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Eduardo KinGman y blanca muratorio. lOs trajines callejerOs.
memOria y Vida cOtidiana. QuitO, siglOs XiX-XX.
Quito: Flacso Ecuador, 2014, 244 pp.
https://doi.org/10.29078/procesos.n57.3726
Los canales, ujos o relaciones entre la ciudad y el campo generan prác-
ticas que caracterizan la vida cotidiana de ciudades como Quito. La dispu-
ta y signicados de estos espacios es lo que atañe al trabajo que presentan
Eduardo Kingman y Blanca Muratorio en Los trajines callejeros: memoria y vida
cotidiana: Quito, siglos XIX-XX, una obra que conjuga la historia y la antropo-
logía para estudiar los cambios culturales en la modernidad temprana. Los
autores desarrollan una reexión amplia sobre “lo urbano”.
Gracias al Municipio de Quito, la Fundación Museos y FLACSO Ecua-
dor los autores realizan este estudio que implica una mirada compleja sobre
las identidades. La estructura de esta compilación comprende cinco capítu-
los. En el primero Kingman discute lo que él entiende como trajines calleje-
ros: tanto en el siglo XIX como en la primera mitad del XX fueron formas de
circulación paralelas que constituyeron las dinámicas comerciales de eco-
nomías formales e informales que tenían relativa autonomía del Estado (p.
9). Después de esta visión más metodológica y conceptual, se presentan tres
artículos de Muratorio y uno adicional de Kingman, referidos a casos espe-
cícos sobre memoria y la cultura popular. El libro cuenta con 90 imágenes
de archivos de instituciones como el Leibniz-Institut für Länderkunde y el
Banco Central del Ecuador.
El capítulo introductorio, llamado “Ocios y trajines callejeros”, permi-
te a Kingman profundizar en el análisis de la conguración de Quito y la
descripción que, según Reginald Enock, los cronistas europeos hicieron so-
bre la ciudad. A mitad del siglo XIX, con una fuerte estraticación social y
mala calidad de servicios, Quito era comparada con localidades europeas
de tercer orden debido, entre otros factores, a su escasa industrialización. A
diferencia de otras urbes de Latinoamérica y Europa, la capital ecuatoriana
mantuvo por más tiempo el peso e importancia del comercio popular en sus
calles. La dinámica de ese mercado organizaba la vida cotidiana, en términos
corporativos: gremios, cofradías y sistemas de ayuda mutua permitieron que
la dependencia estatal se reduzca y que el movimiento urbano no esté de-
terminado solamente por las élites. La entrada de la ciudad a la modernidad
temprana1 modicó la forma de ver la cultura popular y trasladó las preocu-
1. El autor menciona que es consciente de que este término puede usarse en diferentes
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paciones de las clases altas a otros tópicos. El ornato y la nueva estética que
se alejaba del barroco antiguo comenzaron a tomar fuerza. En este proceso
civilizatorio se limitó el comercio popular, las celebraciones en las calles y a
las fronteras entre estratos.
El segundo artículo, de Blanca Muratorio, lleva por título “Vidas de Ca-
lle. Memorias alternativas: las cajoneras de los portales”, y realiza un acer-
camiento etnográco e histórico al papel que desempeñaron estas mujeres
en el proceso de transición a la modernidad. Las buhoneras son catalogadas
como vendedoras de memoria y consideradas de mal gusto por la clase do-
minante; pero bajo la mirada popular representaban una identidad familiar.
Mediante el uso de la historia oral se vislumbra el proceso de nales del
siglo XIX donde el ornato y la estética moderna generaron disputas con los
espacios ocupados por el comercio popular. El concepto de memoria que la
autora utiliza se aleja de la visión tradicionalista que engloba lo culto y se
apega a las memorias no hegemónicas o alternativas.
En el tercer artículo, “Etnografía e historia visual de una etnicidad emer-
gente el caso de las pinturas de Tigua”, Muratorio relata su experiencia con
las obras de dos pintores indígenas en la Universidad de Columbia Britá-
nica y su acercamiento al movimiento pictórico originario de Cotopaxi. El
argumento central que maneja la autora es que las obras de estos pintores
no deben ser catalogadas como arte primitivo o aborigen. Más bien cabe
observarlas como un proceso de memoria y de construcción de identidades
alternativas. Debido a la rearmación de la identidad de grupos subordina-
dos existen otros caminos de análisis tanto en categorías y conceptos artís-
ticos para las obras indígenas. Después de un proceso de secularización de
los temas, en las pinturas de Tigua han predominado temáticas etnográcas
como labores agrícolas, matrimonios, vida cotidiana, etc. y, por otro lado, la
incorporación de memoria histórica. En este ámbito, las obras representan
un espacio de narrativa que amplía el discurso de etnicidad emergente y
también un espacio de memoria social.
En el cuarto estudio, “Materiales de la memoria: el gremio de albañiles
de Quito”, Eduardo Kingman se propone revisar un texto sobre la histo-
ria de este grupo social, apoyado en los testimonios de Nicolás Pichucho
y Segundo Jacho. La revisión de la memoria desde los testimonios de vida
puede tener una visión distinta según el autor. Para Kingman esto se debe
a que se incorporan factores de estudio como la economía, la cultura o las
relaciones de los agentes sociales con las dinámicas de poder del Estado. La
vida social de 1930 a 1950 estuvo marcada por la industrialización y el inci-
temporalidades. Para los usos prácticos de los artículos realizados, la modernidad tem-
prana es ubicada en la primera mitad del siglo XIX como un concepto de larga duración.
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piente nacimiento de la modernidad en las ciudades. Toda la organización
de clases constituía una estructura con base en el privilegio, traducido en los
sectores más desfavorecidos como discrimen a su economía y hábitos, como
violencia simbólica. Desde estas concepciones, el gremio muestra una cultu-
ra del albañil que luchó por el reconocimiento de su sabiduría, organización,
políticas y uso de espacios. En esa clave, en las voces de Jacho y Pichucho,
apuntaban a la educación de los trabajadores para sobresalir de los sectores
populares y superar el discrimen (p. 9).
Muratorio se encarga del último artículo, llamado “Historia y memorias
sociales: un coleccionista de presencias y evocaciones populares”, un texto
en colaboración con el coleccionista de cuadros, Iván Cruz, en el que rastrea
resquicios de la historia del Ecuador a través del arte popular. Se estudian
tres tipos de cuadros: retratos póstumos, representaciones sobre milagros
y traspaso de la vida civil a la religiosa. La colección de Cruz está centrada
enteramente en los sentimientos y actitudes culturales hacia la vida y muerte
de los niños (p. 24). Las imágenes permiten reconstruir la memoria histórica
y cómo los sujetos de nales del siglo XIX e inicios del siglo XX concebían la
muerte. La intervención sobrenatural en las enfermedades o la muerte social
entendida como el traspaso a la vida religiosa de las niñas amplía el espec-
tro de comprensión sobre la cultura popular de la época de referencia. Para
Muratorio la colección de este tipo de arte es una forma de salvar del olvido
expresiones que no están en la misma clave del mercado artístico, donde
prevalece el arte colonial.
La compilación de estudios ofrece una visión sobre la situación de las
culturas populares y emergentes desde segunda mitad del siglo XIX hasta
inicios del siglo XX. La modernidad y las corrientes de pensamiento occi-
dentales crearon nuevas lógicas de ordenamiento urbano en Quito. Estos
espacios de disputa, tanto físicos como de memoria y recordación, permiten
comprender el desplazamiento de los grupos subordinados a ese lugar no vi-
sible de la cultura de la ciudad y la vida cotidiana. Estos nuevos lugares iden-
titarios forman parte de una lógica popular que hizo frente a los embates del
ascenso modernizador que excluía las lógicas no hegemónicas e indígenas.
El texto plantea algunas interrogantes alrededor de la memoria: estos
elementos que hasta hoy han funcionado como catalizadores, ¿en algún mo-
mento pueden convertirse en mercancías y perderán su valor hasta ahora
otorgados? Los espacios donde han tomado relevancia estas memorias ¿si-
guen siendo parte de una estrategia de desplazamiento y relegación a gru-
pos subordinados? ¿Cuáles fueron las implicaciones en el siglo XXI de esta
avanzada modernizadora que afeó las formas de comercio popular? El traba-
jo de Kingman comprende temporalidades de larga duración, lo que compli-
ca en algunos casos el entendimiento de algunos procesos expuestos. A pesar
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de este detalle, la memoria, la cultura popular y la identidad son conceptos
que atraviesan todos los trabajos en este compilado y permiten ampliar el
espectro investigativo para estudiarlo en el presente. Es fundamental reco-
nocer cómo las diferentes formas de comercio, identidades urbanas y despla-
zamientos sociales estructuraron las ciudades modernas a inicios del siglo
XX. De la misma manera, es necesario identicar quiénes formaron parte de
este proceso modernizador y fueron olvidados en el trayecto, a pesar de sus
esfuerzos por ser reconocidos, recordados e inmortalizados en la historia.
Mauricio Andrés Burbano
UniversidadAndinaSimónBolívar,SedeEcuador
Quito, Ecuador
https://orcid.org/0009-0000-5322-3986
Jéssica pamEla torrEs lEscano. ambatO: terremOtO y recOnstrucción
(1949-1961). Quito: univErsidad andina simón bolívar,
sEdE Ecuador, 2021,109 pp.
https://doi.org/10.29078/procesos.n57.3727
Desde nales de la década de 1980 la historiografía ecuatoriana ha
desarrollado signicativos estudios sobre las relaciones entre un poder
determinado como “central” y sus contrapartes regionales o locales. Esa
corriente recibe nuevas letras con el libro de Jéssica Torres, Ambato: terremoto
yreconstrucción(1949-1961). La autora indaga las acciones, reacciones y voces
del “Estado central”, el “gobierno local” y la “población” en la reconstrucción
de Ambato después del terremoto del 5 de agosto de 1949. En torno a esos
tres sujetos de estudio visibiliza sus acuerdos y conictos en el manejo de ese
movimiento telúrico, dividiéndolos en las fases de emergencia, planicación
y reconstrucción. En paralelo, Torres hace un acercamiento geohistórico a
las transformaciones de la ciudad previa al sismo, la ciudad planeada en
la reconstrucción y el resultado de esas obras. Con lo cual constata cómo se
desenvolvió en el tiempo la segregación espacial en la urbe y cuáles fueron
los efectos del sismo en ese proceso.
Desde esa perspectiva, desarrolla dos ejercicios independientes, pero
conectados. Uno está enfocado en indagar las interacciones del Estado
Central, el gobierno local y la población en torno al manejo del terremoto. El
otro está dirigido a rastrear los procesos de segregación vecinal en la ciudad
antes y después de la crisis. La conexión entre ambos reside en el peso que
tuvo la reconstrucción en ambos procesos. Para llegar a esos resultados,
Torres plantea tres capítulos. El primero, “Ambato: el cataclismo no espera