gilbErto loaiza cano. el lenguaje político de la república: aproximación
a una historia comparada de la prensa y la opinión pública en la américa
española, 1787-1830. MEdEllín: univErsidad nacional dE coloMbia,
2020, 236 pp.
https://doi.org/10.29078/procesos.n58.2023.3363
Gilberto Loaiza Cano, quien se desempeña como profesor titular de la
Universidad del Valle (Cali, Colombia), ha desarrollado varias investigacio-
nes y publicaciones sobre educación, prensa y opinión pública, sociabilida-
des, libertad de imprenta, entre otros temas históricos. Su último libro, titula-
do Ellenguajepolíticodelarepública: aproximaciónaunahistoriacomparadadela
prensaylaopiniónpúblicaenlaAméricaespañola,1787-1830, se divide en cinco
capítulos y aborda la retórica de la ilustración, una especie de matriz-mo-
delo en la formación de los escritores entre nes del siglo XVIII y principios
XIX, en los virreinatos de Nueva España, Nueva Granada y Río de la Plata.
Asimismo, trata sobre la arquitectura y funcionamiento de la imprenta, los
impresores, la opinión pública, la opinión política y el lenguaje de la repúbli-
ca. Aunque el estudio de la prensa en Hispanoamérica es amplio y goza de
importantes aportes, esta obra se inscribe en la historiografía especializada
y constituye una contribución a tanto a la historia política y como a la nueva
historia intelectual.1
El primer capítulo trata las trasformaciones del espacio de opinión en
Hispanoamérica entre nales del siglo XVIII y comienzos del XIX, donde
la expulsión de los jesuitas marcó un antes y un después en la relación de
la monarquía con sus colonias, dado que posibilitó la circulación de saberes
entre la gente ilustrada y, a través de los impresos y el libro, incrementó el
1. La contribución de Loaiza a la historia política e intelectual es amplia. Quizá la más
relevante es Sociabilidad,religiónypolíticaenladenicióndelanación.Colombia1820-1886, don-
de analiza las principales formas de sociabilidad, desde el ensayo republicano (1820) hasta
la implementación del proyecto de república católica a nales del siglo XIX (1886). El autor
estudia el proceso de construcción nacional a partir de fenómenos asociativos.
Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia, n.º 58 (julio-diciembre 2023), 198-201. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
solo libros/reseñas
Procesos 58, julio-diciembre 2023 199
interés por lo político. De acuerdo al autor, antes de que surgieran las repú-
blicas independientes, ya existía una sociabilidad ilustrada que compartía
intereses políticos y los periódicos fueron los activadores de esa sociabilidad,
pues llegaban a las pulperías y también a las bibliotecas, todavía bajo vigi-
lancia de la monarquía.
Los hombres que promovían y participaban del interés por lo político
eran gente de letras, cosmopolitas, que estaban acostumbrados a la movilidad
entre los distintos espacios de la monarquía. Es decir, las ideas de la ilustra-
ción circulaban de manera transatlántica y transcontinental entre gente de la
élite. “Los periódicos de este tiempo estaban situados entre la metrópoli y las
lejanas provincias; la capital virreinal funcionaba como intermediaria, como
correa de transmisión de la voluntad difusora del Estado y de las necesidades
lugareñas” (p. 68). Ello da cuenta desde dónde, y en función de quién y qué,
se escribía (siempre en función del Estado monárquico), sin embargo, algunos
escritores vasallos empezaron a tener cierto nivel de injerencia y a imprimir
ideas propias. Los años de 1808 y 1810 fueron aquellos en que los periódicos
se convirtieron en el espacio de reproducción de las ideas ilustradas, como un
modo de extender el racionalismo europeo en América. Quedó distante así la
vieja función de los impresos al servicio de la iglesia y la monarquía.
En relación con ello, Loaiza Cano analiza el problema de la libertad de
imprenta. Un tema que había generado tensiones entre los que la defendían
y los que estaban acostumbrados a las antiguas restricciones. Estas tensiones
se agudizaron cuando las Cortes de Cádiz emitieron el decreto de libertad de
prensa, en 1810. Como es de suponer, el decreto tuvo una desigual acogida
en Hispanoamérica: en Nueva España y el virreinato del Perú las autori-
dades monárquicas impidieron el ejercicio y goce de este nuevo derecho y,
en consecuencia, impresos y escritores continuaron bajo censura. En Nueva
Granada sucedió algo similar: se aceptó la libertad de prensa, pero los perió-
dicos fueron censurados por el incipiente nuevo gobierno de Simón Bolívar.
Este tiempo de disputa entre las antiguas formas de la censura previa
y la libertad de prensa, solo se liberó con el establecimiento de las nuevas
repúblicas. Ello sin duda fue una puerta hacia la modernidad política. Sin
embargo, escritores, imprentas y periódicos, en medio del declive del An-
tiguo Régimen y el nacimiento del nuevo, pasaron de las anteriores formas
de censura a otras renovadas: de la censura previa y la libertad de prensa
se pasó a los juicios de imprenta y a la crítica a posteriori. La imprenta, los
periódicos, los libros habían nacido para ser controlados. Loaiza Cano ubica
algunos ejemplos ilustrativos de los juicios sucedidos en la Nueva España y
la Nueva Granada.
En el corazón de este conicto estaba gente de carne y hueso. La imprenta
estaba organizada en una estructura piramidal de jerarquías: en la cúspide es-
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taban los impresores y en el último eslabón los aprendices, pero estos últimos,
si tenían suciente sensibilidad, podían llegar a ser impresores. El impresor
tenía, nada más y nada menos, que la responsabilidad de imprimir libros. An-
tes de ser impresor, este personaje había sido corrector, título que implicaba
conocer varias lenguas y, además, los rasgos estilísticos de los escritores. De
modo que el impresor ocupaba una posición social privilegiada y tenía rela-
ción directa con las élites letradas, políticas y asociativas de la época.
Loaiza ubica como ejemplo de ello a un importante impresor de México,
Ignacio Cumplido, quien ejemplica el ascenso social que se podía alcanzar.
Don Ignacio nació en Guadalajara en 1811 y “llegó a ser diputado y senador
entre 1842 y 1844” (p. 120). El ejemplo no aplica a todos los impresores de
inicios de la independencia —más bien es un caso extraordinario— pero da
cuenta del papel protagónico que, junto con sus imprentas, tuvo la divulga-
ción de ideas a través de libros, periódicos o gacetas, a lo largo y ancho de
Hispanoamérica. Nunca estuvieron exentos de censura en el antiguo ni en el
nuevo régimen, y en muchos casos se convirtieron en impresores, reproduc-
tores y divulgadores ociales del republicanismo.
A menudo la tarea de los impresores —y en general de la imprenta— fue
conictiva. Su formación estuvo vinculada a los momentos decisivos del quie-
bre del Antiguo Régimen y el nacimiento del nuevo. Para Loaiza, la década
de 1810 fue decisiva en el desarrollo de los impresos y durante la década de
1820, por lo menos, se duplicaron. Las ciudades de Buenos Aires, México, Bo-
gotá y Santiago de Chile fueron ejemplo de esta tendencia. Durante esas dos
décadas, a través de los periódicos se desarrolló la opinión pública y un nuevo
lenguaje político, propios de la discusión republicana, según explica el autor.
La tarea de los impresores-escritores, y en general de la prensa, se tornó
más compleja. Impresores y escritores tuvieron que lidiar con las exigencias
de las nacientes repúblicas. En medio de las voces del antiguo y el nuevo
régimen asumieron nuevas y conictivas responsabilidades como la de des-
cribir la revolución. Varios de ellos se convirtieron en sujetos ociales de los
nacientes regímenes y cumplieron un importante papel en la formación de
la nueva opinión pública.
Como se anunció en las primeras líneas de esta reseña, los escritores se
habían formado en el marco de los cánones escriturales de la ilustración, pre-
misa a la que Loaiza Cano regresa en el último capítulo de su libro. Los escri-
tores en particular, y en general la prensa, tenían un acumulado histórico que
pusieron a disposición de los intereses del temprano régimen republicano.
Del otro lado estaban los lectores: gente ilustrada y selecta, conocedora de
los marcos conceptuales y lingüísticos de la época.
Así, los periódicos, de la mano de los escritores, aunque formaban par-
te de una minoría selecta, se convirtieron en un artefacto de utilidad social
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que generó la nueva opinión pública. Y la prensa, en todas sus expresiones
y formas, fue el espacio donde se desarrolló el nuevo lenguaje político, el
espacio donde se habló de democracia, ciudadanía, libertad, nación, repú-
blica, etc. Por supuesto, su alcance —ocial o no— fue bastante limitado, en
sentido espacial y social, dado que estuvo vinculada con las ciudades y los
ilustres que sabían leer y escribir. En esa medida, el libro de Loaiza Cano es
una descripción del mundo de la prensa, la opinión política, los periódicos,
entre nales del siglo XVIII y comienzos del XIX en Hispanoamérica y deja
una puerta entreabierta para nuevas indagaciones sobre su peso en el ámbito
republicano.
Freddy Auqui Calle
UniversidadAndinaSimónBolívar,SedeEcuador
Quito-Ecuador
https://orcid.org/0000-0001-7482-6516
paMEla s. Murray. manuElita. por la gloria. por bolívar. traducción
dE luisa borovsky. bogotá: pEnguin randoM HousE, 2020, 293 pp.
https://doi.org/10.29078/procesos.n58.2023.4625
Publicado originalmente en inglés por la University of Texas Press,
en 2008, bajo el título ForGloryandBolívar:TheRemarkableLifeofManuela
Saenz, 1797-1856, este libro de Pamela S. Murray, historiadora aliada a
Tulane University, es el resultado de una indagación documental sobre
Manuela Sáenz, desconocida para la mayoría de latinoamericanistas en
Estados Unidos. En consideración de la autora, merece ser estudiada por
su inuencia política en un mundo gobernado por hombres y en medio de
la guerra, más allá de su épico romance con Simón Bolívar. Las historias
nacionales publicadas hasta mediados del siglo XX solo la han reconocido
por frustrar el atentado contra la vida del Libertador y, aunque a partir de la
segunda mitad de la centuria se registra gran cantidad de publicaciones que
la reivindican, tienen débil conexión con el personaje histórico (pp. 16-25).
A partir de esas reexiones, Murray desarrolla su biografía histórica
en siete capítulos. El primero, “Los comienzos, 1797-1822”, inicia con la
condición ocial de expósita de Sáenz, con la que se buscó disimular la
unión ilícita de sus progenitores, aunque luego fue integrada a la familia
legítima de su padre y educada por las religiosas concepcionistas. Luego
habla del matrimonio con James Thorne, arreglado por su padre, donde
encuentra que Sáenz se encargaba de supervisar los negocios de su esposo