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Artículo de investigación

DOI: https://doi.org/10.29078/procesos.n60.2024.5584

Cristóbal Colón, figura de la libertad americana. Elaboración de un imaginario político en tiempos de la Independencia (1784-1830)*


Christopher Columbus, Symbol of American Freedom. The Making of a Political Imaginary at the Time of Independence (1784-1830)


Cristóvão Colombo, figura da liberdade americana. Elaboração de um imaginário político nos tempos da independência (1784-1830)


Georges Lomné ORCID

Universidad Gustave Eiffel / ACP Marne-la-Vallée, Francia georges.lomne@univ-eiffel.fr. Email

Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, , n.º 60 (julio-diciembre 2024), 139-170. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780


Fecha de presentación 18 de noviembre de 2024
Fecha de evaluación 3 de diciembre de 2024
Fecha de aceptación 23 de diciembre de 2024


Cómo citar: Lomné, Georges. "Cristóbal Colón, figura de la libertad americana. Elaboración de un imaginario político en tiempos de la Independencia (1784-1830)". Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.° 60 (julio-diciembre 2024): 139-170. https://doi.org/10.29078/procesos.n60.2024.5584.



RESUMEN

Desde 1992, la imagen de Cristóbal Colón parece concentrar el odio hacia el legado hispano en los países hispanoamericanos. Tal postura no deja de sorprender si se considera que el descubridor del Nuevo Mundo brindó a George Washington, Francisco de Miranda y Simón Bolívar un rostro idóneo para figurar la libertad americana frente al absolutismo monárquico. Para entender la paradoja, este artículo indaga primero en el fascinante face-à-face de Miranda con el “gran Colombo”, Columbia, y luego Colombia, que se pensó según la tradición clásica y sus intérpretes románticos. Luego, se examina cómo Juan García del Río se adecuó al proyecto mirandino y a la voluntad expresada por Bolívar en la Carta de Jamaica de brindar “un tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio”.

Palabras clave: historia de Hispanoamérica, Cristóbal Colón, América, Independencia, representación, Colombia, Francisco de Miranda, Juan García del Río, siglo XVIII, siglo XIX.


ABSTRACT

Since 1992, the image of Christopher Columbus seems to be the focus of hatred towards the Hispanic legacy in the Hispanic American countriesSuch a position is not surprising considering that the discoverer of the New World provided George Washington, Francisco de Miranda, and Simón Bolívar with an ideal face to represent American freedom in the face of monarchical absolutism. To understand the paradox, this article first explores Miranda’s fascinating face-à-face with the “great Colombo”, Columbia, and later Colombia, were thought along the lines of the classical tradition and its romantic interpreters. Then, it examines how Juan García del Río adapted to the Mirandino project and to Bolívar’s will stated in the Jamaican Letter to offer “a tribute of justice and gratit de to the creator of our hemisphere”.

Keywords: History of Hispanic America, Christopher Columbus, America, Independence, representation, Colombia, Francisco de Miranda, Juan García del Río, 18th Century, 19th Century.

RESUMO

Desde 1992, a imagem de Cristóvão Colombo parece ter alimentado oódio contra a herança hispânica nos países hispano-americanos. Talposição é surpreendente se considerarmos que o descobridor do NovoMundo forneceu a George Washington, Francisco de Miranda e SimónBolívar um rosto ideal para representar a liberdade americana diante do absolutismo monárquico. Para compreender o paradoxo, este artigo explora o fascinante cara a cara de Miranda com o “grande Colombo”, Columbia, e mais tarde Colômbia, foram concebidas de acordo com as diretrizes da tradição clássica e seus intérpretes românticos. Em seguida, examina-se como Juan García del Río se adaptou ao projeto mirandino e ao desejo expresso por Bolívar, na Carta de Jamaica, de oferecer “un tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio” (uma homenagem de justiça e gratidão ao criador do nosso hemisfério).

Palavras chave: História hispanoamericana, Cristóvão Colombo, América, Independência, representação, Colômbia, Francisco de Miranda, Juan García del Río, século XVIII, século XIX.






¿Hasta dónde se puede calcular la trascendencia de la libertad del hemisferio de Colón?

Simón Bolívar 1

-¡Prefiero que no menciones a Simón Bolívar! -Perdón -dijo Doria, comprendo que su nombre te sea poco grato. Él deshizo lo que tú hiciste.

Alejo Carpentier 2

INTRODUCCIÓN


En diciembre de 1788, al término de una larga gira de cuatro años por el norte de Europa, Francisco de Miranda se dirigió a Génova desde Marsella. Bajo la identidad de un "Gentilhombre livoniano", 3 navegaba por la costa de Liguria cuando el 25 de diciembre, según relata, "al romper el día amanecimos sobre el village de Cogolleto Patria del inmortal Cristobal Colombo... ó con qe. terneza y admiración la mirava; mas apenas hai aqui quien sepa quien es Colombo, ni que esta fuese su Patria [...] recivirás ó manes inmortales! sin embargo mi visita en olocausto!". 4 Mas el barco que lo llevaba no se detuvo, y siguió su rumbo hacia Génova por "esta deliciosa, y Pobladisima Rivera". No fue sino a 13 de enero cuando Miranda decidió regresar por tierra al puerto de Cogoleto, a unos treinta kilómetros al oeste de Génova. Su Diario informa también sobre su pesquisa: interrogó a un descendiente de Colón y escudriñó en vano los libros bautismales para descubrir "un mal retrato de Colombo" en la sacristía de la iglesia. En suma, "la tradición era lo único que existia; y una Casa que todo el mundo llamava, y avia llamado, pr. La misma casa de colombo [...] donde este avia nacido, y vivido algún tiempo &c". 5 Al reportar la lluvia y el frío de aquel infructuoso día, Miranda escribió estas últimas líneas antes de irse a dormir: "io sufro el mal rato con gusto pr. Ser un Pelegrinage, que con reconosimiento, y fervór ofresco á los manes de aquel SemiDios -mucho mas Digno, y racional que los que se tributan á La Meca: Pechersqui: Loreto: Compostela, &c. &c.". 6 Consta que el 7 de febrero, mientras esperaba la clemencia del mar para devolverse a Marsella desde Génova, la figura del descubridor seguía obsesionando a Miranda, pues se pasó el día "en Casa leiendo la vida del insigne Colombo en su elogio". 7

En rigor, el testimonio de Miranda (figura 1) sobre la crudeza del invierno que antecedió a la Revolución francesa interesó más al maestro Parra Pérez que el grandilocuente homenaje a Colón. 8 No obstante, treinta años más tarde, Salcedo Bastardo vio en el fugaz "peregrinaje" del caraqueño a Cogoleto la indudable señal de una admiración que acuñaría su proyecto político. ¿Acaso no compró Miranda en Jamaica, en 1781, una carta de Colón dirigida al rey Fernando que incorporó luego a su archivo? 9 Es más, ¿no ideó luego el plan de libertar a América, volviendo a bautizarla Colombia y dotándola de una futura capital federal denominada "Colombo" que ambicionaba situar en el istmo de Panamá? En 1801, en su "bosquejo de Gobierno Federal", le adjuntó incluso al nombre "Colombo" el epíteto de "augusto" antes de tacharlo y reemplazarlo por "celebre" 10 (figura 2). Quizá esta fue una manera de darle un toque más moderno. A nuestro parecer, el descubridor del Nuevo Mundo brindó entonces a Miranda un rostro idóneo para figurar la libertad americana frente al absolutismo monárquico, asociado con la figura de Fernando de Aragón. A partir de 1810, sería asociado con la de su epígono, Fernando VII. Ello no deja de sorprender si consideramos que desde 1992 la imagen de Colón concentra el odio hacia el legado hispano alentando en muchos países hispanoamericanos, como si se tratara de un revivir de la "Leyenda Negra". 11 Por tanto, nos corresponde entender cómo, a manera de paradoja, pudo valorarse tanto a Colón en tiempos de las independencias.


Figura 1 Miranda. Con una vista del bombardeo de Amberes

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Fuente: Grabado de Charles-Étienne Gaucher, según el dibujo de Lebarbier, París, 1792, Colombeia, fondo Viajes, t. I, s. n.



Figura 2 Miranda tacha el epíteto de "augusto" y lo remplaza por "celebre" para calificar a Colombo, "!a quién el mundo debe el descubrimiento de esta bella parte de la tierra!

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Fuente: "Esquise de Gouvernement Federal" ["Bosquejo de Gobierno Federal"], 1801, Colombeia, fondo Negociaciones, t. III, doc. 536, f. 107.


El cuestionamiento debió de ser americano en sus albores si consideramos que, en Europa, el interés por el descubridor de América empezó a eso de los años 1820, cuando se publicó el corpus documental colombino, encontrado a finales del siglo XVIII entre los papeles de la familia del Duque de Alba. En Inglaterra, este mismo interés coincidió con cierta inclinación hacia España 12 y con el criterio muy favorable difundido por William Robertson hacia la mismísima persona del descubridor. 13 Aquel culminó gracias al formidable alcance que tuvo, a partir de 1828, la biografía redactada por el norteamericano Washington Irving. 14 Tratándose del resto de Europa, de 1821 a 1840, 31 publicaciones fueron dedicadas a Colón en Francia y 24 en Italia, cuando en el siglo XVIII apenas se contaron 8 y 13, respectivamente. 15 La fascinación por el genovés encontró cabida, tanto en Francia como en Inglaterra: el Romanticismo destacó la dimensión trágica de su destino, tal como lo hizo con Cromwell o con Galileo, otros tantos héroes de la libertad. En España, al contrario, este despertar fue muy lento: contamos solo con tres libros dedicados a Colón de 1821 a 1840 y 12 para el período 1841-1860. Fue a partir de 1861, y sobre todo de 1881 a 1900, con ocasión del cuarto centenario, cuando España se apasionó por el genovés y abogó incluso a favor de su canonización. ¿De dónde viene, entonces, el evidente afán de los españoles americanos por Colón desde finales del siglo XVIII, considerando que su Madre Patria no le dedicó ningún libro en el siglo XVI, apenas uno en el siglo XVII y algún otro en el siglo XVIII? Quizás tengamos que mirar entonces hacia los Estados Unidos. Jorge Cañizares-Esguerra defiende el postulado según el cual Colón sería un mero "invento de patriotas gringos". La figura de Colón se hubiera convertido de repente en "una alternativa al ancien régime y a la brutalidad hispánica en particular". 16 He aquí la paradoja que nos interesa entender: "un hombre que prosperó en medio de empresas esclavistas en África, América y Canarias" se convirtió en "destructor de cadenas" a ojos de George Washington, antes de serlo para Miranda y Bolívar.

Este ensayo tratará, entonces, de analizar cómo pudo Colón figurar la libertad del hemisferio occidental hasta regir la onomástica de la república "de forma colosal" 17 que creó la Ley Fundamental del 17 de diciembre de 1819: Colombia. Por lo tanto, interrogaremos primero el complejo y fascinante face-à-face de Miranda con el genovés. ¿Desde cuándo y en qué contexto el caraqueño elaboró un ideario continental de la libertad fundado en la figura del descubridor de América? Nos interesaremos luego en un personaje que la historiografía ha descuidado, el cartagenero Juan García del Río. Veremos que este amigo personal de San Martín resucitó la genuina utopía de Miranda en los años 1820, al ser, tanto en la región andina como en Europa, un adalid de la "Era Columbiana".


DE COLON A COLOMBIA, LA PERSONA FICTA DEL HEMISFERIO OCCIDENTAL


Entre los semidioses de la antigüedad: Cristóforo Colombo

Nada más vislumbrar las cimas de Cogoleto desde el mar, en ese amanecer del Día de Navidad de 1788, Miranda decidió apodar a Colón de "SemiDios". Este impulso poético remitía quizás a un texto de Joseph Mandrillon. En 1784, este banquero francés había publicado un relato de viaje por la América del Norte en el cual alababa sin rodeos a George Washington. 18 Al final de esta edición había colocado un ensayo sobre el descubrimiento del Nuevo Mundo, donde sentenciaba: "En un siglo de mayor ilustración, bajo un gobierno más justo que el de Fernando, Colón hubiese gozado, vivo, de su inmortalidad [...]. La antigüedad hubiese elevado a Colón al rango de sus semidioses, y se hubiese quemado incienso en los altares que le habría erigido". 19 Tal opinión venía después de una larga demostración en la cual eximía a Colón de todas las atrocidades de las que se podían culpar a los conquistadores. No cabía duda para Mandrillon: si "el descubrimiento de América" resultó ser un "mal" para la humanidad entera, "¡cuán renombre para la historia, la grandeza de Colón y de Gama! Recuerdan las dos empresas más admirables de las cuales el ingenio humano pueda glorificarse". 20 Pero más le importaba aún establecer un paralelo entre el descubridor del Nuevo Mundo y su libertador. Para subrayarlo, Mandrillon envió su libro a George Washington en junio de 1784, 21 cuando Miranda se encontraba todavía en Nueva York compartiendo con prominentes patriotas norteamericanos su fascinación por Colón.

Luego de su "peregrinaje" a Cogoleto, Miranda se inspiró también -sin duda alguna- en el libro que leyó en Génova en febrero de 1789: Elogi storici di Cristoforo Colombo e di Andrea D'Oria 22 (figura 3). Esta obra en dos partes ambicionaba mantener vivo el "espíritu de libertad" como lo habían hecho los griegos frente a los "feroces persas". 23 Había acudido a la obra un ilustrado genovés, el marqués Ippolito Maurizio Maria Durazzo, conocido por su afán de instruir a la juventud. Miranda visitó en Génova su "Villeta de estudio" y alabó "uno de los poquísimos que han dadose la pena de viajar -y de escrivir alguna Cosa- es el author del Elogio de Colombo". 24 Tampoco pudo ignorar un largo poema de Robert-Martin Lesuire publicado en París ese mismo año de 1781: Le Nouveau monde, ou Christophe Colomb. Al volver a publicarlo en 1799 con unas leves modificaciones, Lesuire ¡no temió en compararlo con la Odiseia y la Iliada! 25 Los 24 cantos épicos dejaban aflorar a Colón bajo los rasgos de un visionario al que España despreció. Los versos relataban un viaje iniciático en un momento histórico -la Revolución francesa- "que estima más conveniente sustituir la Libertad a la Verdad". 26 En el octavo canto, Colón se adentraba en el "Templo de la Verdad y el Misterio" donde una joven sacerdotisa le develaba el significado de su gesta y elogiaba la sabiduría de quienes menospreciaban el oro como el "gran legislador de los pueblos del Perú". En fin, el relato eximía a Colón de las funestas consecuencias que tendría su descubrimiento, culpando a los "Crueles Españoles". 27


Figura 3 Portada de Elogj Storici di Cristforo Colombo e di Andrea D'oria

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Fuente: Ippolito Durazzo y Nicolò Grillo Cattaneo, Elogj Storici di Cristforo Colombo e di Andrea D'oria (Parma: Stamperia Reale, 1781).


En 1800, la Histoire universelle continuée jusqu'à nos temps publicada en La Haya afianzó la idea: "este gran hombre que había sufrido tantos peligros y prestado tan grandes servicios a España fue mal premiado, porque los celos y la envidia le persiguieron. No tuvo la gloria de dar su nombre a la nueva parte del mundo". 28 En suma, el ingenioso descubridor no participó del proyecto de conquistar y someter a América. Es más, se lo debía considerar como a un héroe de la libertad. El propio Miranda no confesó otra cosa a Manuel Gual ese mismo año:

Si consideramos quan grandes esfuerzos de Constancia, Riesgos y Perseverancia [sic] Magnanimidad costó al gran Colombo el Descubrimiento del nuevo mundo, veremos amigo mió lo poquisimo que han hecho aun los hijos de America para darle el lustre, felicidad y gloria à que la Naturaleza parese averla (sic) destinado! - Travajemos pues con Perseverancia y Rectas intenciones en esta noble empresa dexando lo demás à la Divina Providencia que es siempre [sic] el Arbitro Supremo de las obras humanas! que quando no nos resultase (à nosotros Personalmente) mas gloria, que la de haver trazado el Plan, y hechado los primeros fundamentos de tan magnífica empresa, harto pagados quedaremos; Delegando à nuestros virtuosos y dignos sucesores, el Complemento de esta Estupenda Estructura, que debe si no me engaño, sorprender los Siglos Venideros. 29

El fracasado "plan" del "caballero andante de la libertad", Francisco de Miranda

En el invierno del año 1806, Miranda intentó concretar la realización de este "Plan" que venía proponiendo al gobierno inglés desde 1790, o sea, emancipar la América española y dotarla de una monarquía constitucional gobernada por un inca. Fue cuando surgió el nombre de "Colombia". Miranda logró armar tres navíos para la expedición que planeó y recibió enseguida el apodo de "Washington de la América del Sur". 30 James Biggs reportó que Miranda izó la bandera de Colombia por primera vez en el Leander el 12 de marzo de 1806: esta estaba "compuesta por los tres colores primarios que predominan en el arcoíris". 31 La prensa londinense vio en ello "la insignia de los antiguos peruanos" desplegada "con brillo", 32 bajo el lema de "¡Viva el Rey de España, y muera el mal Gobierno!". 33 La figuración de Colombia remitía, entonces, a una bandera tricolor, de simbólica incierta, y a un pabellón donde un sol naciente podía significar el albor de tiempos nuevos. En aquel momento, la idea de libertad prevalecía sobre cualquier otra y Biggs reportó cómo Miranda establecía una concordancia de los tiempos entre su empresa y la de Cristóbal Colón.

El 21 de julio de 1806, Miranda difundió, en Trinidad, por los lugares públicos de Port of Spain, una proclama destinada a reclutar voluntarios para su ejército libertador. Esta concluía con énfasis: "El golfo que Colón descubrió primero y honró con su presencia, será testigo ahora de las brillantes acciones de sus nobles esfuerzos". 34 Miranda padecía entonces el desconcierto que había despertado entre sus partidarios, desde finales de abril, al haber abandonado a 60 de ellos en Ocumare frente a los guardacostas españoles. Biggs recalcó entonces el profundo malestar de la plana mayor cuando, además de las ilusas promesas de reparto de tierras, presenciaron el lirismo de su jefe en honor al descubridor de América: "Esta cosa no excita sino lo ridículo, y los oficiales están disgustados con ella. El general desautoriza una sublime reacción". 35 Anotemos que en los tres ejemplares manuscritos de la proclama que se encuentran en la Colombeia, Miranda vaciló entre dos expresiones en cuanto a su valor inclusivo o no: "your gallant efforts" ["sus gallardos esfuerzos"] y "our gallant efforts" ["nuestros gallardos esfuerzos"]. 36 La prensa británica se hizo eco de tal incertidumbre al reproducir la proclama. 37


Figura 4 Carta en francés de Miranda a Jefferson, Nueva York, 22 de enero de 1806

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Fuente: Tucker-Coleman Papers, serie 2, Thomas Jefferson Correspondence, Special Collections Research Center, Swem Library, College of William and Mary, Mss. 40 T79. https://founders.archives.gov/documents/Jefferson/99-01-02-3083.


Por tanto, a ojos de Biggs, Miranda no era sino otro Quijote, un "caballero andante de la libertad". 38 ¿Acaso el general no había escrito a Jefferson, respecto de "notre chere Colombia" [nuestra querida Colombia] (figura 4): "Veremos renacer de cierta manera, el famoso Siglo cuyo retorno invocaba este Romano celebre, a favor del género humano"? Miranda citaba adrede unos versos de la cuarta Égloga de Virgilio que Biggs puso en la traducción de John Dryden al traducir la carta del francés al inglés, 39 cuando Miranda los había dejado en latín:

Ultima Cumœi venit jam Carminis /Etas

Magnum ab integro Seculorum Nascitur ordo. iam redit et Virgo, redeunt Saturnia Regna" 40

La postrimera edad de la Cumea, I

la doncella virgen ya es llegada,

I torna el Reino de Saturno, i Rea.

Los siglos tornan de la edad dorada. 41

La referencia al lema del gran sello [The Great Seal] de los Estados Unidos -Novus ordo seclorum (Un nuevo orden de las Edades)- debió ser evidente para Jefferson. La profecía de la Sibila de Cumas evocada por Virgilio se aplicaba a la vez tanto a Roma como al continente americano, tal como lo significó Charles Thomson en 1782. 42 Así Miranda podía identificarse él mismo con "otro Tifis" que guiaba a "los varones insignes en armas" [Delectos heroas]. 43 ¿Acaso el piloto de los Argonautas no había fascinado a Colón? Unos versos más adelante, Virgilio asociaba precisamente el retorno de Tifis a la edad de oro.

El invento de Colombia: una heurística

En octubre de 1792, Miranda mandó al girondino Armand Gensonné un proyecto de manifiesto a sus compatriotas en el cual decía: "Aquí fue que en el año de 1784 en la ciudad de Nueva York, se pusieron los fundamentos [sustantivos ?] solidos [sic] se formó el proyecto actual de la Lib Em [sic] Yndependencia, y Libertad de todo el Continente Hispano-Americano". 44 Y no cabe duda que fue durante su Grand Tour por los Estados Unidos, de junio de 1783 hasta diciembre de 1784, cuando descubrió la alegoría poética de "Columbia". 45 Si esta había sido popularizada gracias a las poesías de Philip Freneau, 46 Timothy Dwight 47 y Joel Barlow, 48 huelga decir que la historia oficial destacó siempre la importancia del poema de una joven manumisa, Phillis Wheatley, que profetizaba la derrota de Britannia frente al "furor de Columbia". En octubre 1775, conmovido por ese ímpetu patriótico que se le había dedicado en persona, Washington hizo publicar el poema y lo convirtió en emblema de su combate por la libertad. 49 Miranda conoció a Washington en Filadelfia, el 8 de diciembre de 1783, dejándonos el testimonio de la entrada triunfal del general: "Niños, hombres, y mugeres expresavan tàl contento, y satisfaccion como si el Redemptór huviese entrado en gerusalem!". 50 Al reflexionar sobre este "aplauso general", llegó a comparar a Washington con el foco de luz que lograba concentrar el ustorio durante una experiencia de óptica: "asi igualmte las producciones y hechos de tantos individuos en America reflexan sobre la independencia y consentran como en el foco, en Washington! [...] usurpación tan caprichosa, como injusta". 51 Ello permite entender que Miranda, fascinado por este "Ydolo", se haya puesto a celebrar tanto la alegoría que este encarecía -Columbia- como el propio Colón.

Consta que la toponimia de la joven república se haría eco de ello. 52 Así mismo, el propio King's College de Nueva York pasó a ser el Columbia College en 1784, mientras "Don Miranda" se hospedaba en la ciudad. En estos años, todas las invitaciones y tarjetas de Miranda llevaban la abreviación de "Col. on Miranda" o de "Colon Miranda" para significar, no sin gracia alguna, "Colonel Miranda" 53 (figura 5). Es más, su fascinación ya sentada por la figura del descubridor de América ha de explicar por qué el 26 de abril de 1784 se le informó que el presidente del Senado de Nueva York había accedido al deseo de Maria Farmer de ofrecer a esta asamblea la copia de un retrato de Cristóbal Colón, con fecha de 1592. 54 El cuadro, que era propiedad de la familia de aquella patricia, se conoce hasta hoy como The Farmer Portrait. Fue traído a Nueva York por Jacob Leisler, a eso de 1660, y ofrecía un retrato muy imaginativo de Colón. 55 Podemos sugerir, entonces, que fue en Nueva York cuando Miranda retomó las figuras de Colón y de Columbia como un legado del patriotismo vigente en América del Norte. Este legado se transformó en Londres, a lo largo de los sucesivos proyectos de independencia que propuso al gobierno inglés, 56 bajo el término de "Colombia". Por tanto, a Colón se lo caracterizó como héroe de la libertad anhelada por los criollos. Al publicar en 1799 la traducción al castellano de la Lettre aux Espagnols-américains de Juan Pablo Viscardo y Guzmán, Miranda dio a conocer a toda Europa el argumento de "la ingratitud y la injusticia de la corte de España, su infidelidad en cumplir sus contratos, primero con el gran Colombo". 57

Al ocupar Coro, en 1806, Miranda había repartido la traducción de la carta entre los pocos habitantes que no habían huido y les había incitado a considerarse como "americanos colombianos". 58 De vuelta a Inglaterra, obtuvo de James Mill que la comentara en The Edinburgh Review or Critical Journal con ocasión de su artículo "Emancipation of Spanish America". 59


Figura 5 "Colon Miranda". Invitación a un salón de baile. Nueva York. 1783

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Fuente: Colombeia, fondo Viajes VI, doc. 706, f. 177.


Para estas fechas, Miranda carecía del apoyo británico en sus planes bélicos a causa del repentino tratado de alianza que firmó la Junta Central con el gobierno inglés y no pudo sino dedicarse a la propaganda. En una carta fechada del 23 de enero de 1809, le confesó a John Downie desde el HMS Victory, al relatarle la derrota inglesa frente a Soult: "Sabe Usted, mi general, cuánto soy un entusiasta admirador de Colón. Por tanto, he sido muy afortunado al salvar a su descendiente directo, el Duque de Veragua, que iba a caer en manos de los franceses. Al embarcar en La Coruña entre los últimos, lo llevé a bordo de The Admiral a él y varios de sus baúles. Se mostró muy agradecido y me ofreció unas valiosas recompensas, empero, en estas circunstancias, consideré que no podía aceptar sino un retrato de Colón, que conservo ahora y valoro como si fuera cualquiera de los dedos de mi mano". 60 Uno no deja de entender entonces por qué, en 1810, los cinco números de su efímera gaceta El Colombiano, no le han dedicado la menor disertación a Colón. 61 Luego, el desengaño en tierras venezolanas y el humillante retorno a España, con grillos, en 1813, debieron infundir en Miranda el sentimiento de que su destino iba a ser semejante al de Colón. 62


JUAN GARCÍA DEL RÍO, OLVIDADO ADALID DE LA "ERA COLUMBIANA"


La Biblioteca Columbiana

En septiembre de 1815, mientras a Miranda, con la argolla al cuello en los calabozos de Cádiz, se le avecinaba la muerte, Simón Bolívar plasmaba en la Carta de Jamaica la voluntad de despertar el latir del "corazón de América" uniendo a Venezuela con la Nueva Granada: "Esta nación se llamaría Colombia, como un tributo de justicia y gratitud al creador de nuestro hemisferio". 63 Si Bolívar había retomado con anterioridad la onomástica heredada del ideario de Miranda en el Manifiesto de Cartagena de 1812, la mención a Colón cobraba, eso sí, verdadero interés. Elise Bartosik-Vélez ha notado cuán difícil resulta saber lo que El Libertador opinó del genovés más allá del criterio común observado a finales del siglo XVIII. 64 Debemos confiar, entonces, en el testimonio tardío de O'Leary acerca de Bolívar en vísperas del Congreso de Angostura de diciembre de 1819:

A sus íntimos amigos decía: el plan en sí mismo es grande y magnífico; pero además de su utilidad deseo verlo realizado, porque nos dá la oportunidad de remediar en parte la injusticia que se ha hecho á un grande hombre, á quien de ese modo erigiremos un monumento que justifique nuestra gratitud. Llamando á nuestra república Colombia y denominando su capital Las Casas, probarémos al mundo que no sólo tenemos derecho á ser libres, sino á ser considerados bastantemente justos para saber honrar á los amigos y á los bienhechores de la humanidad: Colon y Las Casas pertenecen á la América. Honrémonos perpetuando sus glorias. 65

Un año antes, en 1818, había sido publicada la biografía de Colón escrita por Luigi Bossi Visconti. Este había colaborado activamente con Bonaparte quien le había pedido ordenar los archivos italianos para luego seleccionar y llevarse unos 600 manuscritos a París. Bossi se quedó hasta 1814 en la zona ocupada por Francia en el norte de Italia antes de exiliarse. En este período redactó su Cristoforo Colombo. El conde pretendía acercarse a la realidad histórica de Colón, gracias a los numerosos documentos que adjuntó a su obra: el genovés había descubierto un "hemisferio" y fue víctima del absolutismo hispánico. Colón seguía siendo un héroe de la Libertad y el famoso grabador Ambroise Tardieu hizo entonces un retrato apto para difundir ampliamente su imagen (figura 6). Fue precisamente cuando Juan García del Río empezó a enmendar la utopía mirandina, difundiendo en Chile su propio concepto de Columbia. A los tres años, el éxito de la expedición del Perú le abriría nuevos horizontes al cartagenero. En julio de 1821, entró en Lima al costado de San Martín al que los limeños se apresuraron en llamar "Washington nuevo" y "Marte Colombio". 66 García de Río desempeñó un papel clave en esta heroización, 67 pero también en la conformación del proyecto político de San Martín, confiriéndole precisamente un toque "columbiano". En signo de particular aprecio, el flamante "Protector" lo nombró al despacho de las Relaciones Exteriores del Perú el 31 de agosto de 1821. Fue en tal contexto cuando García del Río pudo llevar a cabo un proyecto editorial dedicado a reactualizar un "Plan" parejo de Miranda. A inicios de diciembre de 1821, empezó a publicar en Lima La Biblioteca Columbiana bajo su autoría casi exclusiva, como lo demostró Guillermo Guitarte. 68

El prospecto de la obra aclaraba sin rodeos lo que debía entenderse por Columbia. 69 García del Río utilizó la voz que sirvió de estandarte a George Washington 70 para evitar toda confusión con la república que se había adueñado de la onomástica del diseño original de Francisco de Miranda. Así, quiso rescatar lo esencial del Plan de Miranda con miras a regenerarlo. Por una parte, fijaba el inicio de "la Era Columbiana" en 1809, con los primeros gritos de Libertad, y no con el Congreso de Angostura. Por otra parte, el "horizonte columbiano" abarcaba la "esfera del continente que habitamos" y no se reducía a las fronteras del estado diseñado en la Villa del Rosario de Cúcuta. El propósito de García del Río se adecuaba al de Miranda: se trataba de sustituir "la denominación de Columbia á la de América" y de contribuir a "hacer feliz al hombre columbiano". 71 Por tanto, urgía "difundir la ilustración". Una "Dedicatoria" precisaba incluso que un "Columbiano" -a entender: García del Río- se dirigía a la "gran familia columbiana" para recordarle cuán incierto permanecía el combate por la libertad, por muy asegurada que pareciera la independencia.


Figura 6 "Christophe Colomb", grabado por Ambroise Tardieu, ca. 1824

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Fuente: Catálogo General, Biblioteca Nacional de Francia, https://catalogue.bnf.fr/ark:/12148/cb40587887s.


La denegación de Amérigo Vespuccio

En las traducciones libres que introdujo en La Biblioteca Columbiana (figura 7), García del Río se esmeró en sustituir la voz América por la voz Columbia. En la versión traducida que dio del ensayo de Jean-Joseph Regnault-Warin, sobre el "origen y progresos de los conocimientos humanos", el cartagenero modificó incluso el texto: fue así como el "descubrimiento de América" se hizo "descubrimiento de Columbia". 72 Haciendo eco a Mandrillon, se celebraba, entonces, a Gama y Colón que,


Figura 7 Juan García del Río, La Biblioteca Columbiana, t. 1, n.° 1 (Lima: Imp. de Manuel del Río, 1821)

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Fuente: Hemeroteca digital, Biblioteca Nacional de España, ZR/372, https://hemerotecadigital.bne.es/hd/card?oid=0061481730.


aumentando las riquezas y facilitando la comunicación de la sociedad general de las naciones, estimularon la actividad y la energia [sic] en términos que mudaron todas las relaciones, acrecentaron la poblacion [sic] europea, sometieron nuevos pueblos al influjo de la industria y de las ventajas de cambios recíprocos, y proporcionaron à todos el goce (que àntes [sic] estaba reservado à pocos) de producciones y efectos de remotos climas, que contribuyen à la comodidad, á las delicias y recreo de la vida. Asi ha hecho el hombre al universo entero tributario de sus placeres, transplantando los productos de un polo à otro y trocando los diamantes, las especerías, perfumes y telas del Asia por los preciosos metales de Columbia, por sus deliciosos frutos, é inapreciables maderas. 73

Cabe recalcar que García del Río no solo sustituyó América por Columbia, sino que también borró el nombre de Américo Vespucio que figuraba entre los de Colón y Vasco de Gama en el texto original. 74 Procedió de la misma manera con un extracto del libro de De Pradt: De la Révolution actuelle de l'Espagne, et de ses suites, modificando el vocabulario original y borrando el sustantivo América y todas sus locuciones derivadas (tabla 1). 75

El "abate de América" gozaba de una inmensa fama desde la publicación, veinte años atrás, de su libro: Les trois âges des colonies, ou de leur état passé, présent et à venir. Publicado en 1801, el primer tomo arrancaba con una frase lapidaria: "La brújula y Colón [...] han revelado y dado el nuevo mundo al antiguo". 76 Proseguía alabando la figura de este "famoso navegador" y destacando todo lo que España le debía: "¿Cuánto no hizo por ella?". 77 Sin embargo, De Pradt prometía, a quien supiera organizar con tino la ineludible separación de las colonias de su Madre Patria, la perspectiva de ser "más admirable que Colón": "devolverá a las colonias lo que éste les arrebató; las volverá mil veces más provechosas para Europa que cuando Colón se las entregó, y si solo alcanzase la grandeza de aquel gran hombre, este mero título bastaría para glorificarle". 78 No sabemos si el abate apostrofaba al propio "Príncipe de la Paz", Manuel Godoy, pero estas palabras pudieron ser reinterpretadas luego por los criollos y adecuarse a quien emanciparía verdaderamente el continente.

Al principio de La Biblioteca Columbiana, García del Río añadió un largo "Bosquejo" ponderando este como un monumento ante la "causa de la libertad". El concepto mismo de Columbia se vinculaba en muchos aspectos con el "gran Proyecto" 79 que Francisco de Miranda había presentado a William Pitt en febrero de 1790 y en enero de 1798. Dicho de otro modo, la propuesta de un gobierno mixto, el cual se esforzaba en aunar a la vez un régimen bicameral a la inglesa con un poder hereditario, asumido por un "Ynca hereditario". 80


Tabla 1 Transformaciones lexicales operadas en 1821 por Juan García del Río en la traducción del libro del Abate De Pradt

Voz utilizada por De Pradt Traducción de García del Río Número de transformaciones
Amérique - Columbia 19
- Aquel continente 1
L'Amérique du midi - El continente austral 1
- La parte meridional de Colombia 1
L'Amérique méridionale El Continente meridional 1
Américaine - Colombiana 1
- Del Nuevo Mundo 1

Fuente: Traducción del libro de Dominique-Georges Frédéric De Pradt, De la Révolution actuelle de l'Espagne, et de ses suites. París: Chez Béchet Aîné, Librarie-Éditéur, 1820.

Elaboración propia.


Varios historiadores 81 han señalado que la parafernalia inca del primer proyecto mirandino halló su mayor fuente de inspiración en el poema de Barlow, The Vision of Columbus, publicado en 1787. O sea, en rigor, el esbozo previo de The Columbiad, publicado en Filadelfia veinte años más tarde y que García del Río había celebrado desde Chile, en El Telégrafo, en julio de 1819.

La sombra de Joel Barlow

Después de Steven Blakemore, Elise Bartosik-Vélez puso de relieve el grado de "eschizofrenia ideológica" 82 que proporcionaba la obra de Barlow (figura 8): ¿cómo pudo un autor tan orgulloso de su republicanismo producir una obra épica influenciada por La Eneida y, por ende, adecuarse a una ideología imperial? A nuestro parecer, esta paradoja es clave. De Pradt, en la introducción a su obra de 1801, se valió de la tradición clásica como referente para anunciar la ineludible emancipación de la América española:

Al inventar sus cuatro edades, la fábula colocó la de oro al primer rango. La historia coloca de otra manera las edades de las colonias: empezaron por la edad de hierro. Estaban en la edad de plata, al menos para sus metrópolis a quien remitían mucho este metal. Entrarán en la edad de oro, cuando se les permite existir por ellas mismas [...]. Terminarán entonces por donde el género humano empezó, tal como se supone. 83


Figura 8 Joel Barlow, The Vision of Columbus, 5.a ed. corregida, París, 1793

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Fuente: Google Books, https://books.google.fr/books?id=Mv4SAAAAIAAJ&printsec=frontcover&hl=fr&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false.


Esta edad de Saturno era la que mencionó Miranda pocos años después en su correo a Jefferson. Pero cabe señalar que remitía más al siglo de oro, a los aurea sœcula de Virgilio o al aureum sœculum de Horacio, que a la edad de oro, el aurea aetas de Ovidio: tenía por tanto ¡un cariz secular, en sentido propio, y augusteo! William Spence Robertson, quien ha sido quizás el mejor intérprete del pensamiento político de Miranda, lo caracterizó en suma como un "demócrata aristocrático", admirador de las instituciones inglesas y ansioso de establecer una "república imperial". 84 Vemos también aquí cómo la estética contrae la política: Columbia y luego Colombia se pensaron, al fin y al cabo, según las pautas imperiales plasmadas en la poesía de Virgilio.

Sin embargo, tal como lo había hecho De Pradt, García del Río se esmeró en insertar la insurrección columbiana en el combate por "la santa libertad": "la revolucion que agita el mundo de Colon, no es un episodio fugitivo en una historia aislada, sino un movimiento universal ácia la felicidad". 85 Todo aquello, a pesar del error de los "nuevos gobiernos" por "exâltar sobremanera las ideas democráticas". 86 Así comulgaba en 1821 con el criterio de San Martín 87 pero, a diferencia de Miranda, el príncipe hereditario que ambos sugerían debía ser de estirpe europea. Dos años más tarde, García del Río tuvo otra oportunidad de alabar la figura de Cristóbal Colón en La Biblioteca americana que publicó en Londres junto con Andrés Bello. El cartagenero rindió homenaje entonces a "los habitantes de Venezuela i de Cundinamarca", que al querer constituirse en "cuerpo de nación", quisieron "reparar para con el descubridor del Nuevo Mundo la injusticia que el tiempo sancionó por tantos siglos". Así, vislumbraba Colombia como "un monumento vivo, que atestigüe a las jeneraciones [sic], i a los siglos, i a los pueblos todos, la gloria de Colón". Una nota de pie de página lamentaba que no se le hubiera dedicado algún lugar al "héroe navegante" y bien es cierto que nunca vio la luz la ciudad de Colombo, anhelada por Miranda en el istmo de Panamá. Es más: el cartagenero fustigaba la fama que se le otorgó al "aventurero Américo Vespucio", dándole a "la cuarta parte de la tierra" el "nombre del impostor". 88 A todo ello, García del Río añadió un pedido. Rogaba a los gobernantes de la incipiente república de Colombia que los restos de Colón se removieran de Santiago de Cuba "para ser depositados en la nueva ciudad que ha de llevar el nombre de BOLIVAR". De este modo "pasarían así juntos a la posteridad los nombres del descubridor y del libertador de Colombia". Esta formulación es de sumo interés, pues postulaba la existencia de Colombia como un ente -de corte geográfico, étnico y cultural- previo a la gesta emancipadora y la distinguía del Estado que llevaba su nombre. Al parecer de García del Río, Colombia no era sino el epígono de Columbia. Lo importante era la nación que pudiera formar el "continente de Colón" y quien la encarnara. Por tanto, los despojos de Bolívar -"hombre tan esclarecido"- debían yacer algún día al lado de los de Colón. 89 Poco tiempo después, en octubre de 1824, se publicó la primera y exitosa versión francesa del libro de Luigi Bossi. 90 Al comentar la obra, la gaceta liberal Le Globe no vaciló en recalcar que Colón era un "hombre dotado de genio" y que el honor del descubrimiento del continente americano le correspondía. 91 En abril de 1825, la noticia de la victoria de Ayacucho permitió finalmente a los europeos establecer el inherente nexo entre Colón y la triunfante república gobernada por Bolívar.

A partir de octubre de 1826, García del Río publicó otra revista en Londres con Andrés Bello. A lo largo del Repertorio americano, el cartagenero se enfocó en la glorificación de América a través de unas "efemérides o fastos americanos". Esto le brindó la oportunidad de redactar un nuevo artículo sobre La Colombiada de Joel Barlow. En enero de 1827, destacó así el propósito de la obra: "inculcar el amor a la libertad racional, el odio a las guerras y conquistas, y contribuir a la mejora de la sociedad humana", para luchar por la libertad del mundo de Colón. García del Río recalcaba los "adelantamientos" que Barlow prometía a los americanos: "la libertad absoluta de navegación y comercio", "el bienestar y la prosperidad de la sociedad", unos "adelantamientos morales" y "una sólida instrucción". 92 En suma, el poeta y patriota norteamericano no era sino el portavoz de la libertad de los modernos a la cual adhería su intérprete. 93 En 1829, los editores londinenses Barthès y Lowell volvieron a publicar el Repertorio Americano bajo el título de Miscelánea hispano-americana de Ciencias, Literatura i Artes. Su iconografía no deja de sorprender para esta fecha: el primer volumen ofrecía un retrato de Francisco de Miranda y el segundo, uno de Cristóbal Colón. La exclusión de Simón Bolívar pudo entenderse teniendo en cuenta el obvio distanciamiento de Andrés Bello hacia el Libertador, 94 o la condena de este por los liberales europeos. Quedaron así para la posteridad dos figuras esenciales: Miranda, el gestor de Colombia, y Colón, su inspirador, el verdadero descubridor del Nuevo Mundo.




EPÍLOGO: EN TORNO A COLÓN, EL GREMIO DE LOS "COFRADES EN LIBERTAD"


Los estudiosos de Miranda saben que Joel Barlow le salvó, en 1793, de una condena a muerte por traición. En París, frente al tribunal revolucionario, Barlow declaró que hasta la fecha no conocía a Miranda en persona pero que tampoco ignoraba "su carácter, sus conocimientos morales y políticos, sus principios y sus virtudes": desde su juventud, Miranda "se había alzado a la altura de una filosofía propiamente republicana". 95 Barlow precisó que había venido a Londres un año antes, justo después de que Miranda se fuera a Francia. Por tanto, no se conocieron sino mediante los comentarios de "los más acérrimos y pronunciados defensores de la Revolución Francesa" 96 que ambos frecuentaban en Londres. Barlow recalcó que Miranda, privado de Luces por el despotismo español, supo "hacer de la naturaleza su maestra" y descubrir que "todos los hombres eran iguales en derechos y que no serían felices mientras no se derrocaran los tronos y se emanciparan los pueblos". 97 En una versión posterior de la mismísima deposición, Barlow declaró su afán por "estudiar a los grandes genios y contemplar sus virtudes": Miranda era "único", y era dotado de un "genio creador". 98 Así, lo asemejaba a un nuevo Colón. El 19 de mayo de 1793, al mandarle copia del texto, Barlow escribió a Miranda que "había redactado algo más de lo que había alcanzado a decir pero menos de lo que tenía en mente por decir". Por tanto, Miranda diría luego del "americano Barlow" que pertenecía al gremio de su "confraires [sic] en Liberté", 99 su "cofrades en Libertad".

Hemos de confiar en Joel Barlow cuando afirma que no conocía a Miranda antes de 1793. Consta que en Londres Miranda pagó alquiler en el 47 Jermyn Street a un tal "Mr. Barlow", de junio de 1789 a septiembre de 1791 (figura 9), 100 pero esta casa no debió de ser propiedad de Joel Barlow. 101 Por aquellos años vivía un modista en esta calle, "M. Barlow", 102 y de manera segura a partir de 1797, se encontraba en el número 47 un tal Samuel Barlow, "warehouseman and miliner" (almacenista y modista), 103 luego identificado como "mercante". 104 En junio de 1789, Joel Barlow ya estaba en París y no volvió a Londres sino muy raras veces hasta 1805. Es más, el militar y publicista escosés Alexander Jardine le aconsejó a Miranda, en noviembre 1792, que se dirigiera a Joel Barlow: "Usted podrá conocer a personas de valor en este país si lo desea. Le informé a Barlow para que se encontraran. Puede serle útil a Usted. Es un americano juicioso". 105 Ello parece comprobar que no se conocieron antes de abril de 1793. Eso sí, se volvieron a ver en Londres en 1803, a través de Daniel Parker, un negociante norteamericano que Barlow había conocido en esta ciudad en 1788. 106 Para esa fecha, Barlow era diplomático en París.

Con todo, resulta difícil medir la influencia de Joel Barlow sobre el proyecto político de Miranda antes de 1793. Miranda debió conocer The Vision of Columbus inmediatamente después de ser publicada en 1787 y es de suponer que alentó su entusiasmo hacia Colón durante el viaje a Italia de enero de 1789. El poema épico, acorde con la obra de Robertson que lo inspiró, alababa el genio de Colón y lo presentaba como víctima de la tiranía de los reyes de España. Un "seráfín" le aparecía luego al "héroe" encadenado para develarle el destino del continente. Pintaba a Colón lo grandioso de la naturaleza americana y la virtud del hombre americano, en preámbulo a una sorprendente disertación sobre "el genio y las instituciones de Manco Capac". 107 Barlow no vaciló en equipararlas con las del Viejo Mundo, enumerando a Moisés, Licurgo, Solón, Numa, Mahoma y Pedro el Grande. Es probable que estas páginas y el libro 3 que les seguía hayan inspirado la figura del "Ynca hereditario" que Miranda plasmó en los proyectos de Colombia que presentó a Pitt a partir de 1790.

Es obvio también que Miranda conoció The Columbiad, pues la segunda edición publicada en Londres tuvo un mayor alcance a partir de 1809. El texto difería de The visión of Columbus, siendo un verdadero "poema patriótico" en el cual Colón se veía entronizado definitivamente como un héroe de la Libertad: "He saw the Atlantic heaven with light o'ercast, and Freedom crown his glorious work at last". 108

Sin embargo, la Colombiada de Barlow fue "más admirada que leída". 109 El público menospreció sus innumerables versos deteniéndose en las ilustraciones de Fulton, y en la fascinante alegoría de Hesper (figura 10) que había reemplazado al "serafín" presente en The Vision of Columbus. Cuando se volvió a editar la Colombiada en francés, en 1813, el danés Malte Brun celebró el propósito de la obra, pero recalcó que su autor pertenecía al panteón de quienes habían "nacido con genio, pero carecían de gusto". 110 Eso sí, la obra tenía mérito por narrar el derrotero histórico de América desde su descubrimiento por Colón hasta un profetizado futuro de paz universal. 111 Barlow y Miranda coincidieron entonces en una misma visión épica de la Independencia americana e hicieron de Colón, bajo el signo de la libertad, un epónimo del continente. Ambos habían muerto cuando García del Río empezó su labor de publicista de un continente a otro. Entonces, el patriota cartagenero tuvo a bien considerarse como su digno heredero, al servicio de una utopía "columbiana", que buscó adecuar al flamante "espíritu del siglo".


Figura 9 Dirección de Miranda en Londres, en casa de Samuel Barlow, en el n.° 47 de Jermyn Street, barrio de Saint James

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Fuente: Carta de Thomas Pownall a Francisco de Miranda, 27 de julio de 1790, Colombeia, fondo Viajes, t. XVIII, doc. 1672, f. 196v.



Figura 10 Grabado de Anker a partir de un dibujo de Robert Smirke: "Hesper appearing to Columbus in prison", ca. 1780

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Fuente: Library of Congress, https://www.loc.gov/item/91784973/.





NOTAS


[3] Abbreviation Agradezco a Inés Lomné por corregir la versión castellana de este texto.

[4] Simón Bolívar, Carta de Jamaica [1815], texto introductorio de Carmen Bohórquez (Caracas: Centro Internacional Simón Bolívar, 2020), 24. Las citas textuales respetan la ortografía y los énfasis originales.

[5] Diálogo entre dos "invisibles", las sombras de "Christo-phoros" y de Andrea Doria. Alejo Carpentier, El arpa y la sombra (Coyoacán / Buenos Aires: Siglo XXI, 2004 [1979]), 224.

[6] En su pasaporte ruso, establecido en La Haya, aparece como "Mr. de Merond, Gentilhomme Livonien", Memoria del Mundo de la Unesco, Colombeia. Archivos del Generalísimo Francisco de Miranda, en adelante Colombeia, fondo Viajes, t. XVI, doc. 1337, f. 89. En cartas de recomendación posteriores pasó a ser nombrado "Monsieur de Meran". Véase Viajes, t. XIV, doc. 1345, f. 126, XVI; doc. 1429, f. 32; y hasta "Monsieur le Comte de Méroff", en mayo de 1789, fondo Viajes XVII, docs. 1523, 1524, ff. 118-119, XVIII; doc. 1603, f. 90. https://www.unesco.org/es/memory-world/colombeia-generalissimo-francisco-de-mirandas-archives.

[7] Colombeia, fondo Viajes, t. XVI, doc. 1421, f. 120.

[8] Ibíd., t. XVI, doc. 1421, f. 134v.

[9] Ibíd., ff. 135, 135v.

[10] Ibíd., t. XVI, doc. 1421, f. 163.

[11] Caracciolo Parra Pérez, Miranda et Madame de Custine (París: Grasset, 1950), 64.

[12] Francisco de Miranda, América espera, selección prólogo y títulos por J. L. Salcedo Bastardo (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1982), XVI.

[13] Véase las versiones sucesivas de "Esquise de Gouvernement Federal" (bosquejo de Gobierno Federal), Colombeia, fondo Negociaciones, t. III, doc. 1533, f. 93; doc. 535, f. 102v; doc. 536, f. 107.

[14] Véase María José Villaverde Rico y Francisco Castilla Urbano, dirs., La sombra de la leyenda negra (Madrid: Tecnos, 2016), 544.

[15] Véase Diego Saglia, Poetic Castles in Spain: British Romanticism and Figurations of Iberia (Ámsterdam: Rodopi, 2000); Jocelyn Almeida, " 'Esa gran nación repartida en ambos mundos': Transnational Autorship in London and Nation Building in Latin America", en Romanticism and the Anglo Hispanic Imaginary, ed. Jocelyn Almeida (Ámsterdam: Rodopi, 2010), 53-80.

[16] William Robertson, The History of America, vol. I (Dublín: Whitestone, 1777), 59-418.

[17] Washington Irving, A History of the Life and Voyages of Christopher Columbus, vol. 3 (Nueva York: G. & C. Carvill, 1828).

[18] Hamid Yaqouti, "Christophe Colomb: une historiographie vivante (1492-1992)", Revue Historique 300, n.° 4 (608) (octubre-diciembre 1998): 765-793, http://www.jstor.org/stable/40956260.

[19] Jorge Cañizares-Esguerra, "Un invento de patriotas gringos", ABC, 22 de noviembre de 2018.

[20] En palabras de Estanislao Vergara, el 31 de diciembre de 1820. Véase su Memoria al general Santander en Alexander Walker, Colombia siendo una relación geográfica, topográfica, agricultural, comercial, política & de aquel país, adaptada para todo lector en general, y para el comerciante y colono en particular, t. 2 (Londres: Baldwin, Cradock & Joy), 635.

[21] Joseph Mandrillon, Le spectateur Américain. Ou remarques générales sur l'Amérique septentrionale et sur la République des treize États-Unis. Suivis de recherches philosophiques sur la découverte du Nouveau-Monde (Ámsterdam: Chez les Héritiers de E. van Harrevelt, 1784, XVI, 128, 307, 91.

[22] Este ensayo fue publicado también en un volumen suelto bajo el título: Joseph Mandrillon, Recherches philosophiques sur la découverte de l'Amérique, ou Discours sur cette question, proposée par l'Académie des Sciences, Belles-lettres et Arts de Lyon: La découverte de l'Amérique a-t-elle été utile ou nuisible au genre humain? S'il en résulté des biens, quels sont les moyens de les conserver et de les accroître? Si elle a produit des maux, quels sont les moyens d'y remédier? (Ámsterdam: Chez les Héritiers E. Van Harrevelt, 1784), 91.

[23] Ibíd., 68, nota 8.

[24] Véase "Carta de Mandrillon a George Washington", Ámsterdam, 11 de junio de 1784, en The Papers of George Washington. Confederation Series. 1 enero 1784-17 Julio 1784, vol. 1, ed. por W. W. Abbot (Charlottesville: University of Virginia Press, 1992), 441-442.

[25] Ippolito Durazzo y Nicolò Grillo Cattaneo, Elogj storici di Cristoforo Colombo e di Andrea D'Oria (Parma: Dalla Stamperia Reale, 1781), 337.

[26] Ibíd., 2.

[27] Colombeia, fondo Viajes, t. XVI, doc. 1421, f. 162.

[28] Robert-Martin Lesuire, Le Nouveau Monde, ou Christophe Colomb. Poëme par le citoyen Le Suire (París: Mérigot jeune, 1799, nueva edición revisada y corregida), XXVIII-144, 147-(1).

[29] Ibíd., XV.

[30] Ibíd., 84-91.

[31] Johann Matthias Schröckh y August Ludwig von Schöler, Histoire universelle continuée jusqu'à nos temps, à l'instruction de la jeunesse et précédée d'un discours pour y préparer les enfans, vol. 2 (La Haya: Chez Van Cleef, 1800), 312 y 283.

[32] Carta de Francisco de Miranda a Manuel Gual, Londres, 10 de octubre de 1800. Colombeia, fondo Negociaciones, t. II, ff. 285 y 285v.

[33] "The Washington of South America", Federal Gazette, Baltimore, 30 de junio de 1806.

[34] James Biggs, The History of Don Francisco de Miranda's Attempt to effect a Revolution in South America, in a Series of Letters: To Which are Annexed, Skeches of The Life of Miranda and Geographical Notices of Caracas (Boston: Oliver and Munroy, 1808), 35.

[35] Hampshire Chronicle, n.° 1684, 16 de junio de 1806: 3; Belfast Commercial Chronicle, n.° 208, 16 de junio de 1806: 2.

[36] The Star, n.° 5462, 23 de julio de 1806: 2; The Star, n.° 4323, 23 de julio de 1806, 3; Evening Mail, n.° 2949, 23 de julio de 1806: 4; The Morning Post, n.° 11055, 23 de julio de 1806: 3.

[37] En la versión original de la proclama: "The gulf that Columbus first discovered and honoured with his presence, will now witness the illustrious actions of your gallant efforts". Biggs, The History of Don..., 107.

[38] Ibíd., 107.

[39] En los papeles de Miranda, "your gallant efforts" aparece una sola vez, mientras que "our gallant efforts", dos veces.

[40] En la prensa británica de 1806 se encuentra cuatro veces "your gallant efforts", y una sola vez "our gallant efforts".

[41] Biggs, The History of Don..., 256.

[42] Ibíd., 274.

[43] Carta en francés de Miranda a Jefferson, Nueva York, el 22 de enero de 1806. Tucker-Coleman Papers, serie 2 Thomas Jefferson Correspondence, Special Collections Research Center, Swem Library, College of William and Mary, Mss. 40 T79.

[44] Traducción de fray Luis de León (1631), citado a fines del siglo XVIII en P. Virgilii Maronis, Opera omnia variis interpretibus et notis illustrata. Todas las obras de Publio Virgilio Maron, ilustradas con varias interpretaciones, i notas, en lengua castellana, 2.a ed., t. I (Valencia: Imprenta de Josef i Thomas de Orga, 1778), 80.

[45] Charles Thomson, el secretario del Congreso Continental, creó el gran sello en 1782. Era un eximio conocedor de latín y griego. Al explicar el mote que colocó debajo de la pirámide inconclusa, escribió "The words under it signify the beginning of the New American /Era". Véase National Archives of The United States of America (NARA), "Report on the Seal of the United States", 20 de junio de 1782, f. 2, en Reports of Committees of Congress; Records of the Continental and Confederation Congresses and the Constitutional Convention, 1774-1789", Record group 360.

[46] "Alter erit tum Tiphys, et altera quae vehat Argo / Delectos heroas". Virgilio, "Égloga IV", en Las Bucólicas, versos 34-35, citado en Maronis, Opera omnia variis, 76-77.

[47] Proyecto de manifiesto "Para nuestra Yndependencia", que Francisco de Miranda mandó al girondino Armand Gensonné, 10 de octubre de 1792, Colombeia, fondo Revolución Francesa, t. I, doc. 6, ff. 8-8v.

[48] Elise Bartosik-Vélez, The Legacy of Christopher Columbus in The Americas. New Nations and a Transatlantic Discourse of Empire (Nashville: The Vanderbilt University Press, 2014), 110.

[49] Philip Freneau, On the Rising Glory of America: Being an Exercise Delivered at the Public Commencement at Nassau-Hall. September 25,1771 (Filadelfia: Joseph Crukshank, 1772); Philip Freneau, "Columbus to Ferdinand", en The Poems of Philip Freneau (Filadelfia: Francis Bailey, 1786), 39-41; Philip Freneau, "Pictures of Columbus, the Genoese", en Poems Written and Published During the Revolutionary War, 3.a ed., vol. 1 (Filadelfia: Lydia R. Bailey, 1809), 105-127.

[50] Timothy Dwight, "Columbia: An Ode" [¿Filadelfia, 1794?].

[51] Joel Barlow, The Vision of Columbus: A Poem in Nine Books (Hartford: Hudson and Goodwin, 1787); Joel Barlow, The Columbiad, A Poem (Londres: Richard Phillips, 1809), 426.

[52] Thomas J. Steele, "The Figure of Columbia: Phillis Wheatley plus George Washington", The New England Quarterly 54, n.° 2 (1981): 264-266.

[53] Colombeia, fondo Viajes, t. V, doc. 538, ff. 68v., 76.

[54] Ibíd., ff. 69, 77.

[55] Pascale Smorag, "From Columbia to the United States of America: The Creation and Spreading of A Name", Swiss Papers in English Language and Literature (SPELL) n.° 14 (2002): 67-80.

[56] La carta decía: "This Admits the Bearer Colon. Miranda to the Sans Souci. Wm. Duer. Stepn. Sayre". Colombeia, fondo Viajes, t. VI, doc. 710, f. 181.

[57] Nueva York, 12 de marzo de 1784 y 26 de abril de 1784. Ibíd., t. V, ff. 203, 204.

[58] John Boyd Thatcher, Christopher Columbus: His Life, his Work, his Remains, as Revealed by Original Printed and Manuscript Records, Together with an Essay on Peter Martyr of Anghera and Bartolomé de Las Casas, the First Historians of America, vol. 3 (Nueva York / Londres: G.P. Putman's and Sons, 1904), 71-74.

[59] "Expediente reservado sobre la conspiración para hacer independientes las colonias hispano-americanas denunciada por Pedro José Caro" (1799-1806), Archivo General de Indias (AGI), fondo Estado, 61, n.° 24.

[60] Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Carta derijida à los Españoles Americanos. Por uno de sus compatriotas (Londres: Boyle, 1801); Rubén Vargas Ugarte, La Carta a los Españoles Americanos de Don Juan Pablo Vizcardo y Guzmán (Lima: CIMP, 1954), 99.

[61] "Proclamación. Don Francisco de Miranda, Comandante-General del Exercito Colombiano, à los Pueblos habitantes del Continente Americano-Colombiano", Coro, 2 de Marzo [sic] agosto de 1806, Colombeia, fondo Negociaciones, t. VII, doc. 1696, f. 174.

[62] James Mill, "The Emancipation of Spanish America", The Edinburgh Review or Critical Journal, n.° XXVI (enero 1809): 277-311. Véase al respecto Robertson, The History of America, 294-295.

[63] Colombeia, fondo Negociaciones, t. XV, doc. 3206, f. 60.

[64] Ya lo hizo notar Bartosik-Vélez, The Legacy of Christopher..., 117.

[65] Robertson, The History of America, 384-420.

[66] Bolívar, Carta de Jamaica, 21 y 35.

[67] Bartosik-Vélez, The Legacy of Christopher..., 127-130.

[68] Daniel Florencio O'Leary, Memorias del General O'Leary, t. II (Caracas: El Monitor, 1883), 19-20.

[69] Los Andes libres, n.° 1, Lima, 24 de julio de 1821: 6.

[70] Domingo Amunátegui Solar, Recuerdos biográficos: el abuelo de Lastarria, Don Anselmo de la Cruz, Don Juan García del Río, D. Manuel José Gandarillas, Don Joaquín Campino, Don Pedro Palazuelos (Santiago: Sociedad Imprenta y Litografía Universo, 1938), 60.

[71] Guillermo Guitarte, "Juan García del Río y su 'Biblioteca Columbiana' " (Lima, 1821). Sobre los orígenes de La Biblioteca Americana (1823) y El Repertorio Americano (18261827) de Londres", Nueva Revista de Filología Hispánica (NRFH) 18, n.° 1/2 (1966): 90, https://doi.org/10.24201/nrfh.v18i1/2.1547.90.

[72] La Biblioteca Columbiana (Lima: Imprenta de D. Manuel del Río, 1821), V-VII.

[73] Véase, entre otros, Steele, "The Figure of Columbia...", 264-266; Smorag, "From Columbia to the United...", 67-80.

[74] La Biblioteca Columbiana, XI.

[75] Jean-Joseph Regnault-Warin, Candide-Julien Jajot y C. Michel-Lombart, Études encyclopédiques (París: Au Bureau des Études Encyclopédiques, 1798), 45; La Biblioteca Columbiana, 104.

[76] Ibíd.

[77] Ibíd., 45-47.

[78] Dominique-Georges Frédéric De Pradt, De la Révolution actuelle de l'Espagne, et de ses suites (París: Chez Béchet Aîné, Librarie-Éditéur, 1820), 133-139.

[79] Dominique-Georges Frédéric De Pradt, Les trois âges des Colonies, ou de leur état passé, présent et à venir, t. I (París: Giguet et Cie., 1801), 17.

[80] Ibíd., 194.

[81] Ibíd., XXXII.

[82] Miranda presentó su "gran Proyecto" a Pitt el 14 de febrero 1790. Lo hizo luego en París, en marzo 1792. Colombeia, fondo Negociaciones, t. I, ff. 59-62, 126-129; fondo Revolución Francesa, 10 de octubre de 1792, t. I, ff. 8-9. El "Proyecto de Constitución para las Colonias hispanoamericanas" consta en una versión inglesa que reposa en Londres, en The National Archives (TNA), Public Record Office (PROL), Manuscritos de Chatham, leg. 345.

[83] Véase "Diario de Francisco de Miranda", en Colombeia, fondo Negociaciones, t. I, doc. 118, ff. 152-152v.

[84] Resalta entre todos a Scarlett O'Phelan, La independencia en los Andes: una historia conectada (Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2014), 29.

[85] Bartosik-Vélez, The Legacy of Christopher..., 77.

[86] De Pradt, Les trois âges..., XXIV.

[87] Robertson, The History of America, 437-438.

[88] La Biblioteca Columbiana, 2-3.

[89] Ibíd., 10-11.

[90] Véase Beatriz Bragoni, San Martín. Una biografía política del Libertador (Buenos Aires: Edhasa, 2019), 158.

[91] Juan García del Río, "Carta de Cristóbal Colón", en Una sociedad de americanos. La Biblioteca Americana, o Miscelánea de Literatura, Artes i Ciencias, t. I (Londres: Imprenta de Don. G. Marchant, Ingram-Court, 1823), 341-342.

[92] Ibíd., 342.

[93] Luigi Bossi, Histoire de Christophe Colomb suivie de sa correspondance, d'éclaircissements et de pièces curieuses et inédites. Ornée du portrait de Colomb et de plusieurs gravures dessinées par Lui-Même (París: Carnevillier Ainé, 1824), 368.

[94] Le Globe, 14 de abril de 1825: 472.

[95] "La Colombiada" [poema de Barlow], en El Repertorio Americano, enero 1827, vol. 1, t. 2, 6-21, citado en Guitarte, "Juan García del Río...".

[96] Sobre Barlow, véase Peter Hill, Joel Barlow, American Diplomat and Nation Builder (Wahington D. C.: Potomac Books, 2012), 280.

[97] Antonio Cussen, Bello y Bolívar, 2.a ed. (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1998), 118-133.

[98] "Interrogatoire du Général Miranda. Extrait du Procès-verbal des Délibérations du Comité de Guerre", 8 de abril de 1793, 273-274, Colombeia, fondo Revolución Francesa, t. XIII, doc. 2303.

[99] Ibíd., 274.

[100] Ibíd., 275.

[101] "2ème Supplément au n.° 37 du Bulletin du Tribunal criminel révolutionnaire. Concernant l'affaire du général Miranda", Colombeia, fondo Revolución Francesa, t. XIII doc. 2304, f. 89.

[102] Carta de Francisco de Miranda al general Louis Antoine Pille, 5 de julio de 1794. Ibíd., t. XV, doc. 2542, f. 207.

[103] Ibíd., fondo Viajes, t. XIX, doc. 1714, f. 25. La casa n.° 47 de Jermyn Street era de Thomas Barlow.

[104] Bartosik-Vélez, The Legacy of Christopher..., 109.

[105] Wakefield's Merchant and Tradesman's General Directory for London, Westminster, Borough of Southwark ans Twenty-Two Miles circular from Saint Paul (Londres: Davison, 1794), adenda, 16.

[106] London Metropolitan Archives (LMA), Collection Royal and Sun Alliance Insurance Group, 12 de octubre de 1797, CLC/B/192/F/001/MS11936/410/670557.

[107] Johnstone's London Commercial Guide and Street Directory (Londres: Barnard and Farley, 1817), 267. En la misma dirección estuvo también registrado, en 1811, un tal Thomas Barlow, "freeman and liveryman of the City of London".

[108] Alexander Jardine a Francisco de Miranda, Londres, 19 de noviembre de 1792, Colombeia, fondo Viajes, t. XX, doc. 1997, f. 146v.

[109] Daniel Parker a Francisco de Miranda, París, 11 de marzo de 1803. Ibíd., t. XXIV, doc. 2986, f. 109.

[110] Barlow, The Vision of Columbus..., 77-91.

[111] "Vio el cielo atlántico de luz arroparse / Y la Libertad coronó su gloriosa obra a la postre". Barlow, The Columbiad, A Poem, 2.

[112] Hill, Joel Barlow, American..., 7.

[113] Journal de l'Empire, París, 11 de abril de 1813: 4.

[114] Steven Blakemore, Joel Barlow's Columbiad: A Bicentennial Reading (Knoxville: The University of Tennessee Press, 2007).


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Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia
Quito, Ecuador.
ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780

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