Procesos 48, julio-diciembre 2018 13
nales ligadas al mundo del arte, el surgimiento del museo y las exposiciones
que colocan al arte en el centro de la escena pública. El arte moderno no se-
ría un fenómeno único y universal, sino el resultado de procesos mundiales
que se dieron de forma interconectada, pero también enraizada localmen-
te.
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Su carácter internacional estaría dado, precisamente, por las condiciones
geopolíticas mundiales que permitieron esas interconexiones.
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Entonces, el
arte moderno tendría que pensarse en plural, ocurriendo en diversos lugares
y momentos en un contexto en donde se iban instalando las condiciones de
la modernidad, así fuera de forma contradictoria y paradójica en relación a
otros elementos premodernos.
La reexión sobre el arte moderno producida desde América Latina tam-
bién ha experimentado un giro en esta dirección. Con una tradición historio-
gráco-artística que se remonta a nes del siglo XIX
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y con una fuerte tradi-
ción teórica desde la crítica de arte durante la Guerra Fría,
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desde los años
1980 la historiografía del arte de América Latina ha ido profesionalizándose
y revisando algunos de los legados de una visión modernista del arte mo-
derno en la que, al igual que en otras regiones del mundo, las vanguardias
monopolizaban la atención y se las seguía considerando como punto de lle-
gada. Una de las consecuencias de esta visión era la invisibilización de otros
procesos de modernización artística, como la formación en las academias o
4. Parul Dave Mukherji, “Whither Art History? Whither Art History in a Globalizing
World”, The Art Bulletin XCVI, n.º 2 (junio 2014): 151-155.
5. El interés por pensar el arte moderno en sentido interconectado y plural se expresa,
por ejemplo, en el libro editado por Elaine O’Brien, Everlyn Nicodemus, Melissa Chiu,
Benjamin Genocchio, Mary K. Coffey y Roberto Tejada, Modern Art in Africa, Asia, and
Latin America: An Introduction to Global Modernisms (Londres: Wiley-Blackwell, 2013) o en
el número de The Art Bulletin, dedicado a pensar geopolíticamente el arte moderno. Ver el
dossier de The Art Bulletin XCVI, n.º 2 (junio 2014).
6. Como ejemplo de esta tradición está José Gabriel Navarro, una gura fundante de
la historia del arte en Ecuador.
7. Mosquera hace un balance de los aportes de la generación crítica de las décadas de
1960 y 1970, en la que se puede contar al menos diez guras descollantes a lo largo y ancho
de América Latina (Juan Acha y Mirko Lauer, desde Perú; Aracy Amaral, Mario Pedrosa
y Federico Morais, desde Brasil; Damián Bayón y Fermín Fevre, desde Argentina; Néstor
García Canclini, desde Argentina y México; Marta Traba desde Colombia, entre otros).
Esta generación comprometida políticamente con los problemas geopolíticos de la región,
produjo una rica y compleja teoría del arte anclada en la realidad social. Gerardo Mosque-
ra, “Introducción”. En Beyond the Fantastic: Contemporary Art Criticism from Latin America
(Londres / Cambridge: The Institute of International Visual Arts / The MIT Press), 10. El
libro América Latina en sus artes, ed. por Damián Bayón, recoge algunas de las contribucio-
nes de estos autores. Damián Bayón, relator, América Latina en sus artes (México D. F.: Siglo
XXI Editores, 1978).
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