Si la miran la verán, arrastrándose sobre el pavimento, hecho hueco el bordillo de las aceras, sucia y pestilente, mostrando los zaguanes oscuros, las escaleras caídas, las casas viejas con puertas que apenas se sostienen en los goznes, con ventanas de vidrios rotos, trizados por los golpes de los pelotazos, enmarcando escenas en los cuartos de las casas de cita, en el fondo de los salones ubicados unos junto a otro, con las puertas gigantes y los nombres extraños: el llanero solitario, el aquí me quedo, el Rincón de los justos
Bien sabido es que hay gentes que buscan el renombre queriéndose meter en la memoria de otros, así quieren engañar a la muerte, al polvo y a la ceniza que es el puro olvido.
ESTE DOSSIER ESTÁ dedicado al estudio de un corpus de novelas ecuatorianas y traza el territorio de una rica e intensa experiencia de lecturas compartidas y discutidas en clase. Entre enero y marzo de 2020 estuvo a mi cargo el curso "La novela ecuatoriana", como parte del plan de estudios del Programa de Maestría de Investigación en Literatura con mención en Literatura Latinoamericana que imparte la Universidad Andina Simón Bolívar, en su Área de Letras y Estudios Culturales. Nos juntamos con el grupo de estudiantes una tarde a la semana, en la plataforma zoom, durante cinco horas que transcurrían en el diálogo, la escucha, el asombro, los descubrimientos, el placer. Pudimos, una vez a la semana, aún sin poder abrazar de manera tangible nuestros cuerpos, experimentar una intensa forma del gozo y la alegría en medio del espanto y la incertidumbre que ha impregnado la atmósfera social en el presente posterior a la pandemia y sus letales efectos aún vigentes. Fue posible, a pesar de todos los inconvenientes y dificultades que llegaron de la mano del distanciamiento social, conformar una comunidad en la cercanía de una emoción compartida, vivida y sentida colectivamente. La lectura de las novelas elegidas provocó eso: la posibilidad de una intensa cercanía en el contagio de emociones, deslumbramientos, preguntas, reflexiones. Operó, sin duda, una profunda resignificación de la probabilidad del contagio. El contagio abrazado de una emoción desplegada frente a una autora antes no conocida, una novela releída, un título largamente postergado. A este proyecto también se sumaron estudiantes del Programa de Maestría en Estudios de la Cultura, Mención en Literatura Hispanoamericana, que trabajaron novelas ecuatorianas en sus tesis y con quienes preservé un cercano y sostenido diálogo en tiempos de pandemia, clausura y conexiones virtuales. En buena medida, fue esa lectura y esa escritura acerca de distintas novelas ecuatorianas el hecho feliz que nos sostuvo a pesar de la angustia, las pérdidas y la indignación.
Dice Marina Garcés que "la lectura expone el nosotros a una experiencia de complicidad que no depende de ninguna comunidad preexistente, identificable o representable. Leer es entrar, pues, en una soledad que inventa sus propios cómplices: autores, personajes, amigos, interlocutores, y que no puede dejar de hacerlo. Cada libro abre un mundo de afectos, dentro y fuera de él, de ideas que conectan con otros, etc." (2018, 8). Y es justamente el acontecer de esa complicidad lo que me interesa destacar en este escrito de presentación al dossier. Fue posible la emergencia de una bella complicidad que nos hermanó en el placer de leer y discutir un acervo de novelas. Siempre resulta difícil construir un corpus de lectura, porque es mucho lo que debemos dejar por fuera. Aún más difícil, cuando se trata de hacer la selección de diez novelas de toda una vasta tradición novelística producida a lo largo del siglo XX y lo que va del presente. Una tarea, sin duda, arbitraria, siempre incompleta y deficiente, pespunteada de vacíos y ausencias. Aunque procuramos la justificación de una pretendida representatividad bajo criterios cronológicos, de género, de proyectos estéticos, entre otros, finalmente, lo reconozco, prima la empatía afectiva de quien recorta y establece un corpus transformado en lecturas obligatorias. Y es, así lo concibo, precisamente esa empatía afectiva el dispositivo que hace e hizo posible la emergencia y efervescencia de una comunidad. De una comunidad cómplice por efecto de novelas que nos juntaron y aproximaron. En el mismo texto que cité al inicio de este párrafo, Lectura y comunidad, Marina Garcés señala algunos objetivos que la autora reconoce como imprescindibles en la defensa de una apuesta colectiva por la lectura: Des-saturar (la atención, los tiempos y los lugares, la mente), Interpelar ("sacudir el mar helado que llevamos dentro"), Compartir ("cruzar mundos y referencias, contaminar expectativas"), Cuidar y persistir ("la aventura necesita duración").
Huasipungo de Jorge Icaza, Los guandos de Joaquín Gallegos Lara y Nela Martínez, El Rincón de los Justos de Jorge Velasco Mackenzie, Entre Marx y una mujer desnuda y Ciudad sin ángel de Jorgenrique Adoum, Azulinaciones de Natasha Salguero, Sanguínea de Gabriela Ponce, son las novelas que concentran la escritura de este dossier. Novelas atendidas desde preguntas y preocupaciones que hacen parte de la contemporaneidad que nos aúna, desde la distancia que ofrece la perspectiva del tiempo en los ejercicios de relectura, en clave de homenaje como es el caso del ensayo dedicado a El Rincón de los Justos. Eliécer Cárdenas y Jorge Velasco Mackenzie fallecieron en septiembre de este año (2020). Dos grandes voces de nuestra literatura que supieron legarnos un valioso patrimonio literario hoy más vivo que nunca. Y es nuestra lectura lo que hace posible la maravillosa experiencia de un efecto de inmortalidad y renovada permanencia de las voces de Eliécer y Jorge. Dos maestros. Dos grandes escritores. Autores de dos de las más importantes novelas ecuatorianas: Polvo y ceniza (1979) y El Rincón de los Justos (1983). Sus personajes y sus historias entrelazan el hilo que argamasa nuestra comunidad lectora. Una comunidad que nos acerca, nos sostiene, nos hace cómplices en el hecho feliz de una extraordinaria herencia compartida. Siempre gracias a las y los estudiantes que me acompañan y motivan en la apuesta por una inacabable lectura siempre compartida.
Alicia Ortega Caicedo
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8575-3620
Coordinadora del dossier
Área de Letras y Estudios Culturales
Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador