Réplicas
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Réplicas
Mercedes Prieto
FacultadLatinoamericanadeCienciasSociales(FLACSOEcuador)
Quito, Ecuador
http://orcid.org/0000-0002-8602-6425
Luis Alfredo Briceño
FacultadLatinoamericanadeCienciasSociales(FLACSOEcuador)
Quito, Ecuador
http://orcid.org/0000-0003-2347-9491
https://doi.org/10.29078/procesos.v.n55.2022.3383
AlamemoriadeBenjamínInuca,
fallecidoprematuraytrágicamentemientraspreparábamosestelibro.
Hemos tenido el honor de recibir comentarios de la compilación Etnohis-
toria:miradasconectadasyrenovadas que fue publicada por FLACSO Ecuador
y la editorial Abya-Yala.1 En las reseñas se reconoce el papel cumplido por
los congresos internacionales de etnohistoria en la región sur de América,
así como a sus promotores en el desarrollo de este campo localizado entre la
antropología y la historia. La intención primordial de esta compilación fue
trascender a los tradicionales volúmenes que reunían las actas o ponencias
de un congreso académico, por lo tanto, extendimos a todas las personas
que participaron en el X Congreso Internacional de Etnohistoria (X CIE) una
invitación a complejizar las ponencias y charlas magistrales que habían pre-
sentado en Quito, en noviembre de 2018. Como bien observa Luis Miguel
Glave en sus notas al libro, el resultado de esta solicitud fue desigual, mas
no infructífero. La mezcla de “pesos pesados” en el campo de la etnohistoria
1. Mercedes Prieto y Luis Alfredo Briceño, comps., Etnohistoria:miradasconectadasy
renovadas (Quito: FLACSO Ecuador / Abya-Yala, 2021).
Procesos.RevistaEcuatorianadeHistoria, n.º 55 (enero-junio 2022), 188-190. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
Procesos 55, enero-junio 2022 189
con nóveles investigadores, quienes en muchos casos ya cuentan con mono-
grafías muy apreciadas por las nuevas discusiones etnohistóricas, permite
que los lectores y las lectoras estimen la amplitud de problemas que es capaz
de desplegar una comunidad de investigadores sobre un conjunto de hechos
que se conectan y desconectan según las discusiones teóricas e historiográ-
cas que construyen un objeto. Estas formas de conocer que hacen de la etno-
historia un campo particular son puestas a la vista del público para ser eva-
luadas y sopesadas a la luz de un saber que está en permanente redenición.
Quisiéramos en esta oportunidad destacar cuatro asuntos que se siguen
abriendo paso en el campo de la etnohistoria: a) la expansión del campo
etnohistórico hacia y desde los márgenes geográcos que tradicionalmente
no habían ocupado un lugar protagónico en las agendas de investigación,
así como su expansión temporal que cubre los vacíos subrayados por las
evaluaciones críticas al campo; b) las historicidades múltiples cuyas voces
resuenan “desde la otredad” y desde diversas narrativas; c) los archivos y
las nuevas formas de escritura de la historia; y, d) el reconocimiento de for-
mas de escrituración y de intelectuales de los pueblos originarios que abren
renovadas preguntas en torno a la ética de investigación.
En el no comentario de Frank Salomon, los estudios etnohistóricos, la
comunidad de etnohistoriadores y sus pasiones e intereses muestran su diná-
mica durante 32 años, lapso que corresponde al recorte temporal denido por
el inicio de los congresos internacionales de etnohistoria, bajo el invaluable
auspicio de Ana María Lorandi. A lo largo de este tiempo se ha ampliado el
registro temporal y geográco de la etnohistoria. Luis Miguel Glave y Carlos
Zanolli agregan en sus comentarios la detallada trama que resultó en estos
encuentros internacionales, los cuales poseen diversos hitos institucionales y
epistemológicos que hablan de una suma de voluntades, afectos y personas
que se fueron urdiendo para dotar de vitalidad a este campo de investigación.
Esta detallada trama habla también de la expansión del campo hacia márgenes
tanto geográcos como temporales, tal como se ratica en los diversos capítu-
los de este libro que versan sobre la Amazonía y los espacios limítrofes del Vi-
rreinato de Nueva Granada y la Audiencia de Quito. Y como destaca Salomon,
hay densidad en los estudios de diversos momentos del período imperial y de
la temprana república que aportan a una mejor comprensión de los procesos y
dinámicas etnohistóricos y que podrán abrir paso a formas no alocrónicas de
conocer. Así mismo, es interesante destacar que las acotaciones de Luis Miguel
Glave reconstruyen las condiciones que posibilitaron la inserción de la acade-
mia ecuatoriana en los estudios andinistas, sobre todo para quienes se encar-
gan de investigar la conformación y evolución de comunidades académicas.
Frank Salomon abordó el asunto de las historicidades múltiples al servir
de “canal” para que Javier Comunyaro, del pueblo araracuara, nos explicara
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sobre el cambio y la propiedad agentiva del sarampión, a través de un paradig-
ma que se escapa de las concepciones naturalistas de esa epidemia. Salomon
evoca estos eventos no solo como una renovación de “nuestra actitud clínica”
hacia las enfermedades, sino también como una gura que describe las mane-
ras en que la etnohistoria se ha renovado permanentemente al estudiar otras
interpretaciones del tiempo y las conexiones de memorias geográcas. Como
apunta Carlos Eduardo Zanolli, estas conexiones no se agotan en los discursos
que emergen al excavar en los legajos, sino que se ha expandido hacia los obje-
tos y demás texturas actantes que sirven de vehículos para la comunicación de
la vida social y política de las comunidades de tierras altas y bajas.
Entonces tenemos estas conexiones entre diversas historicidades, entre
objetos y formas de escritura y entre geografías, mientras que, a su vez, exis-
ten unas de otro orden que las conectan a todas. Glave, Zanolli y Salomon lo
argumentan en tanto los objetos en los que se interesa la etnohistoria, como
el relato de la conformación del mismo campo en sí, expresan la prolifera-
ción no lineal de historicidades, renovaciones y conexiones. Sin embargo,
queda pendiente la pregunta de cómo se articula toda esa diversidad, por
qué se dan ciertos cursos particulares y de qué modos puede la etnohistoria
resultar un saber relevante para los desafíos futuros de un mundo andino
conectado con otras experiencias que le denen.
Otra pregunta muy relevante y que se encuentra esbozada en los tres
comentarios y en los capítulos de Joan Rappaport, Tristan Platt y Esther
Langdon, presentes en el libro, es: ¿qué sucede con los sujetos sociales del
presente que de alguna manera están conectados con los archivos y fuentes
del pasado, los cuales en muchas ocasiones forman parte de su cotidianei-
dad? Como arma Zanolli, ha habido un “gran surgimiento” de narrativas
indígenas y de formas de hacer y pensar la historia que tienen en estos ob-
jetos de memoria, los puntales de una acción, pero que no necesariamente
se corresponden con las teorías políticas e interpretaciones antropológicas e
históricas de las personas que se dedican a investigar estas realidades. ¿Cuá-
les son los caminos que debemos escoger para entablar un diálogo con estas
personas y objetos?
Esta pregunta nal nos remite, precisamente, a un terreno poco desarro-
llado en nuestra compilación: los aspectos éticos del estudio etnohistórico.
Como arma Salomon, nuestra tarea como investigadores debe iniciar por
“aprender a formar encuentros éticamente igualitarios” con los pueblos di-
versos, sin anular las diferencias. O bien, como lo deniría el biólogo Hum-
berto Maturana, como un acto de amor que reconoce al otro como un igual
distinto a mí. Acogiéndonos a estos llamados de atención, nos dispondremos
a una apertura ética en futuras empresas de escritura, organización de en-
cuentros y diseños de investigación etnohistóricos.