Las elecciones decimonónicas en el Ecuador:
un estado de la cuestión*
Nineteenth Century elections in Ecuador: a status of the issue
As eleições do século XIX no Equador: um estado atual da questão
Milagros Villarreal Rivera
Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador
Quito, Ecuador
mila.villarreal.rivera@gmail.com
https://orcid.org/0009-0007-5241-9427
https://doi.org/10.29078/procesos.n59.2024.4602
Fecha de presentación: 4 de marzo de 2024
Fecha de aceptación: 22 de mayo de 2024
Artículo de investigación
Cómo citar: Villarreal Rivera, Milagros. “Las elecciones decimonónicas en el Ecuador:
un estado de la cuestión”. Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 59 (enero-junio 2024):
43-78. https://doi.org/10.29078/procesos.n59.2024.4602.
* Este análisis forma parte de la investigación doctoral en curso que la autora desa-
rrolla acerca del fenómeno electoral a inicios de la república en Ecuador, en el Doctorado
de Historia Latinoamericana de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador.
Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 59 (enero-junio 2024), 43-77. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
RESUMEN
El artículo propone un estado de situación de los avances historiográcos
sobre los procesos electorales ecuatorianos en el siglo XIX,
que han moldeado su comprensión y los retos investigativos proyectados
en dicho campo. Se analizan las coordenadas teórico-metodológicas de
los trabajos que surgieron a lo largo de tres contextos de producción: la
emergencia de su estudio en el marco de la institucionalización
de la historia bajo el canon conservador, los aportes producidos
durante el ascenso de la nueva historia ecuatoriana vinculada
a los paradigmas cientícos de la posguerra, y los estudios encaminados
hacia la nueva historia política.
Palabras clave: historia latinoamericana, historia del Ecuador,
elecciones, historiografía ecuatorianista, siglo XIX,
academicismo, nueva historia, nueva historia política.
ABSTRACT
The article presents an overview of the historiographical advances
on the Ecuadorian electoral processes in the nineteenth century, which
have shaped the author’s understanding and the research challenges
projected in this eld. The works’ theoretical-methodological coordinates
that emerged along three contexts of production are analyzed: the study
that emerged within the framework of the institutionalization of history
under the conservative rule; the contributions produced during the rise of
the new Ecuadorian history linked to the scientic paradigms
of the post-war period; and the studies aimed at the new political history.
Keywords: Latin American history, history of Ecuador, elections,
Ecuadorian historiography, 19th Century, academicism,
new history, new political history.
Keywords: Latin American history, history of Ecuador,
elections, Ecuadorian historiography, 19th Century,
academicism, new history, new political history.
RESUMO
O presente trabalho propõe apresentar um estado atual da questão
dos avanços historiográcos acerca dos processos eleitorais equatorianos
no século XIX, que moldaram sua compreensão e os desaos projetados
neste campo. São analisadas as coordenadas teórico-metodológicas dos
trabalhos que surgiram ao longo de três contextos de produção:
a emergência de seu estudo no quadro da institucionalização da história
sob o cânone conservador, os aportes produzidos durante a ascensão
da nova história equatoriana vinculada aos paradigmas cientícos
do pós-guerra e os estudos voltados a nova história política.
Palavras chave: História latino-americana, história do Equador,
eleições, historiograa equatoriana, século XIX,
academicismo, nova história, nova história política.
introduCCión
Durante los últimos años, Ecuador ha vivido un intenso calendario elec-
toral debido al desarrollo de los comicios seccionales y las elecciones genera-
les anticipadas producidas tras el decreto presidencial de “muerte cruzada”
en 2023, la convocatoria a una consulta popular en 2024 y la proyección de
las nuevas elecciones presidenciales previstas para 2025. Al tenor de estos
eventos, ha vuelto a emerger un discurso permeado por la exigencia de ac-
ciones destinadas a garantizar la participación, seguridad y transparencia
del voto ciudadano. Dichas demandas, sustentadas en la necesidad de con-
trarrestar problemáticas relacionadas con la falta de Estado de derecho o la
deciencia de estructuras institucionales, sistemas electorales o de partidos,
parten de una visión de lucha por la democracia que impone un compromiso
político cada vez más urgente frente al desafío de la gobernabilidad.
El ejercicio electoral libre y universal aparece entonces como un elemen-
to clave de la progresión democrática que busca superar dichas problemá-
ticas y, de esa forma, conjurar el fantasma de un pasado marcado por los
rezagos del sufragio restrictivo, así como por la impronta del autoritarismo,
la violencia o el fraude, que han perjudicado el bicentenario trayecto de la
democracia representativa en Latinoamérica. Sin embargo, tal visión acerca
de un desarrollo electoral socavado a lo largo de los años adeuda una re-
exión que, lejos de caer en la trampa del presentismo, permita entender la
compleja conguración histórica de las prácticas electorales y su entramado
con los procesos de disputa, incorporación y participación política, construc-
ción de la ciudadanía y la democracia representativa en la región.
Como se puede observar, este escenario proyecta un reto imperativo.
Aún más si se toma en cuenta que aquello que se conoce desde el diverso
abanico epistemológico de las ciencias sociales sobre el surgimiento del voto
moderno durante el siglo XIX, y su compleja experimentación a lo largo de
dicha centuria, resulta muy limitado. De hecho, si bien durante las últimas
décadas el estudio especializado de los procesos electorales decimonónicos
ha tomado impulso en Latinoamérica, y ha generado discusiones que están
echando por tierra aquella “leyenda negra” nombrada por el historiador An-
tonio Annino para referirse al espejismo del fracaso electoral,1 en el Ecuador
aún es notoria la escasez de trabajos sobre dicho campo. De ahí la necesidad
1. Antonio Annino, “Introducción”, en Historia de las elecciones en Iberoamérica, siglo
XIX. De la formación del espacio político nacional, coord. por Antonio Annino (Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica, 1995), 7.
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de escudriñar el pasado y las problemáticas de esta práctica política, indagar
su lugar como mecanismo fundamental para la construcción y legitimación
de los procesos de institucionalización republicana y expansión de la cultura
política moderna, así como colocar dichas discusiones tanto a la vista del
interés académico y social local, como también en conexión con un ámbito
de debates más amplio y comprometido con la reinterpretación crítica de la
trayectoria democrática en la región.
Un aspecto clave al momento de enfrentar tales desafíos es el reconoci-
miento de aquellos trabajos que, aun siendo escasos, conforman el cúmulo
de estudios existentes sobre la historia del sufragio en el Ecuador. Observar
dicha producción contribuye no solo a la puesta en uso de sus resultados,
sino también al balance de las narrativas construidas en torno al pasado de
este ejercicio político y al examen de los objetivos e intereses de su interpre-
tación, en correspondencia con las distintas formas, contextos y enfoques de
trabajo académico. Al mismo tiempo, la proyección de una visión panorámi-
ca a través de este mapa historiográco puede facilitar el trazado de nuevas
interrogantes alrededor de este fértil campo de investigación.
Es por ello que las siguientes páginas abordan la revisión de la histo-
riografía ecuatorianista interesada en el desarrollo del fenómeno electoral
decimonónico, con el propósito de identicar la dirección y los avances que,
hasta el momento, han moldeado su comprensión. Tal recorrido persigue
las coordenadas teóricas y metodológicas de un acumulado de estudios, en
relación con los contextos de producción generados por los procesos de ins-
tauración y transformación de la disciplina histórica en el país, a lo largo
del siglo XX. En ese camino, se identica la emergencia de su estudio en el
marco de la institucionalización de la historia como ciencia y la impronta del
canon conservador que rigió la academia hasta mediados de dicha centuria;
las contribuciones que aparecieron una vez iniciado el proceso de profesio-
nalización de aquella disciplina, la cual marcó el ascenso de la nueva historia
ecuatoriana, vinculada a los paradigmas cientícos de posguerra; y, nal-
mente, los estudios que desde la década de los noventa se han encaminado
hacia un abordaje conectado con las múltiples posibilidades de interpreta-
ción abiertas por la nueva historia política.
el surgimiento del aCademismo
y los primeros estudios eleCtorales, 1918-1950
Para iniciar este recorrido es necesario mencionar que, a la luz de las
grandes narrativas y crónicas sobre la época republicana elaboradas a lo lar-
go del siglo XIX por guras como Pedro Fermín Cevallos, Pedro Moncayo
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o Juan León Mera, los asuntos electorales fueron supeditados al relato des-
criptivo de los eventos políticos que absorbían, por entonces, la escritura
de la historia. De esta manera, las convocatorias comiciales, el resultado de
una elección presidencial, la distribución del sistema de representación o las
directrices de los reglamentos electorales encontraron un lugar muy acotado
en las páginas de sus obras al momento de referir los acontecimientos que
marcaron el devenir del Estado, especialmente en lo relativo a la disputa y
llegada al poder de las élites dirigentes.
Mas, el sufragio, como objeto especíco de la historiografía, tuvo que
esperar durante algún tiempo hasta llegar a emerger hacia las primeras -
cadas del siglo XX, de la mano de intelectuales que provenían del ámbito
jurídico. En ese escenario, se destacó la gura de Julio Tobar Donoso, reco-
nocido jurisconsulto de tendencia conservadora, quien a lo largo de su vida
desarrolló un gran interés por la historia que lo llevó a vincularse a espacios
académicos de este ámbito y publicar varios estudios sobre el Estado, la Igle-
sia, guras políticas e ilustres católicos del siglo XIX.
Hacia 1918, con motivo de su incorporación a la Sociedad Ecuatoriana
de Estudios Históricos, presentó su monografía “Las segundas elecciones de
1875”. En este trabajo abordó la conictiva organización de las candidaturas
presidenciales por parte de las facciones políticas que se disputaron el poder
tras la muerte del líder conservador Gabriel García Moreno. La narración
cronológica de los acontecimientos protagonizados por las guras políticas
que intervinieron en esta competencia electoral, realizada con base en los
debates legislativos, prensa, mensajes y correspondencia ocial de la época,
conguró un relato interesado en describir aquella “gran lidia en que iba a
decidirse la suerte del país”.2 Sin embargo, como menciona el historiador
Guillermo Bustos, el trabajo de este intelectual no buscaba solamente narrar
la victoria de Antonio Borrero y el desplazamiento del Partido Conservador
del poder durante el último cuarto del siglo XIX, sino prevenir a los militan-
tes del movimiento católico de su tiempo sobre el efecto del divisionismo
al interior de esta tendencia, fomentando así la visión de la historia como
maestra de la vida política.3
Años después, Tobar Donoso publicó otro estudio, de carácter más bien
interpretativo, que proponía una periodización evolutiva de la organización
del sufragio en el país. En ese camino, marcó una primera etapa entre 1830 y
1860 caracterizada por la conguración regional y caudillista del poder que
2. Julio Tobar Donoso, “Las segundas elecciones de 1875”, Boletín de la Sociedad Ecua-
toriana de Estudios Histórico-Americanos 1, n.º 2 (1918): 120.
3. Guillermo Bustos, El culto a la nación: escritura de la historia y rituales de la memoria
en Ecuador, 1870-1950 (Quito: Fondo de Cultura Económica/Universidad Andina Simón
Bolívar, Sede Ecuador, 2017), 316.
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incidió en la mentalización y puesta en marcha del sistema de representación
política. A partir de la segunda mitad de siglo situó un período matizado
por las “grandes conquistas del sufragio en sentido democrático” que re-
sultaron de la Constitución promulgada por el gobierno garciano; así como
la posterior “corrupción radical del sistema” debido al fraude y la violencia
que atribuía a los gobiernos liberales niseculares.4 Por último, identicó un
tercer período, hacia el segundo cuarto del siglo XX, que se distinguió por la
consecución del voto libre, universal y obligatorio para las personas letradas
y por las iniciativas a favor de un poder electoral autónomo.
Como se observa, el tratamiento de las elecciones por parte de Tobar
Donoso enfatizó la dimensión de los eventos comiciales de la época pos-
garciana, así como la organización y evolución del voto desde la creación
de la república. Estos trabajos, además de anclarse en la concepción positi-
vista de la historia, se enmarcaron en un momento clave para el posiciona-
miento de un canon historiográco de corte patriótico, católico e hispanista
que sostuvo el proceso de institucionalización de la historia como disciplina
académica en el país, desde nales del siglo XIX hasta mediados del XX.5
Se puede entender entonces su inclinación hacia una narrativa permeada
por el valor patriótico y la virtud cristiana, los cuales le llevaron a exaltar el
protagonismo de García Moreno como punto de inexión en el proceso de
evolución del sistema de sufragio y gurar dicha trayectoria como una “lí-
nea recta y luminosa”.6 De tal manera que, en este contexto de producción,
las elecciones pasaron a representar un escenario que permitía proyectar el
perfeccionamiento de la vida política y, con base en esa visión, formaron
parte de aquellos relatos sobre la construcción de la nación que lideraron las
voces conservadoras desde el quehacer historiográco de aquellas décadas.
Es necesario mencionar que, al mismo tiempo, la trayectoria del sufragio
fue convirtiéndose en objeto de estudio al interior de las ciencias jurídicas.
Trabajos como los de Manuel Romero o Raúl González, publicados durante
el primer cuarto del siglo XX, empezaron a interesarse por el ordenamiento
jurídico de ese campo a lo largo de los años. Dicho interés fue renovándose
eventualmente, tal como se observa por los análisis de Roberto Moncayo y
José Benítez que circularon en las facultades de jurisprudencia durante la
década de 1960, cuando el debate se intensicó en torno a la posibilidad del
sufragio universal. Tiempo después, hacia nales de los años 80, el vacío que
se percibía motivó la colección denominada “Elecciones y democracia en el
Ecuador”, donde se incluyó una panorámica evolutiva del sistema electoral,
4. Julio Tobar Donoso, “El sufragio en el Ecuador”, Revista de la Asociación Escuela de
Derecho, n.º 1 (1949): 9-18.
5. Véase Bustos, El culto a la nación...
6. Tobar Donoso, “El sufragio en el Ecuador”, 9.
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elaborada por Ernesto Albán Gómez. A ese análisis se sumó el aporte de
Agustín Grijalva y, en años más recientes, otras compilaciones centradas en
la evolución jurídica del sufragio.7 Este conjunto de obras, que tiene como
rasgo común un ejercicio esencialmente descriptivo del sistema electoral que
surgió con la creación del Estado, se ha enfocado en la dimensión estricta-
mente normativa del sufragio como base para elaborar una genealogía de la
democracia. Es por ello que varios de estos trabajos buscaban evidenciar las
debilidades del sistema electoral ecuatoriano en el transcurso de su historia
y promover reformas para establecer un ordenamiento jurídico que aance
el sistema democrático de gobierno.
los aportes desde el asCenso de la historia soCioeComiCa
y la proFesionalizaCión del Campo, 1970-1980
Durante la época de retorno a la democracia que vivió el Ecuador a nes
de los años 70, nuevas generaciones de intelectuales, esta vez vinculadas con
el ámbito profesional de la sociología, volvieron a interesarse por la larga
trayectoria del voto en el país. Estos trabajos surgieron al tenor de un nuevo
contexto historiográco que buscaba tender puentes con las ciencias socia-
les, de cara al inujo epistemológico de los paradigmas correspondientes a
la escuela francesa de los Annales, el estructuralismo y el marxismo inglés.
Dicho cambio de orientación encaminó nuevas perspectivas teórico-metodo-
lógicas que desplazaron el lugar de la tradicional historia política, limitada
hasta entonces a describir los sucesos del pasado, por estudios que más bien
se interesaban en su comprensión a partir de las interrelaciones determina-
das por las estructuras socioeconómicas que regían a las sociedades.
En ese momento, el sociólogo y politólogo Rafael Quintero publicó un
estudio en el que examinó la estructura institucional de representación im-
plantada a partir de 1830. Para la elaboración de dicho análisis contempló
diversas fuentes primarias entre las que se distinguió el uso de registros po-
7. Raúl González, “El sufragio en Ecuador”, Anales de la Universidad Central, n.º 23-25
(1914): 301-347; Manuel Romero, “El problema electoral”, Anales de la Universidad Central,
n.º 253 (1925): 280-364; Roberto Moncayo, “El sufragio” (tesis doctoral, Universidad Cen-
tral del Ecuador, 1960); José Julio Benítez, “Estudio sobre el sufragio con relación especial a
la historia constitucional y leyes vigentes del Ecuador” (tesis de grado, Ponticia Univer-
sidad Católica del Ecuador, 1961); Ernesto Albán Gómez, “Evolución del sistema electoral
ecuatoriano”, en Elecciones y democracia en el Ecuador. El proceso electoral ecuatoriano, vol. 1
(Quito: Tribunal Supremo Electoral/Corporación Editora Nacional, 1989), 47-62; Agus-
tín Grijalva, Elecciones y representación política (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar,
Sede Ecuador/Corporación Editora Nacional, 1998).
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blacionales y actas electorales, así como también una metodología de tipo
cuantitativo, que por entonces tenía un amplio espectro dentro las ciencias
sociales, con el objeto de superar la eventualización de la realidad. La inves-
tigación de Quintero reveló aspectos novedosos como el volumen y compo-
sición de los cuerpos electorales, su distribución territorial, porcentajes de
participación, cifras de votos, entre otros elementos inexplorados que reve-
laron una nueva dimensión de las elecciones decimonónicas.
A partir de esta evidencia, el autor sustentó una interpretación alinea-
da con la visión sociológica que años atrás había inaugurado el destacado
intelectual Oswaldo Albornoz Peralta, acerca del predominio terrateniente
en la articulación histórica de las estructuras económico-sociales que marca-
ron el sometimiento de la población campesina e indígena. En consonancia
con esta visión germinal, Quintero identicó la formación de un sistema de
representación de corte oligárquico durante las primeras décadas republica-
nas, organizado y controlado por las élites latifundistas serranas, en el marco
de un orden precapitalista. De acuerdo con su argumentación, la instrumen-
talización del voto por parte del poder terrateniente, que buscaba defender
sus intereses de clase frente al ascenso de la burguesía costeña, repercutió en
el “tardío surgimiento del Estado nacional” y la “pequeñez de la realidad
democrática”, a lo largo el siglo XIX en el Ecuador.8
Bajo la impronta de estos paradigmas surgieron, paralelamente, varios
estudios impulsados por una generación de académicos que dio a su pro-
ducción historiográca el nombre de nueva historia. Con el propósito de
distanciarse de “la vieja escuela y del anquilosado academicismo ocial”,9
los intelectuales involucrados dentro de esta corriente se opusieron a la con-
tinuación de ciertas prácticas asociadas con aquella historia política tradicio-
nal que incluían la hegemonía y culto a ciertos temas, períodos y protagonis-
tas del pasado, ausencia de metodología, énfasis en la dimensión descriptiva
o narrativa y uso de la historia para la legitimación de las clases dominantes.
Esta generación impulsó, a su vez, la creación de espacios de formación pro-
fesional, así como de investigación y difusión de nuevas aproximaciones al
8. Rafael Quintero, “El carácter de la estructura institucional de representación polí-
tica en el Estado ecuatoriano del siglo XIX”, Revista Ciencias Sociales 2, n.º 7-8 (1978): 69-
108. Véase también la lectura que propone sobre la polarización de la clase terrateniente
durante las últimas elecciones presidenciales del período progresista y el ascenso del con-
icto entre esta y la burguesía comercial bancaria representada por Eloy Alfaro, que inci-
dieron en la estructura institucional de representación política, en Rafael Quintero, “Eloy
Alfaro y las elecciones olvidadas de 1888 y 1892”, Ruptura. Revista de la Asociación Escuela
de Derecho de la Ponticia Universidad Católica del Ecuador, n.º 24 (1980): 91-104.
9. Jorge Núñez, “La historiografía ecuatoriana contemporánea”, Anuario de Estudios
Americanos 53, n.º 1 (1996): 277.
Procesos 59, enero-junio 2024 51
pasado que consolidaron el ascenso de la historia social y económica a partir
de los años 80.10
Uno de los principales representantes de esta corriente es el historiador
Enrique Ayala Mora, autor de la difundida obra Lucha política y origen de los
partidos en Ecuador, que apareció durante la coyuntura electoral de 1978-1979,
la cual puso término al ciclo de dictaduras militares extendido en el país a lo
largo de aquella década.11 En este contexto de redemocratización, Ayala Mora
se interesó por la trayectoria de los partidos políticos y su lugar como elemento
clave en el escenario de la competencia por el poder. Siguiendo el inujo de los
paradigmas dominantes, su estudio se centró en la comprensión del proceso
de formación del Estado durante el siglo XIX, cubriendo el trayecto que avanza
entre la coyuntura independentista y el predominio de los gobiernos liberales
niseculares. A lo largo de esta amplia temporalidad examinó a los actores he-
gemónicos, la formación de sus proyectos nacionales y la impronta de los pro-
cesos de fundación de la República, la consolidación y declive del Estado oli-
gárquico terrateniente y el posterior ascenso de la burguesía agroexportadora.
Con base en el entramado de relaciones sociales y disputas del poder
que devino de aquellos escenarios, Ayala Mora situó la progresiva formación
de las tendencias ideológico-políticas que hacia el último cuarto de siglo se
identicaron con el conservadurismo, progresismo, liberalismo y radicalis-
mo. Su estudio puso especial atención en las pugnas entre estas identidades
políticas fragmentadas que incidieron en la complejización y ampliación de
los procesos electorales haciendo de estos un escenario que impulsó la or-
ganización de plataformas de participación tales como las sociedades y los
clubes, además de permitir la vinculación de sectores medios de la sociedad,
absorbidos, no obstante, a través de una dinámica eminentemente clientelar.
Esta interpretación histórica, que gira en torno al predominio del poder
terrateniente como condición estructural que dictaminó la dinámica sociopolí-
tica del siglo XIX, se evidencia en otros estudios clave sobre la formación tem-
prana del Estado, como es el caso de la historiadora Silvia Vega. La autora ofre-
ció un análisis de la acción gubernamental de Vicente Rocafuerte y Juan José
Flores durante el período 1830-1845, con base al cual planteó la existencia de
un proyecto inicial de centralización que fue liderado por la clase terrateniente
frente a la necesidad de sostener la existencia y fortalecimiento del Estado.
En su trabajo, Vega consideró los procesos electorales no solo para referir
la llegada al poder de estos líderes, sino como un escenario que condensó
algunas problemáticas trasversales a la denición de sus proyectos políticos.
10. Ibíd., 277-278.
11. Enrique Ayala Mora, Lucha política y origen de los partidos en Ecuador (Quito: Centro
de Publicaciones, Ponticia Universidad Católica del Ecuador, 1978).
Procesos 59, enero-junio 202452
Una de ellas relacionada con el conicto entre el poder local y central debido
a la modalidad de designación de gobernadores y alcaldes que inicialmente
favoreció tanto la capacidad autónoma de las localidades en el ámbito proce-
dimental de los comicios, como la selección de autoridades provenientes de
sus propios grupos de poder, que no siempre resultaban funcionales al afán
centralizador del Estado. Por ello, una de las reformas del segundo gobierno
oreano dispuso que la designación de los gobernadores provinciales corrie-
ra a cargo del Ejecutivo, a la vez que este amplió sus funciones para que se
convirtieran en agentes estatales dentro de la administración política interna.
La autora también identicó que las restricciones impuestas al sistema
de representación perlaban el proyecto terrateniente de nación, el cual res-
tringía la idea de participación a un cuerpo político estraticado, en lugar
de una comunidad integrada por individuos libres, iguales y asociados vo-
luntariamente. Con lo cual, Vega concluyó que las elecciones evidenciaban
“el carácter elitista y aristocrático del Estado terrateniente y de la clase que,
recogiendo la tradición, costumbres e instituciones desde la época colonial,
logró imprimir su dirección intelectual y política en la sociedad republicana,
reivindicando para sí la encarnación de la nacionalidad ecuatoriana”.12
la irrupCn FiniseCular de la nueva historia polítiCa
y sus visiones interpretativas aCerCa del Campo eleCtoral
La llegada de los años 90 marcó un nuevo rumbo en la forma de abordar
las elecciones, hasta entonces regida por el canon de la historia positivista y
la historia en clave socioeconómica. Este distanciamiento se evidenció en la
producción de nuevas lecturas sobre las elecciones decimonónicas, conecta-
das con las tendencias historiográcas que surgieron tras la caída de aque-
llos paradigmas dominantes. Dicho cambio de orientación, que se inició en
el ámbito académico europeo y norteamericano de los años 70 de la mano
de fundamentos posmodernos y deconstruccionistas, contribuyeron a cues-
tionar la perspectiva estructuralista del conocimiento dentro de las ciencias
sociales. En este contexto, los estudios históricos desplazaron su afán de una
comprensión mimética, objetiva y universal del pasado hacia una dimensión
epistemológica preocupada por las coordenadas de su representación y las
condiciones de producción de dicho conocimiento. Posicionamiento que dio
como resultado el viraje antropológico y lingüístico del campo.
Hacia el último cuarto del siglo, tales trayectorias posibilitaron el rena-
12. Silvia Vega, Ecuador: crisis políticas y Estado en los inicios de la república (Quito:
FLACSO Ecuador/Abya-Yala, 1991), 149.
Procesos 59, enero-junio 2024 53
cimiento de la historia política que, distanciándose de sus concepciones dis-
ciplinarias clásicas, dio lugar al estudio de lo político, como un espacio desde
donde se podía entender la existencia y organización de la vida comunitaria
“más allá de la competencia partidaria por el ejercicio de poder, de la acción
gubernamental del día a día y la vida ordinaria de las instituciones”.13 De
acuerdo con Pierre Rosanvallon, esta perspectiva revelaba su “importancia
en las sociedades democráticas, es decir, en aquellas donde las condiciones
para la vida en común no están denidas a priori [...] En efecto, la democra-
cia constituye a la política en un campo sumamente abierto a partir de las
tensiones e incertidumbres que subyacen en ella”.14 En ese camino, el estudio
de las prácticas políticas, entre ellas el voto, emergió como un escenario rele-
vante que permitía escudriñar el espesor y la complejidad del poder, entre-
tejidos en la conguración del orden político moderno.
Inmersos en ese horizonte, aparecieron los trabajos dirigidos por Anto-
nio Annino, Carlos Malamud y Eduardo Posada Carbó, cuyo aporte historio-
gráco permitió mapear algunas problemáticas y complejizar las interpreta-
ciones sobre el desarrollo del voto en el contexto de la modernidad política
atlántica.15 Precisamente, el proyecto de Posada Carbó reunió varias investi-
gaciones que abordaban la dinámica electoral anterior al voto universal y su
impacto en la tradición democrática de países europeos y latinoamericanos,
entre los que se incluyó un capítulo sobre el Ecuador. Este trabajo fue elabo-
rado por Juan Maiguashca, historiador de amplia trayectoria, quien analizó
las reformas electorales de 1861 que pusieron término a los comicios con
carácter restrictivo e indirecto.16
Su propuesta situó a los agentes del Estado como principales actores de
esta transformación, debido a que dichas reformas fueron un recurso funda-
mental que puso en marcha la nueva generación de dirigentes políticos para
enfrentar el conicto territorial entre centro y periferia, alimentado durante
largo tiempo por un sistema de representación departamental que contribu-
yó a sostener los poderes regionales y sus aspiraciones federalistas, así como
por las tensiones sociales entre la élite y el pueblo que desencadenaron, en
13. Pierre Rosanvallon, “Por una historia conceptual de lo político”, en Pensar la mo-
dernidad política. Propuestas desde la nueva historia política, ed. por Alicia Salmerón y Cecilia
Noriega Elío (Ciudad de México: Instituto Mora, 2016), 74.
14. Ibíd.
15. Annino, Historia de las elecciones...; Carlos Malamud, ed., Partidos políticos y elec-
ciones en América Latina y la península Ibérica, 1830-1930, vol. II (Madrid: Instituto Univer-
sitario Ortega y Gasset, 1995); Eduardo Posada Carbó, ed., Elections before Democracy: the
History of Elections in Europe and Latin America (Londres: Macmillan, 1996).
16. Juan Maiguashca, “The Electoral Reforms of 1861 in Ecuador and the rise of a new
Political Order”, en ibíd., 87-116.
Procesos 59, enero-junio 202454
conjunto, la fragmentación del país hacia nales de la década de 1850. Reu-
nidos en la Convención Nacional de 1861, estos dirigentes llevaron a cabo la
transformación del sistema de representación, con el propósito de recompo-
ner el equilibrio interno de la comunidad política.
La lectura de Maiguashca se fundamentó en sus estudios alrededor del
Estado como institución administrativa que contribuyó a la formación de las
naciones en la región andina.17 En ese camino, se posicionó frente a los plan-
teamientos de Quintero, quien concibió dichas reformas como una concesión
instrumentalizada por parte de las élites para mantener su hegemonía. Su
análisis también cuestionó la idea arraigada sobre los resultados poco favo-
rables de las trasformaciones normativas para la consecución de experien-
cias electorales más participativas. Tras examinar los debates producidos en
dicha Convención, los informes diplomáticos de la época y el estudio cuan-
titativo de Quintero, evidenció que dichas iniciativas tuvieron un impacto
efectivo en la transformación del orden político debido a que viabilizaron la
incorporación de nuevos actores y la expansión de su participación política
durante la segunda mitad del siglo XIX, además que posibilitó una distribu-
ción proporcional de la representación que contribuyó a estabilizar el ejerci-
cio de poder, tras la mencionada crisis.
Distanciándose de la dimensión sistemática o legal del voto, estos plan-
teamientos situaron la discusión del campo electoral en el centro de un pro-
ceso de reorganización político-administrativa del Estado que se desplegó a
inicios de la década de 1860. De tal manera que su interpretación conectó con
el enfoque de historiadores como Posada Carbó o Annino, quienes buscaban
alejarse de los estudios comúnmente limitados a sentenciar el fracaso de-
mocrático de las elecciones debido a las restricciones impuestas a sus reglas
operativas, al carácter conscatorio marcado por la hegemonía de las élites,
o al despliegue de “prácticas de mecenazgo y clientelismo, o simplemente el
fraude y la coerción”.18
Precisamente, la obra de Annino, que se publicó en colaboración con in-
vestigadores interesados por la cuestión electoral en México, los Andes, Río
17. Juan Maiguashca, “El proceso de integración nacional en el Ecuador: el rol del poder
central, 1830-1895”, en Historia y región en el Ecuador: 1830-1930, ed. por Juan Maiguashca
(Quito: FLACSO Ecuador/CERLAC/Instituto Francés de Estudios Andinos/Corporación
Editora Nacional, 1994), 357-358.
18. Posada Carbó, “Introduction. Elections before Democracy: Some Considerations
on Electoral History from a Comparative Approach”, en Elections before Democracy..., 2.
Véase también Eduardo Posada Carbó, “El Estado republicano y el proceso de incorpo-
ración: las elecciones en el mundo andino”, en Historia de América Andina. Creación de las
Repúblicas y formación de la nación, ed. por Juan Maiguashca, vol. 5 (Quito: Libresa/Univer-
sidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, 2003), 317-345.
Procesos 59, enero-junio 2024 55
de la Plata y Brasil, incluyó un artículo de la investigadora francesa Marie-
Danielle Demélas sobre las primeras elecciones desarrolladas a la luz de la
Constitución gaditana en la región andina, entre 1813 y 1814.19 Demélas,
quien venía de una sólida trayectoria de estudio sobre la construcción de la
soberanía popular, la representación moderna y la ciudadanía en el contexto
de las revoluciones hispanoamericanas,20 evidenció junto a François-Xavier
Guerra que “el problema de la representación política y la práctica electoral
ocupó un lugar central en este proceso porque se dirigió al corazón de la
acción revolucionaria: una nueva legitimidad política nacida de la nación
cuya soberanía fue declarada en la primera sesión de las Cortes en Cádiz”.21
En el artículo mencionado, Demélas indagó el ejercicio del voto popu-
lar durante dicha coyuntura en sociedades marcadas por una predominante
composición pluriétnica como Charcas y la Real Audiencia de Quito. Su in-
vestigación evidenció que las autoridades de esta última acogieron los pla-
nes de elecciones decretados por las Cortes, deliberaron activamente sobre
el sufragio de amplios sectores de la población conforme a los principios
estipulados por dicha carta y gestionaron aquella participación, de cara a las
disputas generadas por la intervención de dirigentes y notables locales en la
organización de los censos, circunscripciones y actos electorales de localida-
des como Cuenca y Loja.
En su lectura, el revolucionario reconocimiento de los indígenas como
ciudadanos de la nación española y la integración de un solo cuerpo elec-
toral conformado por las comunidades que, hasta entonces, habían actuado
en los márgenes de la República de indios y otra de españoles no signicó
la instauración de un nuevo orden político basado en la proyección de una
representación y ciudadanía modernas, sino la coexistencia de esas noveda-
des, al interior de una sociedad predominantemente estamental y corporati-
va. Según advirtió la historiadora, “la observación de las primeras elecciones
modernas en los Andes conrma la utilización del sufragio amplio como
electorado cautivo, así como ciertas formas de resistencia de los notables
vinculados con las representaciones de Antiguo Régimen”.22
19. Marie-Danielle Demélas, “Modalidades y signicación de elecciones generales en
los pueblos andinos, 1813-1814”, en Historia de las elecciones..., 291-313.
20. Marie-Danielle Demélas, “Microcosmos. Une dispute municipale à Loja (1813-
1814)”, Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines XVII, n.º 3-4 (1984): 65-76; Marie-
Danielle Demélas, “La révolution de Cadix”, La pensée politique, n.º 1 (1993): 152-176;
Marie-Danielle Demélas, La invención política: Bolivia, Ecuador y Perú en el siglo XIX (Lima:
Instituto Francés de Estudios Andinos/Instituto de Estudios Peruanos, 2003).
21. Marie-Danielle Demélas y François-Xavier Guerra, “The Hispanic Revolutions:
the Adoption of Modern Forms of Representation in Spain and America, 1808-1810”, en
Elections before Democracy..., 34.
22. Demélas, “Modalidades y signicación...”, 312.
Procesos 59, enero-junio 202456
No obstante, mencionó que su interpretación —basada en el plan de
elecciones de 1813, emitido por el scal de la Audiencia, y las consultas pre-
sentadas por las autoridades de las localidades mencionadas— no consti-
tuía una explicación exhaustiva de estas experiencias electorales, por lo cual
armó que el camino quedaba abierto para futuras investigaciones sobre el
tema. Efectivamente, tiempo después, varios investigadores empezaron a
sumarse al gran debate generado sobre la representación y el ejercicio de las
primeras elecciones constitucionales en el espacio hispanoamericano duran-
te la coyuntura revolucionaria de inicios de siglo.23
En ese camino, Jaime E. Rodríguez O., historiador ecuatoriano-estadou-
nidense con amplio conocimiento del período de las independencias, publicó
un artículo sobre los comicios realizados durante el primer momento gadita-
no.24 Abordó tanto la convocatoria para la designación de los representantes
americanos ante la Junta Suprema Central que presidió el gobierno de España
a inicios de la ocupación napoleónica, como también la intensicación del es-
cenario comicial tras la publicación de la Constitución gaditana que ordenó la
celebración de elecciones para la conformación del nuevo gobierno represen-
tativo articulado en tres niveles (ayuntamientos, diputaciones provinciales
y cortes). Rodríguez O. resaltó la iniciativa de conformar un gobierno repre-
sentativo moderno y el carácter eminentemente popular del voto habilitado
23. Véase François-Xavier Guerra, “Primeras elecciones generales americanas”, en
Modernidad e independencias: ensayos sobre las revoluciones hispánicas (Madrid: MAPFRE,
1992), 177-225; Antonio Annino, “Cádiz y la revolución territorial de los pueblos mexica-
nos, 1812-1821”, en Historia de las elecciones..., 177-226; José Carlos Chiaramonte, “Vieja y
nueva representación: los procesos electorales en Buenos Aires, 1810-1820”, en ibíd., 19-63;
Víctor Peralta Ruiz, “Elecciones, constitucionalismo y revolución en el Cusco, 1809-1815”,
Revista de Indias, n.º 206 (1996): 99-133; Juan Marchena, “Revolución, representación y elec-
ciones. El impacto de Cádiz en el mundo andino”, Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia,
n.º 19 (julio-diciembre 2002/enero-junio 2003): 237-266, https://revistas.uasb.edu.ec/in-
dex.php/procesos/article/view/2049.
24. Jaime E. Rodríguez O., “Las primeras elecciones constitucionales en el Reino de
Quito, 1809-1814 y 1821-1822”, Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 14 (julio-diciem-
bre 1999): 3-52, https://revistas.uasb.edu.ec/index.php/procesos/article/view/2029.
Años después, Rodríguez integró los estudios referidos en esta revisión dentro de una
obra de mayor alcance acerca del proceso de independencia del Reino de Quito, enmar-
cado en la revolución hispánica que dio lugar a la conguración de los nuevos Estados
nacionales. En ella contempló el problema de la conguración del gobierno representativo
y el repertorio de los procesos electorales producidos al tenor de la convocatoria a Junta
Central española y los comicios populares del contexto gaditano, que tuvieron lugar en
las provincias de la Sierra bajo el inujo de la revolución quiteña. Así como aquellos eje-
cutados en la provincia de Guayaquil desde la restauración de la constitución gaditana
hasta la creación y anexión a la República de Colombia en 1822. Véase: Jaime E. Rodríguez
O., La revolución política en la época de la independencia. El Reino de Quito 1808-1822 (Quito:
Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador/Corporación Editora Nacional, 2006).
Procesos 59, enero-junio 2024 57
para los ciudadanos de la nación española, es decir, todos aquellos hombres
libres nacidos o avecindados en sus dominios, sin requisitos de propiedad o
instrucción, y con la única excepción de los descendientes africanos.
En un estudio posterior, su atención se dirigió a la participación indígena
durante dichas elecciones. Este trabajo, incluido en una obra de la historia-
dora Marta Irurozqui que reunió varios aportes en torno al proceso de cons-
trucción de la ciudadanía en la región andina del siglo XIX, se concentró en
la materialización de dicha condición política para la población indígena y
su incorporación a través del voto. Su lectura destacó la transformación de
la esfera política debido a la introducción del gobierno representativo más
avanzado de la época que favoreció la participación de gran parte de la po-
blación masculina, entre la que se incluyó a sectores étnicos y populares.25
Al igual que Demélas, Rodríguez O. abordó los procesos electorales de-
sarrollados en Cuenca y Loja, pero indagó con más amplitud la intervención
de las autoridades y el clero en los comicios, al tenor de las disputas por el
gobierno local. Esto le permitió distanciarse de la visión que proponía el pre-
dominio unidireccional de las élites sobre aquellos sectores del cuerpo elec-
toral. Rodríguez O. evidenció que los indígenas participaron activamente e
hicieron uso de la ciudadanía y del nuevo sistema de representación para
proteger sus intereses y hacer valer sus derechos políticos. De esa manera,
su voto se convirtió en un factor determinante dentro de la dinámica comi-
cial. Mediante dicho mecanismo, y actuando conforme a las posibilidades
normativas, establecieron sus ayuntamientos, formaron coaliciones electo-
rales interétnicas y determinaron, en gran parte, los resultados de las elec-
ciones locales. “El nuevo orden, por lo tanto, aanzaba el poder político de
los naturales”, quienes no resultaron ser las “víctimas pasivas que muchos
historiadores describen. [...] Ellos, como muchos de sus conciudadanos, eran
participantes activos en el surgimiento de la nueva nación de Ecuador”.26
Tras estas interpretaciones de los procesos electorales más tempranos,
la discusión volvió a reavivarse a través de un destacado trabajo publicado
por la historiadora italiana Federica Morelli, quien llevó el problema de la
transición entre el Antiguo Régimen y la conformación del Estado nacional
hacia una lectura centrada en la dimensión de los desafíos territoriales y los
conictos por la construcción espacial del poder.27 Su trabajo proponía que, en
25. Jaime E. Rodríguez O., “Ciudadanos de la nación española: los indígenas y las
elecciones constitucionales en el reino de Quito”, en La mirada esquiva. Reexiones sobre la
interacción del Estado y la ciudadanía en los Andes (Bolivia, Ecuador y Perú), siglo XIX, ed. por
Marta Irurozqui (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientícas, 2005), 41.
26. Ibíd., 58-62.
27. Federica Morelli, Territorio o nación. Reforma y disolución del espacio imperial en Ecua-
dor, 1765-1830 (Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2005).
Procesos 59, enero-junio 202458
el contexto revolucionario de nales del siglo XVIII y principios del XIX, la di-
námica política fue sostenida por los poderes locales organizados a través del
gobierno municipal, instancia que venía sustentada en la larga tradición del
cabildo colonial y que se colocó por entonces a la cabeza de funciones como la
justicia y la representación. Estos aspectos profundizaron las condiciones de
diversidad, autonomía y fragmentación territorial en la Audiencia, que años
más tarde dicultaron el surgimiento de una entidad estatal moderna.
Morelli identicó la cuestión electoral como un escenario fundamental
para abordar dicha problemática, en consideración a lo propuesto por la his-
toriografía electoral europea y latinoamericana sobre la dimensión comuni-
taria y local de la política. Así como la impronta del ideario liberal que marcó
la institucionalización de la soberanía popular, la gura del ciudadano como
nuevo actor con capacidad de participar en la vida política y el principio de
igualdad de representación sostenido en un proceso de redenición territo-
rial, a través de la doctrina constitucional gaditana.
Tras analizar estos aspectos, la historiadora propuso la existencia de
un “neosincretismo político”. Por un lado, estas iniciativas fortalecieron las
identidades territoriales conformadas desde el Antiguo Régimen, puesto
que se reprodujo la misma organización del espacio distribuida en parro-
quias, corregimientos y provincias. Por otra parte, la idea de ciudadanía con-
tinuó, en cierta medida, canalizando una concepción orgánica del cuerpo
político, debido a que su mentalización estuvo mediada por la condición de
vecindad. Criterio que, en lugar de priorizar la idea moderna de individuos
con capacidad autónoma, favoreció una forma de privilegio tradicional ba-
sada en el reconocimiento y pertenencia social.
Esta llegada del liberalismo gaditano a la Audiencia de Quito le permitió
evidenciar varias encrucijadas. Si bien la introducción del nuevo modelo de
representación posibilitó la participación de sectores marginados del ejerci-
cio del poder, la dimensión comunitaria de los procesos electorales, el control
ejercido por las élites locales sobre la organización y procedimientos sufra-
gistas, así como el diseño de un sistema de elecciones indirecto y restrictivo
que suponía varios vacíos normativos, fueron aspectos que contribuyeron
a contener el desarrollo de la representación moderna dentro de valores y
prácticas tradicionales. Para Morelli, la observación de dichas condiciones
iluminó nuevos elementos que permitían entender el dicultoso proceso de
construcción del Estado nacional decimonónico e ir más allá de las lecturas
sobre el fracaso del sistema político debido a problemas como el caudillismo
y la ingobernabilidad.
Tiempo después, los trabajos mencionados abrieron el camino para va-
rios estudios de caso que surgieron a la sazón de las conmemoraciones por
el bicentenario gaditano. Entre ellos, el artículo de Tatiana Hidrovo sobre los
Procesos 59, enero-junio 2024 59
comicios ejecutados en algunas poblaciones costaneras y la adopción de las
nociones de soberanía y ciudadanía por parte de estas durante la coyuntura
electoral gaditana. Su análisis acerca de los acontecimientos electorales que
se produjeron entre 1812 y 1822 en Puerto Viejo y La Canoa, actual provincia
de Manabí, siguió de cerca las interpretaciones de Rodríguez O. y Morelli en
torno al proceso revolucionario de las primeras décadas decimonónicas y la
cultura política congurada por la convergencia entre la continuidad de la
tradición corporativista y la introducción del nuevo imaginario liberal.
Con base en informes y expedientes judiciales, la investigadora eviden-
ció la manera en que las disposiciones constitucionales dinamizaron el pano-
rama político local al introducir novedades como la creación de ayuntamien-
tos autónomos, la organización de elecciones para designar sus autoridades
y la supresión temporal del tributo indígena. Dichas fuentes le permitieron
observar también que las nociones de ciudadanía y soberanía fueron apro-
piadas “rápidamente y con fuerza”, además de generar una respuesta favo-
rable por parte de la población lugareña, que incluso llegó a protagonizar ac-
tos reaccionarios e insubordinaciones en defensa de las garantías obtenidas.
De tal manera que su lectura subrayó la efectiva introducción de aquellas
ideas y la disposición de la población hacia una “sociedad más liberal” que
impulsó el proceso de experimentación de la modernidad política.28
Por su parte, Ana Luz Borrero indagó la introducción y aplicación de las
disposiciones gaditanas en las poblaciones rurales y con alta densidad indí-
gena en la jurisdicción de Cuenca, entre 1812 y 1814.29 Además de analizar la
documentación del cabildo con base en las propuestas de los autores men-
cionados, Borrero colocó la discusión en diálogo con los planteamientos de
Silvia Palomeque y Juan Marchena acerca del estudio de este enclave delis-
ta que acogió todas las providencias dispuestas por las sucesivas instancias
del gobierno español, así como las transformaciones que estas supusieron
para el sistema de gobierno indígena en las zonas rurales.30
Tras examinar el proceso electoral destinado a conformar los nuevos
ayuntamientos y nombrar electores para las diputaciones provinciales, la
historiadora mostró que la adopción de la noción de ciudadanía no solo via-
28. Tatiana Hidrovo, “Los ‘alucinados’ de Puerto Viejo. Nociones de soberanía y ciuda-
danía en Manabí (1812-1822)”, Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 26 (julio-diciembre
2007): 51-71, https://revistas.uasb.edu.ec/index.php/procesos/article/view/1934.
29. Ana Luz Borrero, “El legado de Cádiz: ciudadanía y cultura política en la Gober-
nación de Cuenca, 1812-1814”, Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 39 (enero-junio
2014): 9-36, https://revistas.uasb.edu.ec/index.php/procesos/article/view/1800.
30. Silvia Palomeque, “La ciudadanía y el sistema de gobierno en los pueblos de
Cuenca”, Cuadernos de Historia Latinoamericana, n.º 8 (2000): 115-141; Marchena, “Revolu-
ción, representación y elecciones...”.
Procesos 59, enero-junio 202460
bilizó la movilización e intervención en el ejercicio de poder que llevaron
adelante los grupos indígenas de las zonas periféricas, sino que también co-
locó en discusión la posibilidad de esta facultad para las mujeres y su parti-
cipación en el voto, aun cuando tal aspecto no se resolvió favorablemente. A
pesar de conrmar la novedad que trajo consigo la participación de amplios
sectores de la población masculina y el establecimiento de numerosos cabil-
dos autónomos a nivel local que formarían parte de la estructura del nuevo
gobierno representativo, Borrero concluyó que dichos cambios no marcaron
una transformación en la organización corporativa y estamental de la socie-
dad, lo cual le llevó a armar, siguiendo la visión de Morelli, que la cultura
política de Antiguo Régimen coexistió durante largo tiempo con el itinerario
del nuevo horizonte político liberal.
Posteriormente, la discusión alrededor de estos procesos electorales tem-
pranos fue ampliándose mediante estudios que buscaron indagar las pro-
blemáticas relacionadas con las primeras experiencias constitucionales en
diversos espacios. En ese camino, Santiago Cabrera Hanna elaboró un aná-
lisis sobre el imaginario de ciudadanía y el tipo de representación político-
territorial que se construyó a través de los marcos legales e institucionales
impulsados en la Audiencia, a inicios de la época revolucionaria.31
Para realizar este trabajo, examinó el Pacto Solemne promulgado por la
Junta Superior de Gobierno de Quito en 1812 y demostró que ese instrumen-
to no solo supuso un ejercicio de soberanía por parte del poder local, sino
también su visión de instituir un gobierno que tenía aspiraciones adminis-
trativas centralizadoras, expresadas a través de estrategias de homogenei-
zación normativa e incorporación territorial. Así mismo, tomó en cuenta el
estudio del censo poblacional ordenado por el presidente de la Audiencia
en 1813, al que identicó como una herramienta que permitió crear ayun-
tamientos, organizar las elecciones, denir la incorporación y participación
política a las puertas de Cádiz, con relación a los criterios tributarios del
proyecto borbónico.32
La interpretación de Cabrera Hanna no se limitó, por tanto, a observar
la inclusión de la población indígena que devino de las formas de repre-
sentación política y participación electoral trazadas por estas iniciativas y
condensadas en el nuevo imaginario de la ciudadanía gaditana. Sobre todo,
consideró que ese marco constitucional estuvo lejos de favorecer la visión
del pacto quiteño y contribuyó, más bien, a desestructurar la centralidad an-
31. Santiago Cabrera Hanna, “Ciudadanía, representación política y territorio en la
Audiencia de Quito, entre el Pacto Solemne de 1812 y el censo poblacional de 1813”, Me-
moria y Sociedad 20, n.º 41 (2016): 109-127, https://doi.org/10.11144/Javeriana.mys20-41.
crpt.
32. Ibíd., 110, 118-123.
Procesos 59, enero-junio 2024 61
helada por esta ciudad, recomponiendo en su lugar a los poderes locales del
espacio regional que venían actuando desde el Antiguo Régimen.33
Siguiendo el enfoque de Cabrera Hanna, en años recientes aparecieron
otros trabajos que cierran, por el momento, aquella vertiente de estudios
producidos alrededor del desarrollo electoral durante la coyuntura revo-
lucionaria. Estas investigaciones corresponden a David Sánchez y Lenin
Guerra, quienes examinaron las formas de recepción, publicación y jura de
la Constitución Política de la Monarquía Española, los procesos comiciales
gaditanos y la conformación de los cabildos constitucionales que tuvieron
lugar en los corregimientos de Loja y Otavalo, respectivamente.34
Además de preocuparse por entender a los actores de su espacio de estu-
dio, el aspecto central del trabajo de Sánchez consistió en retrotraer el análi-
sis a las prácticas electorales que desarrollaron las élites locales hacia nales
del siglo XVIII para la conformación consensuada del cabildo lojano. Para
ello se fundamentó en la perspectiva del habitus bourdieuano e indagó las
repercusiones que generó la aplicación de la ciudadanía gaditana y la nueva
representación política en el ejercicio sufragista que tuvo lugar al tenor de
los comicios de 1813, y aquellos llevados a cabo en 1816 tras la restauración
absolutista.
Este enfoque le permitió distanciarse de la interpretación de Demélas,
quien había propuesto que los conictos electorales observados en Loja fue-
ron resultado, principalmente, de las disputas entre las facciones dominantes
por el poder local y la manipulación del electorado. Sánchez identicó que
la raíz de dichos conictos se encontraba, más bien, en la tensión que había
generado el nuevo imaginario y las prácticas políticas gaditanas respecto al
habitus electoral y la cultura política asentada en esa localidad desde la época
colonial tardía, lo cual provocó que los grupos de poder se abocaran a buscar
diversas estrategias para enfrentar tales cambios, disputar con otros actores
que tuvieron capacidad de movilización en dicha coyuntura y reacomodar
así sus intereses y posiciones.
Por su parte, Lenin Guerra buscó entender la particularidad del proceso
al interior del corregimiento de Otavalo. Al examinar las ceremonias de pu-
blicación y jura de la Constitución identicó en, primer término, la expresión
del espíritu delista por parte de esta localidad que, ante todo, resaltó la
33. Ibíd., 124.
34. David Sánchez, “Elecciones constitucionales en el corregimiento de Loja, 1813-
1816” (tesis de maestría, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, 2022), https://
repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/8577/1/T3744-MDE-Sanchez-Elecciones.pdf;
Lenin Guerra, “Juramento constitucional y elecciones gaditanas en el corregimiento de
Otavalo, 1813”, Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 56 (julio-diciembre 2022): 39-63,
https://revistas.uasb.edu.ec/index.php/procesos/article/view/3168.
Procesos 59, enero-junio 202462
gura ausente del monarca para legitimar el nuevo orden. En cuanto a los
comicios constitucionales, destacó que los vacíos normativos de dicha carta
y el plan de elecciones enviado por el presidente de la Audiencia dejaron un
amplio margen de acción para que las autoridades locales adaptaran su apli-
cación, favoreciendo así el proceso de reorganización político-territorial y el
reacomodo de los grupos de poder al interior del nuevo ayuntamiento cons-
titucional. Aspectos que, en conjunto, le permitieron evidenciar el contraste
entre el imaginario político liberal expresado en la Constitución y la serie
de prácticas en torno a los eventos electorales que pusieron de maniesto la
dinámica corporativa de dicha sociedad.
Como se observa, los estudios existentes sobre las primeras elecciones
constitucionales desarrolladas en la Audiencia de Quito han conformado un
acumulado que ha ampliado el debate sobre el impacto local del liberalismo
temprano en la conguración de los imaginarios y prácticas políticas. Dichos
trabajos, enmarcados en la línea de la nueva historia política, han ofrecido
luces para repensar la construcción de principios como la soberanía popular,
ciudadanía y representación política. Ejercicio que resulta fundamental para
entender los procesos de ruptura y continuidad que matizaron la dinámica
de tránsito entre el Antiguo Régimen y la modernidad política, en el espacio
hispanoamericano.
El creciente interés académico observado en las últimas décadas sobre
este escenario ha hecho aún más visible la necesidad de discusiones sobre el
desarrollo electoral durante el resto del siglo XIX. En efecto, la problemática
del voto republicano ha sido abordada en estudios muy puntuales que de-
cantaron por las elecciones producidas durante la segunda mitad de dicha
centuria, al tenor de las reformas posgarcianas que eliminaron el sistema de
representación censitario e indirecto, el escenario contencioso que marcó el
período progresista o la Revolución Liberal nisecular, los cuales serán refe-
ridos a continuación. No obstante, existe un vacío respecto de las primeras
elecciones republicanas que únicamente han sido consideradas a la luz del
contexto grancolombiano por parte de Cabrera Hanna y la historiadora co-
lombiana Nhora Palacios, en cuyas recientes publicaciones examinaron los
escenarios de transición del principio de la soberanía de los pueblos a la so-
beranía de la nación, que dieron lugar al proceso de institucionalización de
la república representativa en el espacio norandino.
En su estudio sobre el sufragio en Colombia entre 1809 y 1838, Palacios
ofrece un análisis del sistema electoral restrictivo e indirecto que se estable-
ció a partir de la creación de la República de Colombia en 1819 y su puesta
en práctica durante las elecciones que precedieron a los Congresos de An-
gostura en 1819 y Cúcuta en 1821. Así como los comicios presidenciales de
1825 y los convocados para la Convención de Ocaña de 1828, respecto de los
Procesos 59, enero-junio 2024 63
cuales abordó, tangencialmente, la participación electoral de las provincias
correspondientes al Distrito del Sur. Experiencias que, además de producirse
en medio del conicto entre facciones santanderistas y bolivarianas, reeja-
ron el declive del mecanismo electoral como principio de legitimación de la
autoridad.35
Cabrera Hanna también aborda este escenario y observa con especici-
dad el rol del municipio quiteño como agente de representación y adminis-
tración política que asumió la titularidad de la soberanía de los pueblos du-
rante la época revolucionaria y su relación con las nuevas formas de expre-
sión y legitimación de la voluntad popular, que dieron lugar al surgimiento
de las entidades políticas republicanas. En ese camino, evidencia la dinámica
pactista y las formas de soberanía primitiva (cabildos abiertos o asambleas
públicas) que fueron puestas en marcha por los cuerpos municipales para
dirimir su unión a la República de Colombia en 1822, así como también para
enfrentar sus momentos de crisis a través de pronunciamientos, proclamas
o maniestos, cuya legalidad fue cuestionada por el gobierno central colom-
biano. Hecho que evidenció el conicto de estas expresiones frente al ámbito
de la nueva soberanía nacional, que se fundamenta en la organización de la
voluntad popular a través del mecanismo electoral y la conformación del
poder legislativo.36
A pesar de estas disputas, las instancias municipales continuaron diri-
miendo la dinámica política y fueron agentes claves de los consensos que
dieron lugar a la separación de la Gran Colombia y la invención de la nue-
va república ecuatoriana en 1830. En ese camino, Cabrera Hanna observa el
proceso de transición de soberanías que se cristalizó a partir de la convoca-
toria y formación del reglamento electoral para la integración del Congreso
Constituyente de Riobamba. Lo cual se produjo mediante la proyección de
una representación nacional de tipo paritario, censitario e indirecto que con-
guró el nuevo órgano depositario de la voluntad popular, sobre la base de
un criterio pactista que buscaba garantizar la actuación política de las élites
y una participación territorial igualitaria entre los departamentos de Quito,
Guayaquil y Cuenca. Si bien aquello constriñó el ámbito de las soberanías
municipales, Cabrera arma que estas no se desdibujaron por completo en
el horizonte republicano y quedaron latentes con la posibilidad de ser reasu-
midas en momentos de crisis.37
35. Nhora Patricia Palacios Trujillo, La elección de la República. Historia del sufragio en
Colombia entre 1809-1838 (Bogotá: Universidad del Rosario, 2022).
36. Santiago Cabrera Hanna, Soberanías enfrentadas. Transiciones políticas del municipio
de Quito entre 1813 y 1830 (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador/Insti-
tuto Francés de Estudios Andinos/Corporación Editora Nacional, 2023).
37. Ibíd., 196-228.
Procesos 59, enero-junio 202464
Continuando con los estudios en torno al desarrollo electoral republicano,
realizados desde las posibilidades analíticas abiertas por la nueva historia po-
lítica, es necesario saltar el intervalo historiográco respecto del desconocido
fenómeno electoral durante los primeros años del Estado ecuatoriano y avan-
zar hacia aquellos que abordaron la actividad comicial a lo largo de la segunda
mitad del siglo. Se ha hablado del trabajo de Maiguashca sobre las reformas
electorales de 1861, situándolo como una de las primeras investigaciones que
abordó dicho campo a inicios de este nuevo contexto de producción historio-
gráca. A ese trabajo puede sumarse un artículo elaborado por la historiadora
uruguaya Ana Buriano, especialista en el período garciano y el pensamien-
to conservador ecuatoriano, quien dirigió su atención hacia los inexplorados
eventos electorales del interregno y refrescó la discusión desde un enfoque
centrado en la organización de las candidaturas y el desenvolvimiento de las
campañas políticas para la sucesión presidencial de Javier Espinosa, en 1868.
De esa manera, Buriano evitó insistir en el protagonismo de García Mo-
reno y la construcción de su programa nacional, aspectos que han acapa-
rado el tratamiento historiográco de dicha temporalidad. En esta ocasión,
la autora escudriñó “la forma de manejar la lucha por el poder, el uso de
las inuencias y las redes de amistad que se conguran y reconguran en
la coyuntura electoral”, con el propósito de entender “cómo se fabrican las
candidaturas, cómo se coquetea con el poder, cómo se manipulan los pro-
cesos electorales, cómo se mueven los hombres entre las tendencias y aun
dentro de una misma; las formas que utilizan para ganar legitimidad o para
prescindir de ella”.38
Al abordar estos cuestionamientos desde un análisis que enfatizaba el
estudio de la pluralidad de actores, prácticas y escenarios relacionados con
la eclosión del asociacionismo, el crecimiento de la prensa, la opinión -
blica, y su lugar fundamental dentro de las disputas por la legitimad y el
poder durante dicha coyuntura, la historiadora contribuyó a desplazar uno
de los argumentos persistentes en la historiografía: el predominio caudillista
sobre identidades doctrinarias bien denidas, cuya lucha dicotómica absor-
bió y determinó la dinámica política; con lo cual, generó un aporte para la
interpretación del espectro de lo político que se intensicó y amplió hacia la
segunda mitad del siglo XIX.
En efecto, la época posgarciana conguró un escenario extremadamente
contencioso, abordado en pocas ocasiones desde la especicidad del campo
electoral. No obstante, existen trabajos que han discutido las experiencias de
38. Ana Buriano, “Ecuador, 1868: La frustración de una transición. Coyuntura electo-
ral y prácticas políticas”, Secuencia, n.º 86 (mayo-agosto 2013): 79, https://secuencia.mora.
edu.mx/Secuencia/article/view/1194/1106.
Procesos 59, enero-junio 2024 65
distintos actores, discursos y prácticas políticas que geminaron en el contexto
de disputa entre la continuidad del proyecto conservador, la toma del poder
por parte del liberalismo veintimillista, la transición hacia el progresismo y el
ascenso del liberalismo radical. Este es el caso de los historiadores Carlos Espi-
nosa y Cristóbal Aljovín, quienes han estudiado la acción política del clero, de
cara a la disputa por el legado del Estado confesional, y el advenimiento de los
proyectos de secularización durante el último cuarto del siglo XIX en el país.39
Siguiendo a autores que han renovado la lectura del conicto Estado-
Iglesia en Latinoamérica, como Roberto di Stefano, Sol Serrano o Brian Con-
naughton, su análisis se interesó por la movilización política de esos actores
con el objeto de enfrentar a sus adversarios liberales y la incidencia que tuvo
esta acción en las pugnas por la denición del Estado. En ese camino, obser-
varon el despliegue de repertorios políticos radicales que incluían procesio-
nes, interdictos y lucha armada, durante aquellos momentos de mayor con-
icto como el que supuso la dictadura de Ignacio de Veintemilla (1876-1878),
además de otras acciones usuales de contienda política como la excomunión
y la censura eclesiástica, o su intervención en los procesos electorales.
Precisamente, como parte de este estudio se evidenció que los clérigos em-
plearon asiduamente esa estrategia de cara a la contienda entre los sectores ul-
tramontanos, conservadores moderados y liberales, que caracterizó al período
progresista (1883-1895). Estos actores, además de haber sido elegidos como re-
presentantes, participaron activamente en los procesos electorales de la época
formando listas de candidatos católicos, promocionándolas a través del púl-
pito y movilizando a las sociedades civiles católicas, gremios de artesanos, éli-
tes conservadoras y otros sectores urbanos, como parte de su electorado afín.
Esto agregó a los estudios electorales una visión más amplia de la dimensión
performática de los comicios decimonónicos, que aguarda por ser estudiada.
La contienda desplegada a lo largo de aquellas décadas también dio lu-
gar a otras impugnaciones sobre el campo político. Un aspecto de estos iti-
nerarios de disputa, que llamó la atención de Mercedes Prieto y Ana María
Goetschel, fueron los debates legislativos sobre la ciudadanía y el derecho al
sufragio que se produjeron al tiempo de redactarse la Constitución de 1884,
dado su interés por rastrear la trayectoria del voto femenino más allá de
aquellos estudios que se habían centrado en su consecución una vez avan-
zado el siglo XX.40 Desde la perspectiva de la historia de género, las autoras
39. Carlos Espinosa y Cristóbal Aljovín, Non possumus: los repertorios políticos del
clero en la disputa por la secularización en el Ecuador posgarciano (1875-1905)”, Historia
50, n.º 2 (2017): 471-490, http://dx.doi.org/10.4067/s0717-71942017000200471.
40. Mercedes Prieto y Ana María Goetschel, “El sufragio femenino en Ecuador, 1884-
1940”, en Mujeres y escenarios ciudadanos, ed. por Mercedes Prieto (Quito: FLACSO Ecua-
dor/Ministerio de Cultura, 2008), 299-330.
Procesos 59, enero-junio 202466
analizaron la intención de explicitar que la ciudadanía debía ser una condi-
ción propia de los varones, por parte de las élites que integraron el Congreso
de aquel año. Si bien este debate se produjo en medio de las polémicas inter-
partidistas producto del ascenso del progresismo, la ciudadanía masculina
terminó por imponerse con base en la construcción cultural de los linderos
público-privados asociados a los roles de género. Este hecho, que privó a
las mujeres la posibilidad de ejercer una participación política formal, no
obstante, abrió un horizonte de exceptiva que dio lugar, posteriormente, a
nuevos debates e iniciativas favorables al sufragio femenino.
Mientras tanto, la experiencia política contenciosa de aquellos años fue in-
tensicándose y dio paso a la Revolución Liberal de nales de siglo. La historia-
dora Valeria Coronel recientemente publicó un estudio de largo alcance sobre la
acción política de los sectores populares y su conexión con el triunfo del progra-
ma liberal-radical, la redenición del republicanismo y la institucionalización
democrática de mayor envergadura producida en la región andina de aquella
época.41 Coronel situó un primer escenario de este proceso entre 1883 y 1895,
caracterizado por una dinámica eminentemente militar, que hizo posible la con-
formación y triunfo del radicalismo frente al proyecto conservador, sobre la base
de una estrategia de acumulación política que consistió en la articulación de
sectores sociales y étnicos heterogéneos dentro de las milicias revolucionarias.
Según su lectura, a ese escenario le siguió un ciclo de construcción de he-
gemonía e institucionalización del programa liberal-democrático, plasmado
en la Constitución de 1896. Dicha agenda tuvo en mente la universalización
de la ciudadanía y los derechos de igualdad y libertad, con el objeto de for-
talecer a la sociedad civil y dirimir la conictividad social, respondiendo así
a las expectativas de los sectores subalternos que se abocaron a un nuevo
momento de politización popular. Coronel desplegó un análisis minucioso
sobre las reformas democráticas que propugnaron ampliar el electorado, eli-
minar el requisito de ser católico para obtener la ciudadanía y alfabetizar
a las milicias populares para convertirlas en votantes. Adicionalmente, se
restringió la incidencia del clero al desplazar su presencia de las juntas pa-
rroquiales y prohibir su nombramiento como legisladores, acciones que cau-
saron el repudio de las élites conservadoras, quienes consideraron el alcance
de esta ciudadanía y del voto popular como graves amenazas.
Con base en estos argumentos, la autora cuestionó tanto la lectura es-
tructuralista sobre la pasividad política atribuida a las poblaciones campesi-
nas e indígenas, como también el discurso de matriz conservadora que des-
legitimó los procesos electorales de la época revolucionaria a partir de una
41. Valeria Coronel, La última guerra del Siglo de las Luces. Revolución Liberal y republica-
nismo popular en Ecuador (Quito: FLACSO Ecuador, 2022).
Procesos 59, enero-junio 2024 67
imagen de fraude, violencia y manipulación. Dichos aspectos, que forman
parte de su reinterpretación acerca del proceso revolucionario nisecular,
han colocado a la luz la experiencia del republicanismo popular democrático
en el país durante su tránsito hacia el siglo XX.
Para cerrar este recorrido, cabe mencionar el trabajo de Javier Gomezju-
rado, quien visualizó otra dimensión de estas disputas niseculares que tu-
vieron como escenario el conicto del poder municipal y su relación con el
Estado central durante el predominio liberal-radical. El autor tomó como
objeto de estudio los comicios municipales efectuados en Quito, entre 1895
y 1906, con el n de comprender los vínculos y redes familiares que confor-
maron el tejido sociopolítico que sostuvo la composición del gobierno local
durante la época de la Revolución Liberal.42
Al observar el régimen municipal, el procedimiento para la elección del
cabildo y la composición de sus miembros, Gomezjurado evidenció las re-
laciones existentes entre los grupos de poder que controlaban el municipio,
articuladas tanto por la presencia de élites ancadas desde nales de la Co-
lonia, como por la integración de nuevos concejales provenientes de la bur-
guesía comercial en ascenso. Adicionalmente, mostró la conictiva interrela-
ción política del gobierno central que buscaba injerir en la conformación del
cabildo y controlar sus competencias y gestión. Mientras que el municipio
capitalino rechazó dicha intervención, tratando de asegurar su predominio
al interior de esta instancia, defender su autonomía y canalizar sus intereses,
de cara al auge de las administraciones liberales que se impusieron en el
escenario político de nales del siglo XIX e inicios del XX.
retos aCtuales para el estudio históriCo
de las eleCCiones en el país
Al recorrer la historiografía desarrollada sobre el fenómeno electoral de-
cimonónico en Ecuador se ha podido observar una trayectoria trazada por
las condiciones de distintos escenarios de producción interrelacionados con
el proceso de construcción de esta disciplina. Para iniciar, se ha identicado
la impronta jurídico-positivista de los iniciales estudios electorales que apa-
recieron al tenor de la institucionalización de la historia en Ecuador durante
la primera mitad del siglo XX, cuyos relatos no solo evidencian el inujo del
42. Javier Gomezjurado, “Elecciones en el cabildo quiteño y liación sociopolítica de
sus miembros: 1895-1906” (tesis de maestría, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede
Ecuador, 2014), https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/3883/1/T1391-MH-
Gomezjurado-Elecciones.pdf.
Procesos 59, enero-junio 202468
modelo rankeano, sino el sustrato católico, patriótico e hispanista que sostu-
vo su derrotero academicista.
En segundo término, se ha examinado el aporte que a partir de la década
de los 70 realizaron las nuevas generaciones de sociólogos e historiadores
profesionales, cuya lectura de los procesos electorales decimonónicos —per-
meada por los paradigmas dominantes en las ciencias sociales, especialmen-
te, el materialismo histórico clásico y la línea más estructuralista de Louis
Althusser, Nicos Poulantzas y Antonio Gramsci— se formuló en relación con
la formación oligárquico-terrateniente del Estado y la impronta que marcó
para la estructuración de un sistema de representación con carácter elitista y
conscatorio a lo largo del siglo XIX.
Para terminar, se ha hablado de los estudios que aparecieron tras el decli-
ve de este canon historiográco y la emergencia de la nueva historia política.
El itinerario revisionista de dicha corriente, y su sentido de fractura episte-
mológica con las grandes teorías, posibilitó el desplazamiento de aquellos
estudios concentrados en la normativa, el sistema o los resultados electora-
les. Dicho cambio de enfoque, que Annino reere como la transición de una
visión concentrada en los outputs del voto a una preocupada por la dimen-
sión de sus inputs,43 encaminó a los historiadores a indagar, en las últimas
décadas, nuevos indicios del pasado y evidenciar las prácticas e imaginarios
que entretejieron la mentalización y puesta en marcha del voto como ele-
mento clave para los procesos de institucionalización de la nueva forma de
gobierno y transición hacia una cultura política moderna.
Como se ha mostrado, dichas investigaciones priorizaron la observación
de las experiencias endógenas en torno a la inserción del principio de represen-
tación, ciudadanía y puesta en marcha del voto durante el período de las re-
voluciones hispanoamericanas. Esta producción y los trabajos existentes sobre
la dinámica electoral durante la segunda mitad del siglo XIX hacen notorio, en
primer lugar, la escasez de la historiografía en términos de una temporalidad
cubierta que ha dejado a la sombra la comprensión de los comicios republicanos
del resto del siglo. Lo cual desafía a poner en perspectiva las rupturas y conti-
nuidades que pudieron expresarse durante el tránsito entre ese voto liberal
temprano y las elecciones constitucionales de los nuevos Estados, únicamente
abordados por Palacios y Cabrera Hanna en el escenario grancolombiano.
Al hilo de ello, se pueden mencionar ciertas problemáticas que han que-
dado abiertas por los estudios precedentes. Una de ellas tiene que ver con
la necesidad de rastrear la historicidad del sufragio más allá de las periodi-
zaciones que han demarcado su estudio basándose únicamente en el diseño
normativo del campo. Tomando en cuenta que la práctica del voto no es
43. Annino, “Introducción”, 8.
Procesos 59, enero-junio 2024 69
una invención política intrínsecamente moderna44 y que algunos trabajos
han demostrado, por ejemplo, la existencia de un habitus electoral desde el
Antiguo Régimen o la yuxtaposición de antiguas y nuevas formas de sobe-
ranía que marcaron el desarrollo de las primeras elecciones modernas, resul-
ta conveniente proyectar la investigación de esas trayectorias en una visión
más amplia. Esto proporcionaría un panorama más claro de las amalgamas
que matizaron no solo la construcción de la institucionalidad electoral, sino
también el sentido de la cultura política moderna en un momento inaugural
y, por lo tanto, experimental del nuevo orden.
Otro aspecto que queda abierto es el alcance de aquellas experiencias
relacionadas con la ciudadanía liberal y el voto amplio que posibilitaron la
integración y participación de la población indígena. Rodríguez O. ha ar-
mado que los procesos de independencia y creación de los nuevos Estados
pusieron n a ese experimento democrático en Hispanoamérica, dada la in-
troducción de sistemas electorales restrictivos. No obstante, el tratamiento
de este escenario requiere de un análisis que aborde la problemática del voto
como mecanismo mentalizado por las élites dirigentes con el objeto de legi-
timar la conguración del poder en el marco de un gobierno republicano,
cuya soberanía residía en la nación, el cual fue diseñado con un ltro restric-
tivo e indirecto, para viabilizar una forma de participación e incorporación
política de la población, que se sostuviera en el criterio capacitario de la ciu-
dadanía y no pusiera en riesgo el orden o las estructuras de poder, luego de
los tiempos revolucionarios.
44. Véase Olivier Christin, Vox Populi. Una historia del voto antes del sufragio universal
(Buenos Aires: SB, 2017). En el ámbito local, las prácticas electorales del Antiguo Régi-
men tampoco han sido ampliamente estudiadas. Sin embargo, resultan fundamentales
los aportes de María Elena Porras y Pilar Ponce Leiva, historiadoras ecuatorianas que
hace algunas décadas se interesaron por el estudio de las élites locales y su presencia en
el cabildo colonial quiteño durante el segundo y tercer período colonial. Estos trabajos,
realizados desde el enfoque de la historia social, buscaban comprender al grupo que se
impuso en esta instancia de la administración, rastreando aspectos como su inserción en
las estructuras económicas, sociales y políticas de la época. Para ello indagaron, entre otros
asuntos, el funcionamiento de esta institución, los mecanismos de ingreso a ella, así como
las relaciones de parentesco, linaje o prestigio que incidieron en su continuidad al interior
de este espacio de poder. En ese camino, dieron lugar al análisis del sistema y las prácticas
electorales de carácter corporativo que emplearon los cabildantes para trazar la compo-
sición capitular y acumular poder político, de cara a los escenarios de disputa con el go-
bierno central que tuvieron lugar entre los siglos XVI y XVII, así como durante el auge del
reformismo borbónico. Véase el trabajo pionero de María Elena Porras, “La élite quiteña
en el cabildo, 1763-1805” (tesis de maestría, FLACSO Ecuador, 1987), https://repositorio.
acsoandes.edu.ec/handle/10469/566; y el estudio de Pilar Ponce Leiva, “Élite local y
Cabildo de Quito, siglo XVII” (tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2002),
https://docta.ucm.es/entities/publication/a7418715-729f-4750-a430-66cee51038b9.
Procesos 59, enero-junio 202470
Sobre este punto, también es necesario rastrear con mayor detenimien-
to la posibilidad de una agencia por parte de sectores populares o subal-
ternos al interior de los cuerpos electorales y su injerencia en las disputas
comiciales que tuvieron lugar en las urnas y más allá de ellas. Los cuales
son aspectos adeudados por la producción historiográca que emergió en
el contexto de la nueva historia ecuatoriana, cuyos principales exponentes,
como se ha mencionado, adoptaron la línea más estructuralista y dejaron
de lado la visión social thompsoniana de una “historia desde abajo”. Para
cubrir esta necesidad, se puede apelar al enfoque de los estudios subalternos
que proponen distanciarse de las narrativas hegemónicas y centrarse en la
comprensión de la agencia política de los grupos populares en la construc-
ción del poder,45 como lo ha hecho Coronel.
Adicionalmente, queda pendiente retomar la discusión de Morelli, quien
identicó que las condiciones del sistema de representación y ejercicio del
voto durante el contexto gaditano, en lugar de trazar una ruta clara hacia
la modernidad política, dicultaron el surgimiento del Estado-nacional. Sus
armaciones invitan a analizar la continuidad de dicha problemática en re-
lación con la distribución de la representación nacional, los conictos por la
organización administrativa del territorio y las tensiones entre las aspira-
ciones políticas unitaristas o federalistas, así como los intereses centralistas
y descentralistas que tuvieron lugar en los distintos momentos de crisis y
recomposición del siglo XIX, estudiados por Maiguashca y Vega.
Por otra parte, la escasez de trabajos que aborden de manera especíca
las problemáticas inherentes al desarrollo de las elecciones republicanas im-
pulsa, en primer término, a complejizar las interpretaciones sobre su proceso
de institucionalización, más allá de la dimensión normativa priorizada por la
mirada jurídica. En efecto, se nota la ausencia de investigaciones que desen-
trañen no solo los límites y posibilidades construidos y disputados en rela-
ción con su diseño censitario/capacitario, sino también el funcionamiento del
sistema indirecto que ha quedado a la sombra de una visión concentrada en
los eventos más notorios correspondientes a las elecciones presidenciales de
tercer nivel. En ese sentido, aún se desconoce la conictiva dinámica en torno
a los procesos de convocatoria, voto formal y escrutinio, tanto al interior de
las asambleas parroquiales como de los colegios provinciales. Así como la in-
jerencia del poder local en la puesta en marcha de dichos niveles comiciales y
las disputas por su conformación a través de las elecciones municipales repu-
blicanas, observadas únicamente por Gomezjurado hacia el término del siglo.
45. Véase James Sanders, Republicanos indóciles. Política popular, raza y clase en Colombia,
siglo XIX (Bogotá: Plural, 2017); James Sanders et al., Cultura política y subalternidad en Amé-
rica Latina (Tunja: Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 2019).
Procesos 59, enero-junio 2024 71
A su vez, es indispensable retomar el estudio cuantitativo del voto. Tanto
Quintero como Grijalva han proporcionado estadísticas de la participación
electoral a lo largo del siglo XIX basadas en las actas de escrutinio cantonales
y provinciales, de las que se han servido algunos trabajos posteriores. No
obstante, hay que advertir el carácter parcial de esos resultados que deman-
da un trabajo de archivo más amplio e interesado en los primeros niveles de
votación. Así como su intersección con registros censales que permitan ad-
vertir algunas novedades acerca de la dimensión, composición y perl social
de los cuerpos electorales que han sido inexplorados hasta el momento.46
Por otro lado, una deuda considerable dentro del tratamiento de las elec-
ciones republicanas radica en la revisión de la diversidad de prácticas e ima-
ginarios a través de los cuales se construyeron y disputaron las experiencias
electorales, más allá del voto frente a las urnas. Este enfoque cultural, que
ha sido aprovechado fundamentalmente por Buriano y Espinosa, implica un
reto inherente a la diversicación de la pesquisa histórica con el n de abor-
dar el espectro performático del campo que debe observarse por fuera de
su dimensión normativa. Esta perspectiva de estudio sobre el voto, que fue
especialmente considerada por el historiador inglés Frank O’Gorman, marcó
una línea dentro de la historiografía electoral latinoamericana impulsada por
los trabajos de Hilda Sabato y, en años más recientes, Fausta Gantús y Alicia
Salmerón, quienes han dilucidado aspectos que van desde los rituales y cam-
pañas electorales, pasando por el lugar de la prensa, las asociaciones, gremios
y clubes, ofreciendo así una interpretación que ha demostrado la dinamiza-
ción de la esfera civil en formación alrededor del fenómeno electoral decimo-
nónico y, con ello, el proceso de proyección de la cultura política moderna.47
46. Véase Israel Arroyo, “¿Para qué sirven las actas electorales en el siglo XIX?”, en
Elecciones en México del siglo XIX. Las fuentes, coord. por Fausta Gantús, 95-132 (Ciudad
de México: Instituto Mora/Conacyt, 2015); Fausta Gantús, “De comicios y padrones. O
de cómo hallar pistas para hacer historia de las elecciones y otras historias (Campeche,
1894)”, en ibíd., 445-483.
47. Frank O’Gorman, “Campaign, Rituals and Ceremonies. The Social Meaning of
Elections in England, 1780-1860”, Past and Present, n.º 135 (1992): 79-115; Frank O’Gorman,
“The culture of elections in England. From the Glorious Revolution to the First World
War, 1688-1914”, en Elections before Democracy..., 17-31; Hilda Sabato, “Citizenship, Poli-
tical Participation and the Formation of the Public Sphere in Buenos Aires, 1850-1880”,
Past and Present, n.º 136 (1992): 139-163; Hilda Sabato, Elecciones y prácticas electorales en
Buenos Aires, 1860-1880 ¿Sufragio universal sin ciudadanía política? (Buenos Aires: Programa
Interuniversitario de Historia Política, 1995); Hilda Sabato, La política en las calles. Entre el
voto y la movilización. Buenos Aires, 1862-1880 (Buenos Aires: Suramericana, 1998); Fausta
Gantús y Alicia Salmerón, coord., Prensa y elecciones. Formas de hacer política en el México del
siglo XIX (Ciudad de México: Instituto Mora/Conacyt/Instituto Federal Electoral, 2014);
Fausta Gantús, coords., Elecciones en el México del siglo XIX. Las prácticas, vol. 1 y 2 (Ciudad
de México: Instituto Mora, 2016).
Procesos 59, enero-junio 202472
No se puede olvidar que el estudio de las elecciones también podría nu-
trirse de los diálogos surgidos en relación con la historia conceptual de lo po-
lítico y la nueva historia intelectual, que se han desarrollado sobre la base de
las propuestas de Rosanvallon, Reinhart Koselleck y la Escuela de Cambrid-
ge. Esta dirección, impulsada por el trabajo de historiadores como François-
Xavier Guerra, José Carlos Chiaramonte, Elías José Palti,48 entre otros, se ha
preocupado por discutir ciertas tensiones de orden interno, correspondientes
al análisis de las formas representativas —imaginarios, signicados, concep-
tos o discursos— a través de las cuales las sociedades conguraron el orden
de su vida comunitaria durante una determinada época. Se han producido,
así, reexiones sobre la conguración de la ciudadanía, representación, na-
ción, soberanía, etc., que han permitido complejizar la comprensión de la
trayectoria democrática en la región.
Como se ha observado, el camino por recorrer es amplio y puede encon-
trarse un cúmulo de evidencia empírica, perspectivas teóricas y recursos me-
todológicos cuyo uso aún adeuda la labor de investigación. Precisamente, el
avance historiográco en este campo, que desde tiempo atrás convocó a varios
investigadores cuyo trabajo integra un acumulado consistente de estudios en
Latinoamérica,49 ha proyectado un desafío asumido durante años recientes
por un grupo interuniversitario de investigación coordinado por los historia-
dores Juan Maiguashca, Galaxis Borja González y Luis Esteban Vizuete. Esta
comunidad ha anunciado una gran iniciativa investigativa en torno a aspectos
inexplorados de la cultura política y las elecciones en Ecuador, a lo largo del
siglo XIX, relacionados con la institucionalización del sufragio, el ejercicio de
los cuerpos electorales, la formación de la esfera pública y la disputa de su
48. François-Xavier Guerra, “La metamorfosis de la representación en el siglo XIX”,
en Pensar la Modernidad..., 183-216; José Carlos Chiaramonte, “Ciudadanía, soberanía y
representación en la génesis del Estado argentino”, en Ciudadanía política y formación de las
naciones. Perspectivas históricas de América Latina, coord. por Hilda Sabato, 94-116 (Ciudad
de México: Fondo de Cultura Económica/El Colegio de México, 2003); Elías José Palti, El
tiempo de la política. Lenguaje e historia en el siglo XIX (Buenos Aires: Siglo XXI, 2007); Hilda
Sabato y Elías José Palti, “¿Quién votaba en Buenos Aires? Práctica y teoría del sufragio,
1850-1880”, Desarrollo Económico 30, n.º 119 (1990): 395-424.
49. Además de los referidos, véase José Antonio Aguilar, coord., Las elecciones y el go-
bierno representativo en México (1810-1910) (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica,
2010); Gabriella Chiaramonti, Ciudadanía y representación en el Perú (1808-1860): los itinerarios
de la soberanía (Lima: UNMSM/SEPS/ONPE, 2005); Cristóbal Aljovín de Losada y Sinesio
López, eds., Historia de las elecciones en el Perú. Estudios sobre el gobierno representativo (Lima:
Instituto de Estudios Peruanos, 2005); Marta Irurozqui, “A bala, piedra y palo”: la construcción
de la ciudadanía política en Bolivia, 1826-1952 (Sevilla: Excelentísima Diputación Provincial de
Sevilla, 2000); Marcela Ternavasio, La revolución del voto. Política y elecciones en Buenos Aires
1810-1852 (Buenos Aires: Siglo XXI, 2002); Sabato, coord., Ciudadanía política y formación...
Procesos 59, enero-junio 2024 73
legitimidad a través de la violencia, la movilización y la opinión pública.
Los aportes más recientes que se han mencionado en este recorrido, así
como los alcances avizorados por esta nueva propuesta, no solo empiezan
a cubrir un importante nicho de análisis histórico, también constituyen el
punto de partida para afrontar la discusión de otros aspectos pendientes y, al
mismo tiempo, se proyectan como un incentivo en torno a las posibilidades
que tiene el estudio del voto en el país. Esto augura un espacio de debate
que, en diálogo con la historiografía electoral regional, contribuya a reconsi-
derar las miradas que han provincializado la trayectoria política de Latino-
américa, en lugar de reconocerla como un eje cardinal para comprender la
compleja construcción de las experiencias democráticas.
Fuentes y bibliograFía
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