Hacia otras miradas
a la rebelión de Daquilema
TowardsalternativeviewsofDaquilema’suprising
ParaoutrosolharessobrearebeliãodoDaquilema
Hernán Ibarra
Investigador independiente
Quito, Ecuador
https://orcid.org/0000-0001-8735-8547
DOI: http://dx.doi.org/ 10.29078/procesos.v.n52.2020.2618
Es muy satisfactorio que Santiago Cabrera Hanna, Mireya Salgado y Vi-
viana Velasco Herrera comentaran en Procesos n.
o
51 mi texto sobre la rebe-
lión de Daquilema; sus comentarios revelan una lectura atenta y sentido crí-
tico. Antes de dar una respuesta a sus observaciones debo exponer lo que me
propuse con LarebelióndeDaquilema(Yaruquíes-Chimborazo,1871) señalando
algunos antecedentes y las ideas expuestas.
El libro aparece gracias al interés del Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural (INPC) que me propuso realizar una nueva edición de un texto que
había sido publicado en 1993 con el título “Nosencontramosamenazadospor
toditalaindiada”.ElLevantamientodeDaquilema(Chimborazo1871). Esta nueva
edición ha sido coeditada por el Municipio de Riobamba y la Cooperativa de
Ahorro y Crédito Fernando Daquilema. Mantiene la estructura y argumen-
tación original, con nueva información, documentación e ilustraciones. En
la elaboración de este libro conté con el apoyo de Ana Barreno, quien había
realizado para el INPC el trabajo de localizar nueva documentación sobre la
rebelión de Daquilema y colaboró con mucha dedicación en la preparación del
libro. En el anexo documental se incluyen los documentos principales en los
que se sustenta el estudio. La publicación de los documentos es importante
puesto que permite a los lectores conocer y acercarse a las fuentes, y también
abre la posibilidad de que hagan su propia lectura e interpretación.
La historia remota del texto proviene de la información recopilada en un
proyecto de investigación que se realizó en el Instituto de Investigaciones
Procesos.RevistaEcuatorianadeHistoria, n.º 52 (julio-diciembre 2020), 246-254. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
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Económicas (IIE) de la Ponticia Universidad Católica del Ecuador (PUCE)
entre 1987 y 1990. Este proyecto fue dirigido por Fernando Rosero y yo fui
uno de los investigadores junto a Martha Moscoso, Alexandra Martínez y
Arturo Cevallos. El proyecto era muy ambicioso puesto que pretendía inda-
gar sobre conictos rurales y rebeliones indígenas entre 1830 y 1930. Curiosa-
mente, cuando redactábamos el informe, estaba ocurriendo el levantamiento
indígena de junio de 1990. El Informe nal titulado “Estructuras agrarias y
movimientos sociales en los Andes ecuatorianos (1830-1930)”,fechado en
octubre de 1990 en la versión impresa está disponible en la biblioteca de la
PUCE y una versión digital en el portal Yachana.org.
1
Provenientes de ese in-
forme se publicaron algunos resultados como artículos y capítulos de libros.
Expongo brevemente una visión sintética sobre la rebelión. El 18 de di-
ciembre de 1871 comenzó en la actual parroquia de Cacha una rebelión in-
dígena conducida, entre otros dirigentes, por Fernando Daquilema y Serafín
Ipo. Los motivos de esta rebelión estuvieron ocasionados por los diezmos
y el trabajo subsidiario. Esta movilización indígena que ocurrió durante el
Gobierno conservador de García Moreno y cubrió las zonas de Yaruquíes,
Calpi, Punín, Cajabamba y Balbanera, ha sido considerada como la más
importante del siglo XIX en Chimborazo. Transcurrió durante 12 as y un
momento culminante fue el nombramiento de Fernando Daquilema como rey
junto a una reina utilizando símbolos religiosos católicos. En el transcurso del
evento emergió una memoria colectiva relacionada con la aduana, un motivo
que había estado presente en las sublevaciones del n de la época colonial.
Este tema que puede parecer insólito fue un tipo de impuesto y control que se
quiso implantar en la época colonial y originó, por ejemplo, la sublevación de
Guamote y Columbe en 1803.
Es pertinente señalar que la actual provincia de Chimborazo ha sido el
escenario de sublevaciones indígenas desde el período colonial, puesto que
en el siglo XVIII están consignados cinco alzamientos de este tipo. También
cabe referirse brevemente a algunas rebeliones registradas durante el siglo XIX
en la Sierra. Solo indico aquellas que tuvieron más impacto y duración. En
1843 ocurrió una rebelión que cubrió la sierra central y norte cuando el gobier-
no de Flores quiso implantar la contribución personal de tres pesos y medio a
la población no indígena. Esta insurrección, que todavía no ha sido estudiada,
plantea un tema importante: la dicultad de generar tributación a los secto-
res no indígenas en el marco de una aguda crisis scal. En 1856 se conoce un
levantamiento en Azogues (Cañar) motivado por el trabajo subsidiario y otro
1. Fernando Rosero, coord., EstructurasagrariasymovimientossocialesenlosAndesecua-
torianos(1830-1930) (Quito: Instituto de Investigaciones Económicas de la Ponticia Uni-
versidad Católica del Ecuador / CONUEP, 1990).
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en Biblián (Azuay), relacionado con el diezmo. El intento de reclutamiento a
la población rural de Guano (Chimborazo) motivó un alzamiento en 1867. El
diezmo fue la causa de la rebelión de Licto (Chimborazo) liderada por Ale-
jo Sáez en 1884. Hacia 1898 en Tanicuchi y Aláquez (Cotopaxi) ocurrió una
sublevación opuesta a los catastros de tierras; en ese mismo año, sucede una
rebelión en Píllaro (Tungurahua) ocasionada por los catastros y los impuestos
municipales. Es apreciable que casi todos estos eventos tengan el tema scal
como motivo.
No obstante, a lo largo de la Sierra ecuatoriana, entre los conictos rurales
que en el siglo XIX se dirimían en espacios administrativos y judiciales estaban
las disputas entre comunidades indígenas con haciendas por el control terri-
torial. Otro tipo de litigios estaba relacionado con tierras ejidales y comunales
que evidenciaban discrepancias entre indígenas y municipios. Surgían tam-
bién ocasionalmente conictos intercomunales que involucraban los límites
entre comunidades. En tanto que los conictos de trabajo en las haciendas por
ajustes de cuentas y reclamos laborales que han quedado registrados, fueron
escasos.
El estudio de la rebelión de Daquilema de Alfredo Costales (1956) esta-
bleció una primera visión documentada del evento que antes había sido men-
cionado anecdóticamente.
2
Costales relató los aspectos más destacados de la
rebelión, pero el modo de exposición tiene una articulación interna donde se
superponen fragmentos textuales que remiten a una temporalidad no enla-
zada y manejo de fuentes documentales difíciles de vericar. Sin embargo, el
mayor problema está relacionado con las biografías imaginarias de Daquilema
y Manuela León que Costales introdujo. En el libro he señalado los elementos
ccionales sobre Manuela León que suplen la falta de evidencia documental.
Me pareció indispensable situar las anteriores versiones e interpretacio-
nes de la apropiación histórica de Daquilema que inicialmente fue insertada
en una historia nacional de vertiente nacionalista crítica de los conceptos aris-
tocráticos de la historia patria, proponiendo un héroe indígena digno de men-
cionarse junto a los héroes de la tradición criolla. De allí se derivó después
la interpretación de izquierda que concebía al levantamiento de Daquilema
como un hecho de la liberación nacional y una acción anti García Moreno.
Se produjo también la representación de Daquilema como visualidad y
sonoridad en 1967 con un gran momento espectacular mediante el ballet Da-
quilema que recorrió el país durante 1968.
3
Luego, con el cortometraje Daqui-
2. Alfredo Costales, “Fernando Daquilema”, RevistaLlacta, n.º 2 (1956).
3. Sostiene Patricia Aulestia que el Ballet Daquilema es un hito fundacional del ballet
nacional en el Ecuador. Ver Patricia Aulestia, Miballetnacionalecuatoriano (Ciudad de Mé-
xico: Escenología A. C., 2004). En este libro constan algunas fotografías de los bailarines
del Ballet Daquilema desplegadas en varios escenarios cerrados y abiertos.
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lema de 1981, un actor personica y da vida en la cción al líder. Oswaldo
Guayasamín inscribe en 1988 a Daquilema como uno de los héroes en el mural
“Imagen de la patria” del Congreso Nacional. Todos estos modos de represen-
tación están enfocados en una perspectiva de inserción de un héroe indígena
en la historia de la nación.
En contraste, se encuentra la representación pictórica del levantamiento de
Fernando Daquilema que José León, pintor de Cacha, produjo en 1989. En esta,
Daquilema aparece en primer plano con sus dos brazos levantados sostenien-
do un pico y un azadón. Debajo de su pie levantado se encuentran una espada
y una cruz, los símbolos de la conquista española. Hacia atrás, en segundo pla-
no, se hallan en forma de siluetas las masas indígenas en actitud de protesta,
con banderas, palos e instrumentos agrícolas levantados en acción de ataque.
A las interpretaciones surgidas fundamentalmente del libro de Costales, y
que fueron proyectadas al imaginario desde una perspectiva indigenista y de
izquierda,
4
se deben agregar aquellas que han realizado los indígenas como
parte de una elaboración de su memoria histórica. En el rescate indígena del
legado de Daquilema que ha tenido un despliegue desde la década de 1980
se lo concibe como un héroe que simboliza la resistencia a la dominación. Es
factible pensar que se trata de la construcción de una memoria histórica co-
lectiva en la que jugaron un papel fundamental las versiones escritas que han
circulado como folletería y materiales educativos, sustentando y apoyando las
interpretaciones y representaciones de una nueva dirigencia e intelectualidad
indígena.
Mi perspectiva de narración y análisis de los acontecimientos sitúa el pa-
pel de las autoridades indígenas y el poder local tras los cambios que trajo la
supresión del tributo indígena en 1857. La exploración de la coyuntura de la
rebelión estableció las transformaciones históricas a nivel regional y local que
estaban ocurriendo durante una parte del siglo XIX. Importa destacar que, si
bien persistían huellas coloniales tales como las jerarquías estamentales y de
castas, estaba en marcha un nuevo desarrollo mercantil junto a una transfor-
mación del Estado y sus relaciones con la sociedad indígena.
En 2005 se difunde una fotografía de Daquilema de 1872 descubierta en
un archivo alemán. En esta foto hecha en un estudio probablemente en Rio-
bamba aparece con el cabello recortado, descalzo y lleva poncho. En 2006 se
4. En 1975 circuló una historieta educativa titulada “Tierra o muerte”, Losresabiados,
n.º 3, con el auspicio de la CEDOC. Allí fue mencionada la rebelión de Daquilema como
un episodio de resistencia. El guion fue escrito por Fernando Velasco con mi colaboración
y dibujos de Diego Cornejo. La primera edición tuvo un tiraje de 5.000 ejemplares. Circuló
exitosamente y el tiraje total con sucesivas reimpresiones llegó, probablemente, a 20.000
ejemplares. El contenido estaba ampliamente sustentado en Oswaldo Albornoz, Lasluchas
indígenasenelEcuador (Guayaquil: Claridad, 1971).
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funda la Cooperativa de Ahorro y Crédito Fernando Daquilema impulsada
por pastores y líderes evangélicos de Cacha. La Asamblea Nacional declara, en
2010, héroe a Fernando Daquilema y heroína a Manuela León. En 2012 se hizo
un mural sobre Daquilema en Riobamba en la Casa de la Cultura de Chimbo-
razo. Un monumento a Daquilema fue erigido en 2013 en Quera, su lugar de
nacimiento. Como se puede notar, con la fotografía de Daquilema que tiene el
problema de la falta de un mayor contexto visual de la época, se torna en un
ícono que recongura las anteriores representaciones visuales. El líder indíge-
na se instala en instituciones, no solo en el nombre de una cooperativa, sino
también en el de escuelas y colegios. Con su monumento, adquiere el estatuto
de un lugar de memoria.
De acuerdo al comentario de Santiago Cabrera Hanna, es necesario tener
en cuenta los cambios ocurridos en el contexto historiográco de las versiones
de los textos, ya que en 1993 existía un marco interpretativo distinto al de 2018.
Efectivamente, el marco interpretativo de 1993 estaba situado en los enfoques
predominantes sobre rebeliones campesinas e indígenas de los Andes, la pro-
blemática de la administración étnica y los cambios en el poder local. Mientras
que en 2018 tenemos sobre todo la irrupción de los enfoques de la historia
subalterna que proponen un marco más complejo en torno a la iniciativa de
los actores.
5
Mireya Salgado observa que es importante considerar las continuidades
con la situación colonial para revisar los aspectos de esas rebeliones que pu-
dieron tener una continuidad con las sublevaciones del siglo XIX y particular-
mente la rebelión de Daquilema. Sugiere que haya una interpretación que siga
el argumento de la prosa de la contrainsurgencia formulada por Ranahit Guha;
una mejor caracterización de los liderazgos; las continuidades y cambios de los
repertorios de la protesta, y le parece inadecuado hablar de sociedad de castas
en el siglo XIX.
6
Por su parte, Viviana Velasco pone mucha atención a cuestiones relaciona-
das con las relaciones entre indígenas y Estado. Su énfasis se encuentra en las
conguraciones sociales y políticas del Estado nación, con las suras que se
relacionan con la ciudadanía indígena y el ejercicio de la dominación étnica en
el marco del gobierno de García Moreno. Desde esta perspectiva, la scalidad,
un tema que está presente en la rebelión, aparece como una relación social y
política,
7
aunque no entiendo bien a qué se reere con los cuerpos en estas re-
5. Santiago Cabrera Hanna, “Rebeliones indígenas, administración de poblaciones y
Estado garciano”, Procesos.RevistaEcuatorianadeHistoria, n.º 51 (enero-junio 2020): 227-231.
6. Mireya Salgado, “Entre la niebla del relato público y la lógica de la protesta popu-
lar”, ibíd., 213-219.
7. Viviana Velasco Herrera, “1871/2019. Reexiones sobre la relación política entre las
poblaciones indígenas y el Estado”, ibíd., 220-226.
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laciones scales. Sugiere también poner atención a la cultura política indígena.
Transcurrido un cuarto de siglo entre la primera y la segunda edición de
este libro, me encontré en el dilema de revisar o no el enfoque interpretativo.
Preferí dejar en pie la anterior interpretación que considero todavía válida,
aunque susceptible a ctica. En el marco del predominio de la explicación
estructural de las rebeliones campesinas que enfatiza en la causalidad social
y política, procuré incorporar la perspectiva histórica de la resistencia y la
rebelión en los Andes, tal como fue formulada por Steve Stern.
8
Su propuesta
de la “adaptación en resistencia” según la cual los ciclos de actividad rebelde
y pasividad deberían ser estudiados en múltiples escalas temporales, aluden
a que las estrategias campesinas de relación con el Estado solo podían ser
entendidas en la conuencia de la larga duración con otras temporalidades.
Algunos enfoques teóricos surgidos desde los años noventa del pasado
siglo plantean la posibilidad de nuevas perspectivas de análisis para el estu-
dio histórico de la acción colectiva indígena y popular. Menciono los estudios
subalternos y la historia política como enfoques que han ganado presencia en
la historiografía.
Desde comienzos de la década de 1980 surgió la corriente de los estu-
dios subalternos de la India que alcanzó un notable impacto en el mundo
académico anglosajón después de 1990. Esta corriente hacía una crítica a los
enfoques nacionalistas y elitistas de la historia reivindicando las prácticas
insurgentes del campesinado. En cierto sentido era una prolongación de las
tendencias de la historia “desde abajo” que había sido impulsada por la his-
toriografía social marxista británica, pero lo nuevo fue su recepción en la
academia norteamericana con la tendencia de los estudios poscoloniales.
9
La propuesta original de los historiadores indios fue denir al mundo sub-
8. Steve Stern, “Nuevas aproximaciones al estudio de la conciencia y las rebeliones
campesinas: las implicaciones de la experiencia andina”, en Resistencia,rebeliónyconciencia
campesinaenlosAndes.SiglosXVIIIalXX, ed. por Steve Stern (Lima: Instituto de Estudios
Peruanos, IEP, 1990), 25-51.
9. Una compilación de los estudios subalternos ha sido realizada por Silvia Rivera
Cusicanqui y Rossana Barragán, Debatespost-coloniales:unaintroducciónalosestudiosde
subalternidad (La Paz: Coordinadora de Historia / SEPHIS / Aruwiyiri, 1997). En la pre-
sentación se menciona la existencia de temas similares en la historiografía latinoamericana
a los desarrollados por los historiadores indios que ha sido ignorada en la academia del
norte. Cecilia Méndez ha realizado una revisión crítica de los estudios subalternos indios
y propone revalorizar la historiografía latinoamericana sobre el mundo popular. Cecilia
Méndez, “El inglés y los subalternos. Comentario a los artículos de Florencia Mallon y
Jorge Klor de Alva”, en Repensandolasubalternidad.Miradascríticasdesde/sobreAméricaLa-
tina, comp. por Pablo Sandoval (Lima: IEP / Sephis, 2009), 207-258. Para una evaluación
de la trayectoria de la escuela de los estudios subalternos, véase Partha Chatterjee, “After
Subaltern Studies”, Economic&PoliticalWeekly XLVII, n.º 44 (septiembre 2012): 44-49.
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alterno como aquel que era identicable fuera de las élites dominantes. Así,
lo subalterno puede incluir a élites locales, sectores medios pobres y grupos
populares amplios en circunstancias especícas de naturaleza local.
10
Se in-
sistía en encontrar la politicidad de la acción campesina que supere la dico-
tomía entre lo político y lo prepolítico. En la década de 1980, con otros en-
foques parcialmente coincidentes con lo que hacían los historiadores indios,
apareció una amplia corriente de historia obrera y campesina en América
Latina, inuenciada por las corrientes historiográcas británicas de historia
social y la recepción del pensamiento de Gramsci quien, precisamente, había
propuesto un esquema de interpretación de la historia de las clases subal-
ternas.
11
Esta producción historiográca latinoamericana que cuestionó las
versiones nacionalistas del pasado, ha sido frecuentemente ignorada.
La documentación que dejan los conictos rurales y las sublevaciones
campesinas son textos de una “prosa de la contrainsurgencia” que, de acuer-
do a Guha, contiene discursos primarios, secundarios y terciarios. Los dis-
cursos primarios cuya autoría proviene de funcionarios del Estado o per-
sonas de las élites que narran los acontecimientos que están próximos en el
tiempo. Se trata de una perspectiva ocial en términos de su contenido. Los
discursos secundarios son aquellos producidos un tiempo considerable des-
pués de los acontecimientos y se remiten a los discursos primarios previos
donde ya se ha producido una memoria. En tanto que los discursos terciarios
son aquellos que condensan discursos primarios y secundarios y provienen
de una elaboración historiográca que puede incluir estudios de tipo radical
que podrían incluso estar presos del lenguaje contrainsurgente.
12
Lo que enfatiza Guha es una precaución sobre la presunta objetividad de
las fuentes primarias y la necesidad de proceder a una lectura que descifre
su construcción semántica. Y efectivamente en la documentación primaria
las descripciones tienen interpretaciones implícitas o silencios. Sin embargo,
existe una zona de limbo en los discursos sobre las rebeliones indígenas y
10. Ranahit Guha, Lasvocesdelahistoriayotrosestudiossubalternos(Barcelona: Crítica,
2002), 36-42.
11. Para mencionar algunos trabajos representativos de los años ochenta del pasado
siglo véase Silvia Rivera Cusicanqui, “Oprimidosperonovencidos”.Luchasdelcampesinado
aymaray quechua1900-1980 (La Paz: Hisbol, 1986); Gabriel Salazar, Labradores,peones y
proletarios.FormaciónycrisisdelasociedadpopularchilenadelsigloXIX (Santiago: Sur, 1985);
Gonzalo Sánchez y Donny Meertens, Bandoleros,gamonalesycampesinos.Elcasodelavio-
lenciaenColombia (Bogotá: El Áncora, 1983); Nelson Manrique, Campesinadoynación:las
guerrillasindígenasenlaGuerraconChile (Lima: CIC, 1981); Milton Luna, Historiayconcien-
ciapopular.ElartesanadoenQuito,economía,organizaciónyvidacotidiana,1890-1930 (Quito:
Corporación Editora Nacional / TEHIS, 1989).
12. Ranahit Guha, “La prosa de la contrainsurgencia”, en Lasvocesdelahistoriayotros
estudiossubalternos (Barcelona: Crítica, 2002), 43-93.
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los conictos rurales en el Ecuador que es posible localizar en unas inter-
pretaciones surgidas cercanamente a los acontecimientos y que también se
encuentran enmarcadas en la interpretación ocial. Son las descripciones
en informes de autoridades, datos y comentarios de prensa que apuntan a
producir una opinión pública entre los lectores de los periódicos donde los
hechos ya no son descritos sino interpretados. Puede ser interesante encon-
trar los elementos de continuidad existentes en este tipo de discursos públi-
cos formados en diversas épocas. Una cuestión importante es la relacionada
al lenguaje que aparece en los documentos con el uso reiterado de términos
como tumulto, motín, asonada o levantamiento. Son las formas de calibrar la
intensidad de una movilización. En ocasiones estos términos emergen como
equivalentes en el mismo documento.
Un enfoque que puede ser muy productivo es el de la historia política
como una vertiente explicativa muy relevante para procesar los marcos locales
y regionales del poder, de modo que pueda articularse el mundo cotidiano con
el tiempo histórico en las conguraciones del poder. Un trabajo de historia po-
lítica debería situar los marcos institucionales del mundo indígena en los que
se han estructurado históricamente las relaciones de la sociedad indígena con
los poderes locales y el Estado nacional.
El término “casta” es de origen colonial y está mencionado en el texto
como una apreciación general sobre la sociedad del siglo XIX. Este término
equivalente a raza y grupo étnico, es el que sirvió para denir la ubicación
de los sectores sociales en la colonia. Prolongación de la situación colonial
que sobrevive en la época republicana, es la vigencia de la diferenciación que
supone una estructura de castas. En su origen, el término se utilizó para de-
signar a las combinaciones raciales que tenían como referencia a los negros,
y equivalía al mestizaje proveniente de lo indígena.
13
Por eso, castas es el sig-
nicado que la legislación colonial daba en el lenguaje a los grupos mestizos
de origen negro e indígena.
Pero en términos sociales y reales, la palabra casta adquirió el sentido
equivalente a raza y grupo étnico, que sirvió cada vez más para denir la
ubicación de los sectores sociales en la Colonia. Los indígenas fueron consi-
derados como casta y los grupos dominantes también se constituyeron así;
en cuanto su condición blanca que –por oposición– les ubicó en el otro extre-
mo. De este modo, la noción de casta que abarcaba originalmente el mundo
mestizo urbano y rural, terminó siendo una denominación para todos los
grupos sociales. Podemos encontrar otros términos, como raza, para identi-
car a los individuos en los lenguajes clasicatorios ya en el curso de la segunda
13. Alberto Flores Galindo, Aristocraciayplebe.Lima,1760-1830 (Lima: Mosca Azul,
1984), 198.
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mitad del siglo XIX. Aunque es predominante la polaridad de blanco e indíge-
na. Es signicativo que en el juicio a Serafín Ipo, el diezmero Rudecindo Rivera
es identicado como “rasa [sic] entre americana y blanca”.
Más allá de la elección de enfoques teóricos, se encuentra la posibilidad
de emprender en una historia local de Yaruquíes y Cacha que combine una
adecuada documentación con la historia oral. Estoy pensando en un punto
de vista de larga duración que revele los cambios en el mundo indígena, sus
autoridades y las relaciones con el Estado y la Iglesia católica. Esto es factible
puesto que ya están disponibles nuevas fuentes documentales en archivos de
Riobamba y Quito.
Un hecho histórico poco conocido, que menciono brevemente al nal del
libro, es la rebelión en 1929 en las mismas zonas e incluso con mayor amplitud
y duración que la de 1871. Las confrontaciones que ocurrieron a comienzos
de enero de 1929 en Cacha, Yaruquíes, se propagaron a otras zonas adya-
centes y se reportaron incidentes intermitentes en el transcurso de 1929. Se
puede constatar que la geografía de estas acciones rebeldes cubrió aproxi-
madamente los mismos territorios de la rebelión de Daquilema en 1871-1872
e incluso con más amplitud. El ejército actuó con mano dura, hubo un alto
número de víctimas, muchos indígenas fueron capturados y se encargó al
clero buscar el modo de apaciguar a los indígenas. Estos acontecimientos de
1928-1929 no han sido estudiados todavía y se desconocen aspectos básicos
como los cambios agrarios, los poderes locales, la vida comunal de la época
y sus autoridades.
También es indispensable un análisis comparativo con otra rebelión ocu-
rrida en Perú en el siglo XIX. Por ejemplo, la de Pedro Atusparia ocurrida en
Huaraz en 1885. Esta movilización que tuvo un componente antiscal sucedió
en la compleja coyuntura de la guerra civil posterior a la Guerra del Pacíco.
14
El evento dejó una documentación más rica y detallada que la disponible sobre
la rebelión de Daquilema. Se requiere avanzar hacia una visión comparativa
que establezca los factores comunes y distintos en estos hechos históricos.
Concluyo esta respuesta a los comentarios señalando la necesidad de in-
vestigar de modo renovado acerca del mundo indígena y popular. Una tarea
que también compete a los profesionales indígenas, quienes seguramente
producirán un conocimiento histórico más cercano a los actores del pasado
y el presente. Un auténtico reto que requiere alejarse de leyendas y visiones
simplicadas del pasado.
14. Véase C. Augusto Alba Herrera, Atuspariaylarevolucióncampesinade1885enAn-
cash (Lima: Atusparia, 1985); Mark Thurner, Republicanosandinos (Lima: IEP / Centro Bar-
tolomé de las Casas, 2006).
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