Procesos 59, enero-junio 2024 147
un tanto de la investigada por Cabrera Hanna en Quito, y presumo que algo
similar ocurre en Lima, México y aun en la villa imperial de Madrid. Me re-
ero a la injerencia del virrey, y aun del rey, allí donde estos jefes superiores
tenían competencia en el gobierno local. En lo que concierne al virrey de
Santafé, esto era así en virtud de su cargo como gobernador de la provin-
cia homónima, de la que la ciudad matriz era porción leonina. Son notables
las limitaciones del cabildo santafereño, cuyos expedientes y resoluciones
eran transferidos con suma frecuencia a la Secretaría de Cámara del virrey.
Otra cosa sucedía en Quito, donde el ayuntamiento era el mejor aliado de un
presidente que gobernaba una jurisdicción mayoritariamente india. Pero allí
donde redundaban las potestades del virrey, capitán general y gobernador,
como era el caso en Santafé, dicho jefe interfería como juez, poder ejecutivo
y mecenas, igual que lo hacía el rey en sus cuatro cortes peninsulares. Por
lo demás, semejante injerencia conrma la cultura municipal discutida en
Soberanías enfrentadas, con toda la atracción y fuerza que la ciudad, centro de
la civilización y policía, ejercía en el orbe hispánico.
En segundo lugar, cabe recordar que en las jurisdicciones que fueron
revolucionarias desde 1810, como Nueva Granada y las Provincias del Pla-
ta, no hubo momento gaditano, al que Cabrera Hanna otorga importancia
medular como escuela de la ciudadanía moderna. En aquellos horizontes
políticos, la experiencia electoral, la representación homogénea y el constitu-
cionalismo fueron frutos de otros campos y otros soles.
En tercer lugar, al lado de la asamblea municipal resolutiva, la Era de las
Revoluciones desató en la vida política de numerosas jurisdicciones hispa-
noamericanas el estado de guerra, transformador irresistible de la política.
Cabrera alude al fenómeno (ejército de Pichincha, intendentes militares co-
lombianos, Juan José Flores en Miñarica, etc.), pero, concentrado en la histo-
ria de cabildos y asambleas ampliadas, no computa la guerra en su compren-
sión de la política ecuatoriana temprana. La investigación futura sabrá poner
en su lugar las vías de hecho en nuestra historia política, entre las cuales la
guerra no es la única. Consideraremos la hueste de conquista, el piquete del
corregidor, los capanas del gamonal, el pronunciamiento, el golpe, los ejérci-
tos irregulares y los caudillos.
Soberanías enfrentadas, de Santiago Cabrera Hanna, es una contribución
especializada, cientíca y trascendental a la historia política hispanoameri-
cana. Como genuina obra de historia, capta el gris en gris, sin simplicacio-
nes ni tergiversaciones. Sus páginas están acuñadas en el lenguaje especiali-
zado y las ideas contemporáneas de la historiografía y la losofía políticas.
La obra enriquece nuestra comprensión de los cabildos hispanoamericanos,
otorgándoles su lugar en la transición republicana, todo gracias a un reco-
rrido meticuloso y bien documentado que nos lleva de 1813 a 1830. Apren-