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horaCio tarCus. las rEVIstas culturalEs latInoamErIcanas: gIro matErIal,
tramas IntElEctualEs y rEdEs rEVIstErIlEs. vol. 1. buEnos airEs:
CEdinCi / trEn En MoviMiEnto, 2021, 160 pp.
https://doi.org/10.29078/procesos.v.n55.2022.2895
La presente obra de Horacio Tarcus se adentra en el estudio de las revis-
tas culturales latinoamericanas. El libro de Tarcus está inscrito en el campo
historiográco de la historia intelectual y cultural que aborda a las revistas
como objeto para el análisis histórico.1 La obra es la primera publicación de
una serie que pretende comprender la importancia de las revistas culturales
en Latinoamérica. En la introducción, el autor sugiere que en Latinoamérica,
desde 1970, bibliógrafos y coleccionistas empezaron a recolectar los catálo-
gos de revistas culturales a escala nacional. Esto permitió abrir un campo de
estudios de la historia cultural de las revistas, mismo que se amplió para los
investigadores del siglo XXI. La historia intelectual transdisciplinaria se nu-
trió de múltiples aportes de las ciencias sociales. El estudio sobre las revistas
ha conquistado un espacio cada vez más relevante.
La obra de Tarcus está dividida en tres capítulos y al nal tiene una sec-
ción que recoge, a modo de catálogo bibliográco, las revistas culturales más
importantes del continente. El primer capítulo se aboca a comprender el ci-
clo de las revistas latinoamericanas. El segundo analiza el estudio de las re-
vistas como un campo de estudios emergentes en Latinoamérica, y el tercero
aborda las tendencias de estudio de dicho campo, con especial énfasis en el
llamado “giro material”.2
La obra se enlaza con la historia intelectual; en ese sentido, el autor alude
que no se puede pensar las redes revisteriles sin su campo. Existe una relación
1. La historia intelectual y la historia cultural permiten tener un abordaje de las re-
vistas desde una perspectiva renovada. En ese sentido, véase los estudios de Aimer Gra-
nados, LasrevistasenlahistoriaintelectualdeAméricaLatina:redes,política,sociedadycultura
(Ciudad de México: Universidad Autónoma Metropolitana de Cuajimalpa, 2012) y Ale-
xandra Pita González, “Una propuesta de análisis para el estudio de revistas culturales”,
RevistaLatinoamericanadeMetodologíadelasCienciasSociales 5, n.º 1 (2015), https://memo-
ria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.6669/pr.6669.pdf.
2. El giro material hace referencia al momento en que las revistas comenzaron a ser
reconsideradas desde diversas disciplinas como artefactos culturales complejos, multidi-
mensionales, y ya no como meros soportes textuales. Esta perspectiva repone tres dimen-
siones fundamentales de la vida revisteril: su relación con las artes grácas, con el merca-
do y con el público. El giro material propone leer “textual, contextual y visualmente” a las
revistas. Horacio Tarcus, Lasrevistasculturaleslatinoamericanas:giromaterial,tramasintelec-
tualesyredesrevisteriles, vol. 1 (Buenos Aires: CEDINCI / Tren en movimiento, 2021), 88.
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directa entre el intelectual, su rol en las revistas y su intervención en la esfera
pública. Los intelectuales disputan con sus pares un espacio en el campo inte-
lectual. Siendo así, las revistas —y no los libros— son los lugares privilegiados
para disputar posiciones de poder y reconocimiento. En el siglo XX, las revistas
fomentaron la consolidación de las historias nacionales y contribuyeron a cons-
tituir la literatura de la nación. El establecimiento de ese canon fue el resultado
de disputas libradas y los alcances de la “cultura nacional”. Por tanto, los im-
presos fueron claves en el continente cuando de inventar naciones se trataba.3
Dentro del primer capítulo Tarcus incluye un concepto fundamental para
la comprensión de las revistas: “el campo revisteril”, que desecha la idea de
estudiar a las revistas en su singularidad. Al contrario, se las debe compren-
der en su inscripción en un campo de fuerzas donde lucharon por reconoci-
miento. Allí, establecieron alianzas con otras revistas, pero también rivalida-
des con sus pares contemporáneas. Las revistas son programáticas y tienen
su intervención en los debates coyunturales de determinados momentos his-
tóricos. El campo revisteril no es la sumatoria de las revistas de su tiempo,
sino que está estructurado como un sistema de relaciones en competencia y
conicto entre grupos y revistas que ocupan diversas posiciones intelectua-
les. Este concepto es novedoso porque cambia la manera de estudiar las revis-
tas, ya no se las entiende como unidades. Al contrario, se las debe leer en un
contexto histórico donde estuvieron otros agentes intelectuales y culturales.
Tanto la historia intelectual como la historia social posibilitaron la compren-
sión de las revistas desde este análisis contextual: el campo revisteril.
En el segundo capítulo Tarcus sugiere que el estudio de las revistas es un
campo emergente. En 1987, 1990 y 1992 se realizaron coloquios donde las re-
vistas culturales fueron consideradas. Fue la primera vez que las revistas se
convirtieron en objeto de estudio. Esto abrió la posibilidad de la publicación de
catálogos, índices, ediciones facsimilares con estudios preliminares, la prolife-
ración de investigaciones dentro de la historia intelectual, historia cultural, etc.
Es decir, se comenzó a visualizar un campo de estudios especícos en torno a
los impresos. Ahora bien, los primeros esfuerzos por catalogar y darle un índice
a las revistas latinoamericanas provienen de los Estados Unidos. Fue allí don-
de grandes bibliotecas universitarias las conservaban.4 Por otro lado, y aunque
parezca contradictorio, en Latinoamérica fueron los coleccionistas hemerográ-
cos privados quienes empezaron la iniciativa de recolectar la trama revisteril,
y no los repositorios ociales.5 Tarcus señala que varios países latinoamericanos
3. Véase Benedict Anderson, Comunidadesimaginadas.Reexionessobreelorigenydifu-
sióndelnacionalismo (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1993).
4. En las bibliotecas de las universidades de Texas en Austin, Harvard, Princeton y
Stanford.
5. Los catálogos de revistas culturales fueron elaborados por coleccionistas privados
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hicieron esfuerzos —desde la década de los ochenta— por construir ediciones
facsimilares de sus revistas culturales más importantes.6 Además, varios por-
tales web han sumado esfuerzos para poner en línea valiosas colecciones de
revistas latinoamericanas. Un ejemplo: el portal digital del Instituto Iberoame-
ricano de Berlín que tiene alrededor de 135 impresos de este tipo.
En el tercer y último capítulo, Tarcus aborda las tendencias actuales con
respecto al estudio revisteril. Estos programas de investigación son diver-
sos y se encuentran todavía en proceso de elaboración. Los nuevos abor-
dajes estudian las revistas como objetos de indagación. Los programas de
investigación en este campo no solo son diversos, sino que se encuentran
en construcción; han apelado a diversas nociones, a menudo metáforas an-
tes que nociones, para pensar las revistas como objetos de indagación. El
campo revisteril estudia a sus objetos como banco de pruebas, laboratorio,
artefacto, espacios de sociabilidad, tramas revisteriles, trama impresa, mapa
de relaciones intelectuales, nodos de red, etc. Esto nos habla de un esfuerzo
de conceptualización en curso. Pero ¿por qué es un estudio nuevo? Porque
las revistas han pasado de la historia literaria a la historia intelectual, de la
dimensión textual a la material, de lo individual a lo colectivo, de lo alto a lo
bajo, de la cultura letrada a la cultura plebeya.7 Es importante mencionar que
luego del giro de la historia literaria a la historia intelectual, las revistas ya no
se consideran “canteras” de donde se extraen documentos valiosos enterra-
dos en las hemerotecas, sino que las mismas revistas son objetos culturales,
reejo de colectivos intelectuales de un momento dado. Se sale del terreno
de la instrumentalización de la revista, para darle importancia a las tramas
editoriales, a las jerarquías y a la relación de los textos o imágenes que acom-
pañaron la revista. Del mismo modo, las revistas son reconocidas como uni-
dades signicativas, como una voz coral compuesta por voces diversas.
Tarcus dedica un apartado para hablar sobre el giro material en las re-
vistas. A partir de la década de los noventa, las revistas empezaron a enmar-
antes que por instituciones ociales. Por ejemplo, en Argentina se tuvo la iniciativa de
realizar catálogos hemerográcos y la labor se nutrió de los coleccionistas de revistas pri-
vados y no por repositorios ociales.
6. En México se realizaron ediciones facsimilares de revistas de 1979 a 1986. En Brasil
se comenzó tardíamente y el impulso vino desde la academia. En Venezuela se editó un
facsimilar de la RevistaLiteraria de 1865, mientras que la Cámara de Comercio y Produc-
ción reprodujo el boletín Bolívar. En Chile apareció en 2011 una edición facsimilar de El
Crepúsculo (1843-1844). En Ecuador, el Banco Central lanzó, en 1984, la “Colección revistas
ecuatorianas”, donde volvieron a ver la luz revistas clásicas como LetrasdelEcuador, La
UniónLiteraria, Hélice, RevistadelMarPacíco, Historiadelasideas, entre otras. En Perú, la
empresa editora Amauta, de los hijos de José Carlos Mariátegui, publicó desde la década
de 1979 ediciones facsimilares de las revistas que dirigió su padre: Claridad, Labor y Amauta.
7. Tarcus, Lasrevistasculturales..., 75-78.
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carse como artefactos culturales complejos, con múltiples dimensiones, y
no solo como soportes textuales. En consecuencia, las revistas no se pueden
estudiar fuera de los modos en que se producen y se materializan. De igual
manera, la forma en que se venden, se compran y se ponen en circulación.
Comprender esto ayuda a poner de relieve que en el proceso de creación de
una revista existen mediadores culturales, una dirección editorial, un grupo
de redactores, una persona que ilustra el diseño de la revista y nalmente un
lector. En efecto, Tarcus recomienda leer las revistas de una manera “textual,
contextual y visual”.8 Finalmente, al margen de los capítulos, el autor enlista
las revistas culturales más importantes de cada país latinoamericano. En ese
sentido, los lectores tienen una amplia gama de impresos que pueden ser
objeto de estudio e investigación. No solo en el terreno de la historia, sino
además en los diversos campos de las ciencias sociales y literarias.
Los aportes de Tarcus posibilitan al lector poner de relieve el estudio
de las revistas desde el “giro material”. A su vez, demuestra que por medio
de la historia intelectual se enriquece un estudio que antaño fue textual y
autoral. Empero, no se puede ignorar el análisis de los contextos (políticos,
económicos, sociales y culturales) en los que surge una revista. Asimismo,
es fundamental comprender las revistas a partir de pugnas dentro de un
campo intelectual determinado. Finalmente, sugiere observar la revista en
su materialidad: sus productores, los ilustradores, los redactores, etc. La
triada: textual, contextual y visual brinda a los investigadores la posibilidad
de comprender las revistas en sus redes con otras revistas, en los contextos
históricos en los que surgieron y en las condiciones materiales en las que
trabajaron sus intelectuales. En denitiva, La obra de Tarcus se inscribe en
un marco historiográco de la historia intelectual que pretende renovar el
estudio de los impresos. Se abre así un horizonte teórico-metodológico para
el estudio de las revistas y sus intelectuales.
Sin embargo, la obra no aborda el análisis de las revistas desde la dimen-
sión cultural. Es decir, desde las relaciones sociales y culturales que se gestan
alrededor de las producciones revisteriles. Tampoco sugiere, dado que ese
no fue su objeto de investigación, la importancia de las revistas en la conso-
lidación de la cultura en determinados lugares. Por tanto, queda abierto un
amplio campo de investigación para futuros académicos que deseen aden-
trarse en el estudio de las revistas culturales latinoamericanas.
John Piedrahita
UniversidadAndinaSimónBolívar,SedeEcuador
Quito, Ecuador
https://orcid.org/0000-0002-2291-3578
8. Ibíd., 88.