Procesos 54, julio-diciembre 2021286
y sin lugar a dudas contribuye en la empresa historiográca que trata de
comprender el pasado mediante la actuación de los sujetos y no como el pro-
ducto de relaciones monocausales que lo explican desde afuera.
Edwin Herrera Avellaneda
UniversidadAndinaSimónBolívar,SedeEcuador
Quito, Ecuador
https://orcid.org/0000-0002-0690-7573
alFrEdo santillán cornEjo. la ConstruCCión imaGinaria dEl sur dE quito.
Quito: Flacso Ecuador, 2019, 247 pp.
DOI: https://doi.org/10.29078/procesos.v.n54.2021.3063
El adjetivo polar emplea alusiones geográcas para describir relaciones
contrapuestas, lo cual resulta particularmente sugerente para la ciudad de
Quito, pues ella ejemplica la polaridad en dos sentidos, es decir, geográca
y conceptualmente. En primer lugar, la topografía montañosa de Quito ha
concitado un crecimiento históricamente longitudinal, extendiendo los lími-
tes de la ciudad desde sus dos polos. Pero se contrapone también de manera
simbólica, como lo demuestra Alfredo Santillán Cornejo en su libro Lacons-
trucciónimaginariadelsurdeQuito. Este estudio se divide en cinco capítulos:
los primeros dos introducen la teoría urbana y sus articulaciones en la histo-
ria de la ciudad, mientras que los últimos tres discuten los resultados de una
extensa investigación sociológica. Si bien no es un estudio histórico, dialoga
con la historia cultural y la historia social y urbana, pues los constructos
de signicación guran en su explicación de las concepciones urbanas, y el
desarrollo social y material contribuye al sentido de segregación. Al nal, el
libro arguye que la transmutación de la frontera urbana —desde una barrera
física hasta una barrera simbólica— sigue dividiendo el norte y el sur de la
ciudad y perpetuando sentidos de polaridad sociocultural.
Santillán Cornejo, un profesor investigador en FLACSO Ecuador, no
se adentra en las articulaciones de la segregación urbana en Quito desde el
comienzo del libro, sino que introduce una exploración teórica de la inter-
sección disciplinaria de la historia, la sociología y la antropología urbana.
Su investigación resulta relevante, ya que las tres disciplinas tienen fuertes
aplicaciones para el estudio de la ciudad y ayudan a explicar la transmu-
tación de la frontera urbana. De acuerdo con el autor, la materialidad del
espacio y sus representaciones están estrechamente entrelazadas; es decir,
“la representación del lugar resulta constitutiva de lo que este es” (p. 14).
Su investigación recurre a los planteamientos de los antropólogos Hiernaux,
Procesos 54, julio-diciembre 2021 287
Lindón y Girola, quienes introducen el rol del imaginario en la aprehensión
y conceptualización de los espacios, y a los argumentos de Armando Silva,
autor que reconoce las operaciones psicoanalíticas en la aprehensión de los
espacios, donde “el imaginario funda la experiencia de realidad” (p. 20). Este
estudio sugiere que la construcción sociocultural de los espacios urbanos y
los procesos económicos y políticos no son excluyentes, sino complemen-
tarios, pues los primeros “no son ajenos a las relaciones de poder ni a las
desigualdades que constituyen la estructuración física de las ciudades” (p.
24). Estas teorías demuestran que la historia de la segregación socioespacial
de Quito es un proceso de construcciones recíprocas, y le ayudan al autor a
ordenar su investigación e interpretar los resultados del estudio.
El estudio comienza la discusión de la organización espacial de Quito y
las percepciones históricas y contemporáneas sobre ella, con un análisis de
los desarrollos históricos que han contribuido a formar esas concepciones en
el siglo XX. Entre 1940 y 1970, la percepción del menor desarrollo e inversión
en el sur de la ciudad reejaba la realidad. Asimismo, el “Plan regulador”
de los años 40 (el primer plan urbanístico técnico en la historia del país) no
inventó la segregación entre el norte y el sur de Quito, pero sí la institucio-
nalizó (p. 40). Durante este intervalo, el crecimiento de la ciudad siempre
se extendió en las dos direcciones polares, con los grupos élites migrando
desde el viejo centro histórico hacia el norte, y los grupos populares expan-
diéndose hacia el sur. Además, la emergencia de un segundo núcleo urbano
en el centro-norte concitó el desarrollo desigual en los servicios urbanos.
El boom petrolero de los años 70 causó una explosión poblacional y es-
pacial y, desde entonces, el crecimiento ha resultado más disperso; estos
años vieron la gran expansión periférica tanto al norte como al sur. En las
siguientes décadas, el Distrito Metropolitano de Quito corrigió muchas de
las discrepancias en los servicios entre norte y sur, aunque no logró eliminar
la segregación urbana, como bien demostraba el AtlasInfográco (1992), lo
cual introdujo otras variables en la delimitación de la segregación. Además,
la diferenciación psicológica entre el norte y el sur de Quito había adquirido
un fuerte sentido simbólico, que resulta más difícil combatir que la segrega-
ción geográca.
La metodología que utiliza el autor se sostiene en tres técnicas: la en-
cuesta escrita, en la que participaron unas mil personas de las tres zonas de
Quito; las conversaciones focales, en las que participaron 19 encuestados; y
las entrevistas individuales. En la encuesta, los participantes respondieron
a una variedad de preguntas sobre las tres zonas de la ciudad, cuyos temas
incluían sus percepciones del espacio (experiencias olfativas, la incidencia
de colores, el clima) y sus habitantes (percibido nivel socioeconómico, carac-
terísticas, etc.). Santillán Cornejo exhibe los resultados de dicha encuesta en
Procesos 54, julio-diciembre 2021288
grácas que dividen la incidencia de las respuestas según la zona metropo-
litana en donde residían los encuestados. Los resultados establecen que sí
existe una frontera imaginaria entre el norte y el surde Quito y que “ambos
lugares gurativos se denen a través de la contrastación” (p. 113). Asimis-
mo, el concepto binario que sostienen los habitantes de ambos lugares de la
ciudad ayuda a reproducir tal imaginario (p. 113).
La investigación de Santillán Cornejo tiene como corolario varias con-
versaciones focales que complementan y profundizan lo develado en la en-
cuesta. En ellas participaron 19 personas que se dividieron en tres grupos:
activistas residentes del sur, residentes generales del sur y exresidentes que
se reasentaron en el norte. Los grupos focales participaron en conversaciones
guiadas, las transcripciones de las cuales intentan expresar sus reacciones
(tanto verbales como corporales) ante comentarios que han escuchado so-
bre el sur y ante lo discutido en la conversación. Los primeros dos grupos
revelan la fuerza de la frontera simbólica entre el norte y el sur, pues se de-
nen más por las asociaciones y actitudes que representan el sur que por sus
características espaciales. Si el grupo de exresidentes del sur conrman la
percepción de la frontera imaginada, evitan verbalizar las asociaciones ne-
gativas del sur que esta a veces refuerza. En todo caso, el patrón emergente
que surge a lo largo de las tres conversaciones es el rol diferenciador de la
comparación.
La tercera y última parte del estudio —basada en entrevistas individua-
les— resulta reveladora: las perspectivas de los cinco participantes selec-
cionados de entre los tres grupos focales matizan los consensos colectivos
surgidos en los grupos de discusión. Estas entrevistas resaltan las siguientes
temáticas: la identicación con el sur (o norte), ejemplos del menosprecio
expresado hacia el sur y respuestas ante ello (especialmente la vergüenza
o negación de vivir en ello), y el efecto en la autoestima. Santillán Cornejo
arma que al habitar el sur, los sujetos y su entorno se denen mutuamen-
te, una construcción sumamente evolutiva (p. 166). Entonces, combaten el
menosprecio dirigido hacia el espacio y hacia ellos mismos al habitarlo con
varias estrategias: el enfrentar, ignorar, negar, abandonar y utilizar. Según el
autor, la apología sureña reivindica las cualidades morales y comunitarias
del sur ante el orden estigmático; asignan, además, características contra-
puestas a los residentes del norte. Así refuerzan la diferenciación expresada
simbólicamente.
Este estudio aporta una perspectiva cualitativa, pero sobre todo huma-
na, a la geografía segmentada de la ciudad de Quito. Si bien el estudio que
realiza no es una investigación histórica, requiere del análisis en ese sentido
para explicar el presente segregado. De esta manera, dialoga con la historia
social y la historia urbana, que estudian los sujetos comunes que conforman
Procesos 54, julio-diciembre 2021 289
y dirigen la sociedad. Ellas también recalcan la parte material y económica
de la historia y las dinámicas que estos concitan para el desarrollo socie-
tal. En la investigación de Santillán Cornejo, los participantes describen una
versión de la ciudad que ya no reeja la realidad objetiva contemporánea;
demuestran así la manera en que percepciones sociales y urbanas históricas
han durado e intervenido en la interpretación del presente.
Dicha interpretación, además, exhibe un postulado de la historia cultu-
ral: la construcción de la realidad a través del lenguaje. Santillán Cornejo
analiza lo dicho en las entrevistas del estudio con la misma precaución y
perspicacia que utilizan los historiadores con textos históricos. Es decir, en
ambos casos, los textos no aportan tanto el material de lo sucedido, sino
su interpretación por parte de los sujetos que lo relatan. En la construcción
imaginaria, Santillán Cornejo no cuestiona la veracidad histórica de las ob-
servaciones hechas en las entrevistas —algo que sí es cuestionable—, sino
que indaga qué implican y qué signican estas observaciones para los habi-
tantes de Quito y el desarrollo de la ciudad. El estudio revela que la manera
en que los sujetos articulan la realidad colectiva que perciben contribuye a
perpetuarla.
Finalmente, cabe preguntar si el estudio de Quito tiene alguna relevancia
global para la antropología urbana o la historia de la segregación metropoli-
tana y sus desplazamientos simbólicos. Laconstrucciónimaginariademuestra
que, en el caso de Quito, como probablemente en otras ciudades, la segre-
gación no necesariamente se disuelve con el desarrollo infraestructural y la
igualación del acceso a los servicios, porque una vez internalizadas colecti-
vamente tales concepciones, la sociedad las reproduce. Si bien en Quito las
dos zonas separadas geográcamente demuestran este concepto de manera
fuertemente visual, es probable que la segregación simbólica se haya pre-
sentado en diferentes escalas o patrones en otras ciudades del mundo. La
adición de la segregación imaginaria como agente en la reproducción de la
segregación urbana es un aporte importante al campo de los estudios urba-
nos: ayuda a iluminar los procesos que denen el capital simbólico y, con
ello, la disputa sociocultural.
Nina Longenecker Fox
UniversidadAndinaSimónBolívar,SedeEcuador
Quito, Ecuador
https://orcid.org/0000-0002-7114-4939