Procesos 54, julio-diciembre 2021290
alExandra sEVilla naranjo. FidElismo, rEalismo y ContrarrEVoluCión
En la audiEnCia dE quito. Quito: Flacso Ecuador / instituto
panamEricano dE gEograFía E Historia, 2019, 350 pp.
DOI: https://doi.org/10.29078/procesos.v.n54.2021.2547
El título del libro ilustra la preocupación de la autora por rescatar el pa-
pel de quienes conformaron el bando realista entre 1809 y 1822, que ha sido
relegado por la historiografía ecuatoriana dando prioridad al juntismo. Para
ello, usa el método prosopográco, que permite comprender cómo se cons-
truyeron esas pertenencias.
Este libro corresponde a la tesis doctoral de la autora en Historia de los
Andes (FLACSO Ecuador). Cabe mencionar que su producción previa se en-
foca en la participación política de la población indígena durante el juntismo
e independencia, así como en la participación de las mujeres en la Revolu-
ción de Quito y su condición jurídico-política.1
Un aspecto fundamental del libro es el tratamiento del período y de sus
actores desde la perspectiva de la historia conceptual y los lenguajes políti-
cos, para poner bajo enfoque los usos sociales de conceptos de ciudadanía,
soberanía, entre otros. Desde este punto de vista, el trabajo constituye un
gran aporte historiográco.
La exposición está dividida en dos partes de tres capítulos cada una. El
primer capítulo (pp. 39-89) reconstruye la conformación de los bandos polí-
ticos durante la Revolución quiteña, para lo cual rastrea los actores políticos
de acuerdo a la clasicación del procurador síndico, Ramón Núñez del Arco.
Un elemento fundamental para este rastreo fueron los lazos familiares, el
parentesco y redes clientelares que establecieron las familias antes de la re-
volución política. Otro factor fueron las actividades económicas desarrolla-
das por ambos bandos, que permiten ver intereses económicos en juego y su
consecuente accionar político, así como el trasfondo intelectual del realismo
quiteño, que no era distinto del insurgente.
En el segundo capítulo (pp. 91-128), Sevilla muestra cómo indígenas,
plebe y esclavos optaron por el realismo. Por una parte, la participación in-
dígena en la contrarrevolución obedeció a una agenda política propia, en
la cual el tributo era el principal eje de negociaciones; la inclinación por el
realismo o el juntismo fue un mecanismo para reducir o suprimir su cobro.
Sin embargo, y pese a los decretos que dictaminaban su abolición, suprimir
1. Sonia Salazar Garcés y Alexandra Sevilla Naranjo, MujeresdelaRevolucióndeQuito
(Quito: FONSAL, 2009).
Procesos 54, julio-diciembre 2021 291
el tributo resultó imposible porque era el sustento de los funcionarios públi-
cos. Debido a ello, los caciques, guras importantes en la sociedad colonial,
en función del tributo ejercían inuencia sobre los indios para optar ya sea a
favor o en contra del proyecto juntero quiteño. Por otra parte, la plebe se ali-
neó con el realismo o la insurgencia de acuerdo con las relaciones clientelares
existentes; y a su vez, la población esclava buscó un bando que se alineara
con sus intereses.
En el tercer capítulo (pp. 129-162), se analiza otro actor importante: el cle-
ro. La adhesión de este a uno u otro bando no obedeció a jerarquías religiosas
ni lugar de nacimiento, sino más bien a lazos económicos, familiares y clien-
telares. La participación del clero en la contrainsurgencia fue vital, pues a
través del púlpito movilizaban a la población y mediante el confesionario se
indagaban las intenciones políticas y se las denunciaba. El clero realista tuvo
una clara inclinación hacia el regalismo, y muchos curas se mantuvieron e-
les a este, incluso, desobedeciendo la autoridad de prelados insurgentes. En
lo que respecta al clero insurgente, de acuerdo con Sevilla, es difícil ubicarlo
con un claro discurso. El análisis del papel del obispo Cuero y Caicedo antes,
durante y después de los sucesos de la revolución política, muestra clara-
mente un discurso cambiante, de acuerdo con las circunstancias de la época.
En los tres primeros capítulos, Sevilla evidencia cómo se constituyó el
realismo en la Audiencia que, ante la crisis de 1808 y la Revolución quiteña,
no mostró grandes diferencias con respecto al juntismo. A más de visibilizar
el realismo, un aporte del libro es identicar los elementos que diferenciaron
a cada bando. En el cuarto capítulo (pp. 165-220) se estudia la manera en la
que la contrarrevolución asimiló la crisis de 1808 y el juntismo quiteño. Las
abdicaciones de Bayona y la ocupación de la península por las tropas fran-
cesas generaron conmoción en territorio americano. En la Real Audiencia
de Quito, un año después, se estableció una junta el a Fernando VII, que
desconocía a las autoridades de la Audiencia. Esta junta buscó preservar el
territorio para la monarquía y asumir la soberanía del rey ausente, atacó los
privilegios y poder de las autoridades de la Audiencia y al poco tiempo fue
rechazada por las demás ciudades y por los centros virreinales. De esta ma-
nera, se formó un bando contrainsurgente que defendía la permanencia de
las autoridades audienciales. Esta primera junta fracasaría al poco tiempo y
Ruiz de Castilla sería restituido como presidente.
Tanto en la Península como en los pueblos americanos existió una cultu-
ra política idéntica, una misma simbología religiosa, y un delismo notable,
por ello hay una respuesta juntera generalizada. En esa medida, la recons-
trucción de las facciones es un gran aporte de Sevilla, pues ambos bandos
se muestran eles a la monarquía, pero actúan frente a la crisis de forma
distinta. Los realistas en 1809 representaron al absolutismo, mientras que
Procesos 54, julio-diciembre 2021292
los juntistas a un naciente liberalismo. Los primeros defendían la unidad del
imperio al reconocer que la soberanía del imperio recaía en el rey y sus re-
presentantes, los segundos defendían el principio de soberanía fragmentada
al reconocer que, en ausencia del rey, ella recaía en el pueblo.
En el quinto capítulo (pp. 221-251) se analizan las consecuencias de la
captura de los miembros de la primera junta y las dicultades para juzgar-
los. Las decisiones del scal Aréchaga, lejos de apaciguar los ánimos, los
atizaron. Ante la inminente llegada de Carlos Montúfar como comisionado
de la Regencia se urdió un plan, probablemente por parte de Aréchaga, para
eliminar a los presos. Después de los sucesos del 2 de agosto, Aréchaga y
varios realistas abandonaron Quito.
Con la llegada del comisionado regio, Carlos Montúfar, se establece-
ría una segunda junta subordinada a la Regencia, al tiempo que el realis-
mo se fortalecía en otras ciudades, en especial en Guayaquil y Cuenca, que
se mantuvieron eles a la autoridad del virrey Abascal. La Audiencia tuvo
que compartir dos gobiernos: el de Carlos Montúfar y el de Joaquín Molina,
nombrado por Abascal y subordinado a la Regencia. Estos sucesos ahonda-
ron la brecha entre realistas e insurgentes. A nes de 1811, la segunda junta
desconocía la autoridad de la Regencia, luego de lo cual, con el apoyo de
los corregimientos de la sierra, se dictó la Constitución quiteña de 1812 o el
Pacto Solemne. La incapacidad de pacicar la Audiencia lleva a que Molina
fuera reemplazado por Toribio Montes, quien, tras derrotar a los insurgentes
en la batalla de Ibarra, inició su política de pacicación. Así nalizaba la
Revolución quiteña. Cabe acotar que la circulación de noticias a través de
cartas, panetos, libelos y pasquines ayudó a dividir aún más a los bandos.
El papel de la palabra hablada tuvo igual importancia que la escrita, pues
ambas buscaban dividir a los habitantes en uno u otro bando.
Otro aporte de este libro es el rescate del período de 1812-1820. El capítu-
lo sexto (pp. 253-306) analiza la pacicación de Montes, vital para entender
la dinámica de los bandos, en medio de la intensicación de las guerras y del
constitucionalismo gaditano. Tras la victoria en Ibarra ya mencionada, Mon-
tes proclamó dos indultos y, ante la sorpresa de muchos realistas, guras
importantes de la insurgencia fueron perdonadas, otras desterradas y muy
pocas sufrieron la pena capital. Estas actuaciones hicieron que Montes per-
diera el apoyo de muchos realistas que veían con inconformidad su política
de pacicación.
En marzo de 1812 fue publicada la Constitución de Cádiz, la cual pro-
mulgaba la soberanía de la nación española. El Régimen de Montes hizo
todo lo posible para que se aplicaran los postulados gaditanos en la Audien-
cia. Las ceremonias de publicación y jura de la Constitución se llevaron a
cabo en los diferentes territorios y la simbología de estas ceremonias, como
Procesos 54, julio-diciembre 2021 293
las estas en su honor, mantuvieron rasgos del antiguo régimen. Ante la
aplicación de la Constitución, muchos realistas eles se mostraron incon-
formes al ver que muchos insurgentes eran electos como autoridades de los
ayuntamientos constitucionales. Por su parte, realistas moderados e insur-
gentes defendían la Constitución.
Un punto fundamental fueron las elecciones efectuadas bajo el marco
constitucional gaditano, que buscaba elegir autoridades locales para las di-
putaciones provinciales y cortes. Los indígenas fueron incluidos como ciu-
dadanos de la nación española, pero es muy complicado, según la autora,
generalizar su participación efectiva en las elecciones debido a los pocos
trabajos al respecto. En términos generales, quienes resultaron beneciados
por las elecciones gaditanas fueron los que habían optado por la insurgencia.
Además, se debe tener en cuenta que las elecciones y sus resultados, no sin
presentar conictos, fueron manejados por cada localidad, como ocurrió en
el caso lojano. Por otra parte, en Cuenca se evidencia la participación activa
de la población indígena en los comicios gaditanos.
Tras el regreso de Fernando VII al trono español se desconoció la Consti-
tución de Cádiz, con lo que liberales peninsulares y americanos fueron per-
seguidos. En Quito, el rechazo a las políticas del rey se hacía sentir entre
constitucionalistas y realistas moderados. Fernando VII decidió instaurar el
absolutismo por las armas, con el envío a Morillo y sus tropas. Esta medida,
entre otras, fue fundamental para que los pueblos miren la independencia
como una opción, pues, pese a la restitución de la Constitución de Cádiz en
1820, se optó por la independencia que, para aquel entonces, era cuestión de
tiempo.
El esfuerzo historiográco y los aportes del libro ya se han mencionado.
Cabe apuntar que, en el último capítulo, el de mayor temporalidad, no se
aborda el problema territorial que desencadenan las elecciones gaditanas y
la proliferación de ayuntamientos constitucionales en relación al realismo.
No obstante, el esfuerzo por visibilizar los años olvidados por la historiogra-
fía invita a generar nuevas interrogantes respecto al realismo y la indepen-
dencia. Por esta razón, el trabajo debe ser revisado y considerado fundamen-
tal para posteriores estudios de la época.
Lenin Guerra
UniversidadAndinaSimónBolívar,SedeEcuador
Quito, Ecuador
https://orcid.org/0000-0002-4017-377X