Quito como escenario de construcción estatal
de la delincuencia entre 1960 y 1980
Quitoasthestageforthestate’sclassication
ofcrimebetween1960and1980
Quitocomocenáriodaconstrução
dadelinquênciaentre1960e1980
Kim Clark
UniversidaddeWesternOntario
London, Canadá
https://orcid.org/0000-0001-8044-6069
DOI: https://doi.org/10.29078/procesos.v.n53.2021.2660
Andrea Aguirre ha escrito un libro de historia reciente que se vuelve
cada día más relevante. Tuve la oportunidad de leer una versión de este
estudio como tesis doctoral en 2016 y de releerlo como libro en 2020. En esta
relectura me impactó aún más la importancia de su análisis.
El libro enfoca “una población cercada por el poder punitivo del Esta-
do”, en que el “sentido común” de los agentes del sistema de justicia les in-
dica quiénes son inherentemente “sospechosos”, aun en ausencia de pruebas
delictivas. Basado en ese “sentido común”, la acción policial y judicial del
Estado utiliza el maltrato —de hecho, la tortura— para sacar confesiones de
quienes “se sabe” de antemano que tienen que ser culpables. Aguirre sitúa
su análisis en el contexto general del desarrollo del capitalismo dependiente
en Ecuador, que trajo consigo el crecimiento inédito de masas empobrecidas
en el ámbito urbano. El libro se enfoca en los procesos cotidianos por los
cuales miembros de esa población negocian en las calles y en las cárceles
su sobrevivencia económica con los agentes del Estado. Y la autora revela
cómo, a través de miles de pequeñas acciones, los agentes del Estado fueron
convirtiendo los llamados “vagos” en “delincuentes peligrosos”.
El estudio está construido sobre las bases de una investigación que inclu-
ye: una revisión detallada de los archivos del Juzgado Primero del Crimen;
entrevistas de historia oral con personas encarceladas, miembros de sus re-
Procesos.RevistaEcuatorianadeHistoria, n.º 53 (enero-junio 2021), 281-285. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
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des sociales y otros con conocimiento del fenómeno, y un análisis de las des-
cripciones de los medios populares (como los periódicos y la revista Vistazo)
acerca de asuntos de crimen y delincuencia en las décadas de estudio. Mien-
tras que el período principal del análisis es 1960-1980, la autora extiende
su trabajo de archivo en las dos direcciones, incluyendo el lapso de 1956 a
1986, para asegurarse de poder contextualizar e identicar cambios previos
y tendencias que hubieran subsistido más allá del n del período. La inves-
tigación de archivo permite un análisis cuantitativo de patrones cambiantes
a través de arrestos por diferentes tipos de crímenes, así como patrones de
género claramente diferentes entre los apresamientos de hombres y mujeres.
La autora también logra seguir la pista de casos especícos desde el arres-
to a la condena, lo que le permite examinar la forma en que tipos particula-
res de hechos fueron manejados por los diferentes actores estatales (policía,
jueces a distintos niveles, guardias de prisión, entre otros). Hay ventajas en
trabajar en archivos que no están catalogados, porque uno tiene que revisar
grandes cantidades de material que, a menudo, pueden ofrecer mucha más
información de la que se hubiera esperado en documentos estatales. Este es
el caso de este libro: por ejemplo, donde las prácticas ilícitas y semilícitas de
los agentes estatales emergen claramente de los documentos, al mismo tiem-
po que las prácticas y formas de negociación de los acusados.
Las entrevistas de historia oral proveen información acerca de las expe-
riencias en la prisión y en las celdas de contención y también de las trayecto-
rias de vida de grupos marginales (o sea, los que son activamente marginali-
zados por procesos estatales), una visión del funcionamiento de la economía
informal y las estrategias de supervivencia en situaciones precarias, y las
formas en que la gente encarcelada continuaba participando en redes so-
ciales de actividad económica y apoyo mutuo. Mientras que el análisis de
los medios de comunicación muestra las cambiantes preocupaciones de la
“ciudadanía” letrada acerca de las distintas formas de delincuencia a través
del tiempo (estas descripciones se basaban mayoritariamente en la manera
en que los problemas fueron articulados por las fuentes ociales judiciales
o de la policía). Aunque los periodistas, como los que escribían para Vista-
zo, sí reprodujeron el lenguaje del Estado, en ocasiones también llamaron la
atención del público hacia la situación de las prisiones y cárceles (hasta la
reciente construcción de un complejo de prisión moderno fuera de Quito).
El libro muestra profundidad y madurez en la reexión, que proviene de
pensar y analizar el tópico durante un extenso período de tiempo. El marco
teórico para el análisis está inuido por el trabajo de Michel Foucault, inclui-
do su estudio sobre gubernamentalidad. Foucault enfatiza en cómo el po-
der puede capacitar tanto como reprimir, e incluso la discusión de la autora
sobre los aspectos más represivos de la actividad estatal muestran también
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cómo estos pueden ser productores de clases particulares de subjetividad
y experiencia, así como de prácticas muy negociadas al pie de la calle. Un
punto focal importante de su análisis es el encuentro de la población pobre
urbana con varios funcionarios estatales de bajo nivel, tales como empleados
de la policía y de la prisión. El hecho de que la población pobre urbana y las
instituciones de prisiones y cárceles hayan estado abandonadas por los nive-
les superiores del Estado crmúltiples oportunidades para negociaciones
entre la población y los empleados estatales pobremente pagados. Estos es-
pacios de negociación están caracterizados por arbitrariedad, violencia y co-
rrupción, pero al mismo tiempo proveen posibilidades para mitigar algo de
esa violencia al llegar a acuerdos económicos con los agentes estatales. Así
como la denición de delincuencia estaba basada en un conocimiento perso-
nal de parte de los agentes estatales sobre gente en particular, sus historias
personales, sus familias y sus circunstancias de vida, también este contexto
de intensas interacciones personales abrió posibilidades para los pobres que
vivían en condiciones precarias para que participaran activamente en el pro-
ceso de manejar esas relaciones con agentes estatales.
El libro establece un sostenido argumento acerca del protagonismo acti-
vo de los pobres urbanos al confrontar sus problemas cotidianos en contex-
tos de poder desigual, demostrando de manera persuasiva que no eran re-
cipientes pasivos de acciones estatales a cualquier nivel, ni siquiera cuando
fueron encarcelados. Al mismo tiempo, la autora muestra las muchas formas
de violencia promovidas por estos encuentros, desde confesiones rutinaria-
mente extraídas bajo tortura, a violencia sexual a manos de los agentes es-
tatales, a violencia horizontal entre los pobres. Las instituciones estatales a
través de sus operaciones crearon los problemas que supuestamente estaban
resolviendo, lo que es analizado elaborando sobre las discusiones de Fou-
cault acerca de cómo el poder del Estado constituye a la población en formas
particulares a través de su observación y sus prácticas.
Simultáneamente, el libro ofrece mucha información sobre el funciona-
miento de la economía informal y sobre estrategias de supervivencia eco-
nómica que enriquece nuestro entendimiento. Adicionalmente, contrasta las
muy diferentes experiencias de hombres encarcelados, quienes continua-
ron estando inmersos en sus redes sociales, y de mujeres encarceladas cuya
prisión y “corrección” siguió una trayectoria histórica distinta, que denió
transgresión en formas especícas de género. No obstante, todavía fue po-
sible para las mujeres encarceladas encontrar áreas importantes de autono-
mía y libertad incluso dentro de instituciones estatales represivas, aunque
su capacidad fue menor cuando esas instituciones eran manejadas por las
religiosas del Buen Pastor.
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La organización del libro nos cuenta algo sobre cómo la autora arma las
piezas de su argumento. Más que una lógica cronológica conectando los ca-
pítulos, la organización del material muestra los diferentes lentes o ángulos
o puntos de vinculación a través de los cuales se puede ver esos procesos.
El libro se construye desde un cimiento de análisis cuantitativo de casos ju-
diciales que revela distintas formas de énfasis en la denición de actividad
criminal a través del tiempo y entre géneros; de una discusión de la econo-
mía popular callejera (especialmente enfocándose en las importantes contri-
buciones de las mujeres), a la construcción de la delincuencia como efecto y
resultado de la acción policial y judicial, enfocándose en la acción generado-
ra o productora de los diferentes tipos de agentes estatales que marginaron
poblaciones con las cuales entraron en contacto; de las experiencias de en-
carcelamiento en calabozos de detención temporal y en las cárceles de varo-
nes, a las experiencias bastante distintas de connamiento correccional de
las mujeres. Al nal del libro se llega a una buena posición para entender por
qué la implementación de un nuevo régimen penitenciario de alta seguridad
nacional impactó tan fuertemente la vida de la población carcelaria, cuando
se dieron los traslados masivos a ciudades penitenciarias dotadas de la más
moderna tecnología de vigilancia y control, lejos de la vida urbana.
Este libro ofrece perspectivas importantes de la experiencia vivida por
los pobres urbanos de Quito en la segunda mitad del siglo XX, en una era
de modernización capitalista que no les ofreció oportunidades económicas
y que, en cambio, los convirtió en una población superua y desechable.
También ayuda a entender algunas situaciones que se encuentran en docu-
mentos de archivo; por ejemplo, la clara evidencia de permeabilidad de las
paredes de la prisión que se evidencia en la documentación sobre prostitu-
ción, donde es evidente que la gente podía entrar en la prisión con relativa
libertad y los prisioneros también salían frecuentemente para trabajar en las
calles. El libro ayuda a percibir mejor por qué y cómo esto sucedió. A ello se
suma la información acerca de la vida cotidiana en Quito, que es inheren-
temente interesante, y hay mucho material también para quienes intentan
pensar en términos etnográcos acerca del Estado. El cuidadoso recuento
de las prácticas cotidianas de los agentes estatales que habitaron diferentes
espacios dentro del sistema estatal, y la manera en que cogestionaron en-
cuentros y perles sociales típicos con los pobres urbanos, es relevante más
allá del Ecuador. Leído desde la perspectiva de la antropología del Estado y
la etnografía institucional, el texto ofrece datos y análisis de interés.
Para concluir, debo decir que leí este libro en Canadá en el otoño de
2020 mientras veía la evidencia cada día más fuerte de cómo el sistema po-
licial y judicial en Norteamérica marca a las poblaciones racializadas como
inherentemente sospechosas. Hay casos muy visibles en Estados Unidos de
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violencia policial contra la población afrodescendiente, pero tampoco en Ca-
nadá se puede cerrar los ojos frente a casos trágicos que involucran tanto po-
blación indígena como afrodescendientes. Aunque no es sorprendente que
haya paralelos en el Ecuador, el libro de Andrea Aguirre muestra con mucho
detalle cómo cierta población urbana fue constituida como desechable. Así,
esta obra puede ser leída en conjunto con importantes nuevos trabajos como
el del antropólogo Laurence Ralph, TheTortureLetters:ReckoningwithPolice
Violence (2020), para situar los procesos ecuatorianos en el contexto compa-
rativo que subraya lo relevante e importante del análisis.
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