Una historia de la etnohistoria
en los Andes
AHistoricalAccountonAndeanEtnohistory
UmahistóriadaetnohistóriadosAndes
Luis Miguel Glave
ColegiodeAmérica/UniversidadPablodeOlavide
Quito, Ecuador / Sevilla, España
https://orcid.org/0000-0001-9179-2397
https://doi.org/10.29078/procesos.v.n55.2022.3378
En noviembre de 2014, durante la asamblea nal del IX Congreso Inter-
nacional de Etnohistoria (CIE) que se realizaba en Arica, se propuso Quito
como sede del evento siguiente. La propuesta tuvo una estupenda recepción
entre los participantes y por primera vez Quito sería sede del evento que lle-
gaba a su décima edición. El X Congreso, que se realizó en 2018, continuó la
serie de reuniones iniciada en Buenos Aires (Argentina) en julio de 1989, que
fuera seguida por las reuniones de Coroico (Bolivia, 1991), El Quisco (Chile,
1993), Lima (Perú, 1996), Jujuy (Argentina, 1998), Buenos Aires (2005), Lima
(2008), Sucre (Bolivia, 2011) y Arica (Chile, 2014).
Organizar un evento internacional como este es siempre una tarea in-
mensa, y la manera cómo la llevaron a cabo los responsables de Quito fue
encomiable. El libro que comentamos es producto de ese evento llevado a
cabo en 2018. Doble mérito. Solo dos eventos CIE tuvieron libros procedidos
a manera de actas. El segundo, que se realizó en las “yungas” de Coroico;
y el cuarto, primero de dos que organizó la Ponticia Universidad Católica
del Perú. En ambos casos se publicaron propiamente actas, las del cuarto CIE
en tres volúmenes. Esta vez, el libro es un compuesto selectivo y no actas
propiamente.
De tal forma que la obra es también parte de una historia, que de algu-
na manera se recoge en la introducción de Mercedes Prieto, Luis Alfredo
Briceño y Abiud Fonseca: “Hitos en los estudios de la etnohistoria: una mi-
rada desde los Andes”. Han transcurrido más de treinta años desde que,
Procesos.RevistaEcuatorianadeHistoria, n.º 55 (enero-junio 2022), 171-176. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
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por el decidido empeño de la recientemente fallecida profesora Ana María
Lorandi, se realizó el primer evento. La publicación del libro se retrasó por
la sobrevenida pandemia que asoló el mundo en 2020, pero felizmente ya
contamos con otro instrumento para seguir la historia de una comunidad
de investigación internacional que tiene por objeto rescatar e interpretar la
riquísima historia y cultura de lo que podemos llamar el “mundo andino”.
Ese mundo andino tiene una historia, compleja y múltiple, admirable por
su profundidad y larga duración y, si se me permite, esperanzadora por sus
proyecciones futuras. Aquí la voluntad de un colectivo cientíco y también
político hace parte de la propia historia que quiere retratar, memorizar, res-
catar y promover.
Estamos acostumbrados a que sea una institución académica la que pro-
mueva eventos internacionales. Pero los hay también de la envergadura del
más que centenario Congreso Internacional de Americanistas (ICA, por sus
siglas en inglés), que surgen de colectivos muy amplios que tienden a ins-
titucionalizarse. En el caso del CIE, se ha tratado de una romántica y qui-
jotesca apuesta de algunas personas que recogieron el guante de una muy
grande corriente de estudios que se llevaban adelante en distintas latitudes
del mundo andino, sin un libreto denido, casi espontáneamente.
Algo de esa historia, particularmente en el papel de Lorandi, ha sido bien
rescatada por Carlos Chiappe y Alejandra Ramos, quienes publicaron en 2018
“Ana María Lorandi y el primer Congreso Internacional de Etnohistoria”.1
Fruto de esa —bienvenida— agenda de estudios apareció también el libro
Losestudiosandinoshoy.Prácticaintelectualyestrategiasdeinvestigación, edi-
tado por Carlos Zanolli, Julia Costilla, Dolores Estruch y Alejandra Ramos.2
Junto con Ana María Lorandi, hubo otros estudiosos que se sumaron a la
iniciativa de dar vida y continuidad al CIE. El II Congreso Internacional de
Etnohistoria que se realizó en la localidad de Coroico, Yungas de La Paz, entre
el 24 de julio y el 2 de agosto de 1991, es una muestra de ello. El Congreso fue
organizado por la Sociedad Boliviana de Historia (SBH), Antropólogos del
Sur Andino (ASUR-La Paz), el grupo de historiadores aymaras PACHAKA-
MAYOQ y el Instituto de Historia Social Boliviana (HISBOL). Contó con el
auspicio de la Prefectura de La Paz, la Misión Técnica Holandesa (SNV) y
1. Carlos Chiappe y Alejandra Ramos, “Ana María Lorandi y el primer Congreso
Internacional de Etnohistoria”, DiálogoAndino, n.º 56 (2018), 9-15; Carlos Chiappe y Ale-
jandra Ramos, “Ana María Lorandi y el primer Congreso Internacional de Etnohistoria”,
en Enlatramadelaetnohistoriaamericana (Buenos Aires: La Pluma del Escribano / Archivo
Institucional Sección Etnohistoria).
2. Carlos Eduardo Zanolli, Julia Costilla, Dolores Estruch y Alejandra Ramos, eds., Los
estudiosandinoshoy.Prácticaintelectualyestrategiasdeinvestigación (Buenos Aires: Prohis-
toria, 2013).
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UNITAS. Para suerte nuestra, se publicó el libro Etnicidad,economíaysimbo-
lismoenlosAndes. IICongresoInternacionaldeEtnohistoria.Coroico,editado por
Silvia Arze, Rossana Barragán, Laura Escobari y Ximena Medinaceli.3 Este
volumen reúne parte de las ponencias presentadas en aquel evento, que contó
con la presencia de 320 asistentes procedentes de trece países y donde se pre-
sentaron alrededor de cien ponencias. Como las cuatro editoras del libro se
encargaron de señalar, “fue signicativa la presencia de trabajos sobre la zona
meridional de América, con numerosas ponencias sobre Atacama y el norte
argentino, mientras que fue notable la ausencia de colegas investigadores del
Ecuador y particularmente del Perú, imposibilitando un mayor dialogo entre
investigadores de las regiones centrales y del resto de la zona andina”.
Lo que entonces resultaba evidente era que la iniciativa de Lorandi y de
su equipo, que reunía a excelentes estudiosos y estudiosas argentinas del
área norte andina de ese país y del territorio de la antigua Audiencia de
Charcas, devenida en la Bolivia contemporánea, hacían del CIE un foro an-
dinista restringido a ese espacio histórico, que no se podía desvincular del
Chile andino y del antiguo Colesuyo que se convirtió en el actual sur perua-
no. Así, la presencia de los historiadores chilenos Jorge Hidalgo y José Luis
Martínez, aportaba otro torrente de estudios que se sumaba al de los colegas
argentinos.
Figuras fundamentales de ese equipo fundador fueron el grupo de bo-
livianistas y, por supuesto, estudiosos también del norte chileno y de las
tierras bajas de la Bolivia actual, compuesto por los investigadores europeos
Thierry Saignes, Tristan Platt, Therése Bouysse-Cassagne y Olivia Harris.
Saignes, tristemente fallecido en la plenitud de su producción académica,
fue otro pilar de esa corriente. Recién en 2006 apareció el monumental li-
broQaraqara-Charka.Mallku,InkayReyenlaprovinciadeCharcas(siglosXV-
XVII).Historiaantropológicadeunaconfederaciónaymara. Edición documen-
tal y ensayos interpretativos de Platt, Bouysse-Casagne y Harris, “con el
aliento” de Saignes (La Paz: Instituto Francés de Estudios Andinos / Plural
editores / University of St. Andrews / University of London / Inter. Ameri-
can Foundation / Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia)4 que da
muestra de ese tipo de trabajo que se hacía como base de los CIE.
3. Silvia Arze, Rossana Barragán, Laura Escobari y Ximena Medinaceli, eds., Etnici-
dad,economíaysimbolismoenlosAndes.IICongresoInternacionaldeEtnohistoria.Coroico (La
Paz: Plural, 1992).
4. Tristan Platt, Thérèse Bouysse-Cassagne y Olivia Harris, Qaraqara-Charka.Mallku,
InkayReyenlaprovinciadeCharcas(siglosXV-XVII).Historiaantropológicadeunaconfede-
raciónaymara (La Paz: Instituto Francés de Estudios Andinos / Plural / University of St.
Andrews / University of London / Inter American Foundation / Fundación Cultural del
Banco Central de Bolivia).
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La llamada de atención de Coroico no tardó en encontrar respuesta en
Lima, donde Franklin Pease, otro maestro y capitán de la etnohistoria perua-
na, sumó a la academia de ese país a los CIE, como debía ser. La presencia y
reconocimiento a la obra fundadora de John Murra, de María Rostworoski,
John Rowe y otros estudiosos “peruanistas”, quedó plasmada en las contri-
buciones a los eventos posteriores. Fruto impreso de ello fue el libro Actas
delIVCongresoInternacionaldeEtnohistoria, presentado por Franklin Pease y
Liliana Regalado.5
Era necesario que la etnohistoria andina como corriente se uniera con la
impronta que tenía ya su práctica en el Ecuador moderno. Por eso la realiza-
ción del X CIE en Quito fue efectivamente un hito. El Instituto Otavaleño de
Antropología desde 1966, pero sobre todo desde 1980, cuando apareció el n.º
10 de su colección Pendoneros con la tesis de Frank Salomon sobre los señores
étnicos de Quito, abrió camino para publicaciones de etnohistoria ecuatoria-
na señeras como la de Udo Oberem sobre los Quijos; Horacio Larraín sobre
demografía y asentamientos indígenas; y, Segundo Moreno sobre muchos
tópicos y particularmente las sublevaciones indígenas.
Era una evidencia de cómo la práctica de la etnohistoria andina era múl-
tiple y una suerte de programa espontáneo demandado por la realidad his-
tórica misma. Incluso el IOA albergó la enorme producción del historiador
peruano Waldemar Espinoza Soriano sobre los Andes ecuatorianos. Ade-
más, no se puede dejar de mencionar también a Christiana Borchart —autora
de imprescindibles estudios etnohistóricos sobre Otavalo— que coordinó,
con Cristóbal Landázuri, un simposio sobre etnohistoria y memoria en el II
Congreso Ecuatoriano de Antropología y Arqueología en 2007.
El ecuatorianista Udo Oberem había abierto un fértil campo de estudios.
En 1976 se publicaron sus Estudiosetnohistóricos delEcuador. Notasydocu-
mentossobremiembrosdelafamiliadelIncaAtahualpaenelsigloXVI.6 Mientras
otra gura del andinismo europeo como Roswith Hartmann aportaba otras
piezas maestras de la etnohistoria ecuatorianista. En 1985 aparecía su estu-
dio sobre “Un predicador en quechua del siglo XI” dedicado a Diego Lobato
de Sosa, sobre quien justamente escribe Frank Salomon en este libro que
comentamos. El artículo de Hartmann apareció en la compilación debida a
Segundo Moreno y Sophie Thyssen titulada AntropologíadelEcuador:memo-
riasdelPrimerSimposioEuropeosobreAntropologíadelEcuador.7 Segundo Mo-
5. Franklin Pease y Liliana Regalado, eds., ActasdelIVCongresoInternacionaldeEt-
nohistoria, 3 t. (Lima: Ponticia Universidad Católica del Perú, 1998).
6. Udo Oberem, EstudiosetnohistóricosdelEcuador.Notasydocumentossobremiembros
delafamiliadelIncaAtahualpaenelsigloXVI (Guayaquil: Casa de la Cultura Ecuatoriana,
1976).
7. Roswith Hartmann, “Un predicador en quechua del siglo XI”, en Antropologíadel
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reno y Udo Oberem juntaron una buena cantidad de estudios de etnohistoria
ecuatoriana en Contribuciónalaetnohistoriaecuatoriana.8 Mientras tanto, el
inigualable editor y promotor Juan Bottaso ya había echado a andar en Qui-
to la más importante editorial de tinte etnohistórico que haya habido nunca
como es Abya-Yala, sello con el que también aparece este libro. La memoria
de la etnohistoria andina se debe en mucho a dicha editorial.
Para nalizar este breve recuento de cómo en el Ecuador se transitaba
por el mismo camino de los CIE conviene recordar un SimposioSocialScience
ResearchCouncil(Nueva York),“Reproducción y Transformación de las Socie-
dades Andinas”, llevado a cabo en Quito en 1986 bajo la conducción de Frank
Salomon y Segundo Moreno. El evento tuvo una publicación, con el mismo
nombre del simposio, también por Abya-Yala (1991), en dos volúmenes, que
sigue siendo otro hito de los estudios etnohistóricos andinos.9 Entonces, las
contribuciones de los participantes ya hacían vislumbrar que no podía que-
dar separada la sede quiteña de la corriente etnohistórica andina que los CIE
patrocinaban en otros espacios del gran mundo andino.
Por eso, este libro editado por Prieto y Briceño es no solo una publicación
encomiable en sí misma sino también parte de una historia de la etnohistoria
en los Andes, que pone a los colegas ecuatorianos en el lugar que les recla-
maban sus pares surandinos en Coroico en 1991. El libro en su conjunto tiene
además un indudable valor académico. Tiene la virtud de juntar algunas
contribuciones de investigadores seniors con las de investigadores que, salta
a la vista, son jóvenes o están en las etapas primeras de sus carreras profesio-
nales. También es destacable la combinación de acercamientos desde distin-
tas disciplinas u ópticas dentro de las mismas. Igualmente, merece subrayar-
se el ordenamiento de las contribuciones seleccionadas en temas que juntan
capítulos concernientes a diferentes espacios del área andina. Desde luego
además, en general, la idea de la renovación de la práctica de la etnohistoria
y las miradas “conectadas” es interesante e importante.
Los cuatro capítulos que corresponden a las “conferencias magistrales”
son el contenido más destacable del libro. Justamente, las “conexiones” entre
ellas muestran que los cuatro de alguna forma giran en torno al concepto de
archivo. El capítulo sobre la crónica de Montesinos de Frank Salomon, ade-
más de estupendo, permite establecer el mejor nexo entre la historia previa
a este congreso y su contenido. En cuanto al capítulo de Tristan Platt sobre
Ecuador:memoriasdelPrimerSimposioEuropeosobreAntropologíadelEcuador, comp. por Se-
gundo Moreno y Sophie Thyssen (Quito: Abya-Yala, 1996 [1976]), 313-323.
8. Segundo Moreno y Udo Oberem, comps., Contribuciónalaetnohistoriaecuatoriana
(Otavalo: Instituto Otavaleño de Antropología, 1981).
9. Segundo Moreno y Frank Salomon, comps., Reproducciónytransformacióndelasso-
ciedadesandinassiglosXVI-XX, 2 t. (Quito: Abya-Yala, 1991).
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el archivo de un mallku, ya es muy conocido gracias a varios artículos que ha
publicado el autor e incluso un grueso volumen que publicó el Ministerio de
la Vicepresidencia de Bolivia; sin embargo, para dar cuenta de las inquietu-
des de uno de los fundadores de la corriente que dio origen a los CIE, es más
que pertinente.
Lógicamente, los artículos o capítulos del libro son muy desiguales. Al-
gunos podrían haber esperado una futura publicación una vez solventados
los estándares necesarios para una edición como esta. Hay artículos que
tienen temas importantes e interesantes, pero desconocen la bibliografía y
aportes al respecto. Pero esto no es un defecto si consideramos esta tribuna
como un aliciente para avanzar en los estudios etnohistóricos. En cambio,
hay capítulos excelentes como el de Fernando Garcés y Albert Quispe sobre
Cochabamba y un escritor del quechua local; el de Mauricio Gómez sobre el
trabajo indígena en Santa Fe es estupendo, le falta conocer bibliografía sobre
el trabajo de las indias urbanas, pero anuncia a un excelente investigador; el
capítulo de Héctor Cuevas sobre Popayán es indudablemente sólido; el de
Mireya Salgado y Eduardo Kingman, salvo el uso de la categoría “barroco”,
que sería objetable, es un buen aporte que además proviene de investigado-
res de la casa promotora de FLACSO; el de Manuel Lizárraga sobre los que-
ros es hasta exquisito. El capítulo sobre la plurietnicidad en Quito, debido
a Carlos Ciriza, resume parte de su excelente libro titulado Naturalesdeuna
ciudadmultiétnica.10 Paula Daza avanza lo que será un libro muy recomenda-
ble sobre las cacicas en la Audiencia de Quito, tema novedoso y necesario.
Estos y otros aportes hacen de la obra en conjunto muy recomendable. De
tal forma que estas contribuciones nos presentan un elenco de nuevos inves-
tigadores e investigadoras de la etnohistoria del mundo andino que ahora
cobra su real y mejor dimensión, cuando se anuncia la realización del XI CIE
en Santiago de Chile. Larga vida para esta corriente de estudios necesaria
para el futuro de nuestros países.
10. Carlos D. Ciriza Mendívil, Naturalesdeunaciudadmultiétnica.Vidasydinámicas
socialesdelosindígenasdeQuitoenelsigloXVIII (Madrid: Sílex, 2019).