Procesos 58, julio-diciembre 2023206
de la literatura sobre historia agraria y revoluciones campesinas se caracte-
riza por una perspectiva evolucionista, lineal y por una metanarrativa de la
transición hacia el mundo moderno, donde los campesinos han sido vistos
—incluso por perspectivas de análisis críticas— como obstáculos para la mo-
dernidad. Además, observa una tendencia a vincular las sublevaciones con la
búsqueda de la legitimidad nacional, presentándolas como precursoras de la
nación o idealizando el pasado indígena como una época “gloriosa” (p. 14).
Dentro del análisis del estado del arte, se repasa el debate y enrique-
cimiento de cada perspectiva analítica de autores como Barrington Moore,
Eric R. Wolf, E. P. Thompson, James Scott y Steve Stern, de quienes reconoce
sus aportes y muestra sus limitaciones. Señala como un hito las repercusio-
nes de los estudios subalternos, el giro lingüístico y el posestructuralismo
francés. Para el caso de la Audiencia de Quito, reconoce los aportes de Se-
gundo Moreno y Galo Ramón, y presenta algunos rasgos característicos de
las actuales discusiones sobre las rebeliones en los Andes, revitalizadas con
nuevas perspectivas sobre lopolítico y la relación de lo material con lo cultu-
ral. Desde una perspectiva interdisciplinaria, que relaciona la historia social,
cultural y política, Salgado detalla el vínculo entre cultura y poder, así como
entre la cotidianidad y las prácticas. A la par, detalla elementos teóricos que
le sirven como marco analítico: el concepto de cultura política para com-
prender los símbolos, signicados y prácticas que los grupos subalternos
despliegan; y la teoría de las prácticas (Michel de Certeau) y las reexiones
de Jacques Rancière sobre la política.
En los dos capítulos siguientes, la autora reconstruye la narrativa históri-
ca de las sublevaciones de Riobamba y Otavalo, en atención a sus contextos
políticos, sociales y culturales, así como también la conictividad y movili-
dad social en dichos corregimientos. Las sublevaciones se enmarcaron en un
conjunto de cambios económicos y políticos del orden colonial, a partir de
mediados del siglo XVII y a lo largo del XVIII, momento del debilitamiento
geopolítico español frente a Gran Bretaña y de unas reformas borbónicas que
no lograron contrarrestar la situación. En ese marco, la Audiencia de Quito,
que atravesaba una prolongada crisis por el declive de la industria textil y la
falta de articulación económica, vio agravado el momento por factores exter-
nos como epidemias, erupciones volcánicas y terremotos.
Entre otros cambios, se mencionan la agitación social, urbana y rural; la
crisis institucional colonial y del sistema de tributación; y la disolución de las
diferenciaciones étnicas, consecuencia de una sociedad dinámica. La Iglesia
también se transformó cuando la Corona buscó secularizar el ámbito ecle-
siástico, lo cual socavó los discursos de control dominantes. Este punto es
importante para Salgado, pues la relación religión-poder se sometió a rede-
niciones, reapropiaciones y a una desacralización simbólica e ideológica, que