Esclavos de Quito buscan su libertad. Solicitudes
de manumisión en la primera mitad del siglo XIX*
Slaves in Quito seek their freedom. Requests for manumission
in the rst half of the 19th Century
Escravizados de Quito buscam liberdade. Pedidos de alforria
na primeira metade do século XIX
Paulo Roberto Ayala Congo
Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador
Quito, Ecuador
pauloayala9@gmail.com
https://orcid.org/0009-0008-4951-6311
https://doi.org/10.29078/procesos.n59.2024.4603
Fecha de presentación: 5 de marzo de 2024
Fecha de aceptación: 14 de junio de 2024
Artículo de investigación
Cómo citar: Ayala Congo, Paulo Roberto. “Esclavos de Quito buscan su libertad. Solicitudes
de manumisión en la primera mitad del siglo XIX”. Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia,
n.º 59 (enero-junio 2024): 11-41. https://doi.org/10.29078/procesos.n59.2024.4603.
Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 59 (enero-junio 2024), 11-41. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
* El presente artículo forma parte de mi investigación de tesis doctoral en Historia
Latinoamericana, de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, titulada “En
búsqueda de la libertad: el proceso de manumisión de los esclavos negros en Quito, 1822-
1856”, sobre las formas de agencia que emplearon los esclavos de la ciudad para alcanzar
su emancipación e integrarse a la sociedad.
RESUMEN
Este artículo analiza algunas estrategias discursivas que los esclavos
de Quito plasmaron en sus solicitudes de libertad, durante la primera
mitad del siglo XIX. Una vez culminadas las batallas por
la independencia y durante los primeros años de la república,
los esclavizados continuaron en estado de servidumbre. Por esta razón,
agenciaron su libertad mediante documentos judiciales dirigidos
a la Junta de Manumisión. Con esos documentos, los esclavos intentaban
demostrar que eran aptos para emanciparse. En los alegatos se pueden
identicar los discursos ocultos y evidentes que fueron empleados
como estrategias para obtener su manumisión.
Palabras clave: historia latinoamericana, historia del Ecuador,
Quito, historia social, esclavos, Junta de Manumisión, amanuenses,
discurso oculto, discurso público, siglo XIX.
ABSTRACT
This article analyzes some of the discursive strategies that slaves in Quito
used in their requests for freedom during the rst half of the 19th century.
Once the battles for independence were over and during the rst years
of the republic, the enslaved continued in a state of servitude. For this
reason, they secured their freedom by means of legal documents addressed
to the Junta de Manumisión (Manumission Board). With these documents,
the slaves tried to prove that they were eligible for emancipation. These
pleadings reveal the hidden and evident discourses that were used as
strategies to obtain their manumission.
Keywords: Latin American history, history of Ecuador,
Quito, social history, slaves, Junta de Manumisión, scribes,
hidden discourse, public discourse, 19th Century.
RESUMO
Este artigo analisa algumas estratégias discursivas utilizadas pelos
escravizados de Quito em seus pedidos de liberdade, durante a primeira
metade do século XIX. Encerradas as batalhas pela independência
e durante os primeiros anos da república, os escravizados permaneceram
na condição de servidão. Por esta razão, negociaram a liberdade por meio
de documentos judiciais endereçados à Junta de Manumissão. Com tais
documentos, os escravizados tentavam demonstrar que estavam aptos à
emancipação. Nessas alegações é possível identicar os discursos ocultos
e evidentes que foram utilizados como estratégias para obter alforria.
Palavras chave: história latino-americana, história do Equador,
Quito, história social, escravizados, Junta de Manumissão,
amanuenses, discurso oculto, discurso público, século XIX.
introduCCión
Durante la primera mitad del siglo XIX, el 25 de diciembre de cada año
los esclavos de Quito celebraban que algunos de ellos habían quedado libres,
luego de ser seleccionados por la Junta de Manumisión.1 Se trataba de un mo-
mento histórico que, para los esclavos, implicaba expresar, mediante docu-
mentos judiciales, las razones por las que buscaban ser libres. Los discursos
legales que usaron eran importantes herramientas para conseguir la eman-
cipación. La ciudad formó parte del Departamento del Sur de la República
de Colombia entre 1822 y 1830, y posteriormente se unió a la República del
Ecuador. En gran parte de la población ideales como la república y la liber-
tad copaban las conversaciones cotidianas,2 de esto nacieron innovaciones
jurídicas como la “Ley de Libertad de Vientres” y la “Ley de Manumisión”
(1821), que buscaban contribuir con el proceso de abolición de la esclavitud,
considerada un contrasentido para la nueva nación.3 Estas leyes entraron en
vigencia también en Quito desde la incorporación de la ciudad al naciente
Estado colombiano, el 29 de mayo de 1822, mediante la “Ley Fundamental
de pueblos de Colombia”.4
1. Según Edwin Cruz, las juntas de manumisión fueron entidades creadas a partir de
la vigencia de la “Ley de Vientres”, de 1821, para garantizar los intereses de los esclavistas,
mediante la indemnización gradual del costo de sus esclavos. Edwin Cruz, “La abolición
de la esclavitud y la formación de lo público-político en Colombia 1821-1851”, Memoria y
Sociedad, n.º 25 (2008): 57-75, https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/memoysocie-
dad/article/view/8183.
2. A decir de María Eugenia Chaves, aunque la idea de libertad aparecía en la retórica
de las élites independentistas como un concepto moderno y novedoso, “en realidad estu-
vo cruzada por múltiples y complejos signicados que respondían al espesor del desarro-
llo colonial en América”. María Eugenia Chaves, “Esclavos, libertades y república. Tesis
sobre la polisemia de la libertad en la primera república antioqueña”, Estudios Interdiscipli-
narios de América Latina y el Caribe 22, n.º 1 (2011): 82, https://dialnet.unirioja.es/servlet/
articulo?codigo=3758608.
3. De acuerdo con Eduardo Restrepo, el impulso a las leyes de manumisión de la es-
clavitud en el territorio tomó fuerza en el Congreso General de Cúcuta de 1821. El evento
congregó a las máximas autoridades criollas de la República de Colombia del siglo XIX y
denió “los contenidos de una ley sobre abolición de la esclavitud”, así se dictó la “Ley
de Libertad de Vientres”, el 21 de julio de ese año. Eduardo Restrepo, “Medidas abolicio-
nistas en la Nueva Granada, 1814-1851”, Revista CS, n.º 9 (enero-junio 2012): 243, https://
dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4968484.
4. Santiago Cabrera Hanna, “La incorporación del Distrito del Sur a la República de
Colombia. Debates congresales y soberanía municipal”, Anuario Colombiano de Historia Social
y la Cultura 45, n.º 2 (julio-diciembre 2018): 77, https://doi.org/10.15446/achsc.v45n2.71027.
Procesos 59, enero-junio 202414
Como lo explica el historiador Jean-Pierre Tardieu, una vez libradas
las batallas por la independencia en América, y tras la promesa de Simón
Bolívar de otorgarles la libertad por luchar del lado de los patriotas, mu-
chos esclavos se enfrentaron a la resistencia de sus amos a manumitirlos por
varios debates que mantenía la élite de la época sobre la pertinencia de la
emancipación de los esclavos.5 El investigador Roger Pita Pico asevera que
estas discusiones cobraron fuerza durante el congreso de la Villa del Rosa-
rio de Cúcuta, realizado en 1821, puesto que muchas personas “defendieron
con ahínco la conveniencia de mantener la esclavitud en aras del derecho
de propiedad de los amos, tranquilidad social y estabilidad económica”.6
Ese panorama provocó diversas formas de agencia de los esclavos, quienes
usaron mecanismos judiciales como la elaboración de solicitudes de libertad,
que incluían diversos discursos para emanciparse.7
En torno al actual Ecuador, estudios realizados por las investigadoras María
Eugenia Chaves y Camila Townsend aportan con un panorama sobre la agen-
cia de los esclavos de Guayaquil para alcanzar su libertad en este período.8 Lo
hacían mediante el empleo de solicitudes de libertad y formas de organización
de iniciativa propia, como la creación de un fondo de manumisión. Al respecto,
la historiadora Rocío Rueda Novoa evidencia que, en la zona de Esmeraldas, se
vivió una situación similar, especícamente en lugares como Cachabí y Playa de
Oro, donde la capacidad de negociación de los esclavos para su emancipación
y obtener un territorio propio fue reconocido por el poder político de la época.9
Estas investigaciones postulan la agencia de los esclavos del siglo XIX y los
dimensionan como agentes de su libertad en las ciudades mencionadas, pero
los estudios son escasos para el caso de Quito. No obstante, existen importan-
5. Jean-Pierre Tardieu, El esclavo como valor en las Américas españolas (Madrid: Ibe-
roamericana, 2002).
6. Roger Pita Pico, “El debate en torno al comercio y la manumisión de esclavos en
el Congreso de Cúcuta de 1821: avances y retrocesos”, Mundo FESC 7, n.º 13 (2017): 25,
https://www.fesc.edu.co/Revistas/OJS/index.php/mundofesc/article/view/101.
7. Planteo la agencia desde la concepción de José Enrique Ema López, quien dene
a la agencia como “la capacidad de/para actuar [...] En este sentido, la agencia como po-
tencia se reere a la capacidad-posibilidad de producir un efecto de novedad frente a un
trasfondo de constricciones normativas”. José Enrique Ema López, “Del sujeto a la agencia
(a través de lo político)”, Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social, n.º 5
(2004): 16-17, https://doi.org/10.5565/rev/athenead/v1n5.114.
8. Para ampliar el estado de la cuestión véase el estudio de Camila Townsend, “En bus-
ca de la libertad: los esfuerzos de los esclavos guayaquileños por garantizar su independen-
cia después de la independencia”, Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 4 (enero-junio
1993): 73-85, https://revistas.uasb.edu.ec/index.php/procesos/article/view/2133.
9. Rocío Rueda Novoa, “Desesclavización, manumisión jurídica y defensa del territorio en
el norte de Esmeraldas (siglos XVIII-XIX)”, Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 43 (ene-
ro-junio 2016): 9-35, https://revistas.uasb.edu.ec/index.php/procesos/article/view/1752.
Procesos 59, enero-junio 2024 15
tes trabajos académicos que hablan del proceso de manumisión iniciado por el
movimiento marcista, desde el año 1845. El presente análisis busca contribuir
con una radiografía de la situación de la manumisión de esclavos en la ciudad
años después de la independencia y explicar cómo los esclavos, generalmen-
te sirvientes domésticos y artesanos, usaron documentos judiciales, como las
solicitudes de libertad, con una gran habilidad discursiva, para emanciparse.
Parto del supuesto de que la agencia discursiva escrita en las solicitudes de
libertad fue la herramienta determinante para la selección de los subordinados
a manumitirse. Propongo que en su estructura se difunden dos tipos de dis-
cursos: uno público, determinado por circunstancias de armonía y supuesto
buen trato en la relación amo-esclavo, además de alegorías sobre la libertad,
con el objetivo de convencer a los miembros de la Junta de Manumisión; y un
discurso oculto, que se traduce en quejas y lamentos por distintos aconteci-
mientos de violencia y malos tratos recibidos durante su servidumbre.
Con este objetivo, se analizan solicitudes de libertad de esclavos halladas
en el Archivo Metropolitano de Historia de Quito (AMH-Q) y en el Archivo
Histórico Nacional del Ecuador (AHNE), que datan de la primera mitad del
siglo XIX. Se analiza el universo de setenta solicitudes de libertad, del cual
se seleccionaron casos que dan cuenta de detalles en la vida de los esclavos
de la ciudad, que se conjugan con argumentos para buscar su emancipación.
Los documentos tienen como solicitantes a hombres y mujeres, cuya rea-
lidad y circunstancias de vida dieren: cocineros, zapateros, lavanderas y
costureras, pero que comparten el interés de una vida sin amos.
En esa medida, las solicitudes de libertad fueron documentos judiciales
que reejaron los intereses y la voz de los esclavos, aunque fueron elabora-
das por amanuenses, intermediarios letrados conocedores de los esquemas
judiciales del naciente orden político republicano. En muchas de estas so-
licitudes se nota la postura ideológica de esos amanuenses, que alude a la
incompatibilidad de la esclavitud con el proyecto republicano, para conven-
cer a la Junta de Manumisión sobre la libertad para sus representados. Este
artículo presenta casos de esclavos con distintas realidades, cuyos discursos
emitidos para la Junta de Manumisión de Quito se conjugaron con el pensa-
miento de los amanuenses para la consecución del mismo n.
disCurso oCulto y disCurso públiCo
en la búsqueda de libertad de los esClavos
Una vía para entender la producción discursiva judicial del siglo XIX es
comprender al discurso desde argumentos de la historiadora María Eugenia
Chaves. La investigadora arma que los discursos pueden concebirse como
Procesos 59, enero-junio 202416
un evento productivo, con tres de sus características: 1. la marginalidad, dis-
curso que genera y expresa cualquier forma de entendimiento, en el límite
entre lo lingüístico y lo extralingüístico; 2. el discurso como un producto
relacional entre fuerzas y elementos contrarios; y, 3. los términos de esa rela-
ción no son jos ni dados de antemano, sino relacionales.10
Chaves explica que el discurso se concibe como un evento que rebasa los
límites de las estructuras formales del lenguaje, para enraizarse en las fuerzas
que provienen de los contextos extralingüísticos. Señala, desde la perspectiva
del teórico Mijaíl Bakhtin, que estos contextos corresponden a factores cultu-
rales, como los valores morales, religiosos, artísticos; a la lengua y al horizonte
conceptual propios de una época especíca o de un grupo social.11 Por otro
lado, hace alusión a Michel Foucault para concebir lo extralingüístico como
un conjunto de espacios creados a partir de relaciones de poder y saber, que
denen los límites dentro de los cuales la enunciación del discurso es posible.12
De su parte, el teórico James C. Scott conceptúa el discurso público y el
oculto. Este estudioso parte de la premisa de que las formas de dominación con
similitudes estructurales han estado vigentes a través del tiempo y comparten
rasgos similares. En los casos de esclavitud, servidumbre y subordinación de
castas, existen formas de “institucionalización de un sistema para apropiarse
del trabajo, los bienes y los servicios de una población subordinada”.13 General-
mente, los grupos subordinados “carecen de derechos políticos y civiles, y su
posición social queda denida al nacer”.14 “Las ideologías que justican estas
formas de dominación reconocen posiciones de superioridad e inferioridad [...]
que se traducen en procedimientos que regulan el contacto entre distintos ran-
gos” sociales.15 Los procedimientos que regulan el contacto producen discursos
públicos y ocultos entre los actores relacionados, es decir que el discurso público
está constituido por formas de expresión permitidas por las esferas de poder a
sus subalternos, con base en formas de comportamiento públicas, precisa Scott:
Me reero al comportamiento público que se les exige a aquellos que están su-
jetos a formas renadas y sistemáticas de subordinación social: el obrero ante
el patrón, el peón o aparcero ante el terrateniente, el esclavo ante el amo [...] un
miembro de una raza oprimida ante uno de una raza dominante.16
10. María Eugenia Chaves, Honor y libertad. Discursos y recursos en la estrategia de liber-
tad de una mujer esclava (Guayaquil a nes del período colonial) (Gotemburgo: Universidad de
Gotemburgo, 2001), 132.
11. Ibíd., 133.
12. Ibíd.
13. James C. Scott, Los dominados y el arte de la resistencia (Ciudad de México: Era, 2004), 19.
14. Ibíd.
15. Ibíd.
16. Ibíd., 24.
Procesos 59, enero-junio 2024 17
Scott argumenta que, a menudo, los grupos subordinados intentan em-
plear comportamientos públicos que buscan adecuarse a las expectativas de
los grupos de poder, con el objetivo de preservar su seguridad, evitar repre-
siones o en búsqueda de benecios. Por otro lado, dene al discurso oculto
como la conducta “fuera de escena” de los grupos subalternos:
El discurso oculto constituye una forma de representar en la vida cotidiana —y
ocasionalmente en prácticas secretas— la cólera y la acción recíproca que la pre-
sencia de la dominación reprime. Para la mayoría de los oprimidos de la historia,
el truco para sobrevivir [...] ha consistido en reprimir la rabia, conquistar el im-
pulso a la violencia física y transformarlo en acciones de sutileza en su benecio.17
La serie de represiones subjetivas que contiene el discurso oculto están
conformadas por manifestaciones extralingüísticas, expresiones gestuales y
distintas prácticas que han sido generadas por formas de violencia y que se
desarrollan en espacios privados de los subalternos.18 La ubicación del dis-
curso oculto en la esfera privada del esclavo hace que sea una de las formas
de expresión más difíciles de captar por parte de los investigadores, porque
este no se encuentra generalmente documentado en fuentes primarias. No
obstante, Scott sugiere que muchas veces este discurso oculto se imbrica con
el discurso público. Si bien los discursos ocultos pueden ser irrecuperables
en el contexto de la investigación histórica, por las condiciones de intimidad
y anonimato en que son expresados, el autor arma que en estudios acerca
de las formas de relacionamiento entre detentadores de poder y subordina-
dos durante varios períodos de la historia de la humanidad se evidencia la
imbricación de discursos ocultos con discursos públicos, congurando un
diálogo político de los subalternos con las esferas de poder.19 De esa manera,
el discurso oculto “sí es accesible. Depende de lo que los subordinados han
sido capaces de introducir, callada o veladamente, en el discurso público”.20
los esClavos de quito:
el auge de soliCitudes de libertad
Los procesos de resistencia a la esclavitud por parte de los afrodescen-
dientes se remontan al siglo XVI, cuando la ciudad formó parte de la Real
Audiencia de Quito, una congregación de territorios establecida como el
17. Ibíd., 28.
18. Ibíd., 31.
19. Ibíd., 69.
20. Ibíd., 169.
Procesos 59, enero-junio 202418
centro judicial del Virreinato del Perú y, posteriormente, del Virreinato de la
Nueva Granada. El territorio recibió esclavos de origen africano en los albo-
res del proceso de colonización, como lo evidencia Tardieu, quien arma que
los esclavos entraron al territorio al mismo tiempo que los españoles 21 y des-
empeñaron roles importantes para el desarrollo de la ciudad, en relación di-
recta con sus amos.22 También se dictaron leyes punitivas en su contra, como
la normativa expedida por el cabildo de Quito el 27 de marzo de 1535, en la
que se disponía castigar al esclavo fugado con mutilaciones, una primera
vez, y pena de muerte en caso de reincidir.23 Más allá de las leyes, mediante
sus distintas formas de agencia los esclavos pusieron en práctica alternati-
vas para hacer más llevadera su situación, como el aprovechamiento de esas
mismas normas para mejorar su condición, como el decreto de “Gracias al
sacar”, expedido por la Corona española en 1795.24
Las fuentes bibliográcas registran la capacidad de los esclavos de la
Real Audiencia de Quito para valerse del sistema judicial y encontrar formas
de beneciarse. Tardieu arma que muchos accedieron a la libertad desde
épocas tempranas del período colonial.25 Bernard Lavallé coincide con dicha
información y sostiene que desde nes del siglo XVIII la gura de la ma-
numisión ya estaba presente en el territorio, y los esclavos recurrieron a la
justicia para impugnar distintos litigios en los que estaban involucrados al
no lograr emanciparse por testamentarias.26
Desde esa época, el escribano o amanuense tuvo un rol fundamental en
las luchas judiciales de los esclavos por mejorar su condición social. Iniciado
el siglo XVII se estableció que el funcionario debía seguir reglas especícas
para elaborar documentos: uniformidad de estilo y fórmulas jurídicas par-
ticulares para cada tipo de causa.27 De manera que el amanuense fue impor-
21. Jean-Pierre Tardieu, El negro en la Real Audiencia de Quito, siglos XVI-XVIII (Quito:
Instituto Francés de Estudios Andinos/Abya-Yala, 2006), 18.
22. Ibíd., 198.
23. Camilo Destruge, Urvina, el presidente (Quito: Banco Central del Ecuador, 1992), 82.
24. En 1795 la monarquía española instituyó el decreto de “Gracias al sacar”, que
consistía en un conjunto de procedimientos legales por el que los grupos subalternos eran
perdonados de su estatus “impuro”, comprando a la Corona privilegios de la élite social.
George Andrews, Afro-Latinoamérica 1800-2000 (Fráncfort: Vervuert, 2007), 87.
25. Para el siglo XVI el historiador asegura que muchos esclavos negros consiguieron
ejercer pequeños cargos en el recinto urbano y varios de ellos desempeñaron algunos roles
municipales. Tardieu, El negro en la Real..., 199.
26. Bernard Lavallé, ‘Aquella ignominiosa herida que se hizo la humanidad’: el
cuestionamiento de la esclavitud en Quito a nales de la época colonial”, Procesos. Revista
Ecuatoriana de Historia, n.º 6 (julio-diciembre 1994): 28, https://revistas.uasb.edu.ec/in-
dex.php/procesos/article/view/2117.
27. Orián Jiménez y Edgardo Pérez, Voces de esclavitud y libertad: documentos y testimo-
nios. Colombia, 1701-1833 (Popayán: Universidad del Cauca, 2013), 28.
Procesos 59, enero-junio 2024 19
tante para que en la segunda mitad del siglo XVII los esclavos consiguieran
su libertad mediante el pago a su amo de una cantidad equivalente a su
precio, una especie de despertar jurídico en los esclavos del territorio que,
según Lavallé, constituyó un cuestionamiento al estatuto de la esclavitud
desde adentro.28 Esta forma de agencia se desarrolló en la ciudad también en
el siglo XIX, a pesar de que los esclavos constituían un 5 % de la población
total.29 Los procesos de autocompra de la libertad se dieron especialmente
en zonas urbanas como Quito, donde podían desempeñar ocios y acceder
a la posibilidad de acumular jornales, necesarios para pagar su precio, como
también lo atestigua el investigador Carlos Aguirre para el caso de Lima.30
En muchas ocasiones, los esclavos eran enviados por sus amos a las calles
a conseguir el jornal, y una vez obtenido se les retenía una parte para una
manumisión posterior.31
En el siglo XIX cobró fuerza política la importancia de la libertad para
los esclavos. La manumisión mediante autocompra continuó vigente, en su
mayoría, la buscaron los esclavos que percibían el mencionado jornal, una
situación que también se dio en Guayaquil, según las investigaciones de Ma-
ría Eugenia Chaves. En las ciudades de América era frecuente que los amos
alquilasen a sus esclavos, pero algunos ofrecían servicios por cuenta pro-
pia, con lo que se hacían responsables de sus gastos de alimentación.32 Sin
embargo, existieron esclavos que se enfrentaron a problemas para alcanzar
su emancipación mediante autocompra, según asevera Lavallé, el principal
punto de discrepancia era su precio, ya que los amos exigían cantidades ex-
cesivas para liberarlos.33
De acuerdo a las solicitudes de libertad analizadas, un 70 % corresponde
a mujeres que generalmente se autocatalogan como cocineras, lavanderas,
costureras y con experiencia en “ocios mujeriles”, algo similar a la reali-
28. Lavallé, “‘Aquella ignominiosa herida...”, 48.
29. Ibíd., 24.
30. Carlos Aguirre demuestra que “un abrumador 73,8 % de las libertades fueron
pagadas por los subalternos, una comprobación de que la libertad sí constituía un ob-
jetivo de los esclavos”. Carlos Aguirre, “Agentes de su propia emancipación: manu-
misión de esclavos en Lima, 1821-1854”, Apuntes. Revista de Ciencias Sociales, n.º 29 (se-
gundo semestre 1991): 35-36, https://revistas.up.edu.pe/index.php/apuntes/article/
view/336/338.
31. Rocío Rueda Novoa, De esclavizados a comuneros. Construcción de la etnicidad negra
en Esmeraldas, siglos XVIII-XIX (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador/
Corporación Editora Nacional, 2019), 189.
32. Herbert S. Klein, La esclavitud africana en América Latina y el Caribe (Madrid: Alian-
za, 1986), 30-32.
33. Lavallé, “‘Aquella ignominiosa herida...”, 30.
Procesos 59, enero-junio 202420
dad de Lima registrada por Christine Hünefeldt.34 En Quito, los roles que
cumplían indígenas y esclavos de origen africano eran, fundamentalmente,
los mismos.35 En este contexto, la controversia social por la abolición de la
esclavitud permitió a los esclavos buscar su libertad mediante diversos me-
canismos de resistencia como la fuga, la revuelta, el recurso legal, los litigios
judiciales y la autocompra, estrategias que, sumadas, iniciaron un efectivo
cese de esa forma de explotación.36
La mediación del escribano o amanuense fue un factor fundamental para
la contundencia discursiva plasmada en las solicitudes de libertad, ya que
este se convertía en un canal para que las demandas de los esclavos encuen-
tren eco en la Junta de Manumisión. De acuerdo con la historiadora María
Eugenia Chaves, desde nes del siglo XVIII, quienes ocupaban ese cargo se
convertían en intermediarios y puntos de contacto, para movilizar el apoyo
de los miembros de la burocracia a favor de distintas causas.37 El contex-
to en que ese funcionario desempeñaba su labor explica que los esclavos,
generalmente analfabetos y considerados incapaces ante la ley, marginados
del saber letrado, propio del quehacer de los tribunales, participaran en el
proceso legal de su libertad, que quedaba en manos de quienes tenían los
conocimientos y la autoridad para manejar ámbitos judiciales.38 Los inves-
tigadores Orián Jiménez y Edgardo Pérez aseguran que el trabajo de los es-
cribanos consistió en transcribir las palabras de los solicitantes con la mayor
delidad posible en documentos judiciales, además de elaborar escritos que
contuvieran sus necesidades, en el caso de los esclavos.39 En esa medida, co-
braba importancia su destreza para formalizar jurídicamente las demandas
y enriquecerlas con argumentos ecaces. A continuación, se presentan los ca-
sos de esclavos que, teniendo como aliado retórico al amanuense, buscaron
su libertad ante la Junta de Manumisión.
34. Christine Hünefeldt muestra la vida cotidiana de las mujeres esclavas en Lima,
quienes durante su trabajo en la unidad doméstica de sus amos entablaron distintas rela-
ciones afectivas que marcaron “el resquebrajamiento de los principios de la esclavitud”.
Christine Hünefeldt, Mujeres: esclavitud, emociones y libertad. Lima 1800-1854 (Lima: Institu-
to de Estudios Peruanos, 1988), 5-39.
35. Alfonso Castro Chiriboga, “La población negra en el Quito de 1840”, en El negro
en la historia. Aportes para el conocimiento de las raíces en América Latina, coord. por Rafael
Savoia, 75-83 (Quito: Centro Cultural Afroecuatoriano, 1990), 83.
36. Rueda Novoa, De esclavizados a comuneros..., 187.
37. María Eugenia Chaves, Honor y libertad..., 97.
38. Ibíd., 136.
39. Jiménez y Pérez, Voces de esclavitud..., 25.
Procesos 59, enero-junio 2024 21
realidades distintas que busCan
emanCipaCión: la resistenCia disCursiva
Soldados sin libertad. La promesa incumplida
tras las batallas por la independencia
Tras la consecución de la independencia, los discursos de libertad fueron
usados por los subordinados en las haciendas, en los territorios cimarrones y
en las distintas ciudades del territorio para buscar su emancipación.40 La his-
toriadora Margarita González arma que las guerras de independencia des-
ataron en la América española graves conictos raciales, ya que los esclavos
fueron explotados tanto por españoles como por los criollos para sus propios
nes políticos. Maniesta, además, que durante la época independentista los
esclavos asumieron un papel activo en las batallas, y aquella experiencia los
dejó con altas expectativas de alcanzar la emancipación de sus amos.41
Una signicativa población esclava se enroló junto a campesinos, indí-
genas y mestizos tanto al ejército patriota como al realista, a cambio de la
promesa de libertad.42 La oferta motivó a muchos subalternos a huir de las
plantaciones y propiedades de sus amos, lo cual muestra que los caminos
alternativos a la libertad no eran demasiados y que había que conar en la
oferta del bando que se elegía.43 El investigador Óscar Almario asegura que
el proceso de enrolamiento de los esclavos en las independentistas tiene
su génesis en el hecho de que Simón Bolívar no solo entendía como una
necesidad, sino como una condición decisiva para el triunfo patriota la in-
clusión política y militar de pardos y esclavos en el bando republicano.44 Tras
las batallas por la independencia, el proceso de manumisión no se cumplió
puesto que, tanto Bolívar como los propietarios de esclavos, se resistieron a
concederles la emancipación después de terminado el conicto.45 A pesar de
que en la Ley de Manumisión del Congreso de Cúcuta se estipuló la indem-
40. Rocío Vera Santos, Dinámicas de la negritud y africanidad. Construcciones de la afrodes-
cendencia en Ecuador (Quito: Abya-Yala, 2015), 101.
41. Margarita González, “El proceso de manumisión en Colombia”, Cuadernos Colom-
bianos 2 (II trimestre 1974): 161.
42. Rocío Rueda Novoa, “Esclavitud, resistencia y participación de los afrodescen-
dientes durante la independencia”, Revista AFESE, n.º 59 (2009): 304.
43. Ibíd.
44. Óscar Almario, “Los negros en la independencia de la Nueva Granada”, en Indios,
negros y mestizos en la Independencia, ed. por Heraclio Bonilla (Bogotá: Planeta/Universi-
dad Nacional de Colombia, 2010), 36.
45. Tardieu, El esclavo como valor..., 59-71.
Procesos 59, enero-junio 202422
nización a propietarios de los esclavos que se hubieran unido al ejército para
posteriormente liberarlos, esta normativa no fue acatada.46
Esta fallida etapa de manumisión se debió al interés de muchos amos de
comercializar a sus subordinados y obedecía a tres razones esenciales: la des-
aceleración en el ámbito doméstico del comercio de esclavos, la contracción
de sus precios y las restricciones impuestas por las nuevas normas de manu-
misión.47 Además de representar una pérdida económica para ciertos sectores
de la élite, la emancipación de los esclavos también suponía el dilema de in-
corporarlos como ciudadanos a la sociedad. Sobre este tema, María Fernanda
Cepeda Anaya y Sergio Armando Lesmes Espinel plantean que en la época
posindependentista, en el territorio colombiano la importancia de denir a
algunos sectores de acuerdo con sus características físicas era vital, dado que
gracias a este factor se resolvió el problema de la inclusión de los afrodescen-
dientes al proyecto nacional. Su acceso a la esfera pública estuvo marcado por
una condición de clase, ligada a la racial y, en algunos territorios, siguieron
siendo esclavos hasta muy avanzado el siglo XIX.48
Una vez lograda la independencia, estos hechos generaron la prolife-
ración de formas de agencia discursiva de muchos esclavos que se habían
enrolado como soldados y reclamaban la libertad ofrecida por los criollos
independentistas, que no se les otorgó. Se presenta el caso de Manuel Abad,
un esclavo que se dirigió a los señores de la Junta de Manumisión de Quito
en 1830, ocho años después de la independencia. En su petición, insiste en
que se cumpla con el ofrecimiento de otorgarle la libertad:
El año anterior imploré de la piedad de vuestras señorías para que se dignaran
manumitirme recomendando mi honradez y los servicios prestados a la causa
de la libertad en la carrera militar, pero no tuvo efecto mi solicitud, por lo que
reitero en la actualidad respecto a que ningún otro puede preferirme mediante
justicarme ser un hombre de ocio.49
En el documento mencionado, Manuel antepone como una cualidad su
honradez, además del servicio militar que prestó, lo que le hacía merecedor
de la condición de hombre libre. El mismo año de 1830, el 27 de noviembre,
la liberta Josefa Mosquera solicita a los señores de la Junta de Manumisión se
46. Pita Pico, “El debate en torno al comercio...”, 25.
47. Ibíd.
48. María Fernanda Cepeda Anaya y Sergio Armando Lesmes Espinel, Hacer vivir y dejar
morir. La construcción de la esfera pública en la Nueva Granada durante el siglo XIX. Una perspectiva
desde los hombres afroamericanos (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2010), 141, 143.
49. Manuel Abad, “Peticiones de los esclavos manumitidos en el presente año de 1830”,
Quito, 1830, Archivo Metropolitano de Historia de Quito (AMH-Q), fondo Manumisión de es-
clavos, t. II, 1830-1836, f. 23.
Procesos 59, enero-junio 2024 23
otorgue la libertad a su hija Matea Muñoz, alegando que fue una informante
del ejército libertario en Pasto:
Hallándose inmediato el tiempo en que han de ser manumitidos algunos es-
clavos según la Ley, debiendo ser de preferencia conforme a ella aquellos que
hubiesen hecho algún servicio a la patria o padecidos esfuerzos de la indepen-
dencia, siendo una de estas mi expresada hija, que en la revolución de Pasto,
amparada de su sexo, era la que llevaba las noticias y comunicaciones secretas al
señor General [...] con riesgo de su vida si hubiese sido descubierta.50
Josefa resalta el hecho de que el amo de su hija Matea, llamado Manuel
Zambrano, también sirvió a la causa libertaria y, posteriormente, fue perse-
guido por fuerzas realistas. A pesar de haber servido en Pasto, en el momen-
to de la petición Matea se encontraba en Quito, razón por la cual se solicita
su libertad a la Junta de Manumisión de esa ciudad:
Agregándose que también el patriotismo de la casa de sus amos, habiendo sido
estos perseguidos [...] en cuya presente tuviesen a bien el sacar a la dicha mi hija
de Pasto, en donde pudiera haberse libertado con sus inuencias, así como lo
hice yo, mas por la presente informo que dicha hija se halla por acá, apatriada,
y siendo estas causales de mucha consideración para con una infeliz esclava.51
Es interesante entender que Matea puede buscar su manumisión en Qui-
to, a pesar de no servir en la ciudad, un caso único en el universo de docu-
mentos investigados. Seis años después de realizada la solicitud, todavía se
registran exsoldados que no lograban emanciparse tras su servicio a los ejér-
citos independentistas. Es el caso de Vicente Mosquera, un hombre propie-
dad del coronel Feliciano Checa, que el 21 de diciembre de 1836 demandaba:
Mi petición es fundada, no solo como lo hago acogiéndome a la Ley y respetable
bondad de la Junta, sino también en mis grandes servicios personales que he
prestado a la patria en clase de soldado, peleando largo tiempo contra los ene-
migos comunes, con el n de conseguir la recompensa que hasta hoy día no la
he podido disfrutar.52
En los documentos expuestos se puede notar que las promesas de liber-
tad y el patriotismo inculcados a los subalternos por parte de los criollos se
vieron minados por la abrupta transición del entusiasmo sobre la abolición
de la esclavitud, a una posición más moderada respecto a su emancipación.
50. Josefa Mosquera, “Peticiones de los esclavos manumitidos en el presente año de
1830”, Quito, 27 de noviembre de 1830, ibíd., f. 5.
51. Ibíd.
52. Vicente Mosquera, “Petición”, 21 de diciembre de 1836, AMH-Q, ibíd., f. 58.
Procesos 59, enero-junio 202424
Almario asevera que Bolívar propuso que, en la medida en que la esclavitud
había degradado moralmente a los esclavos, “era preciso hacer hombres, an-
tes que ciudadanos”.53 Se trata de un argumento que marcó la continuidad
con la época colonial por la dicultad de los esclavos para alcanzar su liber-
tad y la continuidad en la relación patriarcal de los amos con sus esclavos.
Además de exsoldados sin libertad, se presentaron solicitudes en las que
el matrimonio se convirtió en una opción discursiva que podía llevar a los
esclavos a alcanzar su manumisión.
El matrimonio como una llave
para alcanzar la libertad
La institución del matrimonio fue un factor favorable para distintos ob-
jetivos e intereses de los esclavos, desde la emisión de la “Real Cédula de
1789” de la Corona española.54 Entre otros aspectos, la instrucción disponía
que los amos debían formar a sus esclavos en la doctrina cristiana, procurar
que reciban los sacramentos necesarios, que conmemoren las estas sagra-
das y que practiquen la oración a diario.55 Las sociedades latinoamericanas
de nes del siglo XVIII pensaron en la necesidad de reducir la incidencia de
las relaciones sexuales ilícitas entre esclavos y fomentar sus matrimonios,
para lo cual la normativa conminaba a los amos a aceptar tales uniones, aún
a riesgo de perder a sus subordinados, pues se contemplaba que una vez
casados estos debían permanecer juntos:
Los dueños de esclavos deberán evitar tratos ilícitos de los dos sexos, fomentan-
do los matrimonios, sin impedir el que se casen con los de otros dueños; en cuyo
caso, si las haciendas estuviesen distantes, de modo que no puedan cumplir los
consortes con el n del matrimonio, seguirá la mujer al marido, comprándola el
dueño de este a justa tasación.56
53. Almario, “Los negros en la independencia...”, 36.
54. La “Real Cédula sobre educación, trato y ocupaciones de los esclavos” fue expedi-
da por la Corona española el 31 de mayo de 1789, creada para “hacer útiles a los esclavos
y proveído lo conveniente a su educación, trato y a la ocupación que deben darles sus
Dueños”. Manuel Lucena Salmoral, “El original de la R. C. instrucción circular sobre la
educación, trato y ocupaciones de los esclavos en todos sus dominios de Indias e Islas
Filipinas”, Estudios de Historia Social y Económica de América, n.º 13 (1996): 311-318, http://
hdl.handle.net/10017/5935.
55. María Eugenia Chaves, “Paternalismo, iluminismo y libertad. La vigencia de la
instrucción esclavista de 1789 y su impacto en la sociedad colonial”, Historia y Sociedad, n.º
21 (julio-diciembre 2011): 67, https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/39843.
56. Lucena Salmoral, “El original de la R. C...”, 314.
Procesos 59, enero-junio 2024 25
La Instrucción autorizaba a cualquier persona a denunciar a los amos
que se negaran a cumplir los preceptos contemplados en la normativa,57 y
estuvo presente desde la vigencia de las “Siete Partidas”, legislación castella-
na producida antes de la Real Cédula de 1789.58 La normativa explicitaba el
reconocimiento legal del vínculo matrimonial entre los esclavos; de acuerdo
al documento, no solo estaban capacitados para contraer matrimonio entre
sí, sino también con personas libres.
En cuanto al matrimonio como causa de emancipación, en 1827 existie-
ron dos casos singulares: el de José Lucumí, negro libre, y el de los esclavos
Ramón y María Landázuri. Ambas situaciones permiten entender que los
discursos empleados en sus peticiones hacen uso del sacramento del ma-
trimonio como una ley divina, que estaba siendo quebrantada al mantener
lejos a sus parejas, por esclavitud. José Lucumí solicitaba la libertad de su
esposa, Ventura Borja, y expresaba su malestar al estar alejados, ya que él
administraba una hacienda en Yaruquí y su esposa servía en Quito. José ad-
vierte que sus amos quieren venderla, y así continuar su alejamiento:
Atravesamos nuestra violenta separación y, por consiguiente, las fatales conse-
cuencias anexas a la grave ofensa de Dios, en hallarse el santo sacramento del
matrimonio. Lo que, sin duda, estimuló a estos dichos sus amos para que le die-
sen boleta para que buscase quién la comprase, lo que no se ha vericado por él
ningún aprecio que en el día tienen los esclavos.59
Lucumí hace alusión a la falta de compradores para su esposa y solicita
a la Junta de Manumisión su libertad, aduciendo además que en el hipoté-
tico caso de que fuera comprada por otro amo, su vida continuaría siendo
infeliz. El mismo reclamo y malestar lo expresan los esposos Ramón y María
Landázuri, esclavos del presbítero Francisco Landázuri de la parroquia de
Chillogallo. Estaban separados, a pesar de que su mismo amo los había casa-
do, razón por la cual pedían su libertad:
Somos nacidos y criados en esta casa y en cuya servidumbre hemos pasado el
tiempo de veinte y cinco años, habiéndonos casado el mismo señor cura, de cuyo
matrimonio nos ha separado [...] Y respecto a que se acercan los días señalados por
57. Chaves, “Paternalismo, iluminismo y libertad...”, 70.
58. Según Chaves, esta normativa se convirtió “en el espacio en el que las fuentes de de-
recho romano se enraizaron para inuenciar en el derecho real por varios siglos”. Ibíd., 75.
59. José Lucumí, “Peticiones de los esclavos que solicitan su libertad en el presente
año de 1827”, Quito, 13 de diciembre de 1827, AMH-Q, fondo Manumisión de esclavos, t. I,
1816-1821, f. 6.
Procesos 59, enero-junio 202426
la soberanía de nuestra República para la Manumisión de los esclavos, deseando
obtener esta gracia: ocurrimos rendidamente a la piedad de vuestras señorías.60
Ambos casos representan ejemplos de cómo algunos esclavos de la
época utilizaron el sistema judicial y un ritual religioso a su favor, como
un discurso público para conseguir su libertad. A partir de los argumen-
tos presentados por Scott, es preciso resaltar que “no cabe duda de que el
poder impone a la fuerza las apariencias que los grupos subordinados de-
ben adoptar; pero eso no impide que estos las usen como un instrumento
de resistencia y evasión”.61 Al resaltar el carácter sagrado de su matrimonio
como un discurso público para alcanzar su libertad, los esclavos reconr-
man la ideología que tienen sus amos respecto a este sacramento. Un aspec-
to notorio es que ni el amo de Ramón ni el amo de José acataron la orden
de comprar a las esclavas, para que puedan establecer una vida junto a sus
esposos. También gura el caso de Antonio Unda, un pardo libre de Quito
que pide por la libertad de su esposa, María Encarnación Pabón, propie-
dad de la señora Josefa Sánchez. La vida de ambos transcurre en aparente
comodidad, ya que viven juntos. Sin embargo, un indicio de discurso ocul-
to que se puede hallar en este documento es la insatisfacción de su condi-
ción, puesto que la pareja solicita su libertad, a pesar de vivir cómodamente:
Desde luego no haría reclamo alguno por hallarnos en la casa, gozando de la me-
jor quietud y tranquilidad; pero como la libertad es penetrada en toda clase de
gentes, me impele a implorar de esta superioridad, para que a primera instancia
logren la dicha mi mujer, María Encarnación, y mi hijo Mariano Unda, el que
sean tasados y libertos por esta Junta.62
Dicha solicitud nos muestra que una vida con armonía no es un factor
suciente para que los esclavos decidan conformarse con su estado de servi-
dumbre. Se trata de un ejemplo que nos muestra que la libertad la perseguían
tanto subordinados que tenían una mala experiencia en su servidumbre for-
zada como esclavos que mantuvieron una vida sin mayores inconvenien-
tes. Estas realidades distintas se evidencian en los discursos presentados,
adecuados a los parámetros impuestos por las élites, para buscar la eman-
cipación de sus cónyuges. En el mismo año se registra el caso de José María
Núñez, esclavo de la señora Ana Gutiérrez, que aseguraba haber servido
60. Ramón y María Landázuri, “Peticiones de los esclavos que solicitan su libertad en
el presente año de 1827”, Quito, 8 de diciembre de 1827, ibíd., f. 54.
61. Scott, Los dominados y el arte..., 58.
62. Antonio Unda, “Peticiones de los esclavos que solicitan su libertad en el presente
año de 1827”, Quito, 12 de diciembre de 1827, AMH-Q, fondo Manumisión de esclavos, t. I,
1816-1821, f. 64.
Procesos 59, enero-junio 2024 27
desde su infancia y que ostenta el ocio de sastre, además de saber escribir y
de tener experticia con los números. José teme que la esclavitud no le permita
cumplir sus obligaciones de manutención hacia su esposa y su hijo pequeño:
Mi aplicación al trabajo hizo que emprendiera en ser sastre, en escribir y contar,
y otras habilidades con las que me considero capaz de sostener mi vida, la de mi
mujer y tierno hijo: pues el peso de la esclavitud me pone en riesgo de no cumplir
con mis obligaciones, porque contrario al servicio de mi señora, no me queda
tiempo para buscar la manutención para mi familia.63
Desde los presupuestos del investigador Jorge Vargas Maturana, se pue-
de aseverar que las solicitudes de libertad de José María Núñez, y las demás
presentadas hasta aquí, son diversas formas de resistencia a la esclavitud
que, desde la propuesta teórica de María Eugenia Chaves, responden a con-
textos extralingüísticos mediados por relaciones de poder y se canalizan
mediante el discurso de los amanuenses, con tema base la importancia del
matrimonio. Scott asegura que la rebeldía de los subordinados ante las dis-
tintas formas de dominio es un síntoma de su inconformidad.64 La resisten-
cia es corroborada por Chaves al armar que acudir a la justicia por injurias,
maltratos o el derecho al matrimonio inuyeron en la efectivización de su
libertad.65 Además de estas estrategias, otros esclavos acudieron a la Junta de
Manumisión para argumentar que su economía era sucientemente buena
como para abandonar esa condición, como se muestra a continuación.
Economía, buen comportamiento e industria
esclava como elementos de poder
Los documentos presentados en este acápite constituyen huellas que hablan
de la capacidad económica de muchos esclavos de Quito para mantener su vida
y, en algunos casos, la de sus amos, en base al jornal. El investigador Carlos
Eduardo Valencia Villa corrobora este argumento al proponer que los esclavos
de varias ciudades de Latinoamérica poseían una economía esclava propia, que
les daba independencia nanciera y servía de sustento a muchos amos que vi-
vían de su explotación.66 Así, plantea que los subalternos, además de su libertad,
63. José María Núñez, “Peticiones de los esclavos manumitidos en el presente año
de 1830”, Quito, 24 de noviembre de 1830, AMH-Q, fondo Manumisión de esclavos, t. II,
1830-1836, f. 13.
64. Jorge Vargas Maturana, “A propósito de la resistencia como propuesta teórica del es-
tudio histórico”, Tiempo y Espacio, n.º 28 (2012): 19, https://doi.org/10.22320/rte.vi28.1791.
65. Chaves, Honor y libertad..., 88.
66. Carlos Eduardo Valencia Villa, “Motivaciones económicas en la manumisión de
esclavas: una comparación entre ciudades de América Latina”, Procesos. Revista Ecuato-
Procesos 59, enero-junio 202428
tenían como prioridad la búsqueda de mayores espacios de autonomía econó-
mica cuando solicitaban la manumisión. La solicitud de la esclava Gertrudis
Medrano da cuenta de que mantenía a su ama con su trabajo. Se trata de un
detalle de vida relevante porque abre un espacio sobre personajes con poder
cuya subsistencia dependía de la economía de sus esclavos. La petición resalta,
como discurso público, la capacidad económica que le dio su trabajo cotidiano:
Así es que, de mi propia industria, mantengo a mi ama y me mantengo yo. Como
si fuese preciso lo haré constar: por medio mismo de mis ocios de coser, cocinar
y lavar he logrado libertar tres hijos: parece que por medio de estos particulares
se acredita mi arreglada e irreprensible conducta; cualidades que demanda la
Ley de Manumisión.67
Al existir opciones de manumisión que permitían la libertad mediante el
autopago de su precio, se evidencia en Medrano una agencia para generar
este ahorro. Otro caso es el de Cecilia Carcelén, una esclava que solicitó su
libertad resaltando su contextura física como un elemento que le permitió
sustentar económicamente a sus hijos durante su esclavitud. Como principal
recurso discursivo, la esclava alega que su amo ha fallecido, pero que con su
propio trabajo ha logrado mantener a su familia ante su ausencia. Promueve
este factor como un motivo suciente para ser libre:
Ocurro rendidamente a la piedad de vuestras señorías, para que teniendo en
consideración que soy una esclava robusta, con las habilidades de costura, cocina
y plancha, bastantes para soportar mi vida natural después de obtenida la gracia,
como que en cinco meses que han mediado desde el fallecimiento de mi amo, me
he estado manteniendo junto con mis hijos a la fuerza de mi industria personal.68
Un detalle a considerar en la solicitud de Carcelén es que pide ser ma-
numitida utilizando varias expresiones de humildad, que son fórmulas dis-
cursivas empleadas por el amanuense y que forman parte de su discurso
público, detalle que sugiere que este n era muy importante para su vida:
“Humildemente suplico que, interesándose en el bien de la humanidad, se
sirvan conferirme lo que solicito, como es de Justicia que imploro”.69 La peti-
ción invita, nuevamente, a pensar en argumentos de Scott sobre “las formas
riana de Historia, n.º 27 (enero-junio 2008): 31, https://revistas.uasb.edu.ec/index.php/
procesos/article/view/1921.
67. Gertrudis Medrano, “Peticiones de los esclavos que solicitan su libertad en el pre-
sente año de 1827”, Quito, 8 de diciembre de 1827, AMH-Q, fondo Manumisión de esclavos,
t. I, 1816-1821, f. 55.
68. Cecilia Carcelén, “Peticiones de los esclavos que solicitan su libertad en el presente
año de 1827”, Quito, 6 de diciembre de 1827, ibíd., f. 49.
69. Ibíd.
Procesos 59, enero-junio 2024 29
de dominación, que son medios de extraer trabajo de una población subyu-
gada, encarnan principios formales sobre la superioridad y la inferioridad
[...] En ellas está cierto grado de ritual y etiqueta que regula la conducta
pública”.70 La conducta pública o el buen comportamiento son importantes
dispositivos que se utilizan para alcanzar la emancipación.
En la ciudad también se registran casos en que los esclavos aseguraban
que sus cónyuges tienen la suciente capacidad económica para mantener-
los después de emanciparse. El 27 de noviembre del año 1830 la esclava Pau-
la Tejada, propiedad del señor José Vivanco, se dirige, mediante escribano,
a los señores de la Junta de Manumisión para solicitar su libertad, alegando
que su esposo, el negro libre Joaquín Almeida, tiene las condiciones econó-
micas necesarias para sustentar su vida después de la esclavitud:
Atentas las circunstancias de que, a más de tener mi marido que con su trabajo
de labrador sostiene mi familia, entiendo también de lavar, planchar y cocinar lo
bastante para servir en cualquier casa, y de consiguiente me considero que podré
vivir y sustentar mi persona sin perjuicio de otro, con el honor y religiosidad que
acostumbro.71
Además de la estabilidad económica de Almeida, su esposa resalta los
ocios que maneja, como una garantía que podría concretar su libertad. En
esta petición se conjugan la estabilidad económica y la industria como ale-
gatos en benecio de la esclava. Es importante destacar la existencia de pe-
ticiones con otro tipo de argumentos, como documentos en los que la buena
conducta de los esclavos es el discurso público principal. En la sociedad de
la época, el buen comportamiento de los esclavos generaba en sus amos sen-
timientos de empatía, al punto de que podían nacer diversos tipos de relacio-
nes afectivas entre sí. Por ejemplo, el esclavo Manuel Espinoza y su esposa
María Nieves, quienes sirvieron al padre Juan Ferrín hace varios años, se-
ñalan que han complacido a su amo de distintas maneras y con obediencia.
Utilizan esta razón como una herramienta para alcanzar su libertad:
En el espacio de doce años que nos hallamos en servicio del referido Reverendo,
no hemos dado la más pequeña mala nota de nuestros procedimientos, porque
sujetándonos a las órdenes que nos comunica, hemos merecido satisfacerlo cum-
plidamente, tanto en cocina, cuanto al servicio a la mano en que a mí el barón ha
querido destinarme.72
70. Scott, Los dominados y el arte..., 45.
71. Paula Tejada, “Peticiones de los esclavos manumitidos en el presente año de
1830”, Quito, 27 de noviembre de 1830, AMH-Q, fondo Manumisión de esclavos, t. II, 1830-
1836, f. 9.
72. Manuel Espinosa y María Nieves, “Peticiones de los esclavos que solicitan su li-
Procesos 59, enero-junio 202430
Espinoza y su esposa informan a la Junta de Manumisión que ellos no
esperaron recibir benecios de su amo por su servidumbre y resaltan en su
discurso que su trabajo ha sido suciente para sustentar su vida. Es intere-
sante el énfasis que le dan a la consecución de este n:
No solamente hemos vivido esperanzados en el alimento y vestuario de su vo-
luntad, sino que, por medio de nuestro trabajo personal e industria, tenemos
adquirida una ropa decente y utensilios a proporción de nuestra condición de
esclavos, pero sin ninguna nota de vicio [...] A pesar de lo expuesto, deseamos ser
libres mediante la benéca disposición de la Ley.73
Las solicitudes presentadas muestran que eran capaces de sostener sus
vidas con base en su trabajo, un discurso que denota suciencia y que busca
satisfacer las expectativas de los señores de la Junta de Manumisión. Sobre
este tema, Scott sostiene que “resulta claro que el subordinado prudente tra-
tará normalmente de conformar su lenguaje y sus gestos a lo que se sabe que
se espera de él, incluso si con ello oculta opiniones que, fuera de escena, se-
rían muy diferentes”.74 Es así que los ocios denominados “mujeriles” son el
discurso público de varias peticiones y con el pasar del tiempo no pierden la
importancia dentro del proceso de manumisión en la ciudad. El saber coser,
planchar, lavar y cocinar son marcados como habilidades que permitirán la
subsistencia de las esclavas, pese a que no argumenten cómo las emplearán
para mantenerse al lograr su libertad. Aunque estas solicitudes no explicitan
sus condiciones de vida, muestran que los subordinados tenían la capacidad
de apelar a las instituciones de justicia para buscar su emancipación, un dis-
curso oculto de inconformidad con su vida de servidumbre, que se repite
en todos los casos presentados. La inuencia del amanuense en estos docu-
mentos se muestra, además, en su creatividad en la elaboración de alegorías
libertarias, como se recoge en el siguiente acápite.
Alegorías republicanas como dispositivos de libertad:
la creatividad discursiva del amanuense en benecio de los esclavos
Las solicitudes que se presentan a continuación muestran la inuencia
del proyecto político criollo independentista en la elaboración discursiva de
documentos judiciales para la manumisión de esclavos. Almario explica que
Bolívar fue el precursor del discurso patriótico al armar que: “desde 1818
bertad en el presente año de 1827”, Quito, 14 de diciembre de 1827, AMH-Q, fondo Manu-
misión de esclavos, t. I, 1816-1821, f. 71.
73. Ibíd.
74. Scott, Los dominados y el arte..., 61.
Procesos 59, enero-junio 2024 31
sostuvo que ‘la naturaleza, la justicia y la política, exigen la emancipación
de los esclavos. El General admitía que en el futuro habrá más que una clase
de hombre: todos serán ciudadanos’ ”.75 Es posible entender la génesis del
patriotismo engendrado por Bolívar en la causa independentista, porque,
según Almario: “no hay duda que entre los esclavos y al hilo de las guerras,
se forjó un ambiente libertario que contrastaba con el régimen esclavista,
ambiente que, no obstante, su condición molecular e inorgánica, entende-
mos como expresión de su ‘proyecto’ como grupo social”.76
Este fenómeno se formó mediante una serie de ideas de la población
criolla, que aparecieron desde el nacimiento de la “guerra a muerte”, un de-
creto en el que Bolívar intentó difundir en la población una primera idea de
conciencia americana, instando a los españoles a no ser indiferentes al deseo
de libertad de los americanos, a riesgo de morir.77 Al respecto, Margarita
González indica: “el deseo evidente de establecer una situación privilegiada
para los americanos, aunque fueran enemigos, y una guerra sin cuartel para
los españoles, revela muy a las claras el propósito de Bolívar de crear una
frontera denitiva entre España y América”.78
Tiempo después, esta idea fue reforzada por la oferta de libertad absoluta
para los esclavos, modicando así la visión de los grupos populares respecto
a la separación de España.79 A estos factores hay que añadir el hecho de que,
una vez alcanzada la independencia, el pensamiento criollo estaba asociado
a un principio ideológico de la República de Colombia que, según Georges
Lomné, “obedecía al objetivo de construir una masa territorial capaz de en-
gendrar poderío y prosperidad”.80 Una de las bases de la república era la
creación “de una nación política, cuya matriz era el ejército libertador”.81
Es así que las ideas de república, libertad e independencia se sumaron al
imaginario de los esclavos y potenciaron su capacidad de negociación con
los amos para sustentar sus causas ante los tribunales. El discurso público
representado por el amanuense explicitaba la actuación del esclavo como
un trabajo discursivo de cooperación mutua. De acuerdo a los argumentos
de Scott, “a corto plazo, al subordinado le conviene actuar de manera más o
75. Almario, “Los negros en la independencia...”, 32.
76. Ibíd., 41.
77. González, “El proceso de manumisión...”, 164.
78. Ibíd.
79. Ibíd.
80. Georges Lomné, “De la ‘República’ y otras repúblicas: la regeneración de un con-
cepto”, en Iberconceptos. Diccionario político y social del mundo iberoamericano, dir. por Javier
Fernández Sebastián (Madrid: Fundación Carolina/Sociedad Estatal de Conmemoraciones
Culturales/Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2009), 1313.
81. Ibíd.
Procesos 59, enero-junio 202432
menos verosímil, usando parlamentos y haciendo gestos que él sabe, espe-
ra que se hagan”.82 Por ejemplo, los esclavos Camilo Torres y Juana Terán,
propiedad de la señora Mercedes Angulo, en un discurso con fuerte sentido
republicano, solicitaban su libertad, argumentando que la Ley de Manumi-
sión da preferencia de emancipación a los esclavos que poseen propiedades:
El excelentísimo señor Libertador Presidente, poseído de los sentimientos en hu-
manidad [...] hizo sancionar la Ley de Manumisión para que por ella salgamos de
la penosa esclavitud a que nos ha reducido el comercio logrado por el gobierno
español. En la citada Ley Suprema se han preferido los que tengan propiedades, o
tengan ocios con los que en el estado de libertad puedan ser útiles a la República.83
Otro caso es el del esclavo Maximiliano Muñoz y su esposa, María del Co-
rral, cuyo amo, José Castro, se desempeñaba como capitán de Milicias. En su
solicitud, del 3 de diciembre de 1827, el amanuense utiliza como discurso la ali-
neación de los esclavos con el proyecto político que impulsaba la República de
Colombia, admiración que pudo haber sido inuenciada por la vida de su amo:
Conforme a derecho decimos: que la benecencia del Padre de la Patria, el exce-
lentísimo señor Libertador, Presidente de la República, conociendo la dureza y
el yugo insoportable que deprime a una parte de la especie humana, estableció
la Ley de la Manumisión, para de algún modo reparar la tiranía que por tantos
siglos hemos vivido sujetos. Yo y mi mujer hemos servido por bastantes años,
con toda delidad sin dar jamás la más leve nota, como es público y notorio.84
Como puede notarse, los amanuenses aportan a las peticiones de los es-
clavos el argumento de la implementación de la Ley de Manumisión para
que los subordinados salieran de su servidumbre. La esclava Micaela Congo,
mediante discurso público, celebra la manumisión y alega que es digna de
su libertad por su vejez, que ya no la deja servir a cabalidad.
Entre los mayores bienes que reporta el supremo gobierno de la República, es el
decreto de nuestra inesperada libertad, bajo cuyos auspicios tenemos el triunfo
de vivir en sociedad: hallándose pues, comprendida en la Ley del caso, y dentro
del término designado para la manumisión referida, me presento, para que en
atención a mi avanzada edad [...] se me otorgue la libertad.85
82. Scott, Los dominados y el arte..., 27.
83. Camilo Torres y Juana Terán, “Peticiones de los esclavos que solicitan su libertad
en el presente año de 1827”, Quito, 10 de diciembre de 1827, AMH-Q, fondo Manumisión
de esclavos, t. I, 1816-1821, f. 60.
84. Maximiliano Muñoz, “Peticiones de los esclavos que solicitan su libertad en el
presente año de 1827”, Quito, 3 de diciembre de 1827, ibíd., f. 42.
85. Ibíd., f. 63.
Procesos 59, enero-junio 2024 33
Tanto hombres como mujeres exponen todas las causas posibles para
convencer a los señores de la Junta de que son dignos de la libertad, visuali-
zada como un horizonte de paz y prosperidad. Finalmente, resalto el discur-
so patriótico del esclavo Rafael Freire, de ocupación labrador que, en uno de
los documentos más extensos, exalta el proyecto político republicano. En el
año 1841, expresaba:
Si la ignorancia de los más remotos siglos ocasionó con la esclavitud tan ho-
rribles males a una gran parte de la humanidad, las sabias instituciones de un
gobierno ilustrado como el nuestro, han jado su vista en esta clase abyecta, y
digna de la más recomendable compasión, facilitándole por medio de la manu-
misión el medio de recobrar los imprescindibles derechos de su libertad sagrada,
que permanecen aún usurpados por la barbarie de aquellos tiempos.86
Los recursos discursivos de esta petición, y de las presentadas anterior-
mente, guardan rasgos de la perspectiva patriótica de Bolívar. Freire, me-
diante su escribano, destaca que ha vivido en servidumbre por más de veinte
años, en medio de sentimientos de tristeza y de varias desgracias que no
explicita. Con elocuencia, resalta que su esposa sufre incansablemente por
su situación de esclavitud:
Veintitantos años he podido tolerar mi sufrimiento, este yugo insoportable a la
naturaleza racional, con el honor y conducta correspondiente a una buena mo-
ral, aunque siempre acompañados de tristes sollozos, hijos propios del dolor, de
conocerme sin culpa de tener en mí despotismo [...]. Tengo una infeliz mujer que
ha sacricado su existencia en mis esposadas manos, y es la que sufre el rigor de
mi servidumbre.87
El caso permite armar que el grupo subordinado, a partir del sufri-
miento, crea un discurso que critica al poder dominante, el cual no se puede
declarar de manera directa.88 Esta característica, combinada con el discurso
público proveniente de ese mismo poder, permite una mejor comprensión
de la agencia de los subordinados. Vargas Maturana asevera que quienes ca-
recen de poder y aún no recurren a una acción colectiva, conspiran tras corti-
nas reforzando el discurso hegemónico del poderoso, esperando el momen-
to para quitarse la máscara.89 En el caso de Rafael Freire, el reforzamiento
del discurso hegemónico de la época es evidente, pero cabe destacar que no
86. Rafael Freire, “Peticiones de los esclavos manumitidos en el presente año de 1830”,
Quito, 16 de junio de 1830, AMH-Q, fondo Manumisión de esclavos, t. II, 1830-1836, f. 27.
87. Ibíd.
88. Vargas Maturana, “A propósito de la resistencia...”, 18.
89. Ibíd.
Procesos 59, enero-junio 202434
todos los documentos judiciales analizados resaltan ese discurso y que mu-
chos se enfocan en repudiar hechos de violencia recibidos por los esclavos,
congurando una fusión del discurso público hegemónico con un aparente
discurso oculto de indignación de los subordinados. En el siguiente acápite
se presentan algunos ejemplos.
El maltrato como causa
para salir de la esclavitud
Las siguientes solicitudes de libertad muestran la irrupción del discurso
oculto de los esclavos en los documentos judiciales, por hechos de violencia
que aquejaron sus vidas. Acerca de esta hipótesis es preciso destacar que
Scott comparte su lectura sobre las formas de represión de las que pueden
ser víctimas los subordinados y cómo estas denen la relación con sus amos:
Aunque altamente institucionalizados, estos sistemas normalmente contienen un
fuerte elemento de mando personal. Me reero a la enorme libertad que poseen
los amos, [...] para tratar arbitraria y caprichosamente a sus esclavos [...]. Así pues,
hay un elemento de terror personal en estos sistemas que puede tomar la forma de
golpizas arbitrarias, violaciones sexuales, y otros insultos y humillaciones.90
El oponerse a la violencia de forma discursiva se convirtió en una estra-
tegia de resistencia al ejercicio del poder de sus amos y en una postura que
se alineó con el proyecto político de la naciente élite republicana del siglo
XIX. El caso de la esclava Mariana Velasco reeja esta forma de resistencia
discursiva empleada en conjunción con el accionar del Defensor de Esclavos.
Mediante un proceso judicial iniciado en el año 1823, busca la libertad de su
hijo José Antonio, que pertenece a un amo diferente al suyo:
Tengo un hijo, nombrado José Antonio, de edad de cinco a seis años, y deseosa
de libertarle, he buscado el dinero que me ha parecido suciente para su res-
cate, precediendo el permiso de mi amo para su adquisición: más tratando de
vericar mi designio con la deseada prontitud [...] encuentro varios y poderosos
obstáculos. Uno de ellos es, lo subido de la tasación de mi hijo, nada conforme a
la pobreza actual de este vecindario.91
El discurso de resistencia empleado por Velasco está representado por
el hecho de haber conseguido el dinero por el precio de su hijo, y la queja
90. Scott, Los dominados y el arte..., 46.
91. María Josefa Velasco, “Petición”, 2 de enero de 1823, Archivo Histórico Nacional
del Ecuador (AHNE), serie Esclavos, fondo Real Audiencia de Quito y República del Ecuador,
caja 23, exp. 16.
Procesos 59, enero-junio 2024 35
que expresa porque se elevó su tasación, un discurso oculto de inconformi-
dad por la situación que atraviesa su niño. Mariana arma que él presenta
lesiones corporales producto de la violencia que le propicia su amo y agrega
que su hijo tiene un tono claro de piel. De acuerdo con sus argumentos, este
factor es indispensable para que el precio de tasación disminuya:
Una criatura constituida en la infancia todavía, llena de lesiones corporales y de
color no atesado, sino de un mulatillo bastante blanco, no es posible que pueda
recibir la tasación de ciento y más pesos, en que se le ha evaluado, tal vez por
contemplación de su amo, don Juan Paz [...] debe su dueño sujetarse a una rebaja
que sea natural, obligándole a ello la justicia, en prudente corrección del trato
poco decente, y aún inhumano que ha recibido.92
Tomando como base este caso, desde el análisis de Scott, se propone que
las manifestaciones de los subordinados equivalentes del odio “—que po-
dríamos llamarlas insolencia y rechazo— no pueden, por denición, expre-
sarse abiertamente en el discurso público”.93 El investigador subraya que
estas se deben insinuar con inteligencia para evitar cualquier represalia. Otro
caso que presenta esta lógica discursiva es el de la esclava Margarita Miño,
quien el 19 de diciembre de 1827 solicita su libertad por el maltrato que le
dan sus amos en cuanto a la provisión de alimento, ya que, por alguna ra-
zón que ella no explicita en su solicitud, asegura no comer en la vivienda
donde reside y que varias personas se lo impiden. Expresa, además, cierto
sentimiento de indignación al explicar que ni siquiera ha sido beneciaria
de vestimenta:
En esta casa he sufrido los mayores trabajos y penalidades; porque a fuerza de
mi industria y trabajo incesante, he tenido que servir a mis amos sin recibir el
vestuario y alimentos propios y obligatorios de un amo. Si cocino, por tomar un
bocado de comida de lo sobrante de los amos y demás criados, ya se introducen
por su parte otras gentes, que dejan las ollas vacías, teniendo yo por este que
buscar precisa y necesariamente el alimento de un modo nada perjudicial, del
mismo modo que un trapo para cubrir mis carnes.94
Las razones esgrimidas por la esclava en torno a su precario estado de
servidumbre toman la forma de un discurso oculto, que está expresado a
manera de esta interesante ironía:
92. Ibíd.
93. Scott, Los dominados y el arte..., 65.
94. Margarita Miño, “Peticiones de los esclavos que solicitan su libertad en el presente
año de 1827”, Quito, 19 de diciembre de 1827, AMH-Q, fondo Manumisión de esclavos, t. I,
1816-1821, f. 59.
Procesos 59, enero-junio 202436
Soy esclava y ligada enteramente para servir en todo lo necesario y ocurrencias
de la casa, menos para recibir el premio, ni lo más a mi subsistencia, y hallán-
dome comprendida en la Ley de la Soberanía de la República, por los motivos
poderosos que alego: A vuestras señorías suplico se sirvan hacer atención a mis
justos reclamos, ya que siempre he vivido de mi sudor e industria personal, te-
niendo que vestir y que comer sin ayuda de mis amos.95
Esta petición da cuenta de que “la esclavitud, la servidumbre [...] ge-
neran normalmente prácticas y ritos de denigración, insultos y ataques al
cuerpo que parecen ocupar un espacio muy grande en los discursos ocul-
tos de sus víctimas. Estas formas de opresión vedan a los subordinados el
lujo ordinario de la reciprocidad negativa: responder a una bofetada con una
bofetada”.96 ¿Es esa represión de la reciprocidad negativa la se convirtió en
un factor que motivó a Margarita a emitir un posible discurso oculto de in-
dignación por la falta de alimento? Una hipótesis es que el uso de la Ley y de
la Junta de Manumisión para liberarse por parte de la esclava fue una forma
de devolver la “bofetada” a su amo. Esto sugiere la probable imbricación
del discurso oculto de Miño con su discurso público de industria y trabajo
incesante. Como arma Vargas Maturana, una cultura puede disponer de
otra mediante la dominación, con matices violentos o negociados, “pero con
la contraposición que se reeja en la voluntad de hombres y mujeres que
crean oposición a un régimen, ya sea levantándose en armas, desplegando
ideas de liberación o de imaginar una comunidad ideal”.97 Por lo tanto, esto
conlleva a una gama de tácticas, estrategias o de formas de resistir en la lar-
ga duración. Según el autor, diversas manifestaciones pueden ser pasivas o
encubiertas, y abarcan la cultura autóctona y la cultura apropiada del domi-
nador, ya que de estos factores depende su sobrevivencia.98
ConClusiones
Las solicitudes de libertad estudiadas fueron elaboradas por amanuen-
ses que eran funcionarios letrados conocedores de la escritura propia de es-
quemas jurídicos del naciente orden político republicano, idóneos para re-
presentar a los subordinados. En algunas de estas solicitudes se puede notar
su postura ideológica, que hace alusión a la incompatibilidad de la esclavi-
tud con la consigna republicana de libertad ciudadana. En varios documen-
95. Ibíd.
96. Scott, Los dominados y el arte..., 47-48.
97. Vargas Maturana, “A propósito de la resistencia...”, 13-14.
98. Ibíd.
Procesos 59, enero-junio 2024 37
tos analizados, se hace evidente su conocimiento sobre la importancia de la
Ley de Manumisión y sobre quienes son dignos de obtenerla, como en las
alegorías que se realizan sobre la libertad y la independencia, analizadas en
algunos documentos. Es importante destacar que las peticiones de libertad
no reejan unívocamente la postura de los amanuenses, porque en algunas
de ellas la voz de los esclavos se puede percibir a través de ciertos fragmen-
tos que describen detalles de sus vidas. Un ejemplo de esta aseveración son
los casos de esclavos que alegan maltratos y falta de provisión de alimentos
por parte de sus amos, estos reclamos constituyen discursos ocultos que se
fusionaron con el discurso público jurídico creado por sus representantes
letrados. Amanuenses y esclavos trabajaron discursivamente las solicitudes,
conjugando sus pensamientos, experiencias de vida y conocimientos.
Después de varios años de alcanzada la independencia, se registran en
Quito solicitudes de libertad de exsoldados que participaron de las gestas
y que, por diversas circunstancias, no obtuvieron su emancipación, una de
ellas fue la desaceleración económica del comercio de esclavos en el territo-
rio hispanoamericano, así como los perjuicios que la manumisión de escla-
vos dejaría en algunos grupos de terratenientes. Estos documentos mues-
tran, además, que las promesas de libertad hechas por Bolívar y los criollos
independentistas a los esclavos que se enrolaron en el ejército no siempre se
cumplieron, ya que quedaban dudas sobre la pertinencia de volverlos ciuda-
danos, a la luz de la naciente república. En muchas ocasiones esta decisión
quedó en manos de los amos, mostrando así la continuación de las relaciones
coloniales de paternalismo con sus esclavos, lo que se tradujo en la prolonga-
ción de la esclavitud por varias décadas.
Una forma de buscar la libertad por parte de los esclavos de Quito está
representada por el discurso público del matrimonio como una institución
sagrada, que demanda la libertad y reunicación de los esclavos en casos
en los que se encuentran separados, tras contraer nupcias. La instrucción
de que los esclavos casados vivan juntos fue impuesta desde la expedición
de la Real Cédula de 1789, y los casos presentados muestran la infracción
de esta norma por parte de varios amos en la ciudad de Quito. En algunas
solicitudes de libertad se identican, además, expresiones de sumisión, un
discurso público que busca ajustarse a las expectativas de los señores de la
Junta de Manumisión en cuanto al buen comportamiento que se demanda
de los esclavos para emanciparlos. Este recurso constituye una formalidad
discursiva recurrente en varios casos.
Otro discurso público que se constituyó en una importante herramienta
de los esclavos para alcanzar la libertad fue su buena condición económica,
ya que muchos de ellos sustentaban su vida, la de sus hijos y hasta la de
sus amos con base en su trabajo y a la obtención de jornales, una continui-
Procesos 59, enero-junio 202438
dad colonial que alude a la importancia de los esclavos para la estabilidad
económica de sus propietarios. En estos casos se evidencia la capacidad del
amanuense para transformar estos argumentos en razones sucientes para
que sus representados alcancen la libertad gracias a su solvencia. Un discur-
so público adicional constituyó la exaltación del buen comportamiento de
algunos esclavos y las buenas relaciones con sus amos, un recurso que, se
pretendía, fuese apreciado por los señores de la Junta de Manumisión como
un antecedente positivo que posibilite una manumisión más pronta de los
subalternos.
Las alegorías libertarias representan discursos públicos que glorican
al proyecto político republicano, la consecución de la independencia y al
imperativo de la libertad que este suceso dejó como herencia política en la
población colombiana de inicios del siglo XIX. Mediante la importante habi-
lidad retórica del amanuense, estas alegorías fueron discursos públicos que
buscaron convencer a los señores de la Junta de Manumisión de la importan-
cia de la emancipación, demostrando que los esclavos están empapados del
proyecto republicano y que comparten los valores ideológicos.
Existen señales de discursos ocultos de los esclavos de la ciudad que
están representadas por el rechazo a la esclavización ante los señores de la
Junta de Manumisión, y que fueron canalizadas por el amanuense en las pe-
ticiones de libertad. En ciertos casos existen discursos ocultos que toman la
forma de quejas por diversos tipos de violencia propiciada por los amos; no
obstante, estos se imbrican con el discurso público del amanuense, mediante
fórmulas de escritura propias de los argumentos legales. Con ello se buscó
que tuvieran ecacia ante los señores de la Junta de Manumisión. Esta es una
muestra de que las represiones que reciben los esclavos muchas veces saltan
de la esfera privada descrita por Scott, utilizando como vehículo el discurso
público de los letrados.
Además, en cuanto a la resistencia de los amos a manumitir a sus escla-
vos como una continuidad colonial que marcó el proceso posindependencia,
del presente estudio se concluye que existieron varias continuidades de la
agencia de los esclavos desde la época colonial hasta inicios del siglo XIX,
como el aprovechamiento constante del sistema jurídico a su favor, desde el
Decreto de Gracias al Sacar, hasta el aprovechamiento de la Ley de Manumi-
sión de 1821. Cabe, además, destacar su constante cuestionamiento al esta-
tuto de la esclavitud, con la continuación de sus estrategias de autocompra
para dejar su servidumbre. Desde los argumentos de James Scott propongo
que el discurso público y el discurso oculto de los esclavos, imbricado con
los conocimientos jurídicos del amanuense y su capacidad para canalizar las
demandas de los esclavos a la Junta de Manumisión, se convirtieron en una
herramienta ecaz para que el proceso de manumisión avanzara, aunque
Procesos 59, enero-junio 2024 39
de forma lenta y gradual. Estas herramientas discursivas posicionaron a los
esclavos de Quito como agentes con una voz que necesitaba ser reconocida,
cuyo cuerpo requería dejar el trabajo forzado para sentirse parte de la socie-
dad, y cuya mente necesitaba liberarse para pensar en formas diferentes de
aportar a la naciente república.
Fuentes y bibliograFía
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Archivos consultados
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