Elecciones en la Gran Colombia, 1818-1830
ElectionsinGranColombia,1818-1830
EleiçõesnaGrã-Colômbia,1818-1830
Nohra Palacios Trujillo
PonticiaUniversidadJaveriana
Cali, Colombia
nohra.palacios@javerianacali.edu.co
https://orcid.org/0000-0002-4742-2193
DOI: https://doi.org/10.29078/procesos.v.n54.2021.2541
Fecha de presentación: 30 de octubre de 2020
Fecha de aceptación: 1 de septiembre de 2021
Artículo de investigación
Procesos.RevistaEcuatorianadeHistoria, n.º 54 (julio-diciembre 2021), 47-75. ISSN: 1390-0099; e-ISSN: 2588-0780
RESUMEN
El artículo estudia las elecciones en los territorios de la llamada Gran
Colombia entre 1818 y 1828. ¿Por qué las elecciones
no lograron imponerse como medio pacicador o mediador de los
conictos sociales y políticos de la república en 1827? Se plantea
que, durante el proceso electoral de 1827, la elección de diputados
a la convención constituyente fue concebida como designación de
hombres virtuosos ubicados en dos facciones políticas opuestas, y no
como elección de proyectos políticos que lograran resolver
el problema de la conguración de un Estado-nación.
Palabras clave: historia de América Latina, Gran Colombia,
paz electoral, elecciones capacitarias, sufragantes, electores,
Convención Constituyente.
ABSTRACT
The article examines the elections in the territories of the so-called
Gran Colombia between 1818 and 1828. Why were elections not able
to appease or mediate the social and political disputes
of the republic in 1827? It is posited that, during the electoral process
of 1827, the election of delegates to the constitutional convention was
conceived as a designation of virtuous men located in the two
opposing political factions and not as an election for political plans
that would manage to settle the issue of shaping a nation-state.
Keywords: History of Latin America, Gran Colombia,
Electoral Peace, Selective Voter Elections, Voters, Electors,
Constitutional Convention.
RESUMO
Este artigo estuda as eleições ocorridas nos territórios da denominada
Grã-Colômbia entre os anos de 1818 e 1828. Por que as eleições não
conseguiram desempenhar um papel pacicador ou mediador dos
conitos sociais e políticos da república em 1827?
Sugere-se que, durante o processo eleitoral de 1827, a eleição de
deputados para a convenção constituinte foi concebida como uma
designação de homens virtuosos situados em duas facções políticas
opostas, e não como uma eleição de projetos políticos que conseguiria
resolver o problema da conguração de um Estado-nação.
Palavras chave: História da América Latina, Grã-Colômbia,
pacicação eleitoral, eleições capacitativas, eleitores,
convenção constituinte.
introduCCión
Desde la eclosión juntista, iniciada el 10 de agosto de 1809 en Quito, has-
ta 1818, los territorios que se conguraron en 1819 bajo el nombre de Gran
Colombia (Venezuela, Ecuador y Colombia) vivieron procesos electorales
diversos. En Venezuela y Ecuador se juró la Constitución de Cádiz,1 y se rea-
lizaron elecciones según lo reglamentado en dicha Constitución. La Nueva
Granada se dividió entre territorios patriotas y realistas. En los territorios
patriotas se llevó a cabo un rico proceso electoral fundamentado en el consti-
tucionalismo criollo iniciado en 1810 con la Constitución de Cundinamarca,2
mientras que en los territorios realista (Santa Marta, Riohacha, Panamá y
Popayán) se juró la Constitución gaditana y siguieron las mismas dinámicas
de Ecuador y Venezuela.
Las luchas por la independencia lograron transformar el espacio electo-
ral de los territorios de la Gran Colombia, con la principal función de agluti-
nar la soberanía del pueblo en una sola nación, en reemplazo de las sobera-
nías de los pueblos.3 Este es el escenario en el que las elecciones adquirieron
importancia en la conguración de la república representativa. A partir de
1818, y hasta la disolución de la Gran Colombia en 1830, la historia electoral
de los territorios que la integraron se llevó a cabo bajo las mismas reglas co-
miciales. A medida que las elecciones permitieron institucionalizar el poder
ejecutivo y el legislativo con un alto nivel de legitimidad, ellas mismas se
iban estableciendo como el mecanismo legítimo para realizar la transferencia
de la soberanía y de la autoridad entre los gobernados y los gobernantes.
Pero esta paz electoral llegó a su n en 1828, con el fracaso de la Convención
Constituyente de Ocaña y la posterior disolución de la Gran Colombia. ¿Por
qué se rompió ese proceso de institucionalización de las elecciones? ¿Por qué
esos procesos no lograron imponerse como el medio pacicador o mediador
de los conictos sociales y políticos de la Gran Colombia en 1827? Para res-
1. Antonio Annino, ed., HistoriadelaseleccionesenIberoamérica,sigloXIX:delaforma-
cióndelespaciopolíticonacional (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1995), 479;
Virginia Gutiérrez, MiscegenaciónyculturaenlaColombiacolonial.1750-1810 (Bogotá: Col-
ciencias, 1999).
2. Daniel Gutiérrez Ardila, LasAsambleasConstituyentesdelaindependencia:Actasde
CundinamarcayAntioquia(1811-1812) (Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2010).
3. Marie-Danielle Demélas, “El sufragio indígena en los Andes durante el período re-
volucionario (1810-1815): ¿electorado cautivo o guerra de castas?”, Elecciones, n.° 7 (2007):
169-186; José Carlos Chiaramonte, “Vieja y nueva representación: los procesos electorales
en Buenos Aries: 1810-1820”, en Historiadelaselecciones...
Procesos 54, julio-diciembre 202150
ponder a estos interrogantes, partimos de la hipótesis que durante el proceso
electoral de 1827 la elección de los diputados a la Convención Constituyente
fue concebida como la designación de hombres virtuosos ubicados en dos
facciones políticas opuestas, representadas por Bolívar y Santander, y no fue
la elección de representantes de la sociedad que reejaran proyectos políticos
que lograran resolver el problema de la conguración de un Estado-nación
con un extenso territorio, es decir, un proyecto político que lograra responder
a la pregunta: ¿bajo qué sistema político debían continuar unidas Venezue-
la, Ecuador y Colombia? Sumado a esto, la renuncia de los diputados a la
Convención de Ocaña rompió el vínculo que los unía con sus electores y
sufragantes, y esto despojó a las elecciones de la legitimidad que le habían
conferido los procesos electorales llevados a cabo entre 1818 y 1825, lo que
condujo a que fuera la fuerza de las armas —y no la de las elecciones— la que
se impusiera como el elemento legitimador y aglutinador de la autoridad.
Para Simón Bolívar las elecciones eran el único medio que tenía el pue-
blo para rearmar la libertad que las tropas patriotas habían conseguido en
el campo de batalla. Así lo expresó en el discurso que pronunció en el Con-
sejo de Estado venezolano: “No basta que nuestros Ejércitos sean victorio-
sos: no basta que los enemigos desaparezcan de nuestro territorio, ni que el
mundo entero reconozca nuestra Independencia; necesitamos aún más, ser
libres bajo los auspicios liberales, emanados de la fuente más sagrada, que
es la voluntad del pueblo”.4 Para ello era necesario restaurar las instituciones
liberales con la participación de los ciudadanos como únicos detentores de
la soberanía. Este principio republicano fue una constante en los plantea-
mientos de Bolívar, siempre y cuando esa soberanía no fuera contradictoria
con su denición de libertad; de lo contrario, el ejercicio de la fuerza podía
ser aceptado y reemplazar por un tiempo determinado la soberanía del pue-
blo. Esta contradicción entre los principios republicanos de las elecciones y
la fuerza de las armas fue una constante durante el gobierno de Bolívar, y
no fue hasta 1826 que las elecciones signicaron un problema mayor, dado
el permanente estado de excepción en que se gobernaba la Gran Colombia.
Las elecciones de 1818, 1820, 1822 y 1825 no fueron puestas a prueba y las
instituciones representativas a las que ellas dieron origen nunca fueron sus-
tituidas o reemplazadas por gobiernos dictatoriales, distinto a lo ocurrido
con la Convención Constituyente de Ocaña, después de la cual se impuso la
dictadura de Bolívar.
Las fuentes utilizadas para comprender esa relación entre el sistema elec-
toral son: los registros electorales de segundo nivel de las elecciones de pre-
4. “Angostura octubre 10 de 1818. Sesión del Consejo de Estado del 1 de octubre”,
CorreodelOrinoco, n.º 12, t. I, 10 de octubre de 1818, 3.
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sidente y vicepresidente de 1825, y las elecciones para la Convención Cons-
tituyente de Ocaña en 1827; las leyes electorales promulgadas entre 1821 y
1830; y, nalmente, las hojas, volantes y la prensa publicada en la Gran Co-
lombia en los dos períodos electorales mencionados. Para Ana Buriano en
Ecuador, en la segunda mitad del siglo XIX, la prensa como “constructora de
ciudadanía desempeña un papel esencial en los procesos electorales: publi-
cista de programas, hacedora de opinión; generadora de espacios público y
sociabilidades diversicadas; creadora de ‘lo público’ como factor de legiti-
mación del poder”.5 Las hojas sueltas, panetos y la prensa publicada en la
Gran Colombia en la antesala a las elecciones buscaron construir la opinión
pública de los grancolombianos, pero esta no logró articular los tres territo-
rios (Venezuela, Colombia y Ecuador). La capacidad de la prensa para crear
opinión pública y sociabilidades estaba anclada a su lugar de publicación;
los venezolanos no tenían acceso a la prensa de Quibdó, Popayán, Riobam-
ba, Cuenca o Loja. La opinión pública de los sufragantes y los electores del
extenso territorio estaba fragmentada en unidades geográcas que no con-
siguieron ser articuladas ni por la prensa, ni por los representantes elegidos.
Si bien la prensa logró ser constructora de ciudadanías, esta siempre estuvo
sujeta a la conguración geográca que precedió a la Gran Colombia.
eleCCiones Para las ConVenCiones Constituyentes
y el Congreso entre 1819 y 1821
Con el discurso que Simón Bolívar pronunció en el Consejo de Estado
venezolano, el 1 de octubre de 1818, se dio inicio al proceso electoral que
debía restaurar las instituciones republicanas, las cuales habían sido derro-
cadas con la reconquista española acaecida en 1816. Bolívar decía:
yo me apresuro a proponer al Consejo de Estado la ConvocacióndelCongresode
Venezuela. Y aunque el momento no ha llegado en que nuestra aigida Patria
goce de la tranquilidad que se requiere para deliberar con inteligencia y acierto
podemos, sin embargo, anticipar todos los pasos que aceleren la marcha de la
restauración de nuestras Instituciones Republicanas.6
Esta convocatoria a elecciones se llevó a cabo bajo el estado de guerra;
de los territorios que debían participar en dicha convención solo algunas
5. Ana Buriano Castro, PanorámicadelaprensaenelEcuadorgarciano1860-1875(Ciudad
de México: Instituto Mora, 2018).
6. “Angostura octubre 10 de 1818. Sesión del Consejo de Estado del 1 de octubre”,
CorreodelOrinoco, n.º 12, t. I, 10 de octubre de 1818, 4. Énfasis en el original.
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villas de Venezuela estaban liberadas, mientras que los territorios de la Nue-
va Granada y de Ecuador continuaban bajo el dominio español. Para tener
una idea de la dicultad que tenían estas elecciones para ser consideradas
legítimas, un punto de comparación —guardando las proporciones— son las
elecciones de las Cortes de 1809 realizadas en España. Pero a pesar de esto,
el principio de restaurar la república a través de las urnas con el voto del
ciudadano-soldado fue considerado como la única solución para reforzar la
libertad. La implementación de un gobierno reconocido por la ley de la ma-
yoría no podía esperar hasta la liberación de todo el territorio colombiano, o
al menos de su mayor parte.7 La ley de la mayoría fue aplicada en las zonas
libres, lo que proporcionó la legitimidad suciente para que las leyes que
emanaran del nuevo cuerpo constituyente fueran aceptadas por los territo-
rios ausentes. Los representantes a la Convención de Angostura fueron ele-
gidos por seis provincias, en ausencia de los territorios de la Nueva Granada
y de Ecuador aún ocupados por las tropas españolas. Este acto de adhesión
territorial a través de las elecciones inició la concepción moderna de la sobe-
ranía ligada a un espacio nacional y unicado, dejando atrás la soberanía de
los pueblos vivida en las primeras repúblicas (1810-1815).
La comisión encargada de organizar las elecciones era consciente de las
dicultades existentes en medio del conicto y, para lograr su desarrollo,
simplicó el proceso electoral. La comisión instauró por un corto período
las elecciones directas y denió el número de representantes en 30, cuya vo-
tación fue distribuida entre las divisiones militares de cada provincia y las
parroquias libres. Frente al problema de la denición de los ciudadanos ac-
tivos y ante la ausencia de un censo electoral, el código electoral venezolano
tuvo que ajustar los requisitos exigidos para la denición de los ciudadanos
activos a las circunstancias de la guerra, es decir, estos no podían ser los mis-
mos a los exigidos para las elecciones de 1811 en Venezuela, pues muchos
de aquellos ciudadanos activos o habían muerto durante la guerra o habían
emigrado. El gobierno militar venezolano se vio obligado a llamar a las ur-
nas a los militares y soldados, hecho denido por Hébrard como unaciudada-
níadecircunstancias;8 pues fueron los eventos, más que las convicciones lo-
sócas, las que dictaron las opciones políticas tomadas para la convocación
de un determinado grupo de sujetos a las urnas. Solo en las provincias de
Margarita y de Guyana las votaciones fueron realizadas en los ayuntamien-
tos, el resto de las votaciones se realizaron en las divisiones militares.
7. Anthony McFarlane, Colombiaantesdelaindependencia.Economía,sociedadypolítica
bajoeldominioBorbón (Bogotá: Banco de la República / El Áncora, 1997).
8. Véronique Hébrard, LaVenezuelaindépendant.Unenationparlesdiscours:1808-1830
(París: L’Harmatton, 1996), 191.
Procesos 54, julio-diciembre 2021 53
La simplicación del proceso electoral —con la anulación del segundo
nivel electoral— condujo a que fueran los militares de un alto rango y los
sujetos con una capacidad económica estable los encargados de elegir a los
diputados de la Asamblea Constituyente de Angostura. El escenario en que
dichos sujetos fueron a las urnas fue bastante atípico; tres de los cinco luga-
res encargados de elegir a los diputados fueron divisiones militares, es decir
que las votaciones se hicieron literalmente en medio de la guerra. No hubo
una construcción de una opinión política que condujera a los sufragantes a
votar por un sujeto en función de una construcción racional o de una oferta
electoral, la cual, además de imposible de realizar en aquellas circunstancias,
no hacía parte de los procesos electorales. La elección de los diputados fue el
producto de los vínculos militares, lo que François-Xavier Guerra ha denomi-
nado los vínculosadquiridos,9 es decir, los lazos que surgen en la comunidad
de armas, en los ejércitos fuertemente personalizados, donde los soldados
están unidos alrededor del prestigio y del carisma de un jefe. Al ser los sol-
dados los designados como los ciudadanosactivos, que debían restablecer las
instituciones republicanas, el jefe que los había guiado durante las campañas
de independencia pasó a estar revestido de la legitimidad del pueblo que
él expresaba, convirtiéndose en el representante de los valores republicanos.
No obstante, su poder carismático no era el único requisito necesario para ser
elegido como representante de la nación.
Ser una persona letrada y tener un conocimiento jurídico y político tam-
bién hacían parte de los requisitos implícitos. El general Pedro León Torres,
elegido diputado por la provincia de Guyana, pertenecía a la élite blanca
de la costa venezolana y, al momento de las elecciones, era el jefe militar
de la brigada que reagrupaba dos batallones: el 1.° de Barcelona y el Va-
leroso Cazadores.10 El intendente militar Fernando Peñalver hacía parte de
una de las familias más ricas de Venezuela, había participado activamente
en la primera república venezolana, contaba con la experiencia constitucio-
nalista de 1811, al haber sido uno de los rmantes de dicha Constitución,
y al momento de las elecciones era uno de los integrantes del Consejo de
Estado venezolano. En el mismo nivel militar y político se encontraban los
generales Rafael Urdaneta, Santiago Mariño, Tomás Montilla y los coroneles
Diego Vallenilla, Francisco Parejo, Miguel Guerrero y Pedro Eduardo Hurta-
do, quienes representaban el 35 % de la Asamblea Constituyente. El 65 % de
los diputados restantes eran sujetos que hacían parte de la élite venezolana,
9. François-Xavier Guerra, México:delAntiguoRégimenalarevolución(Ciudad de Mé-
xico: Fondo de Cultura Económica, 1991), 145.
10. Clément Thibaud, Républiques en armes. Les armées de Bolivar dans les guerres
d’indépendanceduVenezuelaet delaColombie(Rennes: Presses Universitaires de Rennes,
2015), 292.
Procesos 54, julio-diciembre 202154
como los consejeros del Estado venezolano, entre los que se deben destacar
los integrantes de la comisión especial encargada de formar el proyecto de
reglamento electoral de 1818, compuesta por seis vocales: el director de las
rentas, Juan Germán Roscio; el presidente de la Alta Corte de Justicia, Juan
Martínez; el scal de la misma Corte, Ramón García Cádiz; el ministro de
ella, Luis Peraza; y el auditor de guerra, Diego Bautista Urbaneja. Los electo-
res de 1818 no eligieron a sus representantes en función de un bien superior
de carácter político o económico, eligieron a aquellos sujetos que ocupaban
los altos niveles de la jerarquía social y militar. En este sentido, el voto tuvo
como función la legitimación democrática de la autoridad de un determina-
do grupo de sujetos, tanto civiles como militares, que ya ejercían un mando
en el Gobierno patriota.11
Una vez liberado gran parte del territorio neogranadino, el Gobierno citó
a nuevas elecciones, las cuales tuvieron por objeto la formación de la Con-
vención Constituyente de Cúcuta, para validar la Leyfundamental proclama-
da en 1819.12 En este nuevo proceso electoral el número de las provincias par-
ticipantes aumentó a catorce; comparadas con las elecciones realizadas en
1818, esta vez sí había sido convocada la mayoría de los territorios (mapa 1).
En el discurso de inauguración del Congreso Nacional colombiano de
1823, Santander armaba que el Congreso era el “testimonio irrefragable de
la sumisión del Gobierno a la voluntad bien pronunciada de la nación”.13
¿Cuál era esa voluntad y quién la pronunciaba realmente? En los principios
republicanos eran los ciudadanos activos los que, en teoría, la pronuncia-
ban. Sin embargo, se ha demostrado que el sistema electoral elaborado y
los procedimientos en los dos niveles de elección no dejaban que todos los
denominados ciudadanos activos expresaran su opinión con plena libertad.
Entonces, ¿quiénes eran los reales encargados de elegir a los representantes
del pueblo? y ¿cuáles eran los requisitos reales para ser elegido?
Desde de 1820 hasta la disolución de la Gran Colombia, las asambleas
electorales de segundo nivel fueron la reproducción de los cabildos del An-
tiguo Régimen. Estuvieron formadas por los hombres que pertenecían a las
familias ricas de la provincia, que antaño habían accedido a un cargo admi-
nistrativo mediante una transacción económica con la Corona española. El
reducido número de electores que debía elegir cada provincia (entre siete y
treinta electores), sumado a la división administrativa del territorio facilita-
11. Adam Przeworski, WhyBotherwithElections?(Cambridge: Polity Press, 2018).
12. McFarlane, Colombiaantesdelaindependencia..., 130.
13. Francisco de Paula Santander, “Discurso de apertura del Congreso”, Bogotá, 17
de abril de 1823, en Francisco de Paula Santander,CartasymensajesdelgeneralFranciscode
PaulaSantander, comp. por Roberto Cortázar,vol. IV (Bogotá: Academia Colombiana de
Historia, 1954), 86.
Procesos 54, julio-diciembre 2021 55
ba la permanencia de la élite tradicional en las asambleas electorales. Sin la
necesidad de establecer lazos clientelares o de liaciones familiares, en las
parroquias los sufragantes votaban por el cura, el jefe político o aquella per-
sona que tenía alguna experiencia política, más concretamente, que hubiera
participado en el gobierno de las primeras repúblicas. Entre los electores de
la provincia de Bogotá, en 1822, se resalta la presencia de los curas Diego
Padilla por el cantón de Funza; Tomás Rojas y José Rojas por el cantón de
Chocontá; José Torres por el de Zipaquirá; Justino Gutiérrez por Guaduas,
y el presbítero Juan Agustín De La Rocha, junto a hombres tan importantes
como el general José Miguel Pey, por el cantón de Bogotá.14 Estos sujetos
14. “Asambleas electorales”, GacetadeColombia, n.° 54, 27 de octubre de 1822.
Mapa 1. Provincias que realizaron elecciones en 1818 y 1820
Fuente: Clément Thibaud, Républiques en armes. Les armées de Bolivar dans les guerres
d’indépendanceduVenezuelaet delaColombie (Rennes: Presses Universitaires de Rennes,
2015), 285 y ss.
Elaborado por la autora.
Veraguas
Panamá
Cartagena
Antioquia
Chocó
Mariquita
Neiva
Popayán
Santa Marta
Riohacha
Maracaibo
Socorro
Tunja
Santafé
Casanare
Pamplona
Mérida
Pasto
Trujillo
Coro
Barinas
Apure
Caracas Barcelona
Cumaná
Guyana
Ecuador
Margarita
Ecuador
64 %
Pasto
100 %
Popayán
21 %
Neiva
64 %
Buenaventura
100 %
Chocó
0 %
Antioquia
17 %
Panamá
64 %
Veraguas
100 %
Cartagena
Sin datos
Santa Marta
100 %
Pamplona
87 %
Socorro
34 %
Tunja
83 %
Mariquita
31 %
Santafé
26 %
Casanare
100 %
Barinas
68 %
Mérida
0 %
Maracaibo
0 %
Riohacha
0 % Coro
0 %
Trujillo
Sin datos Caracas
0 %
Barcelona
37 % Cumaná
60 %
Guyana
100 %
Apure
Sin datos
Margarita
Ecuador
Pasto
Popayán
Neiva
Santafé
Mariquita
Tunja
Socorro
Pamplona
Chocó
Antioquia
Panamá
Veraguas Cartagena
Santa Marta
Riohacha
Maracaibo
Mérida
Trujillo
Coro
Caracas
Barinas
Apure
Barcelona
Cumaná
Guyana
Margarita
Procesos 54, julio-diciembre 202156
eran las únicas personas que desde el imaginario político de los sufragantes
podían cumplir la función de elector, teniendo como punto de referencia sus
virtudes políticas, morales y económicas. Esto, en medio de una sociedad
con altos niveles de analfabetismo, sin la presencia de clubes políticos, con
una prensa embrionaria que no llegaba a todos los rincones del territorio.
El debate político alrededor de la elección de los electores era inexistente y,
ante estas circunstancias, la activación de las sociabilidades tradicionales era
innecesaria en el primer nivel electoral.
En el segundo nivel de sufragio los vínculos de hecho y los vínculos ad-
quiridos fueron un recurso importante, casi imprescindible, para la elección
de los integrantes del Congreso. La inexistencia de las campañas electorales
y la división de las asambleas para el efecto, una por cada provincia, facilitó
la situación, razón por la cual las posibilidades de ser designado elector eran
mínimas para quienes no pertenecían a la élite o no hacían parte del círculo
de poder de una determinada familia.
Los vínculos militares continuaron operando bajo los principios del ca-
risma, como se demostró en las elecciones para la Convención de Angostura.
Se crearon nuevos vínculos intelectuales alrededor de un círculo de publicis-
tas que buscaban modelar las leyes, sobre todo las constituciones, bajo sus
principios losócos. Una de las características del primer grupo es su inicio
en los cargos de elección con la Constituyente de Angostura; posteriormente,
una gran parte de esos militares letrados fueron nombrados en las jefaturas
de los departamentos y provincias, con lo cual Santander y Bolívar buscaron
asegurar el control del territorio. De los diecinueve militares elegidos para
Angostura, únicamente cinco continuaron en los cargos de elección y solo
Fernando Peñalver hizo parte de las dos convenciones constituyentes que
precedieron a la de 1819 y, en 1823, no aceptó renunciar al Senado ante el
ofrecimiento de Bolívar y Santander de ser el intendente de Venezuela.
El segundo grupo estuvo conformado por abogados, quienes aparecie-
ron en la escena política con la Constituyente de 1821, durante toda la década
de 1820, y continuaron ocupando un cargo electivo. Entre estos publicistas
sobresalen los nombres de Francisco Soto, quien participó en las conven-
ciones constituyentes de 1821 y 1828, fue elegido senador para el Congreso
de 1823 y el de 1827. El mismo recorrido siguió Diego Fernando Gómez.
Por su parte, Fernando Peñalver fue constituyente en las convenciones de
Angostura, Cúcuta y Ocaña, además de haber sido elegido senador en 1821.
Alejandro Osorio fue diputado en las convenciones constituyentes de Cú-
cuta y de Ocaña y elegido senador en 1827. Salvador Camacho fue electo
diputado a las convenciones de Cúcuta y Ocaña, pero además fue elegido
representante a la Cámara en 1823. Por otro lado, se encuentran José Antonio
Borrero, José Ignacio Márquez y Vicente Azuero, quienes participaron en las
Procesos 54, julio-diciembre 2021 57
constituyentes de Cúcuta y de Ocaña. Todos estos hombres fueron abogados
que defendieron desde distintas orillas sus convicciones políticas, las cuales
expresaban tanto en las asambleas constituyentes como a través de la im-
prenta. Durante toda la década, las sociabilidades tradicionales gozaron de
una alta estabilidad. El número de los representantes reelegidos fue casi del
60 % en el Congreso y en las constituyentes.
eleCCiones de 1825 Para Presidente y ViCePresidente
Mientras para Bolívar la reelección era una certeza, para Santander la
situación era otra. El permanente descontento de los venezolanos frente a
su administración y el incremento de las opiniones federalistas situaron a
Santander en una posición difícil para ser reelegido como vicepresidente,
ante lo cual tuvo dos opciones: reforzaba su imagen positiva en las provin-
cias neogranadinas y en algunas ciudades de Ecuador (excluyendo Quito)
o buscaba asegurar sus amistades en lugares como Caracas, Panamá, Car-
tagena y Quito, donde sus posibilidades de ser elegido eran reducidas. La
primera estrategia implementada por Santander comenzó en el Senado, ante
el cual presentó algunas observaciones contra el decreto que determinaba el
período en que debía hacerse el escrutinio de las elecciones de presidente y
vicepresidente. Santander le solicitó al Senado que este escrutinio se hiciera
en el Congreso de 1827 y no en el de 1826. Uno de sus argumentos era que
si se conocía un año antes quiénes eran los elegidos, esto podía traer graves
inconvenientes a la administración, como perder autoridad frente al nuevo
electo. Así lo ilustra la siguiente frase: “los hombres somos hombres y gene-
ralmente adoramos con más inclinación al sol que nace que al que se pone. El
poder ejecutivo existente durante todo ese año, no se ocupará sino de hala-
gar y contentar a los que vienen a sucederle, y los ciudadanos no se portarán
de otro modo”.15 Pero lo más interesante fue cómo Santander convirtió su
interés personal en un interés nacional:
El riesgo de lo que he indicado no está en cesar en el ejercicio del poder que se
ha conferido, sino en saber clara y evidentemente quién es el que ha de ocu-
parlo. Si yo consultase mis intereses personales u no tuviera harto satisfecho el
mando, yo aplaudiría que el presidente [del] congreso hiciese el escrutinio. Y
es la razón porqué podría esperar en caso de tener votos para la presidencia o
vicepresidencia, que ese congreso que me conoce personalmente, que ha visto mi
administración y que puede calicar mi aptitud, me diera sus votos más bien que
15. Santander, “Carta al Presidente del Senado”, Bogotá, 22 de abril de 1825, en San-
tander, Cartasymensajes..., vol. V, 262.
Procesos 54, julio-diciembre 202158
otro congreso que todavía no conozco y que acaso se compondrá de hombres que
quizá ni me habrán oído nombrar. Pero, repito, que hablando como encargado
del poder ejecutivo, debo desprenderme de todo interés privado y tener solo en
mira el interés nacional, el interés que siempre ha movido mi corazón y al que le
he sacricado cuantas aspiraciones podría tener.16
La siguiente estrategia de Santander fue consolidar sus vínculos con al-
gunos caraqueños, entre ellos el general de brigada Mariano Montilla, quien
se desempeñaba como intendente del Magdalena y a quien no conocía per-
sonalmente, sino por medio del general Soublette y de Bolívar. El intercam-
bio epistolar entre los dos hombres comenzó a fortalecerse a partir del mes
de marzo, cuando empezaron a intercambiar impresiones sobre los aconte-
cimientos de Caracas y los partidos que se estaban formando en esa ciudad;
sobre todo, en lo concerniente a las elecciones que se aproximaban. En una
de las cartas, Santander le conrmaba su apoyo si Montilla quería ser electo
como presidente, tema que se volvió recurrente en la correspondencia:
¿Quiere usted que hagamos una cosa? No hablemos más de candidatos, ni de en-
redos; si usted es electo, lo celebraré y seré su amigo como lo he sido; a la inversa
sí a mí me eligiesen los colegios electorales, me será grato, porque será un acto
favorable a mí; si la elección fuera del congreso, no la admito, porque en mí caso
no podré decir lo que el actual presidente Adams: “No hay ley que prevea lo que
se ha de hacer pues las nuestras permiten renunciar”.17
A pesar del apoyo que le ofrecía Santander a Montilla, él sabía que las
posibilidades de que Montilla fuera elegido como vicepresidente eran mí-
nimas, como bien lo demostró el escrutinio. Sin embargo, esta amistad le
permitía a Santander tener la esperanza de ganar en los departamentos del
Magdalena y Cartagena, a pesar de los artículos de la GacetadeCartagena en
contra de Santander, los cuales ponían en constante riesgo su elección en ese
departamento.
La contienda electoral se situó, concretamente, en la obtención del cargo
para vicepresidente, pues todos eran conscientes que la imagen de Bolívar
como presidente estaba arraigada en el imaginario político de los colom-
bianos —con contadas excepciones—. En el resultado de las votaciones en
las asambleas electorales para presidente, Bolívar fue elegido por mayoría
absoluta por todo el territorio de la Gran Colombia. A pesar de su ausencia
en el territorio, su reelección rearmaba que era considerado el padre funda-
dor de la patria. Por otra parte, en aquellas provincias donde se presentaron
16. Ibíd., 263-264.
17. Santander, “Carta al general Mariano Montilla”, Bogotá, 9 de junio de 1825, en
ibíd., 298.
Procesos 54, julio-diciembre 2021 59
votos por otros candidatos, se impuso José Antonio Páez sobre Santander
(tabla 1).
Tabla 1. Resultado electoral para el cargo de presidente de la República, 1825
Presidente Votos
Libertador Simón Bolívar 585
Gral. José Antonio Páez 12
Gral. Francisco de Paula Santander 10
Gral. Rafael Urdaneta 1
Gral. Antonio José de Sucre 1
Total 609
Fuentes: GacetadeColombia, n.° 228, 26 de febrero de 1826; SuplementodelaGacetadeColom-
bia, n.° 232, 26 de marzo de 1826.
Elaborado por la autora.
Los nombres que sonaban en la escena electoral para reemplazar a San-
tander en la vicepresidencia eran: el secretario de Hacienda, José María del
Castillo y Rada; el secretario de Guerra y Marina, Pedro Briceño Méndez; el
coronel Francisco Carabaño; el general Antonio José de Sucre, y el presidente
del Senado, Luis Andrés Baralt. En los meses en que la contienda electoral
tomaba mayor fuerza en la prensa, en este medio de comunicación se inició
una batalla sin cuartel entre Santander y Carabaño. En Venezuela, el coronel
Francisco Carabaño hacía uso de los periódicos El Argos y La Cometa, en los
que se presentaban las listas de los que podían ser candidatos a la vicepre-
sidencia y se describía a Santander como un traidordelalibertad.18 Ante esas
acusaciones, Santander le escribía al general Montilla:
fastidia realmente el negocio de candidaturas ¿qué le han parecido a usted los
candidatos del Cometanúmero11? ¿qué el Argosy la severa reprimenda indicada
contra los que presenta la GacetadeCartagena? De modo es que para que todos
queden contentos sería preciso nombrar siquiera media docena de vicepresiden-
tes. De mí no hay que hablar ya. Han tomado un empeño contra mi pobre in-
dividuo en Caracas, Puerto Cabello y Cartagena, que les aparece que ya estoy
nombrado vicepresidente para toda mi vida.19
18. Santander, “Carta a A.S.E. el Libertador de Colombia”, Bogotá, 21 de septiembre
de 1825, en ibíd., 350.
19. Santander, “Carta al general Mariano Montilla”, Bogotá, 9 de agosto de 1825, en
ibíd., 320.
Procesos 54, julio-diciembre 202160
No obstante, Santander hacía lo propio de su lado y publicaba artículos en
la GacetadeColombia, en los que mostraba los benecios de la unión y criticaba
intensamente a todos aquellos que eran partidarios de la federación, entre los
que se encontraba Carabaño. Santander contaba con el apoyo de varios escri-
tores que defendían su candidatura, entre ellos Alejandro Vélez, los autores
de los periódicos Fiscay La Ley de Panamá, La Justiciay la Amistad de Quito, El
ProgresodelosIndividuos de Guayaquil, y El VotodelOcial de Medellín.
En los resultados de las elecciones de la vicepresidencia, Santander ob-
tuvo el 46 % del total de los votos, con lo cual el Congreso debió realizar el
perfeccionamiento de la elección para vicepresidente. En el mapa electoral
de la elección de Santander, se ve el reducido porcentaje obtenido en provin-
Mapa 2. Porcentaje de votos obtenidos por Santander
en las Asambleas Electorales de la Gran Colombia, 1825
Fuentes: GacetadeColombia, n.° 209, 16 octubre de 1825; n.° 210, 23 octubre de 1825; n.° 212,
6 noviembre de 1825; n.° 213, 13 noviembre de 1825; n.° 215, 27 de noviembre de 1825; n.°
218, 18 diciembre de 1825.
Elaborado por la autora.
Veraguas
Panamá Cartagena
Antioquia
Chocó
Mariquita
Neiva
Popayán
Santa Marta
Riohacha
Maracaibo
Socorro
Tunja
Santafé
Casanare
Pamplona
Mérida
Pasto
Trujillo
Coro
Barinas
Apure
Caracas Barcelona
Cumaná
Guyana
Ecuador
Margarita
Ecuador
64 %
Pasto
100 %
Popayán
21 %
Neiva
64 %
Buenaventura
100 %
Chocó
0 %
Antioquia
17 %
Panamá
64 %
Veraguas
100 %
Cartagena
Sin datos
Santa Marta
100 %
Pamplona
87 %
Socorro
34 %
Tunja
83 %
Mariquita
31 %
Santafé
26 %
Casanare
100 %
Barinas
68 %
Mérida
0 %
Maracaibo
0 %
Riohacha
0 % Coro
0 %
Trujillo
Sin datos Caracas
0 %
Barcelona
37 % Cumaná
60 %
Guyana
100 %
Apure
Sin datos
Margarita
Ecuador
Pasto
Popayán
Neiva
Santafé
Mariquita
Tunja
Socorro
Pamplona
Chocó
Antioquia
Panamá
Veraguas Cartagena
Santa Marta
Riohacha
Maracaibo
Mérida
Trujillo
Coro
Caracas
Barinas
Apure
Barcelona
Cumaná
Guyana
Margarita
Procesos 54, julio-diciembre 2021 61
cias importantes como Bogotá, Caracas, Antioquia y Popayán (mapa 2). Así
como el fuerte rechazo hacia su reelección en las provincias pertenecientes
a la antigua capitanía de Venezuela. En las provincias de Caracas, Maracai-
bo, Coro y Mérida la votación por Santander fue del 0 %, en cuyos lugares
predominó la elección de los generales venezolanos Antonio José de Sucre,
Pedro Briceño Méndez, y los abogados Cristóbal Mendoza y Andrés Baralt.
Por otro lado, la pérdida de las asambleas de Bogotá y Caracas pone de relie-
ve que Santander no era percibido como un jefe fuerte por los electores del
segundo nivel del centro del país, contrario a lo sucedido en las asambleas
electorales de ciudades periféricas, gracias a las cuales logró obtener un alto
número de votos, que, de hecho, en algunas fue del 100 % de la votación,
como en Casanare, Guyana, Veraguas, Buenaventura y Pasto.
Al no haber conseguido los dos tercios de los votos de los electores con-
currentes a las asambleas, ninguno de los candidatos fue elegido por el pue-
blo. En cuyo caso, las elecciones pasaron a ser perfeccionadas por el Congre-
so. En esta instancia la votación incluyó los tres nombres con mayor número
de sufragio. Para ser elegido vicepresidente se necesitaban alcanzar los dos
tercios de los votos de los miembros que estuvieren presentes en el congreso.
La terna fue formada por los señores Santander, Briceño Méndez y Castillo.
Santander logró el voto de 70 de los 98 congresistas (tabla 2).
Contrario a las votaciones en las asambleas secundarias, en el Congreso
Santander obtuvo los votos de algunos representantes de aquellas provin-
cias donde antes no los obtuvo. El senador Rafael Lasso de la Vega, de Méri-
da, votó por Santander, al igual que los senadores de Caracas: Juan José Osio,
Cayetano Arvelo, Pedro Herrera y Mariano Echezurían; cuatro de cinco se-
nadores. Esta discrepancia en la votación de los electores y los senadores
muestra el empeño del Congreso por buscar una estabilidad en el Estado,
aun cuando implicara la reelección de alguien que había gobernado, en los
últimos cuatro años, bajo el estado de excepción. Contrario a las intenciones
de los electores que buscaban poner en el poder a los militares que, en su
opinión, podían ejercer un mando más fuerte en los asuntos del gobierno,
lo cual se verá reejado en la crisis política de 1826 y 1827,20 donde Bolívar
fue llamado a ejercer su autoridad, aunque eso conllevara a gobernar bajo la
dictadura.
20. Hilda Sabato, “Elecciones y prácticas electorales en Buenos Aires, 1860-1880. ¿Su-
fragio universal sin ciudadanía política?”, en Historiadelaselecciones...; Marcela Ternava-
sio, “Nuevo régimen representativo y expansión de la frontera política. Las elecciones en
el estado de Buenos Aires: 1820-1840”, en ibíd.
Procesos 54, julio-diciembre 202162
Tabla 2. Resultado electoral para el cargo
de vicepresidente de la República, 1825
Vicepresidente
Votos en:
Asambleas
secundarias Congreso
Número % Número %
Gral. Francisco de Paula Santander 285 46,30 70 71,40
Gral. Pedro Briseño Méndez 78 12,60 22 22,40
José María del Castillo 56 9,10 6 6,10
Luis Andrés Baralt 56 9,10
Gral. Antonio José de Sucre 39 6,30
Cristóbal Mendoza 26 4,20
Cnel. Domingo Caicedo 25 4
Gral. Carlos Soublette 19 3
Cnel. Francisco Carabaño 8 1,30
Joaquín Mosquera 6 0,97
Pedro Gual 5 0,81
Gral. José Antonio Páez 4 0,65
Gral. Rafael Urdaneta 2 0,32
Gral. Mariano Montilla 2 0,32
Cnel. Vicente Aguirre 2 0,32
Gral. Miguel Guerrero 1 0,16
Gral. Pedro Fortoul 1 0,16
Total [615]* 609** 100 98 100
* Total de los votos; ** total dado por la fuente.
Fuentes: GacetadeColombia, n.° 228, 26 de febrero de 1826; SuplementodelaGacetadeColom-
bia, n.° 232, 26 de marzo de 1826.
Elaborado por la autora.
Procesos 54, julio-diciembre 2021 63
la delimitaCión de los Ciudadanos
aCtiVos a la gran ConVenCión
Entre 1821 y 1830 los requisitos para ser ciudadano activo fueron modi-
cados dos veces: la primera en 1827, cuando se excluyó a los soldados de la
ciudadanía activa;21 y, la segunda ocasión en 1828, cuando se impuso tener una
renta anual de 180 pesos para sufragar. Cada una de las reformas fue hecha en
medio de una coyuntura política en la que las pasiones y los temores denie-
ron las reglas de juego. Los constituyentes de 1821 les dieron continuidad a las
condiciones de la edad de 21 años o al estar casado como condición para ser
sufragante; además de tener un trabajo sin sujeción, los constituyentes añadie-
ron tímidamente y sin imponerle el carácter obligatorio el requisito de tener
una renta de 100 pesos. Bajo estas condiciones, el número de ciudadanos acti-
vos que podían participar en las elecciones de 1825 continuaba con las mismas
dimensiones de las provincias patriotas de Cundinamarca y Antioquia.
En el decreto de 1827 que reglamentó las elecciones para la Convención
Constituyente de Ocaña,22 se ordenó que los soldados, desde el rango de sar-
gento para abajo, que perteneciesen al ejército permanente o a cualquier espe-
cie de milicias y que se hallasen en servicio activo en la época de las elecciones,
no pudieran ejercer el derecho de sufragio. ¿Por qué excluir a una parte de los
ciudadanos que no representaban una amenaza numérica? En 1825, el Congre-
so había estipulado que el número de las tropas de la República de Colombia
—Venezuela, Quito y Nueva Granada— sería de 52 888. Estimada la población
de todo el territorio en 2 644 400, la tropa representaba el 2 % de la población to-
tal. En 1827 ese porcentaje debía ser menor, si se tiene en cuenta que una parte
importante de la tropa se encontraba en Bolivia, más la alta tasa de deserción.
El ciudadano-soldado fue un elemento de tensión entre Venezuela y la
Nueva Granada. Para los venezolanos el elemento militar fue importante
en la conguración del ciudadano-soldado, participar en las luchas de inde-
pendencia fue también la puerta de entrada a la ciudadanía,23 mientras que,
para los neogranadinos, el requisito de prestar servicio militar para poder
votar no fue una constante ni en las constituciones revolucionarias, ni en la
Constitución de 1821. La idea del ciudadano-soldado aparece y toma fuerza
con la reconquista española: es él quien debe defender la patria. Pero sin un
21. Bernard Manin, Principesdugouvernementreprésentatif (París: Flammarion, 2008).
22. “Ley que ja el censo de población conforme al cual debe hacerse la elección de
los Representantes”, art. 5.°, parágrafo único, n.° de orden 402, 29 de agosto de 1827, en
CodicaciónnacionaldetodaslasleyesdeColombiadesdeelañode1821,hechaconformealaley
13de1912, dir. por Ramón Correa, t. 3 (Bogotá: Imprenta Nacional, 1929), 307-314.
23. Hébrard, LaVenezuelaindépendant..., 375.
Procesos 54, julio-diciembre 202164
proceso electoral existente, el escenario no fueron las asambleas primarias
sino el campo de batalla. Cuando ese soldado entró en el escenario electoral,
lo hizo despojado de su uniforme y de su rol como soldado, lo hizo como
ciudadano y, como tal, se le ordenó presentarse sin armas a las elecciones;
salvo en las elecciones de 1818, período durante el cual, como consecuencia
del estado de guerra, fueron las tropas las que participaron en las elecciones.
Además de las diferencias entre la Nueva Granada y Venezuela en la de-
nición del ciudadano, algunos publicistas neogranadinos, entre los que se
encuentra Vicente Azuero, veían con desconanza al ejército permanente y su
participación en las asambleas constituyentes y en los procesos electorales. En
los meses de marzo y abril de 1827, durante el viaje de regreso de Bolívar de
Caracas a Bogotá para posesionarse como presidente de Colombia ante el Con-
greso nacional, los editoriales del periódico ElConductor, manifestaron algunas
modicaciones que debía realizar el cuerpo legislativo, entre las que se encon-
traba la reforma y reducción del ejército permanente.24 Esta medida debía ser la
primera decisión por adoptar, pues la historia había demostrado que las tropas
permanentes habían sido uno de “los funestísimos frutos del siglo feudal”.25
Los intentos por reducir la tropa y la interdicción de su participación en
las elecciones fue producto de las tensiones entre Bolívar y Santander. Nadie
en Colombia desconocía la obediencia casi ciega que el ejército prodigaba a
Bolívar. En su diario de viaje a Colombia, en 1823, Mollien notaba: “el ejército
es, en cuerpo y alma, del Gobierno actual, menos tal vez por entusiasmo por
las instituciones que éste representa que por adhesión a los hombres que las
establecieron; si Bolívar pidiera a sus soldados la corona, éstos le llevarían
en triunfo”.26 Santander temía que esta metáfora que había utilizado Mollien
para describir la tropa colombiana se volviera una realidad, por eso intentó
por todos los medios posibles disminuir el poder de Bolívar en las urnas y
en la guerra. En una carta, Santander le informaba a Bolívar que no había
suciente dinero para mantener las tropas en el interior, porque las rentas
públicas estaban agotadas, y añadía “que fuera de esto, eran innecesarias
dichas tropas por haber cesado los temores que inspiraba la tercera división;
que el general Obando había sido reconocido como jefe de ella y restablecido
el orden constitucional en Guayaquil”,27 por ende, estas debían desintegrar-
se. La respuesta negativa de Bolívar aumentó las tensiones y su regreso fue
24. Periódico dirigido por Vicente Azuero en el que participaba Florentino González.
25. “El Conductor”, ElConductor, n.° 20, 10 de abril de 1827. El artículo se llama como
el periódico, por lo que se puede asumir que corresponde al editorial.
26. Gaspard-Théodore Mollien, ViajeporlarepúblicadeColombiaen1823(Bogotá: Ban-
co de la República, 1944), 209.
27. José Manuel Restrepo, HistoriadelarevolucióndelarepúblicadeColombiaenlaAmé-
ricameridional, t. 4 (Besanzón: Imprenta de José Joaquín, 1858), 58.
Procesos 54, julio-diciembre 2021 65
comparado con el de “Bonaparte cuando volvió de Egipto y que aboliría la
constitución de Colombia, persiguiendo a los que la hubiesen defendido”.28
El Congreso decretó que se redujese el número del ejército a 10 mil hombres,
a lo que Bolívar arguyó que “sin las tropas sucientes no podría encargarse
del Gobierno, porque no tendría medios de hacerse obedecer”.29 Y ante la
posibilidad que no prestase juramento y no asumiera el poder ejecutivo, el
Congreso decidió postergar el decreto.
los Parámetros Para la eleCCión de los eleCtores
y los diPutados a la gran ConVenCión
Los eventos que llevaron a la convocatoria de la Gran Convención de
1828 fueron la sumatoria de las inconformidades de algunos venezolanos
quienes, desde la promulgación de la Constitución de 1821, estuvieron en
desacuerdo con el Gobierno centralista creado por la Ley fundamental de
Colombia.A esto se sumó el desconcierto hacia los altos reclutamientos de
tropas ocurridos en Puerto Cabello y en las Islas Margarita; las tensiones
entre algunos publicistas caraqueños y Santander, la prolongada ausencia de
Bolívar, entre otros problemas; que, en 1826, con los disturbios de Valencia
y la acusación del Congreso contra el general Páez, fueron la oportunidad
perfecta para levantarse contra el Gobierno de Santander en nombre de la
soberanía del pueblo, para convocar a una nueva convención constituyente.
En medio de la insurrección comandada por Páez en las provincias de Valen-
cia y Caracas, Bolívar fue llamado como jefe supremo de la patria, el único
que podía reunicar la nación. Como lo ha demostrado Véronique Hébrard,
Bolívar aparece, de toda evidencia, como la única persona con el poder de
restablecer el orden y la seguridad,30 para lo cual, regresó con el proyecto
constitucional creado para Bolivia y con la rme intención de implemen-
tarlo en Colombia, intención que no fue acogida con mayor agrado y que
condujo a innumerables debates. En medio de este momento de dicultades
políticas, se inició un proceso electoral que, por su naturaleza de crisis, deja
entrever con mayor nitidez las prácticas electorales de la década de 1820.
Con la aprobación del Congreso de la convocatoria de la convención
constituyente se inició la contienda electoral que tenía como objetivo la de-
fensa de varios modelos de regímenes políticos; por un lado se encontraba
la confrontación entre un sistema político federal o centralista y, por otro, un
28. Ibíd.
29. Ibíd., 60.
30. Hébrard, LaVenezuelaindépendant..., 331.
Procesos 54, julio-diciembre 202166
gobierno republicano, representativo, rotativo y responsable, representado
en los principios de la Constitución de 1821, defendido por Santander; o un
gobierno republicano con una presidencia vitalicia e irresponsable materia-
lizado en la constitución boliviana, defendido por Bolívar.31 Esta dualidad en
los principios políticos y administrativos no se materializó en una contien-
da electoral guiada por unas ideas o programas políticos. Fue, sobre todo,
la elección de sujetos virtuosos y patriotas, antes que de proyectos políticos
que respondieran a un modelo de gobierno determinado. Este fenómeno se
puede explicar por la persistencia de los elementos carismáticos en la elección
de los representantes, dado que los elementos subjetivos primaban sobre la
racionalidad política. De otra parte, la percepción negativa de los partidos,
considerados como una enfermedad del cuerpo social que amenazaba con
la destrucción de la unidad nacional, conllevó a crear una falsa imagen de
un escenario electoral que debía ser ascético, alejado de las pasiones que pu-
dieran corromper los intereses de los elegidos y donde primaran las buenas
ideas morales y las virtudes patrióticas. Este escenario privilegió la idea de
que los sufragantes debían elegir a los electores y diputados a la convención
en función de un ideal supremo: la búsqueda de la unicación y pacicación
de la nación, y esto ocultó el debate en torno a la construcción de consensos a
partir de las diferentes posiciones políticas. Asimismo, esta falsa visión de la
política exenta de la competencia creó una visión de una única solución po-
sible. Fuera de esa “única visión” posible, el contradictor fue pensado como
enemigo de las buenas acciones morales y las virtudes patrióticas.
Los discursos moralizadores de la política negaban por desconocimien-
to o intencionalmente la existencia de facciones o grupos políticos que las
tensiones de 1826 habían rearmado, los cuales alimentaron la competencia
electoral de 1827. Esas facciones fueron las encargadas de crear estrategias
electorales como la presentación de listas en los periódicos y las cartas per-
sonales, a partir de las cuales se tejieron redes para buscar la elección de
determinados sujetos a lo largo y ancho del territorio nacional.
Al comparar los electores elegidos en 1822 y 1825 con los elegidos en 1827,
no hubo mayores cambios. Los elegidos fueron los hombres que contaban con
una preeminencia social y una experiencia en la administración, siempre uni-
das a su predominancia local, como en 1822. De la lista presentada por el perió-
dico ElDefensordelasLibertadesColombianas32 para la elección de los electores del
31. “Proyecto de constitución para Bolivia. Título V. Del Poder Ejecutivo. Artículo 79.
El Presidente de la República es el Jefe de la administración del Estado, sin responsabili-
dad por los actos de dicha administración”, en Héctor Conte Bermúdez, LacreacióndeBo-
liviaylaConstituciónbolivianaenelistmodePanamá (Panamá: Imprenta Nacional, 1930), 74.
32. “Elecciones para la Convención”, ElDefensordelasLibertadesColombianas, n.° 12,
21 de octubre de 1827.
Procesos 54, julio-diciembre 2021 67
cantón de Bogotá, de los veinticuatro nombres propuestos para electores fue-
ron votados ocho, seis en Bogotá y dos en sus respetivos cantones de nacimien-
to. Lo mismo sucedió con la lista presentada por el periódico ElConductor,33 en
la que fueron elegidos solamente los hombres que habían nacido en el cantón
donde se realizaba la elección. La preeminencia de la vecindad sobre las reco-
mendaciones de listas publicadas, al momento de elegir, muestra el poco inu-
jo que tenía la prensa en las asambleas primarias; los sufragantes parroquiales
votaban en función de los vínculos de vecindad y no de la imprenta.
En las asambleas secundarias el voto de los electores estuvo ligado a la emer-
gencia de competidores identicables.34 Aunque los periódicos no asociaban a
sujetos especícos con un determinado bando político, las acusaciones hacia
los seguidores de Bolívar se ponían en el plano de hombres intrigantes, poco
patrióticos que conducirían al país a la tragedia. En este nivel era inexistente la
discusión de proyectos políticos, bajo el estandarte de personajes reconocidos,
la construcción de la opinión electoral se constreñía a juicios de orden moral.
Pero mientras la prensa construía un escenario electoral virtuoso, en el
teatro político, que pocos podían ver, la competencia electoral tomó otras
dimensiones. Entre el momento en el que los electores fueron elegidos y en el
que estos debían elegir a los diputados a la convención, transcurrió un mes
y medio. Si se descuentan los quince días necesarios para hacer el escrutinio
y la publicación de los resultados, los electores contaban con un mes para
decir por quiénes votarían en las asambleas de cantón. Durante este tiempo,
los electores se reunieron para discutir quiénes debían ser los elegidos como
diputados a la convención, es decir, los electores llegaron a las asambleas
electorales con la elección hecha y discutida de antemano. En las reuniones
privadas que antecedieron a la elección de los diputados a la convención, se
presentaban los nombres de aquellos sujetos que podían ser elegibles. Había
una construcción de candidaturas internas, las que podían venir de terceros
o no, como lo describe Santander en una carta enviada a José María del Cas-
tillo: “pensé en usted para convencionista, aunque nada dije a los compañe-
ros porque por lo mismo que ellos podían temer mi inuencia en las elec-
ciones, he querido abstenerme de dirigirlos; por el contrario, les dije ahora
10 días que se conviniesen en los candidatos y yo me presentaría gustoso”.
Y prosigue: “yo puedo decir a usted que tengo seguridades de que usted
será nombrado por Mariquita, y ya menos de Cartagena desde que recibí el
último correo. Puede usted creerme que mi convicción íntima es que usted
es preciso allá en la convención [...]. Hemos quedado de vernos los electores
33. “Elecciones”, ElConductor, n.° 29, 7 de noviembre de 1827.
34. Patrice Gueniey, LaRevoluciónfrancesaylaselecciones.Democraciayrepresentación
anesdelsigloXVIII(Ciudad de México: Instituto Federal Electoral / Fondo de Cultura
Económica, 2001), 453-454.
Procesos 54, julio-diciembre 202168
dentro de 10 días nuevamente”.35 A ese nivel, la elección no dependía de los
discursos o compromisos que pudiesen asumir los candidatos frente a sus
comitentes, la elección era un acto deliberado en función de los vínculos es-
tablecidos entre cada facción unida por intereses comunes.
A pesar de las demostraciones de ecuanimidad que se quería mostrar
a través de la prensa, era claro que los partidarios de Santander no iban a
elegir a los amigos de Bolívar, ni viceversa, aun cuando esa fuera la voluntad
de los sufragantes parroquiales. O si lo hacían era claramente una estrategia,
como ocurrió en el caso del ministro Castillo, elegido diputado por el cantón
de Bogotá, donde Santander era elector. Castillo fue contradictor de Santan-
der durante los sucesos de Valencia y era amigo de Bolívar, pero Santander
lo veía como un posible aliado para debilitar la inuencia de Bolívar en la
convención. El uso de la correspondencia como una herramienta electoral
era esencial en la competencia electoral, a través de la cual se creó una red
política en la que se podía identicar a los competidores.36
Entre los candidatos de Bolívar se encontraban: Fernando Peñalver, Mi-
guel Peña, el general Santiago Mariño, Cristóbal Mendoza, Rafael Arboleda,
Joaquín Mosquera y el general Mariano Montilla; a cada uno de ellos les
escribió solicitándoles que emplearan su inuencia para que en la conven-
ción llegaran personas “que procuren la felicidad de la patria y borren de su
memoria sus pasiones”.37
A pesar de la existencia de rivalidades y de los lazos clientelares que
contribuían en la formación de facciones, Santander y Bolívar intentaban
presentarse como ajenos a cualquier bando político, pues toda facción era
asimilada a una causa particular y, por ende, egoísta u opuesta a los intereses
generales. En este punto, Santander armaba:
yo ni soy jefe, ni pertenezco a partido alguno. Mi causa es la de Colombia: ella se
reduce a que sea para siempre independiente, que haya leyes dictadas libremen-
te por los legítimos representantes de la Nación, y que sean igualmente invulne-
rables a los gobernados y a los gobernantes; que el pueblo goce de las garantías
de un Gobierno positivamente republicano.38
35. Santander, “Carta de Santander al señor José María del Castillo”, Bogotá, 11 de
diciembre de 1827, en Santander, Cartasymensajes..., vol. VII, 358.
36. Santander, “Carta de Santander al doctor Runo Cuervo”, Popayán. Hacienda de
Hato Grande, 22 de diciembre de 1827, en ibíd., 359.
37. Simón Bolívar, “Carta de Bolívar al general Santiago Mariño”, Bogotá, 21 de sep-
tiembre de 1827, doc. 1451. Archivo del Libertador, http://www.archivodellibertador.
gob.ve/escritos/inicio.php; Bolívar, “Carta de Bolívar al señor Fernando Peñalver”, Bo-
gotá, 24 de octubre de 1827, doc. 1480, en ibíd.
38. Santander, “A mis compatriotas”, Bogotá, 13 de enero de 1828, en Santander, Car-
tasymensajes..., vol. VII, 366.
Procesos 54, julio-diciembre 2021 69
Sin embargo, los resultados electorales y la posterior disolución de la
Asamblea Constituyente pusieron en evidencia las profundas divisiones
partidistas existentes en el país.
resultados eleCtorales a la ConVenCión y fraCaso
de los diPutados Como rePresentantes de la naCión
La ley del 29 de agosto de 1827, que arregló las elecciones para la con-
vención de Ocaña, dejó la vía libre para que los congresistas y todo aquel
que desempeñara un cargo público pudiera ser elegido diputado. El único
cargo que fue excluido de participar en la elección fue el de presidente de la
república. Los intendentes, gobernadores y demás que tuvieran alguna au-
toridad militar o eclesiástica podían ser elegidos por otras provincias que no
fueran las de su mando, con lo cual se buscó disminuir la presión que estos
pudieran ejercer sobre el cuerpo electoral de su provincia. Esta libertad de
elección posibilitó que la convención estuviera compuesta por una parte de
los constituyentes de 1821, y por los senadores y representantes a la Cámara
del Congreso de 1827. Pero, a pesar de esta continuidad en la representación,
la Asamblea Constituyente no logró solucionar la profunda división existen-
te en la Gran Colombia.
Las asambleas electorales escogieron a aquellos hombres que ya tenían
experiencia en la administración o que ya habían ocupado un cargo de carác-
ter electivo. En términos económicos y de pertenencia social, esta élite admi-
nistrativa de la nueva república era la misma élite del Antiguo Régimen. Em-
pero, un nuevo elemento hacía parte de dicha élite: sus vínculos partidistas.
En las votaciones de las asambleas secundarias se esbozan dichos elementos.
Si bien los requisitos económicos y morales eran importantes, fueron los vín-
culos políticos los que predominaron.
Las votaciones produjeron una cartografía electoral no muy distinta a la
de las elecciones de 1825, pero con la novedad de las divisiones partidistas
(mapa 3). En las provincias del norte ganaron las elecciones los bolivaria-
nos, al igual que en las provincias de Pichincha, Loja, Guayaquil, Cuenca
y Chimborazo, en el departamento de Ecuador. En el centro del país, en las
provincias de Panamá, Chocó, Antioquia, Mompós, Pamplona, Socorro,
Tunja, Bogotá, Neiva, Pasto y Buenaventura, ganaron los santanderistas. En
la provincia de Popayán la asamblea se dividió entre santanderistas y boli-
varianos, sin que ninguna de las dos facciones obtuviera una mayoría sobre
el número de diputados, al igual que en las provincias de Trujillo y Apure.
Otro elemento que contribuyó a avivar las tensiones partidistas fue la
formación de la junta calicadora, la cual debía ser formada por los mis-
Procesos 54, julio-diciembre 202170
mos diputados, ante lo cual cada facción, una vez conocidos los resultados,
apresuró el viaje hacia Ocaña. El Congreso estipuló que serían los primeros
diputados en concurrir a esa ciudad, con tal que no fuesen menos de diez los
encargados de formar la comisión delegada para examinar los registros de
todas las asambleas electorales y de extender los respectivos informes sobre
cada una de las elecciones. Este grupo de diputados sería, a la vez, el encar-
gado de nombrar al presidente de la junta calicadora. Esta politización de
la junta aumentó la desconanza entre una y otra facción. Quince días antes
de que se realizaran las elecciones secundarias, Bolívar les escribió a sus ami-
gos para que, una vez conocido el resultado de las elecciones, se pusieran en
marcha hacia Ocaña; entre ellos se encontraba Rafael Arboleda, a quien le
escribió lo siguiente:
Mapa 3. Lugares en que fueron elegidos los santanderistas y los bolivarianos, 1827
Fuente: Archivo General de la Nación (AGN). Archivo Histórico Legislativo Congreso de
la República. Estante 1, cara A, bandeja 3, Senado, Actas y registros de elecciones, 1826,
legajo LXI.
Elaborado por la autora.
Veraguas
Panamá
Cartagena
Antioquia
Chocó
Mariquita
Neiva
Popayán
Santa Marta
Riohacha
Maracaibo
Socorro
Tunja
Santafé
Casanare
Pamplona
Mérida
Pasto
Trujillo
Coro
Barinas
Apure
Caracas Barcelona
Cumaná
Guyana
Ecuador
Margarita
Ecuador
64 %
Pasto
100 %
Popayán
21 %
Neiva
64 %
Buenaventura
100 %
Chocó
0 %
Antioquia
17 %
Panamá
64 %
Veraguas
100 %
Cartagena
Sin datos
Santa Marta
100 %
Pamplona
87 %
Socorro
34 %
Tunja
83 %
Mariquita
31 %
Santafé
26 %
Casanare
100 %
Barinas
68 %
Mérida
0 %
Maracaibo
0 %
Riohacha
0 % Coro
0 %
Trujillo
Sin datos Caracas
0 %
Barcelona
37 % Cumaná
60 %
Guyana
100 %
Apure
Sin datos
Margarita
Ecuador
Pasto
Popayán
Neiva
Santafé
Mariquita
Tunja
Socorro
Pamplona
Chocó
Antioquia
Panamá
Veraguas Cartagena
Santa Marta
Riohacha
Maracaibo
Mérida
Trujillo
Coro
Caracas
Barinas
Apure
Barcelona
Cumaná
Guyana
Margarita
Procesos 54, julio-diciembre 2021 71
sabe que los diez primeros diputados que llegan al sitio de la convención cali-
can a los demás: desde luego, no debemos olvidar que las elecciones de esta
capital no serán nada favorables y que, apenas electos, se pondrán en marcha
para ganar la primera ventaja. Por supuesto, que el Sr. Santander será el primer
diputado y sus amigos le seguirán. Por esto es preciso, mi querido amigo, que
Vd. se interese junto con los amigos para que los buenos diputados vengan in-
mediatamente a Ocaña, aun cuando no se les den dietas inmediatamente, a n
de oponerse a los contrarios que seguramente llegarán allí los primeritos: ésta es
cosa que la veo suceder. Antes de ahora le he manifestado el deseo que tengo que
Vd. venga a la convención, y le ruego encarecidamente no deje de concurrir a ella
en caso de ser electo, como lo espero. Vd., mí migo, por sus luces, moderación y
sanidad de principios servirá a su patria con innito provecho: ya hemos visto
cuanto puede Vd. hacer por ella por lo que hizo en el congreso pasado.39
Al comparar el mapa de los resultados electorales de diputados a la Con-
vención (mapa 3) con las distancias entre las capitales de cada provincia y
la ciudad de Ocaña (tabla 3), salta a la vista que los santanderistas serían los
primeros en llegar, es decir, que serían los encargados de conformar la junta
escrutadora. La fecha estipulada para el inicio de la Convención Constitu-
yente era el 2 de marzo y, sin pérdida de tiempo, los primeros diputados se
reunieron en sesión calicadora el 3 de marzo. Estuvo compuesta por: Fran-
cisco Soto, Francisco De Paula Santander, Luis Vargas Tejada, Joaquín Gori,
Romualdo Liévano, Francisco López Aldana, José Félix Merisalde, Valentín
Espinal, Rafael Hermoso, Juan Bautista Quintana, Santiago Mazenet, José
María Salazar, Ángel M. Flórez, Diego Fernando Gómez y Ezequiel Rojas;
faltaron el señor Concha, que se hallaba enfermo, y el señor Briseño.40 La
calicación de las elecciones comenzó y, con ella, las disputas entre las fac-
ciones. La calicación de la provincia de Carabobo fue vista por los boliva-
rianos como prueba de la parcialidad de la junta escrutadora controlada por
los santanderistas. La calicación fue considerada por los bolivarianos como
la prueba de que “la ceguedad de las pasiones y el obstinado espíritu de par-
tido se habían hecho superiores a los encantos de las virtudes patrióticas”.41
De los cuatro elegidos como diputados en la provincia de Carabobo, a saber:
Salvador Mesa, Francisco Aranda, Vicente Michelena y Miguel Peña, los tres
39. Bolívar, “Carta de Bolívar a Rafael Arboleda”, Bogotá, 15 de diciembre de 1827,
doc. 1531. Archivo del Libertador, http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/ini-
cio.php.
40. “Gran Convención”, GacetadeColombia, n.° 338, 6 de abril de 1828.
41. Los diputados que se separaron de la Convención al pueblo colombiano, “Expo-
sición de los motivos que tuvieron los diputados que suscriben para separarse de la Gran
Convención”, LaCruz, 12 de junio de 1828. Biblioteca Nacional de Colombia (BNC), fondo
Pineda150, pza. 10, p. 4.
Procesos 54, julio-diciembre 202172
primeros fueron calicados por la junta como sujetos que cumplían con las
cualidades legales. Pero para una parte de la junta, Miguel Peña no contaba
con dichos requisitos por tener en curso una causa criminal pendiente por
usurpación de caudales públicos.42
ConClusiones
Las tensiones entre santanderistas y bolivarianos se sumaron a la poca
legitimidad que le otorgaban algunos a las elecciones, consideradas como
“la coronación de los deseos”43 de un partido. Las elecciones no fueron es-
timadas como la expresión legítima de la soberanía del pueblo, el cual fue
considerado un actor con poca capacidad para ejercer autoridad y control so-
bre las elecciones y sus representantes. Jerónimo Torres, en “Observaciones
42. “Gran Convención de Ocaña. Sesión del día 5 de marzo de 1828”, GacetadeColom-
bia, n.° 338, 6 de abril de 1828.
43. Los diputados que se separaron de la Convención al pueblo colombiano, “Expo-
sición de los motivos...”, 5.
Tabla 3. Número de leguas entre la capital de la provincia y Ocaña
Capital de la
provincia Leguas Capital de la
provincia Leguas Capital de la
provincia Leguas
Pamplona 60 Cartagena 133 Veraguas 310
Socorro 66 Maracaibo 138 Barcelona 333
Mompós 72 Neiva 165 Guayana 348
Tunja 86 Santa Marta 168 Cumaná 353
Mérida 94 Achaguas 173 Ibarra 353
Honda 100 Riohacha 200 Asunción 367
Antioquia 100 Valencia 218 Quito 380
Bogotá 116 Popayán 230 Puertoviejo 405
Pore 116 Panamá 233 Riobamba 425
Coro 133 Quibdó 245 Cuenca 460
Trujillo 133 Caracas 253 Guayaquil 465
Barinas 133 Pasto 282 Loja 498
Fuente: GacetadeColombia, n.° 314, 21 de octubre de 1827.
Elaborado por la autora.
Procesos 54, julio-diciembre 2021 73
políticas dirigidas a la gran convención de Colombia”, decía: “no se puede
oír sin asombro que de dos y medio millones de habitantes de Colombia no
lleguen a ocho mil los que han sufragado para las elecciones, nada menos
que de una gran convención”.44 Para Torres las elecciones eran la expresión
de una mínima fracción del cuerpo social, la cual no lograba crear un vínculo
estrecho e inquebrantable entre los sufragantes y los diputados a la conven-
ción.
Otro elemento que debilitó el proceso de institucionalización de las elec-
ciones como única fuente de autoridad fue la poca legitimidad que tuvieron
los resultados electorales, pero, sobre todo, la politización de la junta cali-
cadora, la cual fue considerada por ambas facciones como una herramienta
de manipulación del contrario. Al negar los resultados electorales de la junta
calicadora y al apartarse de la Convención constituyente, los diputados la
despojaron de su carácter de asamblea deliberativa formada según la volun-
tad del pueblo; como consecuencia, la Convención se convirtió en un campo
de batalla en el que cada facción quiso imponer su posición política como la
verdadabsoluta, la única que podía salvar la nación de su destrucción.
Todas las discusiones acerca de los proyectos constitucionales presen-
tados por cada partido fueron recibidas como actos que atentaban contra la
república, considerada como un proyecto monárquico o demasiado liberal.
Estas tensiones al interior de la Convención Constituyente condujeron a su
disolución y, acto seguido, a su desconocimiento por parte del mismo pue-
blo; con ello surgieron de nuevo cabildos abiertos en los cuales los ciuda-
danos desconocían la legitimidad de sus representantes en la Convención,
llamando a Bolívar como su máxima autoridad quien, de nuevo, era consi-
derado como la única persona que podía salvarlos de los peligros de la gue-
rra. A partir de este momento, se dio inicio a la última dictadura de Bolívar
y tanto los representantes como el mismo pueblo despojaron a las elecciones
de su carácter de mediador de los conictos.
44. Gerónimo Torres, “Observaciones políticas dirigidas a la gran convención de Co-
lombia, por el ciudadano que las suscribe”. BNC, fondo Miscelánea 194, pza. 7, p. 6.
Procesos 54, julio-diciembre 202174
fuentes y bibliografía
FUENTES PRIMARIAS
Archivos consultados
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http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/inicio.php.
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