Procesos 50, julio-diciembre 2019180
el que está implícito un cuestionamiento a la idea misma de arqueología. Me
parece que un mérito del libro es haber sabido organizar distintos recorridos
por el Quito del metro. Y me reero tanto a quienes como Cabrera Hanna o
Godard reexionan sobre los impactos de la construcción del metro, como a
los historiadores Burgos, Terán, Del Pino y Webster. Se trata de conexiones en-
tre distintos tiempos y situaciones en los que además de los autores participa
el lector. Leyendo el texto de Inés del Pino, por ejemplo, empecé a imaginar
todo el sistema de intercambios materiales y simbólicos organizados a partir
de la Plaza. En este caso, el archivo sirve de auxiliar a la memoria. El texto de
Susan Webster, por su parte, nos muestra hasta qué punto fue invisibilizada
la participación de la población indígena en la construcción de San Francisco
y por ende de la ciudad. Rosemarie Terán Najas hace uso de un conocimiento
pormenorizado de las políticas de patrimonio desarrolladas en más de dos
décadas, pero también de estudios históricos y arqueológicos para reconstruir
ese otro mundo que existía más allá de la plaza; la relación de la plaza con la
iglesia y con un mundo de intercambios y de sacralidad predominantemente
indígena. A esto último contribuye el importante artículo de Hugo Burgos.
No voy a detenerme en los estudios especícos que forman parte de esta
publicación, sino a cuestiones que atraviesan al libro en su conjunto. Lo que
llamamos patrimonio se caracteriza por sus contenidos concretos, esto es his-
tóricos, antes que generales o abstractos. El patrimonio es una problemática
propia de la modernidad, paralela a la formación de colecciones y museos.
La noción de patrimonio forma parte de los procesos de construcción de las
naciones y de reinvención de tradiciones como las del hispanismo, estudia-
da por Guillermo Bustos, o las del ornato estudiadas por mí.
1
El patrimonio
tiene que ver con la búsqueda de sentidos, de lo que da fundamento, pero el
cómo se lo hace depende de las circunstancias históricas. No ha funcionado
del mismo modo en Francia, en México, en el Cuzco, en Bogotá o en Quito. El
patrimonio toma, en muchos casos, la forma de historia monumental e his-
toria anticuaria, pero también existen discursos patrimoniales relacionados
con los proyectos totalitarios o con un tipo de historia aparentemente crítica
comprometida con las ideologías y las teleologías de Estado. En muchos ca-
sos se trata de la búsqueda de sentidos ahí donde estos se han perdido. Fue,
justamente, en la Alemania culturalmente mediocre del siglo XIX, cuando,
de acuerdo con Nietzsche, se desarrolló un culto por lo monumental y una
monumentalización del pasado. Pero en otros casos lo que opera es el olvi-
do. Cabe preguntarse cuáles son los usos que se dan hoy, en este momento,
1. Guillermo Bustos, Elcultoalanación.Escrituradelahistoriayritualesdelamemoria
en Ecuador, 1870-1950 (Quito: Fondo de Cultura Económica/UASB-E, 2018); Eduardo
Kingman Garcés, Laciudadylosotros.Quito1860-1940:higienismo,ornatoypolicía (Quito:
FLACSO Ecuador/Universitat Rovira e Virgili, 2006).
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