KIPUS: REVISTA ANDINA DE LETRAS Y ESTUDIOS CULTURALES,
No. 49 (Enero-Junio, 2021), 197-199. ISSN: 1390-0102


RESEÑA


Carlos Ferrer, ed., Ecuador en corto. Antología de relatos ecuatorianos actuales, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2020, 258 p.


J. Rosas Ribeyro Barcelona, España



Muy poco, casi nada, es lo que se conoce en España de la narrativa de Ecuador. Solo en fechas bastante recientes se ha difundido la obra de Mónica Ojeda, con las novelas Nefando (2016) y Mandíbula (2018), ambas publicadas por las ediciones Candaya, la cual ha tenido a bien, además, de proponer al público lector Sanguínea (2020), primera novela de la también ecuatoriana Gabriela Ponce. Cabe destacar que la excelente recepción de la narrativa de Ojeda en España la ha convertido en un referente de la actual novelística latinoamericana. Sin embargo, en lo que se refiere al cuento, al relato breve, no había publicación alguna hasta la aparición en 2020 de Ecuador en corto, una antología elaborada por Carlos Ferrer y editada por Prensas de la Universidad de Zaragoza, en su colección Océanos y Libros.1

Carlos Ferrer (Benidorm, 1976) es un académico español que ha realizado investigaciones sobre el teatro hispano contemporáneo y ha hecho una anterior incursión en la literatura ecuatoriana con un trabajo sobre ese gran escritor que fue Pablo Palacio, a quien, lamentablemente, no se le conoce tanto como merece fuera de Ecuador. Ferrer tiene lazos profundos con dicho país, en el que ha vivido y trabajado, y con el que mantiene relaciones afectivas y familiares, al ser pareja de la excelente poeta Bernardita Maldonado (Loja, 1969).

En su “Introducción” a Ecuador en corto, antes de echar una mirada panorámica del relato ecuatoriano anterior y precisar algunas características de los autores y las obras seleccionadas, Carlos Ferrer escribe: “Esta es una ventana, una panorámica global de lo que se ha escrito y se escribe en Ecuador, un país anclado en la periferia literaria y opacado primero por un boom latinoamericano, que prácticamente pasó de largo sin tener en cuenta a Ecuador, y después por un Roberto Bolaño, que hizo sombra a todos independientemente de que quisieran parecerse a él o no”. Y más adelante, explicando los principios que orientaron su trabajo, Ferrer dice: “Esta antología la conforman, sin cuotas regionales ni razones de sexo o edad, escritores de diferentes generaciones, tanto reconocidos como de nueva andadura, todos con una pulsión literaria que no se diluye y que ahonda en la indagación de las ruinas de la existencia y en la conjura de la tentación del silencio”.

Ecuador en corto reúne veintiocho relatos de otros tantos escritores contemporáneos, nacidos entre 1941 y 1996, siendo el mayor de ellos Marco Antonio Rodríguez y la menor Andrea Paola Armijos. Quince de los autores son nacidos en las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado, constituyendo así el grupo más numeroso de la antología. En casi todos los casos, se trata de narradores que abordan el género corto dentro de parámetros bastante clásicos, no dejando prácticamente lugar a experimentaciones formales. Son relatos bien escritos, que muestran un uso esmerado de la lengua y se pueden inscribir dentro de los subgéneros ya conocidos: costumbrismo, realismo urbano, realismo mágico, relato fantástico, etcétera.

Yo, como lector, no puedo evitar que, tras la lectura, se manifiesten en mí ciertas preferencias. Ya que no es posible en una reseña abordar todos y cada uno de los relatos incluidos en la antología, me permito hacer un foco sobre algunos de ellos. En orden cronológico, el primero que más me estremeció es un cuento de género fantástico con —diría yo— huella cortazariana. Se titula “Dispersión de los muros” y cuenta como una comunidad que vivía en paz, “en un grato silencio”, “sin gritos, sin risas inopinadas”, “sin ese monótono ir y venir de pelotas de goma” se ve de pronto invadida por la presencia sonora de numerosos niños, lo cual termina por producir terror en la población. El autor es Francisco Proaño, nacido en Cuenca, en 1944.

“La luz en el abismo” es otro de los relatos que atrajo particularmente mi atención. Se trata, creo yo, de uno de los más innovadores del conjunto, desde el punto de vista formal. Se entrecruzan en él diversas voces en primera persona, las cuales giran en torno al cuidado de Pablito, un admirado escritor que se encuentra en estado catatónico y al que se busca proteger de su inmovilidad, silencio y pesadillas. No cabe duda de que se trata de una evocación del último período de la vida de Pablo Palacio, el cual estuvo marcado por la enfermedad y diversas perturbaciones psíquicas. El relato está narrado en una forma que remite de alguna manera a la prosa del propio Palacio. El autor es Jorge Dávila, nacido en Cuenca, en 1947.

Otro de los cuentos que más me impresionaron (y no escondo lo subjetivo de mi elección) es “Aeropuerto”. Se trata de un relato muy corto, que solo ocupa un poco más de tres páginas de la antología y narra el inicio del viaje de Alejandra hacia Nueva York mezclando la descripción del ambiente del aeropuerto con lo que le dicen los familiares y amigos que han ido a despedirla. El narrador adopta un tono irónico, satírico, y transforma lo que sería un hecho banal en una “gran aventura” que de grande no tiene mucho. Me permito relacionar este cuento con “Un viaje”, famoso relato del peruano Felipe Pardo y Aliaga publicado en 1840. En ambos se manifiesta la mirada satírica sobre el inicio de un viaje, en avión en este caso, en barco en el del peruano. “Aeropuerto” es un cuento —que ya conocía— de Jorge Velasco, nacido en Guayaquil, en 1949, un autor que tuve el placer de conocer en uno de mis viajes a Ecuador.

“Ella, ¿quién era ella?” se presenta con forma de un monólogo que un personaje del que no sabremos gran cosa se dirige a otro utilizando el usted. La voz que habla cuenta la vida y muerte de Ella, una mujer que hace striptease en un cabaret. La bella frase final del relato lo resume y da idea de su color y lenguaje: “La muerte era su familiar más cercano y ya se estaba ocupando de ella”. Aminta Buenaño, nacida en Santa Lucía, en 1958, es la autora de este monólogo estremecedor.

Finalmente, los dos últimos cuentos que más me han marcado no son de autores nacidos en los años cuarenta ni cincuenta, ya que Gabriela Alemán vio la luz en Rio de Janeiro en 1968 y Juan Pablo Castro, en Cuenca, en 1971. “La muerte silba un blues”, se titula el de Alemán, muy breve, en el que el horror se expresa a través del cuerpo maltratado de una mujer. Y “La lección”, se titula el de Juan Pablo Castro. Este último narra la historia de Lucho, un niño con características animales muy marcadas que, conforme va creciendo, se vuelve indomable y, al mismo tiempo, desarrolla talento e imaginación para la escultura. En este caso se trata también de un relato que podemos incluir en el subgénero fantástico.

Realizado este rápido —y, de seguro, arbitrario— recorrido de Ecuador en corto, quisiera señalar algunas omisiones. En primer lugar, la de Miguel Donoso Pareja (Guayaquil, 1931), no solo autor de seis libros de cuentos, reunidos en 2014 en Cuentos completos sino, además, maestro de numerosos narradores ecuatorianos y animador de valiosos talleres. También me sorprende la no inclusión de Raúl Pérez Torres (Quito, 1941), excelente cultor de la narración breve. A su autoría debemos lo que, a mi parecer, es lo mejor de narrativa ecuatoriana. En todo caso, de lo que había leído yo antes de conocer la antología de Ferrer. Permítanme señalar que tuve la ocasión de ser quien seleccionó la obra de Pérez Torres que ganó en París el premio “Juan Rulfo”. Los siete libros que reúnen sus creaciones en narrativa breve, creo que merecían estar representados en Ecuador en corto. Que dicho escritor haya sido entre 2017 y 2019 un cuestionado ministro de Cultura no desmerita en absoluto su importante trabajo creativo. Finalmente, como volviendo al comienzo de esta reseña, señalo la ausencia de Mónica Ojeda en la antología, pero es verdad que su muy elogiado libro de relatos Las voladoras se editó después de Ecuador en corto.

Para concluir no quiero dejar de destacar la muy cuidada edición de la antología por Prensas de la Universidad de Zaragoza y el bello diseño de la cubierta realizado por Isidro Ferrer.

J. Rosas Ribeyro
Barcelona, España




NOTAS


1 Este volumen incluye cuentos de las y los escritores: Gabriela Alemán, Javier Vásconez, Abdón Ubidia, Solange Rodríguez Pappe, Iván Égüez, María Auxiliadora Balladares, Marco Antonio Rodríguez, Bruno Sáenz, Daniela Alcívar Bellolio, Francisco Proaño Arandi, Huilo Ruales Hualca, Raúl Vallejo, Sonia Manzano, Raúl Serrano Sánchez, Juan Pablo Castro Rodas, Lucrecia Maldonado, Luis Salvador Jaramillo, Aminta Buenaño, Carlos Carrión, Eliécer Cárdenas, María Eugenia Paz y Miño, Jorge Dávila Vázquez, Andrés Cadena, Salvador Izquierdo, Andrea Armijos Echeverría y al antólogo Carlos Ferrer.