Experiencias independentistas,
experiencias nacionales: nota sobre los comentarios
de Marcela Ternavasio y Fabio Wasserman*
Independenceexperiences,nationalexperiences:
noteonthecommentsofMarcelaTernavasioandFabioWasserman
Experiênciasindependentistas,experiênciasnacionais:apontamentos
sobreoscomentáriosdeMarcelaTernavasioeFabioWasserman
João Paulo Pimenta
UniversidadedeSãoPaulo
São Paulo, Brasil
https://orcid.org/0000-0001-8415-5074
https://doi.org/10.29078/procesos.v.n55.2022.3387
En sus comentarios a mi libro LaindependenciadeBrasilylaexperienciahis-
panoamericana(1808-1822),Marcela Ternavasio y Fabio Wasserman sintetizaron
de manera precisa el argumento central que ahí desarrollé: el hecho de que nu-
merosas y profundas relaciones recíprocas entre los procesos de independencia
iberoamericanos los convirtieron en senderos políticos no necesariamente con-
trarios, sino más bien articulados y recíprocamente determinantes, de una mis-
ma y multifacética unidad histórica. Desde que presenté las primeras eviden-
cias empíricas relacionadas con los modos por los cuales la independencia de
Brasil fue, en parte, resultado de interacciones con lo que he llamado una “expe-
riencia hispanoamericana”, tal argumento despertó el interés de historiadores
que, como Ternavasio y Wasserman, contribuyeron para que el objetivo central
de un libro publicado y vuelto a publicar en diversos productos académicos se
convirtiese, al menos para mí, en el núcleo de una agenda de investigación.
Cuando se escribió LaindependenciadeBrasilylaexperienciahispanoameri-
cana, dicha agenda todavía estaba delineándose.1 Se inició con mis estudios
* Traducción de Santiago Cabrera Hanna.
1. Inspirada directamente por los trabajos de István Jancsó, “A construção dos Esta-
dos nacionais na América Latina: apontamentos para o estudo do Império como projeto”,
Procesos.RevistaEcuatorianadeHistoria, n.º 55 (enero-junio 2022), 203-206. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
Procesos 55, enero-junio 2022204
sobre las relaciones entre Brasil y el Río de la Plata durante los procesos de
independencia y formación de los Estados nacionales en la América del siglo
XIX. Pasó después por indagaciones sobre la dinámica político-conceptual
de las identidades políticas y nacionales en ese mismo contexto para, nal-
mente, desembocar en una narrativa que articulase el curso de los decisivos
acontecimientos que condujeron a la separación entre Brasil y Portugal con
aquellos que transcurrían en una América más integrada que separada por
las muchas fronteras entre los dominios de Portugal y de España.
Cuando nalicé la tesis doctoral que dio origen al libro,en enero de 2004,
tal agenda apuntaba hacia dos etapas sin conclusión. La primera: el estudio
de las reciprocidades entre Brasil y la América española, con la formación de
“experiencias lusoamericanas” o “luso-brasileñas” en los procesos indepen-
dentistas hispánicos.2 La segunda (Wasserman la demanda de manera perti-
nente): la extensión cronológica de la pesquisa original, para que se puedan
contemplar los primeros años de constitución del Brasil como un Estado y
una nación soberanos.
Para es curioso reexionar en cómo esa extensión cronológica inte-
graba el proyecto de investigación inicial de mi tesis doctoral, que tuve que
abandonar pocos meses antes de concluir el trabajo por motivos puramente
pragmáticos (la ineludible aceleración temporal que acomete en sus fases
nales de pesquisa a todos los estudiantes de doctorado del mundo). Digo
esto porque es probable que, en caso de que tal extensión se hubiese con-
templado en la tesis y, consecuentemente, estuviese presente en las posterio-
res ediciones en portugués y en español del libro resultante, probablemente
su tratamiento no correspondería a aquello que hoy, según entiendo, es el
principal signicado de la “experiencia hispanoamericana” para Brasil entre
1822 y 1831: una experiencia histórica ya no propiamente independentis-
ta, pero sí de construcción nacional. Esto en medio de diversas alternativas
políticas que no siempre estuvieron amparadas en proyectos de tipo nacio-
nal pero que, para todos los efectos, continuaron fuertemente conectados al
mundo hispanoamericano donde, como en el caso de Brasil. También estaba
disminuyendo la importancia del, hasta entonces, crucial problema de su
relación con la cada vez más antigua metrópoli, substituyéndola por la inda-
gación todavía novedosa que constituía no solo la formación de gobiernos
en Históriaeconômicadaindependênciaedoimpério, org. por Tamás Szmrecsányi y José Ro-
berto do Amaral Lapa (São Paulo: Hucitec, 1996), 3-26.
2. Antes y después de mi trabajo, teniendo o no relación, el tema fue desarrollado por
varios autores. Una excelente obra reciente a este respecto corresponde a Marcela Ternava-
sio, Losjuegosdelapolítica.Lasindependenciashispanoamericanasfrentealacontrarrevolución
(Buenos Aires / Zaragoza: Siglo XXI / Universidad de Zaragoza, 2021).
Procesos 55, enero-junio 2022 205
y comunidades políticas hasta entonces inexistentes o débiles; pero sí, en
muchos casos, de Estados, naciones e identidades nacionales.
Como bien saben todos los historiadores, un alejamiento parcial de nues-
tro objeto de estudio, además de ser inevitable por las circunstancias que
convierten al pasado siempre en una especie de país extraño, es provechosa-
mente deseable, porque nos ofrece condiciones de objetivación del análisis.
Un momentáneo distanciamiento de nuestro propio estudio, de nuestro pro-
pio escrito, también suele ser útil. Entiendo que ese fue, precisamente, el caso
de LaindependenciadeBrasilylaexperienciahispanoamericana.Esto no signica
que la agenda delineada haya sido abandonada u olvidada por mí: sino ape-
nas que la separación entre los períodos 1808-1822 y 1823-1831 me permite
ahora contemplar el segundo período con mayor respeto que antes hacia al-
gunas de sus especicidades, aunque fuese jalonado hacia el primero, como
era mi inicial intención. Tales especicidades dicen al respecto de aquella
nebulosa zona de tendenciosa transición entre ideas y acciones que, por toda
América, fue migrando de preocupaciones (favorables, contrarias, neutras)
independentistashacia inquietudes (fracasadas muchas veces) nacionales.
En ese proceso, Brasil y el resto de América hispánica continuaron fuer-
temente unidos. Un buen ejemplo de aquello son las guerras de indepen-
dencia de Brasil ocurridas en varias provincias entre 1822 y 1824, ya diag-
nosticadas en LaindependenciadeBrasilylaexperienciahispanoamericanacomo
eventos obliterados por parte de la historiografía, lo que contribuyó a la con-
solidación del mito natural de un Brasil pacíco, sin guerras ni convulsiones
políticas y sociales, y supuestamente opuesto a los demás países surgidos
de las independencias iberoamericanas. Si numerosos agentes históricos se
esforzaron por evitar que en Brasil ocurriesen las escenas de violencia social
y convulsión política que observaron no solamente en la América españo-
la, y si muchos de esos agentes se esforzaron en creer que, en ese aspecto,
Brasil era diferente de sus vecinos continentales, las guerras de independen-
cia deberían ser sucientes para demostrar la ilusión de las pretensiones de
singularidad y superioridad de un Brasil que, por entonces, comenzaba a
descollar en el escenario de los Estados nacionales independientes, recién
poblado por nuevas entidades americanas. La Guerra Cisplatina (más cono-
cida en Argentina y Uruguay como “Guerra del Brasil”) entre 1825 y 1828,
puede incluso ser considerada, de acuerdo con la perspicaz observación de
Ternavasio, como la última de las guerras de independencia en América del
Sur, al mismo tiempo que el primero de sus conictos nacionales.3 Pero tales
conictos fueron sometidos mayoritariamente a la narrativa ocial que des-
3. Véase su intervención en “Fórum Debate”, RevistaAlmanack (2021), https://www.
youtube.com/watch?v=_XnjLTQ1jsI.
Procesos 55, enero-junio 2022206
puntaba: si el Brasil era diferente y superior a sus vecinos americanos, tales
guerras no podían ser consideradas como hechos notables.4 La historiografía
nacional brasileña que se estableció a lo largo del siglo XIX creyó en esa ver-
sión. Historiografías de otros países también lo hicieron.
El ámbito de la diplomacia y las relaciones internacionales, fuertemente
rediseñado por las progresivas consolidaciones de los procesos de indepen-
dencia iberoamericanos, parece haber seguido tal dirección. Desde las pri-
meras tentativas de reconocimiento internacional de Brasil como un reino in-
dependiente, iniciadas a mediados de 1822, hasta los formales reconocimien-
tos del Imperio brasileño como un Estado plenamente soberano, lo que se
observa es una profunda articulación con los proyectos y esfuerzos políticos
llevados a cabo en la misma dirección por gobiernos hispanoamericanos. En
sus misiones cerca de los gabinetes de Londres, Madrid, París y Washington,
los primeros diplomáticos brasileños siempre chocaron en la competencia
con sus colegas hispánicos, en relación con los cuales pretendían ser recono-
cidos como superiores: al nal —alegaban— representaban un Estado que se
había constituido, supuestamente, sin los excesos destructivos de los demás
americanos, sin arrobamientos revolucionarios, sin republicanismos y con la
preservación del orden. Los creadores de ese mito, aunque no siempre creían
ciegamente en su propia creación, por lo menos intentaban convencer a sus
interlocutores internacionales de que aquella era verdadera.
En suma: más de dos décadas después de diseñar los primeros contor-
nos de esa agenda de investigación (que como bien han señalado Ternavasio
y Wasserman no tiene pretensiones completamente innovadoras) orientada
hacia las múltiples experiencias históricas de articulación y reciprocidad en-
tre las independencias de las Américas portuguesa y española, y entre las
formaciones de los diversos Estados, naciones e identidades nacionales re-
sultantes de aquellos procesos independentistas, me siento a gusto de darle
seguimiento ahora con énfasis en los años 1823 y 1831 que, para el caso de
Brasil, corresponden al llamado “Primer reinado”. Si de aquí a algunos años
las páginas que resulten de este trabajo fueren dignas de interés y atención
crítica de historiadores tan destacados como Ternavasio y Wasserman, o de
otros interesados en el origen de esa América Latina que incluye a Brasil (y
cuya genealogía Wasserman esbozó muy bien en su comentario), el propósi-
to de producirlas, ciertamente, será recompensado.
4. La más contundente revisión de ese mito —y por ello, calurosamente bienvenida—
se encuentra en Hélio Franchini Neto, Independênciaemorte:políticaeguerranaemancipação
doBrasil (Río de Janeiro: Topbooks, 2019).