarrollo de las relaciones capitalistas. Aquí también está claro que a mayor grado de desarrollo, más alto es el número de personas jóvenes y adultas que han completado el nivel. Esto puede observarse en toda la serie temporal. Aparte de ello, la distancia entre las cifras de los grupos 1 y 5 son mucho más amplias en 2015 que en 1950.
Por otra parte, para el caso del territorio argentino, esta información permite captar una diferencia similar a la vista en la tabla 3. Así, a pesar de que este país se encuentra clasificado en el grupo 1, sus datos al comienzo y al final de la serie temporal coinciden más bien con los del grupo 3. En otras palabras, en Argentina el porcentaje de personas jóvenes y adultas que han completado el secundario se asemeja al promedio de países que tienen un grado mucho menor de desarrollo de las relaciones capitalistas. Ahora bien, aunque en 1950 la distancia entre Argentina y los países donde el capitalismo se encuentra desarrollado en extensión y profundidad apenas superaba los 6 puntos porcentuales, para 2015 esa distancia ronda los 22. Es decir que la brecha con su grupo de pertenencia se ha ampliado.
Tabla 6. Porcentaje de población de 25 a 64 años que termina el secundario: grupos de países según grado de desarrollo capitalista vs. Argentina, 1950-2015.
Espacio de referencia |
1950 |
1955 |
1960 |
1965 |
1970 |
1975 |
1980 |
1985 |
1990 |
1995 |
2000 |
2005 |
2010 |
2015 |
Países del grupo 1 |
10,8 |
12,2 |
13,9 |
16,5 |
20,3 |
26,1 |
32,2 |
37,1 |
43,1 |
50,1 |
56,3 |
61,2 |
66,8 |
68,7 |
Países del grupo 2 |
5,4 |
6,4 |
7,8 |
9,3 |
11,7 |
15 |
18,2 |
23,1 |
29,7 |
34,8 |
39,6 |
43,9 |
48,6 |
51,8 |
Países del grupo 3 |
5 |
5,8 |
6,7 |
8,4 |
10,6 |
13,7 |
17,9 |
22,9 |
28 |
33,3 |
37,1 |
40,2 |
43,1 |
47,1 |
Países del grupo 4 |
1,5 |
1,8 |
2,1 |
2,9 |
3,8 |
5,2 |
7,3 |
9,5 |
11,4 |
13,9 |
17,0 |
19,1 |
21,6 |
23,8 |
Países del grupo 5 |
0,4 |
0,5 |
0,7 |
0,9 |
1,1 |
1,6 |
2,4 |
3,7 |
5,7 |
6,8 |
7,0 |
7,8 |
9,3 |
12,7 |
Argentina |
4,9 |
6,9 |
9,1 |
11,3 |
13,7 |
17,6 |
22,5 |
27,4 |
33,1 |
36,5 |
38,2 |
42,2 |
52,3 |
46,5 |
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Fuente: Autor (2025), a partir de Barro y Lee (2013).
Discusión
Como se planteó con anterioridad, la masificación del nivel secundario en la población joven y adulta es un fenómeno que ha sido estudiado por distintos autores para el caso de Argentina. Así como existen obras que plantean que se ha incrementado el número de personas que acceden y que terminan el nivel dentro de este grupo poblacional a lo largo de las últimas décadas (incluso bajo una modalidad específica de personas jóvenes y adultas), también hay otras que han mostrado que una parte no alcanza a finalizarlo o incluso a cursarlo. No obstante, una de las vacancias observadas es en lo relativo a si lo que sucede en este país está en sintonía con lo que ocurre en el resto del planeta. Los datos presentados en el apartado previo coindicen con lo que señala la bibliografía especializada en Argentina, pero además permiten tener algunas nociones generales sobre cómo el proceso de expansión de la escolaridad secundaria en el territorio argentino se inserta en el plano mundial.
En principio, como se ha podido ver, en todo el mundo —por lo menos desde 1950— se ha dado un incremento sostenido de la cantidad de personas de 25 a 64 años que concurren a y que finalizan la educación secundaria. Como la otra cara de la moneda, hasta la actualidad hay una gran parte de la población mundial que no llega a cursar el nivel ni mucho menos a terminarlo. Aunque este número tiende a reducirse, hasta el final del período temporal estudiado no es para nada menor: si cerca del 64 % de los jóvenes y adultos en el mundo ha llegado a transitar algún año de la secundaria, esto quiere decir que hay otro 36 % que como mucho ha finalizado la educación primaria. Al mismo tiempo, hay una disparidad que se sostiene en el tiempo entre el número de sujetos que ingresan y el de quienes efectivamente terminan. De ese modo, para 2015, solo un 47 % de las personas dentro de este conjunto poblacional consiguen completar la escuela secundaria en todo el planeta.
Lo que ocurre en Argentina coincide a nivel general con lo recién planteado para todo el mundo. Además, también se ajusta a lo que sucede a escala regional en América Latina y el Caribe. Sin embargo, las diferencias aparecen al considerar la masificación de la educación secundaria como parte de un proceso más general que es propio del desenvolvimiento de la sociedad capitalista. Así, ya en la clasificación de países por ingresos se advierte que el porcentaje de sujetos que acceden a la secundaria es más bajo en el territorio argentino que en el promedio de los países de ingresos medio-altos (grupo al que pertenece). Estas divergencias no solo se replican al considerar la clasificación basada en el grado de desarrollo de las relaciones capitalistas, sino que se extienden también al porcentaje que completa el nivel. De ese modo, aunque Argentina es un país donde el capitalismo se encuentra plenamente desarrollado y en el que, por ende, operan las leyes generales de la acumulación capitalista (como en todos los otros países del grupo 1), la cantidad de jóvenes y adultos que alcanzan a cursar y a terminar el nivel secundario se asemeja mucho más al promedio que presentan otros países donde el capitalismo se encuentra en proceso de extensión (como son los del grupo 3). En otras palabras, son cifras que parecen más bien las de un país donde el capitalismo no se ha desarrollado de manera plena.
Conclusiones
Este artículo tuvo como objetivo analizar de forma comparada la expansión de la escolaridad secundaria en la población joven y adulta en Argentina y el resto del mundo durante la historia reciente. Para ello, desde un enfoque cuantitativo se estudió la evolución de dos indicadores principales entre 1950-2015: el porcentaje de población de 25 a 64 años que accede a dicho nivel educativo y el porcentaje de ese grupo etario que lo termina.
En principio, el abordaje de la información estadística posibilitó reconocer que la masificación de la escolaridad secundaria en el territorio argentino ha corrido de manera similar a lo que ocurre en el resto del planeta. De esa forma, tanto a escala mundial como en este país en particular se desarrolló un constante incremento de la población joven y adulta que asiste y que termina el nivel. Por otro lado, a lo largo de las décadas en ambos casos hubo un número sustancial de personas jóvenes y adultas que igualmente no alcanzaron siquiera a transitar por la educación secundaria. A la vez, también en las dos escalas (la nacional y la internacional) se dio una discrepancia importante entre el número que llega a cursar y el que completa de modo efectivo el nivel. En todos esos aspectos, la situación en Argentina coincidió en términos generales con el resto del mundo: en 2015, un 57 % de la población estudiada accedió al secundario y un 46 % lo pudo terminar.
Ahora bien, los datos presentados también permitieron ver algunas diferencias en cómo se realiza el movimiento hacia la universalización de la secundaria en este país, considerándolo como parte del proceso de desarrollo del capitalismo. Aunque en el territorio argentino los porcentajes de personas de 25 a 64 años que asisten y que terminan fueron similares a los de América Latina y el Caribe, no se vio lo mismo al examinar este asunto con las otras dos clasificaciones empleadas. Primero, se observó que en Argentina la proporción de personas que alcanzan a cursar la educación secundaria es menor que el promedio de los países de ingresos medio-altos (grupo al que pertenece), por una distancia de 13 puntos porcentuales en 2015. Luego, se constató que ese número y el de personas que llegan a terminar el nivel son inferiores a los promedios de los países donde el capitalismo está desarrollado en extensión y profundidad (clasificados como grupo 1, del que Argentina forma parte), por una diferencia de 27 y 22 puntos porcentuales, respectivamente, ese mismo año. Por lo tanto, aunque la tendencia a la expansión de la escolaridad secundaria en el territorio argentino es similar a la que se despliega en términos internacionales, se concluye que su alcance está más próximo al de países donde el capitalismo se encuentra en proceso de extensión (catalogados dentro del grupo 3). Además, las diferencias mencionadas han tendido a ampliarse con el paso de las décadas.
Aunque este artículo está lejos de agotar todas las aristas del problema, sí se pueden dejar planteadas algunas interrogantes para continuar a futuro. En principio, ¿a qué se deben estas discrepancias entre lo que ocurre en Argentina y otros países donde el capitalismo se encuentra desarrollado de forma plena? ¿Tienen que ver con su papel en la división internacional del trabajo? ¿Cómo se vinculan con las características de la fuerza de trabajo local y las demandas de los capitales que operan en el país? Por otro lado, ¿se pueden detectar diferencias similares al estudiar lo que ocurre en otros niveles educativos? Si es así, ¿en qué medida? Por último, este escrito tiene como una de sus limitaciones el hecho de enfocarse en la población de 25 a 64 años; se excluye (por falta de datos que puedan desagregarse de ese modo) a la de 18 a 24 años, que también es parte de la población joven. En ese sentido, ¿de qué manera puede abordarse a dicho sector? ¿Coinciden las tendencias con lo señalado anteriormente? Estas son algunas interrogantes para continuar avanzando en la comprensión de la expansión de la escolaridad en este ámbito nacional y en el mundo en general.
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1 Aunque originalmente la información de los países que provee la base de datos de Barro y Lee llegaba hasta el año 2010, en 2021 fue actualizada para llevarla hasta el año 2015.
2 Argentina forma parte de los países de América Latina y el Caribe, de los países de ingresos medio-altos y de los países donde el capitalismo se encuentra desarrollado en extensión y profundidad (grupo 1).
3 Por diferentes motivos, se optó por no incluir la información de algunos países que están presentes en la base de datos de Barro y Lee (2013). En el caso de Barbados y Tonga, se decidió no considerar sus cifras porque se trata de países con muy poca población (menos de 300 000 habitantes), pero que pueden influir en los promedios generales. En el caso de Reunión, Taiwán y Venezuela, se los excluyó porque no se cuenta con información suficiente para determinar su ubicación de acuerdo con las tres clasificaciones empleadas.
Declaración de conflicto de intereses
El autor declara no tener conflictos de intereses.
Declaración de ética
El autor declara que el presente trabajo se llevó a cabo siguiendo las normas éticas de la disciplina, respetando los principios de integridad y honestidad académica. El estudio no involucró la participación directa de seres humanos, por lo que no se requirió consentimiento informado. Toda la información fue obtenida de fuentes públicas disponibles en los sitios web correspondientemente citados.
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