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La cita ilustra lo planteado por el historiador Marcello Carmagnani, quien
indica que las élites del subcontinente sabían distinguir perfectamente entre
las diferentes propuestas ideológicas y políticas procedentes de Europa.
15
A
comienzos de 1825, Bolívar sostenía que el Río de la Plata era un baluarte re-
publicano amenazado y que debía ser defendido por el bienestar del resto de
las naciones sudamericanas. Sin embargo, dentro del Gobierno colombiano
había una posición alternativa, mantenida por el vicepresidente Francisco de
Paula Santander, junto con el ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Gual.
Ambos querían establecer relaciones con Brasil e invitaron al emperador Pe-
dro a enviar un delegado al Congreso que se organizaba en Panamá.
El dilema quedaba planteado: si Bolívar se decidía a entrar activamente
en el conicto —hasta el momento diplomático— por la Banda Oriental, su
posición podía hacer peligrar el sistema de gobierno monárquico y hasta qui-
zás la integridad territorial de Brasil.
16
Este escenario de tensión se agudizó
en abril de 1825 con la anexión de la gobernación alto peruana de Chiquitos a
la Provincia imperial de Mato Grosso.
17
Llevando al límite las negociaciones
diplomáticas con el n de evitar acciones armadas, Bolívar indicó a Sucre,
jefe de las tropas en la recientemente creada República de Colombia, evitar
el uso de la fuerza para repeler invasión brasilera.
18
Seckinger, “South American Power...”, 245. La misma visión de Brasil era sostenida por el
periódico porteño ElArgentino,en donde se armaba: “La Corte Imperial de Brasil, siem-
pre considerada como agente de la Santa Alianza, [...] ha dado la prueba más convincente
de que es la vanguardia de los tiranos”. Véase ElArgentino, n.° 1, t. II, Buenos Aires, 25 de
junio de 1825, 8-12. Este diario era publicado por miembros del partido popular que, como
se verá más adelante, se oponían a la facción centralista que en ese entonces dominaba
en la Provincia y en el Congreso Constituyente. Véase Gabriel Di Meglio, “Los cuatro tri-
bunos. Ideas y proyectos políticos de los dirigentes federales de Buenos Aires durante el
Congreso Constituyente rioplatense: 1824-1827”, EconomíayPolítica 2, n.° 1 (2015): 75-107.
15. Marcello Carmagnani, ElotroOccidente. América Latinadesdela invasióneuropea
hastalaglobalización, 2.ª ed. (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica / El Colegio
de México / Fideicomiso Historia de las Américas, 2011), 132.
16. Mientras tanto, la facción federal porteña, integrada entre otros por Manuel Do-
rrego, quien luego fue gobernador, sostenía ideas muy similares. Gabriel Di Meglio, “Gue-
rra de ladrones. La Argentina contra Brasil (1825-1828)”, en Guerrasdelahistoriaargentina,
comp. por Federico Lorenz (Buenos Aires: Ariel, 2015), 167.
17. Para el estudio detallado de este suceso véase Ron Seckinger, “The Chiquitos
Aair: An Aborted Crisis in Brazilian-Bolivian Relations”, Luso-BrazilianReview 11, n.°
1 (verano 1974): 19-40; Jorge Ovando Sanz, LainvasiónbrasileñaaBoliviaen1825 (La Paz:
Urquizo, 1986).
18. Meses después, en agosto de 1825, Sucre le informaba al Libertador que algu-
nos hombres del Alto Perú habían decidido independizarse de Buenos Aires, formar una
nueva república con el nombre de Bolivia y pedir a Bolívar que escribiera la Constitución
del nuevo Estado. Marco Palacios y Frank Saord, HistoriadeColombia.Paísfragmentado,
sociedaddividida(Bogotá: Universidad de los Andes, 2002), 193.
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