Procesos 57, enero-junio 2023 107
categorías sociológicas y teológicas de “pueblo de Dios” e “iglesia popular”
elegidas por el Concilio Vaticano II para expresar la especicidad del sujeto
colectivo y comunitario “iglesia”, inuyeron en forma dinámica en los dis-
cursos de la vida religiosa inserta. A nales de la década de 1990, estos con-
ceptos padecieron un declive, casi hasta llegar a su desaparición total, ante
la acusación de fuerzas conservadoras que desde el Vaticano culpaban a los
exponentes de la Teología de la Liberación latinoamericana de presentar una
comprensión errada y parcial de la categoría “pueblo de Dios”.15
El acervo documental consultado revela que, desde la década de 1960,
las religiosas participaron como animadoras de las Comunidades Eclesia-
les de Base (CEB).16 En las primeras actas del Equipo Misionero diocesano
realizado en Santa Cruz (Riobamba), del 5 al 8 de octubre de 1970, se señala
como participantes a un colectivo de 22 religiosas de cuatro congregaciones,
quienes trabajaban con las comunidades de base populares y en las Iglesias
Vivas, nombre con el que nominaban a las CEB las poblaciones indígenas.17
En las actas de 1971 se registra la gran participación de religiosas y mujeres
laicas en las organizaciones de base. El Equipo Central de Guano, integrado
por “3 presbíteros, 7 religiosas y 4 mujeres seglares del centro parroquial”,18
se regía por la metodología del Ver, Juzgar y Actuar, que parte del conoci-
miento de la realidad, contacto personal, familiar, diálogo y siembra de in-
quietudes, detección y formación de promotores, mentalización, evangelio,
búsqueda de soluciones a los problemas, encarnación en la comunidad y
realización de compromisos.19
Pero, ¿cómo uyeron las relaciones de las mujeres de vida religiosa inser-
ta con las otras integrantes de las CEB y mujeres de los grupos de organiza-
ciones populares? En los discursos y narrativas, tanto de las religiosas como
de las mujeres seglares, se percibe que tienen amplios espacios de conuencia
desde relaciones que implican la cotidianeidad de la vida, hasta encuentros
de matiz más organizacional y estructurado. Se pueden leer entre líneas senti-
mientos de empatía, solidaridad, superioridad, paternalismo, paridad, soro-
ridad, siendo más difícil percibir estas relaciones con las mujeres indígenas ya
15. Para una mayor profundización en este tema véase Serena Noceti, “Pueblo de
Dios: un reconocimiento inacabado de identidad”, RevistaInternacionaldeTeologíaConci-
lium, n.º 376 (junio 2018): 11-26.
16. “Memorias de la Semana de Comunidades Eclesiales de Base”, Santa Cruz, Rio-
bamba, del 25 al 29 de agosto de 1969, Archivo de la Diócesis de Riobamba, fondo Docu-
mental Monseñor Leonidas Proaño, carpeta 1970-1980, archivo VII.
17. Acta del Equipo Misionero Diocesano Itinerante, reunión del 5 al 8 de octubre de
1970, ibíd., carpeta 1957-1987, caja archivo XIV.
18. Acta del Equipo Misionero Diocesano Itinerante, reunión del 11 al 14 de mayo de
1971, ibíd., caja archivo XIV.
19. Ibíd., reunión del 5 al 8 de octubre de 1970, caja archivo XIV, 3.