Procesos 55, enero-junio 2022214
ejemplo: tradición e innovación, cambio y permanencia, ruptura y continui-
dad. Estas, sumadas a las teorías de la modernización, se han convertido en
esquemas interpretativos casi irremplazables para explicar y comprender la
historia de la humanidad; es decir, trata de refutar la idea de que la tradición
es indiscutiblemente opuesta a la modernidad. El propósito de Fernández Se-
bastián es poner de maniesto que, aunque nos parezca inconcebible, la mo-
dernidad es la época en la que se multiplican las tradiciones, a las que llamó
electivas. Gracias a ellas, se construyeron pasados mejor adaptados a las nece-
sidades de grupos políticos a partir de la selección de elementos que se ade-
cuaron ideológicamente a sus intereses, creando identidades narrativas espe-
cícas para sus proyectos futuros. En todo caso, si sumamos este instrumento
teórico, pero sobre todo metodológico, en combinación con otras categorías
inherentes a la historia conceptual, tendríamos una manera más perfeccio-
nada para acercarnos al problema de las continuidades y discontinuidades
en los procesos históricos, con especial atención al estudio de las ideologías,
movimientos sociales y políticos de la era moderna y contemporánea.
Como lo mencioné líneas atrás, la segunda parte del libro lleva por título
“El Atlántico Ibérico en la modernidad euroamericana”, y está integrado por
el capítulo quinto, “Vocabularios políticos modernos, y el sexto, “Liberalis-
mo, globalización, poscolonialidad”. En este, Fernández Sebastián presta su
atención al tránsito hacia la modernidad del Atlántico ibérico para poner
a prueba las reexiones teóricas y metodológicas explicadas en la primera
parte. Gracias a las investigaciones realizadas por la red Iberconceptos, es-
tudia los llamados centauros conceptuales, es decir, conceptos anbios que
conforman dos nociones supuestamente contradictorias; por un lado, están
vinculados al antiguo régimen, y por el otro, al nuevo orden emergente de
los Estados liberales y republicanos. A continuación, presenta algunas con-
sideraciones básicas para entender las particularidades ibéricas dentro de la
modernidad euroamericana, a saber: el liberalismo como el primer concepto
de movimiento del siglo XiX, en el contexto de los “ismos” políticos; la cues-
tión de la poscolonialidad y los grupos subalternos; así como la actuación de
los hispano-lusos en la globalización semántica.
El tercer bloque del libro está organizado alrededor de dos de los pilares
fundamentales de la historia conceptual y de este libro: el lenguaje y el tiem-
po. Ambos conceptos despuntaron transformados de la era de las revolucio-
nes atlánticas y es esencial estudiar sus cambios. El primero de ellos lleva
por título “Lenguajes, tiempos, revoluciones. Un nuevo lenguaje para la po-
lítica”, integrado por cuatro capítulos. Y el segundo: “Nuevo tiempo / Tiem-
po nuevo”,que consta de dos capítulos. En el apartado séptimo llamado “La
lengua trastornada” se evidencia que la crisis política de las monarquías ibé-
ricas caminó a la par de la crisis del lenguaje que había iniciado tiempo atrás,