Antes de referirnos al término contabilidad, es importante conocer cómo apareció y la función que cumplió. Por ejemplo, "en la antigua Grecia, los terratenientes atenienses mantenían registros contables para impedir robos y pérdidas debido a negligencias" (Wyman 1990, 9). La contabilidad ha cambiado a lo largo del tiempo, ligada al crecimiento de las economías de mercado. En el futuro, su importancia será mucho más amplia, lo que permitirá realizar diferentes estudios.
La educación en el área contable y la auditoría data de hace algunos años. Apareció debido a la constante preocupación de las empresas por desarrollarse mejor en su aspecto financiero y de control. La educación superior, por su parte, ha respondido al mundo cambiante que deben enfrentar las empresas y ha realizado avances didácticos en lo que tiene que ver con el estudio de la contabilidad, la auditoría, los registros contables y tributarios y los procesos de control que deben cumplir las organizaciones tanto en su interior, como por cumplimiento de normativas nacionales y estándares internacionales.
La contabilidad ha venido evolucionando y muchos de sus cambios han afectado a la disciplina contable. Por ejemplo, existen empresarios que esperan que los contadores orienten los negocios desde el punto de vista tributario y legal, lo que ocasiona una desinformación en el ámbito contable, aunque también es cierto que las reformas constantes obligan a los profesionales a capacitarse en el manejo de las leyes para orientar de manera clara la actividad económica. Por otro lado, la segunda arista de la formación profesional es la auditoría, que favorece el control dentro de las organizaciones en pro de garantizar el desarrollo de su trabajo.
Al ser la empresa el ente generador de recursos económicos que desarrolla su actividad en función de los mercados, cuyas necesidades satisface, lo pertinente fue adoptar sistemas contables adecuados y procedimientos de auditoría modernos, que permitieran una base firme en la toma de decisiones. Por lo tanto, se volvió necesario que las universidades crearan carreras de contabilidad y auditoría, con la finalidad de demostrar si existe una adecuada vinculación entre las empresas, los gobiernos y la profesión. De esta manera, la contabilidad se constituyó en una herramienta fundamental para el desarrollo de organismos tanto públicos como privados, y pasó de ser una destreza útil -una necesidad del comerciante- a convertirse en una estructura de conocimiento.
En este estudio es importante analizar cuál es el papel que vienen desarrollando las universidades ecuatorianas en el campo contable y de auditoría, es decir, cómo se han impartido los conocimientos en este tema y cuál es la percepción del estudiante en su formación. A partir de estos elementos se establecerán los retos de la formación profesional en estas áreas.
Los conocimientos adquiridos deben ser sólidos y estar basados en la relación entre lo macro y lo micro de los sistemas contables, tomando siempre en cuenta la dirección del estudio, así como los propósitos, las necesidades y los objetivos. En la época de la pandemia por COVID-19, muchas áreas de estudio han sufrido cambios, y las carreras de contabilidad y auditoría no quedaron exentas de ello. Por tanto, el presente estudio trata de identificar los retos y oportunidades en estos ámbitos de la educación superior debido la pandemia, analizados desde el punto de vista de su usuario principal, que es el estudiante. En un estudio futuro se incluirá a las empresas.
Esta investigación se realizó con base en asignaturas correspondientes a las áreas básica, formativa y profesionalizante, considerando los cambios suscitados en el mundo a causa de la pandemia y los retos a futuro.
Marco teórico
La enseñanza y la profesionalización se desarrollan desde un pensamiento constructivista, es decir, resulta importante analizar que las personas aprendemos de lo que miramos, escuchamos y hacemos. En contabilidad y auditoría se aprende a partir de la experiencia adquirida, que genera un conocimiento más significativo que la repetición de conceptos preestablecidos.
En la opinión de Restrepo citado en el papel del docente en la enseñanza del proceso contable, la educación formal las propuestas son solo realidades cuando el profesor actúa en consecuencia con lo propuesto y logra cautivar a su interlocutor, quien juega el rol de docente pero, sobre todo, de participe en la construcción. (Arias y Portilla 2009, 123)
Si partimos de este precepto -que la contabilidad y la auditoría se aprenden más de las experiencias adquiridas en el ámbito profesional que de los conceptos-, es importante notar que la actividad contable permite rendir cuentas en función de la actividad económica desarrollada. En este sentido, sabremos cómo desarrollar normas contables y de auditoría que apoyen el desarrollo económico de una empresa o país.
"La contabilidad exige un perfil intelectual consistente en las capacidades de abstracción, juicio, raciocino, observación, jerarquización, comunicación, decisión, idiomas, liderazgo, adaptabilidad al cambio constante, etc." (Yaguache, Puma y Moncayo 2015, 20). En la práctica, el contador debe conocer los principios contables, las normas, los programas tecnológicos y los métodos. Esto ayuda al profesional a orientar al empresario en la toma de decisiones.
De acuerdo con Ron (2015), la contabilidad se constituye en una herramienta cuyo objetivo principal es dar a conocer la situación económica y financiera de una organización y sus resultados en una fecha determinada, el origen y la aplicación de sus fondos y la evolución de su patrimonio. Su uso es pertinente tanto en el sector público como en el privado.
Del mismo modo que sabemos que la contabilidad sufre cambios, es importante desde la práctica poner en juego el conocimiento adquirido, ya que lleva a la reflexión de que la contabilidad no es solo una teoría con normas y principios, y de que la práctica no solo permite realizar los puntos de partida doble o llevar el registro de los mayores, balances, etc. La experiencia nos indica que se debe ir más allá, para ser capaces de construir un modelo propio en sintonía con la situación empresarial, que permita generar una crítica que confronte con la realidad de forma permanente.
Como mencionan Yaguache, Puma y Moncayo (2015), la contabilidad y la normativa "son el resultado de la redacción de varias normas desarrolladas por un sinnúmero de restricciones, que a través del tiempo fueron recogiendo las principales necesidades que el contador y la empresa necesitaban y es así que se creaban organismos".
Todo este cúmulo de cambios hace notar que la contabilidad requiere de una institucionalización y de un conocimiento experto. Por lo tanto, se necesita una estructura que dé el suficiente soporte, una estructura educativa que permita la construcción y consolidación de profesionales dentro del área contable. El proceso de enseñanza debe guiar a las nuevas generaciones pasando por lo económico, lo organizacional y lo sociológico (Maida y Pérez 2011).
El contador debe ser un profesional con saberes consistentes, dotado de una fuerte formación jurídica, principalmente en las áreas de su incumbencia (derecho comercial, de sucesiones, tributario, laboral, procesos concursales, entre otros). Debe ser un experto en el manejo de herramientas de administración, informáticas y financieras, con capacidad de análisis en temas económicos de aplicación en la micro y macroeconomía, con espíritu crítico, organizativo y de control, y con técnicas para el manejo de personal y la toma de decisiones, o para brindar un adecuado asesoramiento que permita a otras personas decidir apropiada y oportunamente (Maida y Pérez 2011).
La tecnología y la educación superior antes y después de la pandemia
A la educación se le considera prioritaria en el desarrollo global, económico, social y cultural. Es un factor primordial para la construcción y el avance de la humanidad, especialmente en esta época de globalización, de ruptura de fronteras, de transdisciplinariedad, de trabajo en red y de convergencia de los sectores de producción de bienes y servicios. Para la UNESCO (2013) el siglo XXI ha dado la forma a lo que se denomina sociedad del conocimiento o de la información.
Las herramientas tecnológicas contribuyen a generar cambios importantes en la vida social. Las TIC, por ejemplo, son aquellos dispositivos que capturan, transmiten y despliegan datos e información electrónicos y apoyan tanto el crecimiento como el desarrollo económico de las industrias manufactureras y de servicios (OCDE 2007).
En este sentido, la educación virtual a través del e-learning pretende jugar un papel protagónico para enfrentar los nuevos desafíos de la transición a una sociedad basada en el conocimiento, para llevar a las poblaciones marginadas la educación desde una calidad que pueda enfrentar los retos de futuro y devolver la esperanza a quienes se ha privado del acceso a los avances de la era de la globalización.
La utilización de las TIC para el proceso de enseñanza-aprendizaje -sobre todo en los centros educativos de nivel básico- es un elemento de justicia social si consideramos que muchos de los educandos no tienen acceso a ellas en su ambiente familiar. Por tal razón, es de vital importancia que la comunidad estudiantil tenga acceso a los equipos y a una asesoría que aporte a su utilización fuera de sus hogares. Según la UNESCO (2013), hablar de tecnologías es hablar de equipos, computadoras, dispositivos y programas; "es la oportunidad de reflexionar acerca de cómo estamos pensando en la educación y de qué manera los niños, jóvenes y docentes aprenden y enseñan" (Gómez, Contreras y Gutiérrez 2016, 63).
La incorporación de las TIC en la educación ha logrado gestionar y apoyar las actividades de enseñanza-aprendizaje, las cuales, según el Reglamento de Régimen Académico, deben estar orientadas de la siguiente manera: "1. aprendizaje en contacto con el docente; 2. aprendizaje autónomo; y 3. aprendizaje práctico-experimental (que podrá ser o no en contacto con el docente)" (EC Consejo de Educación Superior 2019, 13).
Los cambios en la educación superior vienen ocurriendo desde hace algún tiempo de forma permanente. Es manifiesto que los niveles tecnológicos han tomado una vital importancia dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje: la información a través de las redes sociales e internet está a la orden del día, por lo que la educación tradicional debe fortalecerse en este ámbito para dar resultados eficientes a nivel mundial, y debe estar a la vanguardia del conocimiento virtual de la actualidad.
Por esta razón, surge el interés de implementar proyectos encaminados a la creación de habilidades, destrezas y aptitudes tanto en docentes como estudiantes, hoy, la academia debe trasladar un nivel superior de enriquecimiento intelectual que sea el factor desequilibrante para solucionar los problemas que atañen a una sociedad tan compleja como la nuestra (Castro 2018).
En este sentido se vienen planteando los cambios que se deben dar en la educación básica, media y superior, con el único fin de mantener informados tanto a docentes como estudiantes sobre las variaciones y los nuevos desafíos a nivel educativo. El propósito es poner en práctica los posibles escenarios, en razón de que la información que se maneja es real y sirve para el desarrollo de la educación no solo nacional, sino también internacionalmente.
La mañana del 4 de diciembre, la UNESCO, junto con el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEVAL), dio a conocer que Ecuador se ubicó entre los países que más avances tuvieron en educación. Mejoró en todas las áreas evaluadas: lenguaje, matemáticas y ciencias naturales (EC Ministerio de Educación 2022).
Para marzo de 2020, Ecuador y el mundo entero se vieron afectados por la pandemia de la COVID-19, que provocó cambios a nivel económico, social y político, es decir, en todos los ámbitos. La educación no quedó exenta; por ejemplo, el virus ocasionó el cierre de muchas actividades educativas presenciales: la Comisión Económica para América Latina y el Caribe indica que en más de 190 países "se han cerrado las instituciones de carácter superior con el fin de evitar la propagación del virus y mitigar su impacto" (CEPAL y UNESCO 2020, 9). Por otro lado, la pandemia sacó a flote el deterioro de las condiciones económicas, sociales, y políticas por las que atraviesan los países de América Latina debido a los niveles de pobreza y pobreza extrema.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, a nivel nacional, el 37,23 % de los hogares cuenta con un computador, mientras que en el área rural este porcentaje baja al 23,37 % (EC INEC 2017). Es decir, en el sector rural se torna más difícil acceder a esta nueva forma de aprender planteada por el Ministerio de Educación, debido a la falta de acceso.
Los efectos de la COVID-19 estremecieron las estructuras socioeconómicas con el consiguiente cierre de empresas, lo que ocasionó grandes niveles de desocupación y de deserción a nivel educativo, sobre todo en los sectores rurales del país. Sin lugar a duda, en el largo plazo esto afectará directamente sobre el capital humano y el bienestar.
Ecuador cuenta con 17 417 000 habitantes, de los cuales 8,5 millones conforman la población económicamente activa (PEA) (INEC 2020); sin embargo, en esta población no todos reciben un salario formal (Jácome 2020), la tasa de desempleo ha venido cambiando en los últimos años. "En diciembre de 2019, la tasa de participación global se ubicó en 65,3 %, la tasa de desempleo fue de 3,8 %, la tasa de empleo adecuado fue de 38,8 %, el subempleo se ubicó en 17,8 %, la tasa de otro empleo no pleno fue de 28 % y la tasa de empleo no remunerado, de 10,9 %" (Sumba et al. 2020, 774).
Como resultado de la pandemia, las universidades han debido replantear sus procesos de inicio de semestre, en algunos casos y, en otros, adecuar la continuidad de las jornadas laborales a los entornos virtuales de aprendizaje (EVA), con consecuencias sobre la planificación y los canales de comunicación.
Uno de los problemas evidenciados es que no todas las universidades contaban con la misma experiencia para ajustar el proceso de enseñanza-aprendizaje a los medios digitales. En este sentido, sufrieron grandes dificultades para atender de forma rápida y oportuna "la creación de una plataforma tecnológica efectiva, viendo comprometidos algunos sistemas educativos y la formación de miles de estudiantes" (BID 2020, 2). Como consecuencia, dependiendo de la capacidad tecnológica y de respuesta de cada universidad, se originó un desbalance en la implementación de recursos y el despliegue de competencias.
Metodología
Para este estudio se implementó una investigación documental de tipo descriptiva, apoyada en consultas bibliográficas de distintas fuentes: libros, revistas, boletines, memorias y publicaciones institucionales del Ecuador. También se incluyeron asignaturas de las áreas básica, formativa y profesionalizante, con el propósito de comprender los retos que enfrenta la educación superior en las carreras de Contabilidad y Auditoría.
Para cumplir este propósito, se realizó un análisis cualitativo de los aspectos positivos y negativos del trabajo docente, así como de los retos que visualizan los estudiantes en su quehacer, a través de un autodiagnóstico. Adicionalmente, se realizó una mesa de discusión con los cinco profesores que trabajan con estos cursos. Dentro del proceso se realizó una encuesta que permitiera identificar a un grupo de estudiantes -representativo de la población- a analizar. Para ello, y para incluir a todos los semestres de la carrera y a los estudiantes de asignaturas de las áreas básica y profesionalizante, se definieron varios criterios.
El universo fue de 3974 estudiantes, que conforman el total de la carrera de Contabilidad y Auditoría. La muestra fue de 354 estudiantes -116 de segundo semestre, 35 de tercero, 88 de quinto, 54 de séptimo y 61 entre noveno y décimo- de doce asignaturas. A partir de estos datos, la muestra cuenta con un 5 % de margen de error y un 95 % de nivel de confianza (Karim et al. 2019).
La encuesta contenía preguntas abiertas y cerradas. Las preguntas cerradas se cuantificaron para analizar sus resultados; en el caso de las preguntas abiertas, las respuestas ingresadas fueron codificadas (Jiménez y Rodríguez 2016; González y Cano 2010). Posteriormente, se procedió a analizar los datos y a establecer coincidencias, tomando en cuenta aquellas aportaciones que superaran al menos el 4 % de las participaciones codificadas. Adicionalmente, para un mejor análisis, las respuestas se agruparon por componentes tomando en cuenta otros estudios como los del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC 2020) realizado por el equipo técnico del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior (IESALC) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL 2020).
Resultados
Los resultados se presentan en dos componentes. El primero identifica los aspectos positivos en que los estudiantes coincidieron después de la codificación de resultados; las respuestas se agrupan según las categorías trabajo docente, virtualidad y uso de la tecnología, entorno social de los estudiantes, logros académicos y plataforma de gestión de aprendizaje. En el segundo componente se analizan los aspectos negativos, organizados en las siguientes categorías: trabajo metodológico del docente, sistema de evaluación, problemas tecnológicos, relacionamiento social y entorno de aprendizaje.
Aspectos positivos
Entre los aspectos positivos que se identifican de la modalidad de aprendizaje implementada en la época de pandemia por la COVID-19, y que se consideran como oportunidades para la formación profesional en el área de contabilidad y auditoría, se destacan: la disponibilidad de tiempo de docentes y estudiantes, la mejora en los tiempos (al no tener que viajar), el fomento de la autoeducación y la responsabilidad para estudiar a un ritmo propio.
Datos por características
Dentro de la agrupación de los resultados por características se incluyen los siguientes componentes:
Trabajo docente, se destacan la buena comunicación y la ayuda de los profesores.
Virtualidad y uso de la tecnología, implica lo siguiente: poder revisar las grabaciones de la clase, mayor facilidad para contactarse e interactuar con el docente, y la ayuda que brindan las herramientas y los recursos informáticos.
Entorno social del estudiante, del hecho de estar en casa y no tener que viajar, se destacaron la comodidad, una mayor unión familiar y seguridad. Además, los estudiantes mencionaron que tuvieron más tiempo y libertad para usarlo, y que ahorraron en pasajes, en comida y en la impresión de los trabajos.
Logros académicos, se destacan el fomento de la autoeducación y la responsabilidad para estudiar a su propio ritmo, así como el interés por la tecnología y su uso.
Plataforma de gestión de aprendizaje, los estudiantes identificaron que el aula virtual estuvo mejor adaptada y que para los trabajos planificados el docente presentaba de antemano una rúbrica de calificación.
Aspectos negativos
Entre los aspectos negativos de la modalidad de aprendizaje implementada en la época de la pandemia por la COVID-19, se consideran retos a enfrentar en la formación profesional en las áreas de contabilidad y auditoría: mala conexión de internet, plataforma defectuosa, dificultades de aprendizaje y dificultad de comunicación con los docentes.
Entre los componentes se destacan los siguientes hallazgos:
Trabajo metodológico del docente, hubo dificultad de comunicación con los docentes.
Problemas tecnológicos, como aspectos negativos, los estudiantes señalaron la mala conexión de internet, que la plataforma se colgaba, que tuvieron problemas para subir trabajos y dar pruebas, la falta de computadoras, celulares actualizadas, los altos precios de accesorios como cámaras, y los problemas para compartir equipos en la familia.
Entorno de aprendizaje, la dificultad de aprendizaje, el hecho de pasar demasiado tiempo frente al monitor, las afecciones visuales, la cantidad de materia (incluidas las tareas) y el poco tiempo, la dificultad para comprender los temas y los malos hábitos estudiantiles (como dejar todo para el final) fueron señalados en esta categoría.
Discusión
El e-learning busca combinar el trabajo y el estudio, pero es necesario considerar aspectos importantes, como el acceso a la infraestructura (Ordorika 2020). En la investigación realizada se demuestra que el mayor desafío es la calidad del internet de los estudiantes (26 %), ligada a problemas adicionales como la falta de equipos portátiles en el hogar o la necesidad de compartirlos con otros miembros de este. Es necesario considerar que se requieren equipos más robustos que un celular para realizar las prácticas orientadas que fortalecen la formación profesional de los estudiantes. Adicionalmente, los problemas de aprendizaje seguramente se deban a este punto y a la dificultad de concentración, ya en el estudio también se mencionó (aunque en menor porcentaje) que resultó difícil trabajar en sitios con ruido y con muchas personas.
Si bien estos problemas aún existen, no se deberían desechar por completo los beneficios que presenta la modalidad virtual, por cuanto el 16 % de los encuestados reportó beneficios en cuanto a organización del tiempo, que permite, entre otras cosas, dedicarle más a la familia. Adicionalmente, estudiar desde el hogar involucra ahorros económicos.
Hablar de las TIC en un mundo globalizado refiere de muchas consideraciones. Existe el argumento educativo que aprecia su utilización como un motivo que permite incrementar el aprendizaje (Engen 2019). Sin embargo, lo reflejado en este estudio indica que es necesario crear una modalidad que combine las oportunidades con los desafíos, quizá desarrollando un modelo híbrido que permita la interacción social y que a la vez ayude a un mejor aprendizaje y a una vinculación directa entre los compañeros de aula, que a futuro serán colegas profesionales.
Los espacios de discusión e intercambio de experiencias son necesarios como parte de los procesos racionales del ser humano, que es eminentemente social. Los retos incluyen garantizar o mejorar las condiciones de infraestructura, enfrentar decididamente las técnicas de enseñanza y aprendizaje que se han desarrollado tradicionalmente y buscar alternativas que mejoren la interacción social. Una alternativa sería un modelo de aprendizaje más cercano a la semipresencialidad.