Desafíos para la etnohistoria andina
ChallengesforAndeanethnohistory
Desaosparaaetnohistóriaandina
Carlos Eduardo Zanolli
InstitutodeCienciasAntropológicas(ICA).UniversidaddeBuenosAires
Buenos Aires, Argentina
https://orcid.org/0000-0003-0554-0690
https://doi.org/10.29078/procesos.v.n55.2022.3382
introduCCión
Presentamos el libro Etnohistoria:miradasconectadasyrenovadas, compi-
lado por Mercedes Prieto y Luis Alfredo Briceño, y que saliera publicado
por FLACSO Ecuador y la editorial Abya-Yala en septiembre de 2021. La
compilación está compuesta por veintitrés trabajos además de un capítu-
lo introductorio, y en gran medida reeja las principales discusiones que
se produjeron en el X Congreso Internacional de Etnohistoria (CIE), que se
organizó bajo el lema “Miradas conectadas y renovadas”. El Congreso fue
organizado por FLACSO Ecuador y la Universidad Andina Simón Bolívar,
Sede Ecuador, en 2018. Oportunamente, la idea del evento fue que, a partir
de las discusiones que en él se desarrollasen, se pudieran expandir los deba-
tes dentro del campo disciplinar de la etnohistoria. La compilación, que pre-
sentamos, da cuenta que el objetivo del Congreso fue alcanzado con creces.
La obra
La compilación está organizada en siete secciones que de algún modo
ordenan y sistematizan las áreas temáticas expresadas en el Congreso. Ya
volveremos sobre ellas, pues antes de presentarlas es necesario referirnos
al capítulo inicial del libro que lleva por título: “Hitos en los estudios de la
etnohistoria, una mirada desde los Andes”, escrito por Mercedes Prieto, Luis
Procesos.RevistaEcuatorianadeHistoria, n.º 55 (enero-junio 2022), 182-187. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
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Alfredo Briceño y Abiud Fonseca, y que es clave para comprender y contex-
tualizar los trabajos que se presentan en las secciones.
El capítulo comienza señalando claramente sus objetivos: “el propósito
de este libro es contribuir a una visión más conectada de la etnohistoria con
la dinámica de los diversos pueblos y culturas, así como a una renovación
teórico-metodológica de este campo del conocimiento”,1 idea que, como se-
ñalamos, también guió los simposios, las ponencias y las discusiones que
tuvieron lugar en el X CIE. Los autores ponen el foco en dos aspectos del
campo disciplinar; en primer lugar, señalan que los análisis etnohistóricos
actuales están alejados de los pueblos y las culturas que estudian y que de-
berían interpretar de otro modo su historia pasada y también su presente,
estar más conectados, dicen los autores. En segundo lugar, y tal vez como
consecuencia de lo anterior, se requiere una renovación teórico metodoló-
gica. Para avanzar en estas ideas, los autores denen tres hitos referidos al
modo de conocer dentro de la etnohistoria, los que devienen “de sus propias
matrices disciplinares”,2 la antropología y la historia. Si bien las temáticas
que abordan los hitos ya han sido trabajadas en detalle por una pluralidad
de autores relacionados con el campo de la etnohistoria, y también por fuera
de él, quiero destacar que los mismos han sido magistralmente sistemati-
zados y enlazados por los autores del trabajo. Realizaremos una síntesis de
estos tres hitos.
El primero lleva por título “El esencialismo cultural y la comunidad de
etnohistoriadores”. Para desarrollarlo, los autores realizan un recorrido por
algunos momentos característicos de la etnohistoria andina. Comienzan con
el inicio del campo interdisciplinario, momento en que se habría propuesto
“develar patrones culturales andinos bajo la asunción de la existencia de una
cultura y punto de vista nativos, que se resiste y acomoda a los encuentros
con contrapartes externas”.3 En relación a este tema, Pease considera que fue
Luis Valcárcel quien marcó el inicio de los estudios andinos modernos en
el Perú, al vincular la información que proporcionaban las crónicas con los
resultados de las excavaciones arqueológicas y los avances antropológicos
de la época.4 Un segundo momento lo ubican entre las décadas de 1970 y
1. Mercedes Prieto, Luis Alfredo Briceño y Abiud Fonseca, “Hitos en los estudios de la
etnohistoria, una mirada desde los Andes”, en Etnohistoria:miradasconectadasyrenovadas
(Quito: FLACSO Ecuador / Abya-Yala, 2021), 1.
2. Ibíd., 3.
3. Ibíd., 4.
4. Franklin Pease, “Etnohistoria andina: problemas de fuentes y metodología”, en La
etnohistoriaenMesoaméricaylosAndes, comp. por Juan Manuel Pérez Zevallos y José Pérez
Gollán (Ciudad de México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1978 [1974]),
167-181.
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1980. Uno de los hitos centrales de aquel momento fue el balance que John
V. Murra hiciera de la etnohistoria respecto de su situación veinte años atrás,
en él señalaba tres aspectos a destacar. Primero, que habían comenzado a
publicarse algunas fuentes ya clásicas, hecho que facilitaba su acceso y con-
tribuía a un aumento de las investigaciones. Segundo, y relacionado con el
anterior, que habían aumentado los estudios acerca del contexto intelectual
de las crónicas, y también sobre sus autores. Tercero, destacaba que el sur-
gimiento de novedosos marcos teóricos que posibilitaban realizar nuevas
preguntas a documentos ya trabajados, en tal sentido, la denición clásica de
la etnohistoria como el uso de fuentes escritas para el estudio de los grupos
étnicos no-europeos, ya no representaba en su totalidad a los estudios que se
desarrollaban.5 La década de 1980 —en la que se realizó el Primer CIE— se
caracterizó por la expansión del campo disciplinar fuera del Perú. Así, con
diferentes ritmos, los estudios etnohistóricos se fueron desarrollando en el
Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina, enriqueciéndose con los aportes realiza-
dos desde cada uno de los países.
El derrotero que realizan los autores continúa a partir de los trabajos de
Orin Starn, principalmente el de 1994, donde el autor reclama una participa-
ción más política por parte de los antropólogos.6 Las palabras de Starn abrie-
ron el diálogo acerca de la situación del indígena contemporáneo y de las
posibles vinculaciones entre pasado (documentos) y presente (etnografía)
de las comunidades; en otras palabras, llamaba la atención sobre los cambios
y continuidades que estaban ocurriendo en el mundo andino. Tal vez, una
buena conclusión de lo que los autores quieren expresar en este hito es que
aquel esencialismo cultural contribuye a pensar al ser indígena como estable
e inmutable a lo largo del tiempo y de la historia, incluso hasta el día de hoy.
El segundo hito lleva por título: “El esencialismo temporal referido a la
labor historiográca en los pueblos diversos”, y la mejor manera de expre-
sar la idea de este hito, es traer la cita que los autores toman de Rosberry y
O’Brien cuando se preguntan acerca de cómo la forma de concebir la rela-
ción tiempo y espacio por parte de los investigadores puede fragmentar la
historia de los pueblos estudiados.7 Si esta idea tiene un tinte general, en el
caso de la etnohistoria andina, la historia de esos pueblos estaría “mitica-
da” hasta el presente. Romper esta idea implicaría trabajar de otra manera
5. John V. Murra, “Las investigaciones en etnohistoria andina y sus posibilidades en
el futuro”, en LaetnohistoriaenMesoamérica..., 159-176.
6. Orin Starn, “Rethinking the Politics of Anthropology: The Case of the Andes”, Cur-
rentAnthropology 35, n.º 1, 1994: 13-38.
7. William Roseberry y Jay O’Brien, “Introduction”, en GoldenAges,DarkAges:Ima-
giningthePastinAnthropologyandHistory (Berkeley: University of California Press, 1991),
1-18.
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con las fuentes, considerando en ellas a los indígenas como parte activa de
la historia.8 En denitiva, y como dicen los autores, a los efectos de poder
entender y dimensionar este hito, debemos tener presente que “el tiempo
es fundamental como dimensión en la experiencia del mundo de las socie-
dades, y que este elemento cultural determina la agenda de la investigación
etnohistórica”.9 El esencialismo temporal que proponen algunas investiga-
ciones etnohistóricas se ve afectado por una agenda globalizada y sobre todo
por el surgimiento —el gran surgimiento diría yo— de las narrativas indí-
genas y de su forma de hacer y de pensar la historia. La pregunta que surge
de manera inmediata es ¿cómo esta situación afecta a la etnohistoria? Y la
respuesta que delinean los autores avanza en el sentido de que “la etnohis-
toria andina debe asumir el reto de conectar sus periodizaciones, sus histo-
ricidades, sus fuentes, sus comunidades y sujetos, con este mundo actual
globalizado e interconectado.10
El tercer hito lleva por título “El cuestionamiento sobre un nacionalis-
mo en la etnohistoria” y se reere especícamente a las relaciones entre el
campo de la etnohistoria y las prácticas políticas, incluyendo dentro de ellas
a la relación entre la etnohistoria y la construcción de las naciones andinas.
También, como si fuera un problema de asincronía, los autores sostienen que
la etnohistoria “se ancló en el reconocimiento y reposicionamiento de la et-
nicidad anterior a la construcción moderna de una nación”.11 Para ampliar el
concepto, hacen nuevamente un recorrido por ciertos momentos históricos
del desarrollo del campo disciplinar, pero relacionándolos especícamente
con el tema en cuestión. El primer momento habría sido inuenciado por la
corriente indigenista y sus repercusiones políticas en la época. Un segundo
momento fue cuando la disciplina expandió sus estudios hacia las perife-
rias —señalado anteriormente—, momento en el que los autores enmarcan la
realización del Primer Congreso Internacional de Etnohistoria realizado en
Buenos Aires, Argentina, en 1989.
Estos tres nudos problemáticos habrían creado espacios “para repensar a
la etnohistoria, la historia y la antropología andinas”.12 Y es justamente a par-
tir de estos espacios emergentes que los autores conguran/arman su pro-
puesta, la cual, como señalamos oportunamente, también guió la estructura
del Congreso. La misma reere a aprovechar “la oportunidad que plantean
la antropología global y la historia global y conectada, para aportar hacia la
8. Véase los capítulos que integran, dentro de la compilación, la sección “Archivos y
conexiones etnohistóricas”.
9. Prieto y Briceño, comps., Etnohistoria:miradasconectadas..., 16.
10. Ibíd., 16.
11. Ibíd., 17.
12. Ibíd., 8.
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construcción de una etnohistoria que reconozca, de manera enlazada y en
términos de igualdad, las historias de los pueblos diversos. En denitiva, la
propuesta es avanzar en las conexiones en las que los actores se denen y
producen la historia”.13 Estas perspectivas de análisis ya habían sido puestas
de maniesto en varias de las ponencias presentadas en el Congreso, y tam-
bién están presentes en algunos trabajos de la compilación.
Con este marco argumentativo es que nos encontramos con aquellas siete
secciones que estructuran la obra. La primera, compuesta por cuatro trabajos,
lleva por título: “Archivos y conexiones etnohistóricas”. Se aprecia en esta
sección una reexión profunda sobre las fuentes documentales, las cuales, a
lo largo de los capítulos que la integran, son analizadas en diversos tiempos
y territorios. La segunda, compuesta por tres trabajos se titula: “Paisaje étnico
e imperio ibérico”. Allí se examinan las conexiones culturales entre diversos
agentes, poniendo el eje en el constante mestizaje de la experiencia humana.
La tercera, también con tres trabajos, se titula: “Justicia y gobierno imperial
en Nueva Granada y Quito”. En ella se analiza principalmente la agencia de
varios actores que intervienen en la construcción del gobierno y se mira, des-
de los márgenes, el centro de la administración imperial. La cuarta: “Orden
Urbano y Alteridad”, compuesta por tres trabajos, igual que las anteriores.
En ella se exponen y analizan las conexiones y ujos de las poblaciones que
habitaron y transitaron las ciudades de Santafé de Bogotá y Quito, durante
el período imperial español. La quinta: “Conexiones fronterizas en Tierras
bajas”, contiene cuatro trabajos y se centra principalmente en los roles que tu-
vieron las congregaciones y misiones católicas en Colombia y Brasil durante
los siglos XIX y XX. Los trabajos ponen el foco en la formación del Estado y
en el disciplinamiento y la experimentación con la población nativa. La sexta
está compuesta por tres capítulos y lleva por nombre “Conversión religiosa,
rituales y subjetividades”. Sus trabajos plantean una renovación en el aborda-
je antropológico e histórico de los procesos evangelizadores del cristianismo
entre los pueblos amerindios, pensándolos como una coexistencia de con-
guraciones simbólicas que implica una interapropiación cultural. Por último
“Objetos y escrituras”,también con tres capítulos, pone a consideración los
objetos como formas de comunicación de la vida social y política de las po-
blaciones.
13. Ibíd., 3.
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paLabras FinaLes
Me quiero referir, para nalizar, a la vigencia de los CIE y por ende a la
de su campo disciplinar. Como de algún modo dejan en claro los compilado-
res, el momento social actual ha levado anclas respecto del pasado cercano
de una manera innovadora, lo que permite observar cambios en muchos
aspectos sociales. Cambian las tecnologías, cambian las formas de comuni-
cación, cambian las formas de dominación, cambian los modelos de reacción
y las formas de resistencia, solo por mencionar algunos. Todos ellos involu-
cran y afectan a los sujetos estudiados por las ciencias sociales, muchas veces
hasta convertirlos incluso para nosotros mismos, los investigadores, en suje-
tos desconocidos. La situación también afecta a las propias ciencias sociales
obligándolas, muchas veces no de manera declarada, a repensarse. Creemos
que en ese aspecto la etnohistoria andina se encuentra en una posición pri-
vilegiada. Su desarrollo desigual conforme los países, su metodología com-
partida y su objeto de estudio varias veces redenido, le posibilitan realizar
de manera ágil reexiones acerca del campo disciplinar, como vemos en esta
compilación, y sobre las que nos hemos explayado. Todas estas son arma-
ciones con las que podemos acordar, no hacerlo, o bien hacerlo en parte,
pero sea cual fuere la postura que tomemos, antes nos veremos obligados a
reexionar y seguramente repensar nuestro quehacer como investigadores.