KIPUS: REVISTA ANDINA DE LETRAS Y ESTUDIOS CULTURALES,
No. 52 (Julio-Diciembre, 2022), 29-37. ISSN: 1390-0102


Humberto E. Robles (1938-2021): amigo, colega, mentor


Humberto E. Robles (1938-2021): Friend, Collegue, Mentor


DOI: 10.32719/13900102.2022.52.5


Fecha de recepción: 28 de enero de 2022 Fecha de aceptación: 31 de marzo de 2022







Michael Handelsman handelsman@utk.edu ORCID

University of Tennessee Knoxville, Estados Unidos


RESUMEN

Este homenaje a Humberto E. Robles va en doble vía: dos reseñas de libros suyos y dos propósitos. A partir de mis reflexiones sobre La noción de vanguardia en el Ecuador. Recepción, trayectoria y documentos 1918-1934 (1989) e Imagen e idea de Guayaquil (2019), pretendo, primero, reconocer su legado valioso de conocimientos y lecturas críticas que seguirá encaminando a futuras/os lectores de la literatura y cultura en general de América Latina. Luego, ofrezco aquí un testimonio de mi amistad con Humberto que nació en la Biblioteca Municipal de Guayaquil en 1979.

Palabras clave: Ecuador, modernismo, vanguardia, revistas, historia, memoria.


ABSTRACT

This tribute to Humberto E. Robles follows two complementary directions: two book reviews and two objectives. From my reflections on La noción de vanguardia en el Ecuador. Recepción, trayectoria y documentos 1918-1934 (1989) and Imagen e idea de Guayaquil (2019), I intend, first, to acknowledge his valuable legacy of knowledge and critical readings that will continue to guide future readers of Latin American literature and culture in general. Then, I offer here a testimony of my personal friendship with Humberto that was born in Guayaquil’s Municipal Library in 1979.

Keywords: Modernism, notions of Avant Garde, literary magazines, history.





DESDE EL FALLECIMIENTO de Humberto E. Robles el 20 de mayo de 2021, múltiples colegas han expresado su pesar con comentarios personales y, sobre todo, han resaltado los significativos aportes de Humberto al estudio y a la investigación de las letras latinoamericanas. Sus contribuciones ya constituyen un legado valioso de conocimientos y lecturas críticas que sin duda seguirá encaminando a futuros/as lectores de la literatura y de la cultura en general de América Latina. Con la esperanza de motivar a colegas a volver a leer la obra crítica de Humberto, ofrezco aquí dos breves reseñas que tuve el honor de escribir hace algunos años, que en cierta manera constan como un testimonio de mi amistad con Humberto; una amistad que nació en la Colección Rolando de la Biblioteca Municipal de Guayaquil en 1979.

En cuanto a la primera reseña, resulta que coincidimos en ese archivo de Guayaquil cuando yo hacía mi investigación sobre las revistas modernistas del Ecuador y Humberto trabajaba sobre la "noción de vanguardia", también empleando algunas de las mismas revistas. De una manera especial, su libro sobre la vanguardia y el mío sobre las revistas modernistas contienen entre líneas las muchas conversaciones que sostuvimos durante varias semanas en la Rolando, conversaciones en que yo escuchaba más que hablaba, aprovechando las observaciones incisivas y perspicaces de Humberto sobre el material que puso en marcha una amistad caracterizada por innumerables consultas, encuentros, colaboraciones e intercambios de ideas y proyectos que no se detienen pese a la muerte del querido amigo.

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Humberto E. Robles

La segunda reseña representa un nuevo encuentro de libros, esta vez motivado por el Bicentenario de Guayaquil. Los ensayos que aparecen en mi Guayaquil y sus escritores. Un homenaje a algunos clásicos que no se van (2017) y los que Humberto incluyó en su Imagen e idea de Guayaquil (edición, selección y notas de Humberto E. Robles, 2019) son un nuevo testimonio de las ideas, inquietudes, lecturas y proyectos que siguen alimentando y enriqueciendo mi relación con Humberto E. Robles: mi amigo, colega y mentor.

Con esa brevísima introducción, invito a todos y a todas a dialogar con Humberto desde y a través de su palabra enriquecedora y siempre generosa, comenzando con los siguientes dos libros tan especiales para mí y que constan como mi homenaje.

LA NOCIÓN DE VANGUARDIA EN EL ECUADOR (RECEPCIÓN, TRAYECTORIA Y DOCUMENTOS 1918-1934)

La literatura ecuatoriana de los años veinte y treinta del presente siglo [i.e., el siglo 20] ha sido por lo general encasillada sin reparos, y no siempre con las mejores intenciones, dentro de una línea de protesta social. Ni en manuales ni en historias de la literatura se tiene suficientemente en cuenta la presencia, recepción y controversias que la noción de vanguardia ocasionó en el país (13).

Así comienza Humberto E. Robles su valioso estudio e importante recopilación de documentos titulado La noción de vanguardia en el Ecuador (Recepción, trayectoria y documentos 1918-1934),1 que se publicó por primera vez en 1989; la segunda edición salió bajo el auspicio de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, y la Corporación Editora Nacional.

Todo investigador que ha tratado de estudiar la historia de la literatura ecuatoriana sabe lo deficientes que han sido tradicionalmente muchos archivos y muchas bibliotecas del país: las fuentes son difícilmente accesibles, el sistema de catalogación se encuentra incompleto y la preservación de los materiales deja mucho que desear. Si agregamos a estas pobres condiciones de trabajo investigativo el hecho de que pocos son los investigadores radicados en el país que han tenido suficiente apoyo financiero y tiempo para realizar cabalmente sus proyectos, se comprenderá por qué muchos se han visto forzados a abandonar las fuentes primarias y recurrir, a menudo, a juicios y observaciones de segunda mano para formular sus planteamientos acerca de las letras nacionales. Por eso, el trabajo de Robles es de especial valor. Su interpretación de una de las épocas más conflictivas de la historia del Ecuador está acompañada de los mismos documentos de la época, un hecho de por sí importante.

El texto de Robles se divide en cuatro secciones fundamentales. Comienza con "Presencia y recepción polémica de las vanguardias (1918-1924)", donde examina la multiplicidad de nociones de vanguardia que marcó la época. Al evitar todo tipo de definición estereotípica o generacional, Robles resalta la naturaleza polémica y contradictoria de aquellos años: "Abundan la confusión, el sentido de marginalidad y la crisis de identidad" (23). La segunda y tercera secciones tituladas, respectivamente, "Descrédito y desplazamiento de la noción de vanguardia (1925-1929)" y "Rezago y descarte de la noción de vanguardia (1930-1934)", completan el cuadro de una vanguardia caracterizada por diferentes orientaciones socioculturales. En toda su discusión, Robles pone de relieve las tensiones que caracterizaron los desencuentros de una vanguardia histórica/europeizante y una vanguardia sociopolítica. Al recordar a Jorge Carrera Andrade, Robles puntualiza: "Vanguardia representaba para él, pues, un cuestionar no solo de valores estéticos, sino también de la estructura del poder" (59). Sin duda alguna, las copiosas referencias a diversos representantes de la época que Robles ofrece en estos dos capítulos, ayudan a recrear un ambiente combatido y combatible frente a una confluencia de inquietudes y agendas que oscilaban entre un arielismo formalista/burgués y un incipiente socialismo nacional/popular. La noción de vanguardia en el Ecuador termina con más de cien páginas de manifiestos y diversos textos acerca de la vanguardia entresacados de los principales periódicos y revistas nacionales que se habían publicado durante la época estudiada por Robles.

Con esta recopilación de textos, se confirma una vez más la importancia histórica de los periódicos y las revistas culturales en países donde la publicación de libros enteros auspiciada por casas editoriales -y su distribución dentro y fuera del país- sigue siendo difícil de realizar. En efecto, en su conjunto, estos materiales, aparentemente sueltos, constituyen un registro vivo del pensamiento y de la productividad dinámica de los escritores ecuatorianos de los años 1918-1934, un registro que no existiría si se limitara la reconstrucción del pasado a lo que aparece en forma de libros tradicionales. Además, desde los semanarios y suplementos literarios se vislumbra un alto nivel de interacción entre escritores e intelectuales de muchas latitudes geográficas mediante un amplio canje de revistas y diversas colaboraciones que llenaban dichas publicaciones.

Al insistir en tratar la vanguardia desde el concepto de "noción de vanguardia" en vez de vanguardia, Robles resalta el carácter profundamente político de los debates culturales de la época y, al mismo tiempo, señala que dichos debates, en el fondo, marcaban una lucha de poder entre aquellos grupos sociales que disputaban "la noción de literatura, por no decir del Arte como institución" (48). Lógicamente, la institucionalización del Arte apunta(ba) a todo un sistema de control sobre los saberes oficiales del Estado-nación, que constituían las bases de una jerarquización de valores e intereses, sean estos políticos, económicos, morales o sociales. Por eso, Robles ha resumido su aporte como investigador e intérprete de una época confusa y malentendida en los siguientes términos: "Todo ese recorrido apunta a un sentido de crisis -tanteos de modernidad- en una sociedad que pretendía dar el paso de una circunstancia mayormente agraria hacia experiencias urbanas preindustriales. Tras todo ello, los tercos empeños de parte del orden establecido, a todos los niveles, inclusive el literario, por perseverar en el poder" (66).

Para concluir, este estudio de Humberto Robles pone de manifiesto el carácter polémico y contradictorio de un momento clave en la historia del Ecuador y, por qué no decirlo, de toda América Latina. A través de una evaluación extensiva de las diferentes nociones de vanguardia que habían llenado numerosas publicaciones nacionales entre 1918 y 1934, Robles comprueba que, para comprender cabalmente a América Latina, hace falta conocer a fondo todos sus componentes nacionales. Así es que La noción de vanguardia en el Ecuador es doblemente importante. Por un lado, nos ayuda a profundizar nuestros conocimientos acerca de las letras ecuatorianas; por otro lado, nos ayuda a completar nuestra visión de las vanguardias latinoamericanas.

IMAGENE IDEA DE GUAYAQUIL

Como parte del homenaje al Bicentenario de la Independencia de Guayaquil (9 de octubre 1820), y con el auspicio del Club de la Unión de la misma ciudad, coordinado por el Dr. José Antonio Gómez Iturralde, el profesor emérito Humberto E. Robles de Northwestern University, ha preparado una compilación de ensayos2 suyos junto con algunos textos e imágenes ya clásicas de escritores guayaquileños de la talla de José de la Cuadra, Miguel Donoso Pareja y Gilda Holst. Según Robles, presenta "un montaje de imágenes e ideas" que, en vez de celebrar rancios conceptos de Guayaquil, aquel puerto conocido como "La Perla del Pacífico", ha de contribuir "al proceso de elaborar un imaginario social de la ciudad" (14), que se encuentra en un permanente "llegar a ser". En efecto, lejos de las consignas muchas veces excesivamente panegíricas como "Guayaquileño, Madera de Guerrero", o de los bombos y platillos ensordecedores que acompañan innumerables fiestas y concentraciones públicas que evocan supuestas glorias del pasado, del presente y del futuro de una urbe pujante y supuestamente destinada a un progreso y desarrollo imparables, Robles se detiene ante las palabras de Gustavo Hernández, personaje de la novela incompleta de José de la Cuadra, Los monos enloquecidos: "Mis compatriotas viven enamorados de un pasado que no han tenido y tratan de forjárselo a toda costa, a su modo" (148).

Para Robles, Guayaquil es un enigma que oscila siempre entre lo que él identifica como "el pantano y el jardín", una metáfora que no solamente sirve de tema central del primer ensayo del volumen ("Imagen e idea de Guayaquil: El pantano y el jardín"), sino que constituye una suerte de eje temático que conduce a los lectores hacia múltiples horizontes de imaginar y pensar a una ciudad compleja que tantas veces por los siglos se ha levantado de las proverbiales cenizas dejadas por piratas, incendios, terremotos, epidemias y, ahora mismo, del virus COVID-19 que ha convertido a Guayaquil en uno de los epicentros más letales de una pandemia que no respeta fronteras en ninguna parte. De hecho, la coincidencia de la llegada del coronavirus justamente en este año bicentenario del 2020 y motivo de la publicación de este libro de Robles, parece demasiado irónico para pasar por alto. Es más, puesto que la crisis actual obliga a todos a ponderar el ya mencionado "proceso de elaborar un imaginario social de la ciudad", Imagen e idea de Guayaquil emerge como una importante bitácora para que los lectores naveguen la actual marea existencial en que el puerto se encuentra sumergido.

Imagen e idea de Guayaquil se divide en seis partes: 1. "Guayaquil: Historia, leyenda y mito"; 2. "Fototipia de Guayaquil: Embarcaciones, casas y ría"; 3. "Linajes, lacras y progreso en ciernes"; 4. "Imaginarios literarios y culturales: Guayaquil, el Ecuador y allende"; 5. "A pie y sobre ruedas: Hacia lo moderno y posmoderno"; 6. "El arraigo de la tradición". En total, el volumen ofrece siete ensayos de Robles (recopilados de publicaciones anteriores), cinco textos entre cuentos, crónicas y ensayos de José de la Cuadra, una selección de Miguel Donoso Pareja de su novela Nunca más el mar (1981) y un cuento de Gilda Holst, "Apenas a un metro sobre el nivel del mar".

Uno de los rasgos más destacables del libro es la medida en que Robles dialoga con los textos y las múltiples fuentes que ha consultado a través de su carrera de investigador y docente. De hecho, con Imagen e idea de Guayaquil, Robles una vez más se perfila como el lector voraz, meticuloso y creativo que caracteriza toda su trayectoria de lector perspicaz y asiduo, no solo de las letras del Ecuador, sino también de América Latina dentro y fuera de sus innumerables historias, ora coloniales ora descolonizadas. Las 125 notas a pie de página que acompañan los catorce textos del volumen, lucen como un complemento enciclopédico de fuentes literarias, históricas, sociales y políticas que cruzan y enlazan géneros, espacios y épocas. Pero la escritura de Robles nunca es pesada ni tampoco abrumadora por las referencias y digresiones tan pertinentes que llenan sus páginas. En todo momento, Robles es un investigador que sabe escribir; o tal vez sería mejor decir que es un escritor que sabe investigar. Sea como sea, hay que saborear su prosa rítmica de frases incisivas que se mueven entre la ironía y la sátira y un humor de doble sentido que nos recuerda que Robles es un profesional serio que evita tomarse demasiado en serio. En cierta manera, su ensayo "Borges, 'Guayaquil' y la sombra del caudillo (una historia de imprecisiones, silencios y davídicos coregas)" ejemplifica un pensamiento que permea toda la obra de Robles: "Reclamar certezas es un absurdo" (76).

Sin embargo, Robles no se cansa de buscar certezas porque en el fondo cree en la posibilidad de descifrar y comprender -aunque sea solo a medias- las imprecisiones y los silencios que demasiadas historias oficiales prefieren enterrar debido a múltiples intereses de un poder arraigado en la Colonia. De ahí surge la pregunta catalizadora que atraviesa Imagen e idea de Guayaquil: ¿dónde está esa ciudad que fluye incesantemente a compás de la ría Guayas, sujeta siempre a la marea del cercano Pacífico? De nuevo inspirado por el cuento "Guayaquil" de Borges, tema central del susodicho ensayo de Robles, este completa la cita anterior: "'Guayaquil' resulta así una invención en la que el sentido de realidad [...] se estructura sobre una premisa falsa inexistente" (76).

Insistiendo una vez más en las reflexiones de Robles sobre el cuento borgeano, se lee: "La destreza inventiva de Borges está en colmar sus cuentos, y en particular 'Guayaquil', con alusiones que van más allá de producir un efecto único, característica del cuento, y que más bien se desparraman en significados que acaban transformando al cuento en un horizonte de tal amplitud, que se aproxima a lo novelesco" (103-4). Pertinentes estas palabras de Robles precisamente porque captan en no poca medida su propia "destreza inventiva" que también "Al lector se le exige participar y entrar en la profundidad de las alusiones" (104). Y las alusiones -históricas, literarias, legendarias, sociales y políticas- abundan en Imagen e idea de Guayaquil, el mismo que resulta ser una fiesta de imágenes e ideas "de una ciudad que intermitentemente se instaura entre las ruinas y que [...] columpia entre la globalización y el localismo dentro de un nuevo espacio cultural que no del todo se vislumbra" (117).

Es precisamente ese "no del todo se vislumbra" que convoca a los lectores de Robles y que les abre la posibilidad de seguir construyendo un Guayaquil que el escritor Miguel Donoso Pareja lo quiso imaginar "en vías de lograr una nueva y firme identidad" (117). Sin duda, Humberto E. Robles incluyó en su volumen esta cita de Donoso Pareja con no poca ironía ya que ninguna identidad jamás será firme. ¡Qué viva Guayaquil, Perla del Pacífico!

8 de noviembre de 2021




NOTAS


1 La noción de vanguardia en el Ecuador (Recepción, trayectoria y documentos 1918-1934), 2.a ed. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador / Corporación Editora Nacional, 2006.

2 Imagen e idea de Guayaquil (edición, selección y notas de Humberto E. Robles). Guayaquil: Club de la Unión, 2019, 297 p.