Procesos 49, enero-junio 2019214
la sola planicación da cuenta de cómo las élites están luchando por insertar
la ciudad de Guayaquil en la modernidad.
El segundo capítulo está dedicado al análisis del primer tipo de sociabili-
dad que surge en este proceso de cambios e intentos de modernización de la
ciudad: los ateneos. Según el autor, la aparición del intelectual como sujeto au-
tónomo, separado de la política, corresponde a una nueva etapa en el predo-
minio del capital con una nueva división del trabajo que “impone la búsqueda
de especialización y profesionalización del saber letrado”. En el Ecuador esto
signicó la aparición de espacios y prácticas de sociabilidad que surgieron a
la par de los procesos de modernidad política, económica y cultural. Destaca
entre estos espacios de sociabilidad el Ateneo Olmedo de Guayaquil.
Los ateneos fueron centros literarios donde personas se reunían para el
cultivo de las “bellas letras”, con el propósito de alcanzar reconocimiento y
legitimidad públicas. Fueron asociaciones voluntarias que formalizaban re-
laciones de amistad e intereses comunes entre sus miembros, por medio de
estatutos y directivas, además de la realización de actividades públicas. Se-
gún Hidalgo, aquí se produjo una suerte de tránsito desde las sociabilidades
privadas, propias de círculos burgueses que se reunían en casas particulares;
hacia nuevas formas de asociación que sí se interesaban en participar activa-
mente en la esfera pública. En este sentido, Hidalgo arma que los ateneos
fueron un aporte en el proceso de construcción de la nación, porque contri-
buyeron a fomentar una conciencia cívica nacida de las élites de intelectuales
que entraron en diálogo con los intereses ideológicos del Estado.
El Ateneo Olmedo contaba en principio con unas 70 personas entre las
que se encontraban comerciantes, hacendados, médicos, periodistas, bi-
bliólos, fotógrafos, abogados y profesores. Estaba abierto a la inclusión de
nuevos integrantes, bajo ciertos requisitos y formalidades previamente de-
nidas. Entre sus integrantes también existía heterogeneidad en cuanto a la
edad y pensamiento político, es decir, había viejos y jóvenes, conservadores
y liberales. Realizaba actividades públicas en las que existía un interés por
demostrar el aprecio que se tenía por las artes, en especial la música, la poe-
sía, el canto y la declamación. También se publicó una revista mensual que,
para atraer lectores, organizaba concursos de poesía y declamación, ya que
consideraban como necesidades básicas de un hombre público el dominio de
la elocuencia y la retórica.
El tercer y último capítulo aborda el segundo tipo de sociabilidad que, de
alguna manera, es una suerte de evolución de los ateneos. Para ello, Hidalgo
analiza primero la revista América Modernista como ejemplo de agrupaciones
que desde lo intelectual buscaban insertar a la ciudad y al país en la moder-
nidad. Para el autor los gestores de esta revista, pese a ser más bien román-
ticos que propiamente modernistas, poseen un credo ideológico moderno.