Revista Andina de Educación 7(2) (2024) 000729
Mentoría relacional con juventud en dificultad social
Relational Mentoring with Youth in Social Difficulty
a Universidad Pública de Navarra. Departamento de Sociología y Trabajo Social. Campus de Arrosadia, s/n, 31006, Pamplona, Navarra, España.
Recibido el 05 de junio de 2024. Aceptado el 30 de julio de 2024. Publicado el 27 de agosto de 2024
© 2024 Jaime Ariztegui. CC BY-NC 4.0
https://doi.org/10.32719/26312816.2024.7.2.9
Resumen
El presente artículo pretende evidenciar los elementos diferenciales de la mentoría relacional para una juventud con dificultad en la transición a la vida adulta, y determinar los principios que fundamentan la permanencia de este tipo de relaciones. Para ello, se plantea la combinación de técnicas cuantitativas como la pasación de las escalas SOATIF e YSoR, y cualitativas a través de una entrevista semiestructurada, para extraer conclusiones complementarias, con jóvenes participantes en programas de mentoría relacional en Navarra y Vizcaya, España. De esta manera, se determina el valor diferencial de la mentoría en cuanto favorece el vínculo, la conexión emocional y la seguridad con su referente; por otro lado, se observa que las experiencias positivas, la comprensión, la comodidad, la cercanía y los espacios de escucha son predictores de la evolución favorable de las relaciones. En conclusión, la mentoría relacional es un modelo de acompañamiento eficaz para la construcción de relaciones significativas y vínculos seguros para la juventud en dificultad. Por otra parte, la permanencia de las relaciones se debe principalmente a la alianza construida, la confianza con su mentora, a las experiencias positivas y al intercambio social percibido en las relaciones, por lo que la mentoría relacional ofrece un apoyo social significativo.
Palabras clave: mentoría relacional, juventud en transición, juventud en dificultad, alianza en la mentoría, mantenimiento de relación, intercambio social
Abstract
This article aims to provide evidence on the differential elements of relational mentoring with youth with difficulties in the transition to adulthood, as well as to determine the principles that underlie the permanence of this type of relationship. For this purpose, a combination of quantitative techniques such as the SOATIF and YSoR scales, and qualitative techniques through a semi-structured interview are used to draw complementary conclusions with young people in transition to adulthood participating in relational mentoring programs in Navarre and Vizcaya. In this way, the differential value of mentoring is determined in that it promotes attachment, emotional connection and security with their referent, and, on the other hand, it is observed that positive experiences, understanding, comfort, closeness and listening spaces are predictors of the favorable evolution of relationships. In conclusion, relational mentoring is an effective accompaniment model for building meaningful relationships and secure bonds for youth in difficulty. Moreover, the strengthening of relationships and their permanence is mainly due to the alliance built, the trust with their mentor, the positive experiences and the social exchange perceived in the relationships so relational mentoring offers a significant social support.
Keywords: relational mentoring, youth in transition, youth in difficulty, mentoring attachment, relationship maintenance, social exchange
Introducción
La mentoría relacional es un modelo complementario en intervención socioeducativa, eficaz para las personas jóvenes con dificultad en la transición a la vida adulta (Yurrebaso et al., 2020; Sevillano & Sanz, 2022; Troncoso & Verde, 2022). Pretende facilitar el desarrollo de sus habilidades sociales, competencias emocionales y conocimientos, así como estrategias para la consecución de los retos que se plantean en su desarrollo vital (Ghosh, 2014; Fullick et al., 2015; Astrove & Kraimer, 2022). Los y las mentoras ocupan un rol afectivo y de acompañamiento socioeducativo referencial con las personas mentoradas (Brumovska & Malkova, 2020; Parnes et al., 2023), en una relación con un elevado componente de informalidad en contraposición a otros modelos de mentoría tradicionales, debido en gran medida a que el foco de interés reside en la propia relación y en las experiencias de intercambio que suceden entre personas mentoras y mentoradas (Fullick et al., 2015; Orozco & Prieto, 2019; Radlick et al., 2020). Además, se trata de un modelo que favorece la construcción de vínculos estables y seguros en el contexto de los programas de mentoría (Rhodes et al., 2017; Zilberstein & Spencer, 2017; Fernández et al., 2022).
Por tanto, a través de este estudio, se pretenden demostrar algunas áreas de impacto de la mentoría relacional y su eficacia en la intervención con jóvenes en situación de vulnerabilidad, por medio del análisis de la alianza y la calidad en la relación de mentoría (Alonso et al., 2011; Prieto & Gelis, 2018; Sánchez et al., 2021b). Así, se busca determinar la motivación de las personas mentoradas por iniciar y mantener este tipo de relaciones con sus mentoras y, al mismo tiempo, analizar los motivos que inducen al mantenimiento de las relaciones una vez concluidos los programas formales de mentoría (Bozeman & Feeney, 2008; Zilberstein & Spencer, 2017; Hu et al., 2022).
La mentoría en la intervención socioeducativa
A pesar de sus múltiples acepciones, la mentoría social se puede definir como una relación entre personas mentoras que suelen ser significativamente mayores que las mentoradas, y que generalmente se ofrecen a participar de manera voluntaria en este tipo de actividades, con el objetivo de incidir en la mejora de algunos indicadores de la realidad social y situación personal de las personas mentoradas —como sus aspectos emocionales o capacidades personales— y en la promoción de herramientas de inclusión social, entre otras, ya que suelen ser personas en una situación de vulnerabilidad o fragilidad social (DuBois et al., 2002, p. 159). Cabe señalar, además, que la mentoría favorece la posibilidad de construir relaciones interpersonales y de proximidad entre las personas mentoras y mentoradas; se trata, por tanto, de un apoyo no formal que ofrece un contexto relacional de confianza con una persona referente (Orozco & Prieto, 2019, p. 29). Por lo tanto, la mayoría de las definiciones en el ámbito de la mentoría coinciden en tres elementos clave: primero, sugieren que la persona mentora tiene más experiencia que la persona mentorada en algún ámbito determinado, lo que alude a la referencialidad o a un modelo de relación referencial positivo; segundo, indican que las personas mentoras proporcionan un apoyo que permite favorecer el desarrollo positivo de las mentoradas; y, por último, afirman que la dinámica relacional favorece que se genere un vínculo emocional entre ellas (DuBois & Silverthorn, 2005, p. 522; Sánchez et al., 2021a; Vega, 2023).
La literatura existente sobre las características y la aplicabilidad de los modelos clásicos de mentoría es amplia y diversa, al igual que la publicación de estudios de impacto que apuntan a demostrar su validez (Carr, 1999; Rhodes et al., 2002; Ragins & Verbos, 2007; Schunk & Mullen, 2013; Bruce & Bridgeland, 2014; Mullen & Klimaitis, 2021; Sánchez et al., 2021b; Gower et al., 2022). En este sentido, destacan las investigaciones que referencian el impacto de la mentoría social, especialmente con la infancia y la adolescencia en situación de fragilidad o vulnerabilidad social, para las cuales la mentoría supone un aporte significativo en la mejora de su salud mental y emocional (Pinazo et al., 2009; DuBois et al., 2011; Spencer et al., 2018; Beals et al., 2021; Sánchez, 2022b). Por otra parte, la mayor cantidad de estudios de impacto de mentoría se plantean desde el paradigma cuantitativo (Beals et al., 2021; Gower et al., 2022; Parnes et al., 2023; Gómez et al., 2024), si bien la combinación de técnicas cuantitativas y cualitativas ofrece la posibilidad de indagar en el significado de las relaciones y conocer con mayor detalle el discurso de las participantes en cuanto a las expectativas iniciales, el tipo de relación construida, sus razonamientos y percepciones, que otorgan un valor diferencial a los estudios de impacto (Ghosh, 2014; Yurrebaso et al., 2020; Sánchez et al., 2021a).
La relevancia de la mentoría relacional
La mentoría relacional se puede comprender como una forma de participación comunitaria relacionada con los programas de “aprendizaje-servicio”, pues las mentoras cumplen un rol diferencial en la interacción con las personas jóvenes mentoradas. La publicación de evidencias de impacto resulta más limitada en mentoría relacional, en contraposición a los estudios en mentoría social, a pesar de que el componente relacional es uno de los más relevantes en esta metodología de intervención, junto con la referencialidad, el enfoque afectivo y el acompañamiento emocional. Los beneficios potenciales que ofrece este modelo se pueden equiparar a los de la mentoría social, teniendo en cuenta su componente de intercambio, vinculación y enfoque emocional, en cuanto se trata de una relación estrecha y duradera con una persona mentora que cumple un rol referencial con una mentorada más joven (DuBois et al., 2002; DuBois & Silverthorn, 2005; Spencer et al., 2020; Alarcón, 2021; Alarcón et al., 2021). En este sentido, algunos estudios concluyen que las personas mentoradas muestran una adaptación saludable al entorno a través de la interiorización de nuevas formas de afrontar la adversidad, lo cual repercute en su autonomía vital, en su resiliencia y en el empoderamiento personal (Granovetter, 1973; Rhodes et al., 2017; Weiss & Tulin, 2021).
El enfoque comunitario de la mentoría relacional
Las personas mentoras actúan como guías en la comunidad, además de ser figuras de referencia y de apoyo que ofrecen consejos y orientación a través de las experiencias de intercambio con sus mentoradas. El enfoque de la mentoría relacional se desarrolla principalmente en contextos no formales de socialización en el entorno de referencia para ambas participantes, de modo que los espacios de relación sirven de soporte para la consolidación de este tipo de relaciones (Fullick et al., 2015). El tipo de apoyo y el vínculo seguro que ofrece la mentoría son esenciales en la construcción de relaciones significativas para la juventud vulnerable o en situación de riesgo (DuBois & Silverthorn, 2005).
El mentor o la mentora asume un rol activo para favorecer que la persona mentorada sea capaz de identificar sus puntos fuertes y débiles y las oportunidades en su desarrollo personal, entre otras cuestiones (Fullick et al., 2015, p. 495). Por lo tanto, se trata de un modelo que se ajusta a la juventud con dificultades en la transición a la vida adulta, dadas sus características personales y sociales y su escasa red de apoyo en el territorio, así como los retos que presentan en su proceso de transición a la vida adulta sin referentes afectivos familiares.
Por este motivo, el perfil de las mentoras relacionales suele ser el de personas con capacidades para la escucha, la asertividad, la empatía y el manejo de problemas y conflictos. Asimismo, presentan potencialidades para compartir sus habilidades, experiencias y conocimientos, al igual que interés por ampliar su capital social, poniéndolo a disposición de las personas mentoradas. En este sentido, el impacto de su implicación, en cuanto al alcance de las necesidades sociales de la comunidad o de las personas a las que se dirigen, puede generar sensaciones personales positivas sobre la implicación comunitaria voluntaria. Tanto es así que las personas realizan actividades que dan lugar a la construcción de identidades comunitarias, favoreciendo los sentimientos de pertenencia a una comunidad, a un barrio, localidad o territorio. En conclusión, la participación comunitaria activa proporciona experiencias relacionadas con prácticas e ideologías cívicas normativas, y configura las identidades emergentes de las personas jóvenes de forma duradera (Youniss et al., 1997; García, 2024).
La mentoría para la juventud con dificultades en la transición a la vida adulta
La mayor parte de estudios de impacto en mentoría social se centran en el análisis de programas de mentoría dirigidos a la infancia y adolescencia, aunque resulta interesante la perspectiva de la juventud vulnerable en transición a la vida adulta, por su motivación hacia la mentoría. En primer lugar, su participación en este tipo de programas suele ser una decisión voluntaria, y el compromiso es reflexionado. En segundo lugar, la juventud con dificultades en la transición a la vida adulta presenta características específicas que la sitúan en una posición de mayor fragilidad y vulnerabilidad en contraposición a otras personas jóvenes de su misma edad, por motivos como la distancia o ausencia de figuras adultas referenciales afectivas, el proceso de desinstitucionalización, la emancipación sin soportes familiares, la condición de extuteladas, y el factor migratorio o el componente de diversidad cultural, en algunos casos (Sanz & Sevillano, 2022; Troncoso & Verde, 2022).
Todos estos elementos otorgan un valor diferencial a la mentoría, ya que puede resultar un nuevo modelo relacional de apoyo emocional y un aporte sustancial en cuanto a su autonomía, bienestar emocional e integración social (Rhodes & DuBois, 2008; Orozco & Prieto, 2019; Raposa et al., 2019). Además, puede influir en el tipo de apoyo social percibido y en su autoestima y autoconcepto (Rodríguez et al., 2015; Steinmayr et al., 2019; Prado et al., 2020; Pezirkianidis et al., 2023).
Algunos estudios demuestran que la juventud mentorada en situación de vulnerabilidad social presenta mejoras en las habilidades para la vida —bienestar emocional, autoestima, asertividad, toma de decisiones, etc.—. Con ello, se ha observado también que se reducen de manera significativa los sentimientos asociados a la soledad no deseada, la frustración, la mala gestión de las emociones y algunas conductas de riesgo (DuBois & Silverthorn, 2005; Sánchez et al., 2021b).
Sin embargo, la literatura también señala las consecuencias potencialmente negativas en mentoría, principalmente relacionadas con procesos de corta duración: se relacionan con la vivencia de conflictos interpersonales entre las personas mentoras y mentoradas, así como con sentimientos asociados a la decepción, por no ajustarse las expectativas (Grossman & Rhodes, 2002). Con todo lo anterior, cabe señalar el interés de este estudio por contribuir al conocimiento sobre la calidad de las interacciones y los factores que predicen el mantenimiento de las relaciones en mentoría relacional, dada la escasa publicación científica sobre este modelo con jóvenes en transición a la vida adulta. Por lo tanto, el propósito de la investigación es demostrar el valor diferencial de la mentoría relacional con personas jóvenes con dificultades en la transición a la vida adulta, y ofrecer evidencia sobre los motivos principales que fundamentan la permanencia de las relaciones, como su calidad, la conexión y el vínculo con su referente, y el ajuste de las expectativas iniciales.
Metodología y materiales
Para el alcance de los grandes retos que persigue la presente investigación, se plantea una metodología de estudio complementaria, aplicando la combinación de técnicas de investigación cuantitativas y cualitativas, para una mayor comprensión de los motivos y razonamientos sobre la calidad de las relaciones de mentoría y su mantenimiento.
Para tal fin, se ha conformado una muestra de dieciocho personas mentoradas jóvenes con dificultades en la transición a la vida adulta, es decir, jóvenes de ambos sexos entre 16 y 23 años, de orígenes culturales diversos, aunque la mayoría son hombres jóvenes procedentes del continente africano. Estas personas participan en programas de mentoría relacional del Grupo Bogan S. Coop. de Iniciativa Social, algunas en el programa Orbitan (en Navarra) y otras en el programa Txinparta (en Vizcaya), que mantienen la misma estructura y sistematización, con procesos de mentoría relacionales de seis meses de duración.
El procedimiento llevado a cabo ha constado de diferentes fases. En primer lugar, se adaptó la escala Sistema de Observación de la Alianza Terapéutica en Intervención Familiar —SOATIF— (Escudero, 2008) al contexto de la mentoría, para medir la alianza de las personas jóvenes mentoradas con sus mentoras. Se trata de un instrumento validado, y se ha optado por su aplicación en la presente investigación puesto que permite medir la alianza en contextos de relación y colaboración, como las relaciones entre las personas jóvenes y sus mentoras referentes. Esta adaptación se ha llevado a cabo aplicando doce ítems pertenecientes a las tres subescalas o dimensiones, correspondientes al vínculo en el proceso, la conexión emocional y la seguridad.
En segundo lugar, se ha llevado a cabo la pasación de la escala Youth Strength of Relationship —YSoR— (Rhodes et al., 2017), construida a partir de ocho ítems para revelar la calidad de la relación de mentoría. Se trata de un instrumento previamente utilizado en el contexto español (Sánchez, 2022a) y, por lo tanto, disponible en su versión en castellano. Ambas técnicas se aplicaron en el tercer mes desde el inicio de la relación de mentoría, es decir, en el transcurso del proceso activo.
Finalmente, con las mismas personas jóvenes, se desarrollaron quince entrevistas semiestructuradas, manteniendo como criterio de inclusión haber participado en los programas de mentoría del Grupo Bogan S. Coop. de Iniciativa Social, en el intervalo específico 2023-2024. El desarrollo de esta herramienta se llevó a cabo tres meses después del cierre o conclusión de los procesos de mentoría, a fin de determinar la evolución de las relaciones, el significado y otros elementos que han influido en su permanencia. Abordaron dimensiones como la motivación para participar, el significado de la mentoría, el impacto percibido y los factores de éxito y de fracaso vivenciados, así como las dificultades y los aprendizajes extraídos en su participación en programas de mentoría relacional. Cada entrevista tuvo una duración variable de entre 10 y 20 minutos, dependiendo principalmente del dominio del idioma castellano de cada participante y de su habilidad para extenderse en las respuestas. Se realizaron con su referente técnica del programa de mentoría, en visitas colaborativas o encuentros de carácter habitual.
En la investigación se mantuvieron de manera transversal los aspectos éticos, solicitando a cada participante su consentimiento informado en coherencia con el Reglamento UE 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo, del 27 de abril de 2016, y la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y Garantía de Derechos Digitales.
Resultados
Las personas responsables de los equipos técnicos de los programas de mentoría relacional que aplicaron el cuestionario relativo a las escalas SOATIF y YSoR lo hicieron manteniendo la confianza con sus personas referidas, en espacios seguros de intimidad para la libre expresión, asegurando la confidencialidad y el secreto profesional.
El universo participante en el estudio estuvo compuesto por dieciocho jóvenes de ambos sexos, de entre 16 y 23 años, de orígenes culturales diversos, que enfrentan los retos que supone la transición a la vida adulta sin sus referentes familiares en los territorios de Navarra y Vizcaya, España. Todas ellas, por lo tanto, participan en programas de acompañamiento socioeducativo que ofrecen como servicio complementario la posibilidad de participar en mentoría relacional, a la que acceden de manera voluntaria.
Cabe destacar que la mayoría de los participantes son hombres (88,9 %), en contraposición a las mujeres (11,1 %), que, atendiendo a la perspectiva de género, son un colectivo más difícil de detectar por los sistemas de bienestar; así, son más limitados el alcance y la promoción de su participación en programas de intervención socioeducativa que ofrecen una mentoría. El perfil de las personas mentoras implicadas en este tipo de programas es significativamente diferente, puesto que son mayoritariamente mujeres (77,8 %) las que se implican en estas iniciativas de activación comunitaria o de participación y promoción social.
Fig. 1. Perfil de las personas participantes en mentoría.
Fuente: Autora (2024).
Las personas jóvenes participantes en este tipo de programas se encuentran en franjas de edad similares, principalmente debido a que los programas de apoyo a la transición a la vida adulta se dirigen a jóvenes de más de 16 años, principalmente de entre 18 y 23. Esto se debe a que los actuales sistemas de bienestar en Navarra y Euskadi abordan el reto de la emancipación juvenil por la dificultad de acceso al mercado laboral estable y a la vivienda, principalmente, lo cual supone una mayor dificultad para los y las jóvenes que no cuentan con referentes familiares en el territorio ni procesos de acompañamiento a personas extuteladas. Por tanto, la mayoría de participantes en los programas de mentoría relacional tienen 21 años (27,8 %), seguido de quienes tienen 23 (22,2 %); el resto de participantes oscila entre los 16 y 22 años.
Fig. 2. Edad de las personas jóvenes participantes.
Fuente: Autora (2024).
En cuanto a la procedencia de las personas participantes en el estudio, la mayoría son de Marruecos (72,2 %), seguido de Perú (11,1 %) y otros países como Argelia, Ghana o Colombia (5,6 %). Cabe destacar que el Estado español es un país fronterizo con Marruecos, lo que motiva la presencia de jóvenes sin apoyatura familiar provenientes del continente africano. Por otra parte, la migración proveniente de países latinoamericanos tiene asimismo una larga trayectoria, aunque suele darse mediante procesos de reagrupación familiar. En este sentido, en ocasiones los conflictos intrafamiliares pueden situar a las personas jóvenes en situación de vulnerabilidad social y motivar el acceso a este tipo de programas. A su vez, Navarra y Euskadi son comunidades fronterizas con Francia, lo que puede motivar el interés por estas comunidades en cuanto al itinerario migratorio, si bien la mayoría de jóvenes migrantes deciden permanecer y consolidar su proceso migratorio a largo plazo, debido en gran parte a las oportunidades existentes para la mejora de su bienestar personal, autonomía e integración social.
Fig. 3. Países de procedencia de las personas mentoradas.
Fuente: Autora (2024).
En lo que respecta a la formación y ocupación actual, la mayor parte de los y las jóvenes participantes en la investigación se encuentran estudiando (72 %). También hay personas que compaginan sus estudios con el trabajo (6 %), otras cuya ocupación principal es trabajar (11 %) y otras que no estudian ni trabajan (11 %), debido principalmente a las dificultades de acceso a los recursos formativo-laborales que encuentran las personas migrantes en situación de irregularidad administrativa en Navarra y Euskadi.
A continuación, se exponen los resultados obtenidos a partir de la escala SOATIF, que desarrolla tres subescalas de medición —el vínculo, la conexión emocional y la seguridad—, a través de preguntas que se puntúan de 1 a 5 en función del grado de conformidad con las afirmaciones planteadas. Esta pasación se llevó a cabo en el tercer mes del proceso de mentoría, y los resultados obtenidos fueron satisfactorios, lo que predice el correcto desarrollo de las relaciones de mentoría en los programas citados.
Tabla 1. Escala SOATIF.
SOATIF |
M |
DE |
Mín. |
Máx. |
Lo que hacemos en los encuentros puede ayudarme en mi crecimiento. |
4,1 |
0,8 |
1 |
5 |
La persona mentora me comprende. |
4,6 |
0,6 |
1 |
5 |
Los encuentros me sirven para abrirme (por ejemplo: expresar sentimientos o probar cosas nuevas). |
4,1 |
1,1 |
1 |
5 |
Resulta difícil comentar con mi persona mentora lo que hay que hacer en los encuentros. |
2,1 |
1,1 |
1 |
5 |
La persona mentora está haciendo todo lo posible por acompañarme. |
4,3 |
0,8 |
1 |
5 |
Me siento cómoda/o y relajada/o en los encuentros. |
4,6 |
0,7 |
1 |
5 |
Siento que estoy trabajando en equipo con mi persona mentora. |
4,6 |
0,9 |
1 |
5 |
Considero que la persona mentora se ha convertido en una persona importante para mí. |
4,1 |
0,9 |
1 |
5 |
Hay algún tema del que no me atrevo a hablar en los encuentros. |
2,6 |
1,3 |
1 |
5 |
Entiendo el sentido de lo que se hace en los encuentros. |
4,3 |
1 |
1 |
5 |
A mi persona mentora le faltan conocimientos y capacidad para ayudarme. |
1,4 |
0,7 |
1 |
5 |
A veces estoy a la defensiva en los encuentros. |
1,4 |
0,8 |
1 |
|
|
|
|
|
|
Nota: M = media; DE = desviación típica; Mín. = mínimo; Máx. = máximo.
Fuente: Autora (2024).
Desde una perspectiva general, se pone de manifiesto que la mayoría de las personas mentoradas mantienen una visión positiva en cuanto a la alianza en la relación, dado que la media de satisfacción se posiciona en un total de 85,1 %. Se prevé por ello el desarrollo positivo de las relaciones, debido a que los resultados obtenidos a partir de la escala SOATIF se recogieron en un momento intermedio del proceso de mentoría.
Fig. 4. Eficacia en la alianza en mentoría.
Fuente: Autora (2024).
Además, en el tercer mes del proceso de mentoría también se aplicó la escala YSoR. Esta herramienta permitió conocer la calidad de la relación a partir de diferentes enunciados con los que mostrar el grado de conformidad.
Tabla 2. Escala YSoR.
YSoR |
M |
DE |
Mín. |
Máx. |
Mi mentor/a tiene buenas ideas sobre como solventar un problema. |
4,3 |
0,8 |
1 |
5 |
Mi mentor/a me ayuda a desconectar de mis problemas cuando hacemos algo conjuntamente. |
4,1 |
0,9 |
1 |
5 |
Cuando estoy con mi mentor/a, me siento ignorado/a. |
1,1 |
0,2 |
1 |
5 |
Cuando estoy con mi mentor/a, me siento enfadado/a. |
1,0 |
0,0 |
1 |
5 |
Cuando estoy con mi mentor/a, me siento a salvo. |
3,9 |
1,3 |
1 |
5 |
Cuando estoy con mi mentor/a, me siento desilusionado/a. |
1,1 |
0,3 |
1 |
5 |
Mi relación con mi mentor/a es muy importante para mí. |
4,1 |
1,0 |
1 |
5 |
Cuando estoy con mi mentor/a, me aburro. |
1,4 |
0,7 |
1 |
5 |
Cuando alguna cosa me molesta, mi mentor/a me escucha mientras le hablo de ello. |
4,3 |
1,1 |
1 |
5 |
Me siento cercano/a a mi mentor/a. |
4,3 |
0,9 |
1 |
5 |
|
|
|
|
|
Nota: M = media; DE = desviación típica; Mín. = mínimo; Máx. = máximo.
Fuente: Autora (2024).
Los resultados obtenidos demuestran que la calidad de la relación de mentoría es satisfactoria, pues la mayoría de las participantes ofrecieron resultados positivos en la escala YSoR, sobre todo en aspectos como la referencialidad de las personas mentoras, la relevancia de la práctica de actividades distendidas, los vínculos seguros, etc.; es decir, dieron valor a la relación de mentoría y a las competencias personales de las personas mentoras. Cabe destacar que las cuestiones planteadas desde un punto de vista negativo fueron valoradas con puntuaciones bajas, aspecto que refleja que las personas mentoras prestan atención, acompañan a los y las jóvenes en sus conversaciones y proporcionan espacios distendidos que enriquecen los encuentros de mentoría.
Fig. 5. Calidad de la relación de mentoría.
Fuente: Autora (2024).
Seguidamente, se muestra una síntesis de los resultados obtenidos a partir de las entrevistas semiestructuradas a los y las jóvenes participantes en los procesos de mentoría. Estas entrevistas se realizaron tres meses después de la finalización de la relación de mentoría, lo cual facilita la complementariedad de las técnicas y la comprensión de los elementos relacionales más importantes y de los factores asociados a la permanencia desde un punto de vista longitudinal.
En cuanto a la motivación por participar en el programa de mentoría, destacan las respuestas referidas a las expectativas iniciales, que se relacionan con “apoyo emocional”, “conocer nuevas personas”, “conocer cosas de aquí” y “soledad”. Sobresalen también réplicas relacionadas con la curiosidad sobre la mentoría, como “Me daba mucha intriga expandir las redes”.
Estas respuestas se pueden contrastar con la variable sobre el significado de la mentoría: de la persona mentora se ha dicho sobre todo que se trata de “una persona en la que confío”, que hay “amistad”, que “es como una familia” o “una persona importante”. La mentoría se traduce para las personas mentoradas en una relación que aporta “apoyo”, así como acompañamiento en el bienestar emocional y “madurez” en el desarrollo personal.
Destacan del mismo modo algunos factores de éxito en la relación (“las experiencias positivas vividas”, “las actividades que hemos realizado”, “la motivación por vernos”), el vínculo relacional construido (“la confianza”) y la horizontalidad (“Me lo paso con ella bien y ella conmigo también”).
Como dificultades en la relación, la mayoría de las personas mentoradas destacan su ausencia (“no hay”) o algunos elementos que aluden a la aceptación: “Nos caemos bien; acepto cómo piensa y ella a mí también”. Aunque otras refieren algunos elementos culturales: “el estado de ánimo”, “la construcción de la confianza poco a poco” y “el tema de la puntualidad por mi parte, a veces le cancelaba y a veces llegaba tarde”.
Finalmente, en cuanto a los aprendizajes adquiridos mediante la mentoría, destacan “la cultura”, “cómo piensan, cómo viven aquí”, “el idioma castellano” y algunos elementos sobre su impacto, tales como “aprender a sanar nuestro pasado y disfrutar lo más sencillo”, “mejorar mi bienestar emocional” y “consejos para la vida”.
Discusión
El enfoque de la investigación y la metodología —que combinó la aplicación de escalas validadas durante en el transcurso de la relación de mentoría y de técnicas cualitativas tres meses después de su finalización— permitió constatar que la mentoría relacional es un modelo eficaz y complementario en la intervención social con jóvenes que presentan dificultades en sus procesos de transición a la vida adulta. La mentoría relacional, caracterizada por su elevado nivel de informalidad (Fullick et al., 2015; Orozco & Prieto, 2019; Brumovska & Malkova, 2020; Radlick et al., 2020; Parnes et al., 2023), proporciona espacios seguros de socialización y contribuye al desarrollo de habilidades sociales, competencias emocionales y conocimientos significativos para las personas jóvenes mentoradas (Rhodes et al., 2017; Zilberstein & Spencer, 2017; Fernández et al., 2022). Además, favorece el intercambio social, generacional y cultural influyendo de manera positiva en el disfrute de la relación y en sentimientos asociados a la reciprocidad con las personas mentoras.
Algunos de los factores de éxito en mentoría y concretamente en el mantenimiento de las relaciones son la sistematización de los procesos, el seguimiento técnico y la evaluación continua (Carr, 1999; Rhodes et al., 2002; Ragins & Verbos, 2007; Schunk & Mullen, 2013; Bruce & Bridgeland, 2014; Mullen & Klimaitis, 2021; Sánchez et al., 2021a; Gower et al., 2022). En este sentido, si bien la literatura evidencia resultados positivos en variedad de modelos de mentoría, el acompañamiento técnico —tanto en la concreción del objetivo como en el ajuste de las expectativas y en la orientación de los procesos— resulta esencial para el correcto desarrollo de las experiencias, para el cumplimiento de los límites y responsabilidades éticas de la mentoría y para un impacto positivo en los y las jóvenes mentoradas.
De esta manera, el marco de los programas formales facilita en gran medida la anticipación y resolución de conflictos interpersonales, así como la orientación hacia la horizontalidad y la apertura a modelos relacionales de no dependencia (Bozeman & Feeney, 2008; Alonso et al., 2011; Zilberstein & Spencer, 2017; Prieto & Gelis, 2018; Sánchez et al., 2021b; Hu et al., 2022). Así, se reducen en gran medida las posibles consecuencias negativas que podrían derivarse de una relación de este tipo (Grossman & Rhodes, 2002).
Las personas mentoras presentan habilidades sociales, conocimientos y capacitación previa para el acompañamiento de jóvenes en dificultad, y desarrollan competencias de referencialidad desde una perspectiva de cercanía y apoyo emocional, aceptación y respeto, a partir de una relación basada en la dignidad, la escucha, el no juicio y la confianza epistémica. El rol de las personas mentoras es un aspecto fundamental que influye de manera significativa en el interés por mantener la relación en los encuentros iniciales y en el proceso de mentoría dentro del marco formal (DuBois et al., 2002; DuBois & Silverthorn, 2005; Brumovska & Malkova, 2020; Spencer et al., 2020; Alarcón, 2021; Alarcón et al., 2021; Parnes et al., 2023). Por otra parte, los sentimientos positivos vivenciados en el transcurso de la relación, la diversidad de actividades lúdicas, el disfrute, la comodidad, las conversaciones significativas, la ampliación del capital social y la confianza mutua son también elementos relevantes para que las personas jóvenes mentoradas y sus mentoras decidan mantener las relaciones a largo plazo, debido principalmente a que se llega a definir como una relación especial, de confianza, de amistad, etc., que va cobrando importancia en su transcurso y adquiere un significado más profundo para sus integrantes.
Conclusiones
La investigación muestra el valor de la mentoría relacional como modelo que promueve experiencias de intercambio social, la realización de actividades interculturales en el entorno comunitario de referencia y la construcción de relaciones significativas entre personas jóvenes en transición a la vida adulta y sus mentoras. A su vez, suscita la creación de vínculos interpersonales seguros que permiten la alianza y la permanencia de las relaciones de mentoría.
Las relaciones de mentoría ofrecen espacios libres de juicio para la expresión de emociones de las personas mentoradas y, además, la oportunidad de conocer nuevos enfoques ante sus preocupaciones y nuevas vías para la resolución de situaciones estresantes, que enriquecen su punto de vista. A través de los encuentros, se desarrollan habilidades sociales como la resiliencia o estrategias de afrontamiento, además del disfrute, la relajación, nuevas aficiones y nuevos conocimientos.
La voluntariedad en la implicación y la capacitación previa en mentoría favorecen el interés genuino por participar, con un ajuste de las expectativas para dar acompañamiento socioeducativo y recibirlo, desde la horizontalidad, el intercambio sociocultural y el conocimiento interpersonal. Además, la mentoría relacional contempla la ampliación de las redes de apoyo de las personas mentoradas, al poner el capital social de las mentoras a disposición y compartir espacios lúdicos con otros miembros de su familia y amistades. A partir del acercamiento a otros grupos con los que se realizan actividades de ocio o culturales, eventos de la localidad, etc., se propician sentimientos asociados a la acogida, la calidez, el cariño, la confianza y la disposición hacia una apertura social integradora, participativa y comunitaria.
Cabe destacar la motivación y el compromiso de la juventud en transición a la vida adulta por participar en este tipo de programas. Generalmente, está motivada por una curiosidad inicial, el interés cultural, etc., pero también se detectan sentimientos de soledad, la falta de redes de apoyo o situaciones de fragilidad emocional y vulnerabilidad social. Por todo ello, la mayor parte de las personas jóvenes participantes en el estudio se muestran satisfechas con las experiencias de mentoría y mantienen las relaciones a largo plazo una vez finalizados los procesos, que tienen seis meses de duración en los programas formales.
En conclusión, la mentoría relacional aporta un valor significativo, debido a la referencialidad de las mentoras, la apertura al diálogo y su acompañamiento, el grado de confianza construido en la relación, el componente afectivo y de apoyo emocional del modelo, y los espacios libres de juicio que ofrece mediante un espacio relacional seguro. En este sentido, el mantenimiento y la permanencia de las relaciones de mentoría se deben en gran medida a las características del modelo, al ajuste de las expectativas iniciales con respecto a la relación percibida, a la predisposición por participar y al grado de confianza alcanzado en la relación.
El nivel de comprensión y entendimiento intensifica la disposición de las personas jóvenes por mostrarse abiertas y darse a conocer a sus personas mentoras. Así pues, dialogan sobre sus preocupaciones de manera honesta, sincera y relajada. De este modo, las personas mentoras ocupan un lugar cada vez más importante en sus vidas y se siente cariño y afecto mutuo, lo que facilita la demostración de la importancia y los sentimientos asociados a la seguridad en la relación y hacia la otra persona, aspecto que influye en la durabilidad del vínculo.
Por otra parte, la realización de actividades diversas y distendidas y los nuevos conocimientos adquiridos a través de la práctica de actividades comunitarias o de ocio facilita el surgimiento de sentimientos positivos hacia la relación y la persona mentora, y promueve relaciones de cercanía y de agradecimiento.
Estos factores ponen de manifiesto la relevancia del modelo, basado en construir relaciones interpersonales de conexión emocional significativa con una figura adulta no parental, en un contexto apoyado y acompañado por un equipo técnico profesional que orienta a ambas partes de la relación.
Así, las mentoras y los mentores ofrecen un importante apoyo emocional y favorecen la validación de las emociones y sentimientos. Las personas jóvenes mentoradas, a su vez, ponen a disposición de la relación sus maneras de comprender el mundo. Se promueve así el intercambio social y cultural, lo que permite la construcción de espacios de compañía en clave horizontal, para una mejora del bienestar emocional de las personas mentoradas y un aprendizaje enriquecedor para los y las mentoras.
Limitaciones y recomendaciones
El presente estudio ofrece evidencias relevantes sobre el impacto de la mentoría relacional y conclusiones acerca de los motivos que influyen en su duración a largo plazo. Aunque la combinación metodológica planteada se considera adecuada, cabe la ampliación de herramientas para obtener resultados sobre las cuestiones analizadas, de modo que se pueda profundizar en los motivos, los significados y la exploración de elementos subjetivos que ofrezcan nuevas evidencias sobre la permanencia de las relaciones. Por otra parte, se contempla la posibilidad de ampliar la población objeto de estudio a otros colectivos de jóvenes en situación de dificultad, a fin de lograr una muestra de mayor representatividad, y de buscar la incorporación al estudio de mujeres que participan en programas de mentoría con perspectiva a largo plazo.
Finalmente, se despliega una vía de investigación que permite explorar el capital social como herramienta facilitadora de resiliencia y como estrategia de afrontamiento ante las dificultades en los procesos de transición a la vida adulta de juventud en situación de vulnerabilidad social, a la vez que resalta a la mentoría intergeneracional en su rol de soporte social.
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Declaración de conflicto de intereses
La autora declara no tener conflictos de intereses.
Declaración ética
El presente artículo científico reporta los resultados de una investigación que involucra a diferentes personas participantes en programas de mentoría del Grupo Bogan S. Coop. de Iniciativa Social, en Navarra y Vizcaya, España. Por ello, se declara el respeto a su autonomía en la participación en la investigación. Las personas participantes fueron informadas sobre los objetivos, los riesgos y aportes del estudio, y dieron su consentimiento previo de manera voluntaria e informada para su participación y para la explotación de los datos obtenidos por parte de la investigadora. Todas las personas participantes fueron seleccionadas de manera equitativa, sin discriminación de ninguna índole.
Jaime Ariztegui. (2024). Mentoría relacional con juventud en dificultad social. Revista Andina de Educación 7(2), 000729. Publicado bajo licencia CC BY-NC 4.0