El trabajo de Hofstede (1983) destaca por su elevado número de publicaciones y citaciones sobre cultura. Describe aspectos particulares que tiene cada cultura y que son comparadas con otras. El índice de individualismo (IDV, por sus siglas en inglés) es el más utilizado y consiste en revelar las preferencias de conducta que impulsan el interés en uno mismo o en el grupo de pertenencia (Hofstede 1983; Hofstede et al. 2008; Hofstede y Minkov 2013).
La dimensión del IDV ha generado varias investigaciones alrededor de la psicología intercultural sobre sus diferencias en el comportamiento humano, aunque también ha cobrado importancia en estudios sobre comunicación, estilos de liderazgo y administración en general. A pesar de ser un marco muy robusto, sigue preocupando su estabilidad temporal (Beugelsdijk et al. 2015; Minkov 2018; Tung y Verbeke 2010), es decir, si Hofstede (2013) determinó que los grupos internos por su propia naturaleza se oponen a los grupos externos, aún se necesita evidencia que fundamente en el tiempo que una sociedad es estrictamente individualista o colectivista, más aún cuando la complejidad de las personas no está sujeta necesariamente a esta dicotomía, pudiendo poseer una combinación de IDV (Gaganis et al. 2019; Minkov 2018; Voronov y Singer 2002). Esto con más razón para países de América Latina, a quienes se los cataloga en su mayoría como colectivistas (Páez y Zubieta 2005; Ramanujam et al. 2018; Rojas 2019).
Si bien, estudios han referido una predisposición al individualismo en países colectivistas (Grishchenko y Titarenko 2019; Hamamura 2012; Ulla y Petri 2017; Zhou et al. 2018), así como en asiático-americanos o angloamericanos (Iyengar et al. 1999; Shkodriani y Gibbons 1995) aún no se han abordado estudios específicos en cohortes generacionales, más aún cuando las dimensiones culturales fueron calculadas con datos recopilados hace más de 40 años. Por esto, se vuelve más relevante identificar si estas cohortes generacionales, aunque pertenecen a una sociedad colectivista, podrían tener comportamientos individualistas, dependiendo también de criterios demográficos y geográficos como el sexo, la edad y el sector donde se ubican.
Además, la teoría de la modernización, según Inglehart y Welzel (2005) es predictora del cambio cultural por lo que el surgimiento del individualismo puede ser consecuencia del crecimiento económico. También, Hofstede (2013) argumentó que el individualismo aumenta con la modernidad. Sin embargo, existe un cuerpo de evidencia que sugiere limitaciones en dicha teoría al no explicar el comportamiento del individualismo en países colectivistas.
Ante esto, se hace necesario incluir nuevos hallazgos revelados desde la cohorte generacional de millenials en la población de Ecuador, debido a que este país tiene, después de Guatemala, el puntaje más bajo de IDV en América Latina (8 y 6 puntos respectivamente) (Hofstede et al. 2010), y es la ciudad de Quito la que concentra un alto número de millennials y población nacional dispersa, además de ser una de las más importantes zonas económicas del país (EC Instituto Nacional de Estadística y Censos 2010; 2012).
Por otro lado, la creciente jubilación de la generación baby boomers y la disminución de la generación X, ha dejado una gran brecha en puestos de liderazgo en muchas organizaciones, siendo los millennials los encargados de liderarlas. De ahí que, el alto número de millennials ha desencadenado nuevas estructuras familiares y estilos de vida, tendientes a ser cada vez más individualistas. Tambien, esta generación ha mostrado mayor interés en carreras que expresan extroversión e influencia social (Bubany y Hansen 2011), convirtiéndose en la cohorte generacional de mayor importancia. Por consiguiente, es posible que los millennials de sociedades colectivistas puedan generar tendencias individualistas o de bajo colectivismo.
Marco conceptual
Dimensiones culturales
La cultura es la programación mental que tiene una sociedad y hace que sus grupos se diferencien entre sí (Hofstede 1983). Incluye las creencias, costumbres y valores que pueden evolucionar al reemplazar ideas antiguas por nuevas (Solomon 2008; 2013). Inglehart y Welzel (2005) crearon la teoría revisada de la modernización; luego Welzel (2013) la denominó la teoría evolutiva de la emancipación, que significa que la mente humana ajusta su programación a las condiciones existenciales cambiantes. Por ello, el ser humano establece sus valores subjetivos a las utilidades objetivas de la vida.
Esto se da dentro de las generaciones, pero es más fuerte entre una generación y otra porque las personas, a medida que envejecen, tienden a adherirse más firmemente a sus valores una vez adoptados.
Para entender la cultura, Hofstede (1983) identificó las dimensiones culturales con más de 116000 encuestas en 72 países y en 20 idiomas a una muestra de trabajadores de la Corporación de Tecnología, International Business Machines (IBM). Este estudio fue realizado entre 1967 y 1973 (Beugelsdijk y Welzel 2018; De Mooij y Hofstede 2002). Se identificaron cuatro dimensiones: a) distancia de poder, PDI; b) evasión de la incertidumbre, UAI; c) masculinidad/feminidad, MAS; y, d) individualismo, IDV. Posteriormente, se incluyeron otras: e) orientación a largo plazo, LTO (Hofstede 2001; Hofstede y Hofstede 2005; Hofstede y Minkov 2013); f) indulgencia, IVR, y g) monumentalismo, MON (Inglehart 2007; Minkov 2007); todas ellas, resultaron en un índice que va de 0 a 100 puntos (Hofstede 2013). Particularmente, el IDV ha denotado estudios diversos sobre comportamiento humano (Czarnecka et al. 2020; Sinha 2014; Voronov y Singer 2002), estilos de comunicación (Atsawintarangkun y Yuizono 2014; Huber et al. 2019), liderazgo (Chao y Tian 2011; Massry-Herzallah y Arar 2019; Offermann y Hellmann 1997) y administración (Gaganis et al. 2019; Tarhini et al. 2017).
Individualismo versus colectivismo
Hofstede, Hofstede y Minkov (2010) refirieron que el individualismo y el colectivismo son opuestos. En el individualismo, los vínculos entre los miembros de una sociedad son bajos y casi inexistentes. En el colectivismo, en cambio, desde su nacimiento, las personas se integran en una sociedad fuerte, que, a cambio de protección, entregan lealtad. La mayoría de las sociedades industrializadas han sido clasificadas como individualistas, mientras que las tradicionales como colectivistas; se diferencian por sus creencias, actitudes, normas, roles, valores y comportamientos (Kramer et al. 2007; Sinha 2014).
Los países industrializados poseen índices más altos de individualismo, contrario a los países asiáticos y latinoamericanos (Kramer et al. 2007; Páez y Zubieta 2005). Por ejemplo, Estados Unidos, Canadá y Australia, son los países con más alto IDV, esto quiere decir que el concepto del yo es más importante porque sienten un distanciamiento social más pronunciado entre sus miembros, que promueve la independencia y autosuficiencia. Es diferente con países como Pakistán, Taiwán, Colombia, Venezuela, Ecuador y Guatemala, en donde esa distancia social es pequeña, al poseer un índice bajo, que los clasifica como colectivistas, quienes se asocian a la interdependencia. Sin embargo, no todos los países posen índices altos y bajos. La Unión Europea tiene índices medios altos (Kagitcibasi 1994; Páez y Zubieta 2005; Sinha 2014). Es el caso también de Japón, Argentina y Uruguay, por citar unos cuantos. En otras investigaciones se descubrió que, por ejemplo, aunque los japoneses son colectivistas, sus formas de comportarse tienden a ser más individualistas que los estadounidenses (Voronov y Singer 2002; Yamagishi 1988).
Por otro lado, la teoría de la modernización o teoría evolutiva de la emancipación, consiste en el proceso de desarrollo humano que explica que el desarrollo económico da lugar a cambios culturales que hacen que sea cada vez más probable la autonomía individual, la igualdad de género y la democracia (Inglehart y Welzel 2005; Welzel 2013); más específicamente, esta teoría sostiene que el desarrollo económico provoca el individualismo. Hamamura (2012) estableció que la modernización desencadena una serie de cambios en la estructura social (familiar, avances en el nivel educativo y urbanización), por lo que predice una correlación positiva entre el individualismo y el nivel socioeconómico.
Aunque la investigación de Chang (2010) establece que las mujeres sur-coreanas han iniciado la individualización de las formas familiares bajo la compressed modernity, esto es, que siguen siendo culturalmente colectivistas pero al mismo tiempo parecen individualistas en su comportamiento no matrimonial, se argumenta que la individualización de las familias corresponde a una variante del familismo (Chang 2010) con aversión al riesgo. Sachs (2005) propuso que, en apoyo a la economía moderna en países en desarrollo, como Dhaka en Bangladesh, las fábricas de ropa en centros urbanos brindan oportunidades de empleo que son atractivas para muchos trabajadores, particularmente mujeres jóvenes de áreas rurales. Al administrar sus propios ingresos, también pueden decidir con quién casarse o cuándo tener hijos, decisiones que tradicionalmente se toman de acuerdo con los intereses de los familiares.
También, Hamamura (2012) encontró una tendencia hacia el individualismo en Japón y Estados Unidos, además de que estos países suelen destacar su patrimonio cultural. Iyengar, Lepper y Jefferson (1999), por su parte, encontraron que los niños asiático-americanos tienen mayor motivación intrínseca y rinden mejor en situaciones en las que las opciones son hechas por miembros relevantes del grupo, pero los niños angloamericanos tienen mayor motivación y se desempeñan mejor cuando hacen sus propias elecciones. A lo anterior se suma el hallazgo descubierto por Grossmann y Varnum (2015), quienes encontraron que psicológicamente puede darse un aumento del individualismo al cambiar las frecuencias de palabras documentadas.
Estudios como el de Cienfuegos-Martínez, Saldívar-Garduño, Díaz-Loving y Avalos-Montoya (2016), demostraron que, en hombres y mujeres del Valle de México y del Estado de Guanajuato, existieron tendencias hacia el individualismo. Shkodriani y Gibbons (1995) encontraron un nivel más alto de colectivismo en estudiantes universitarios mexicanos que en participantes de Estados Unidos. Aguilar-Rodríguez et al. (2021), por su parte, encontraron que el colectivismo fue más significativo en empresas emergentes. Además, ciertos países de la Unión Europea tienen tasas medias altas el IDV (Kagitcibasi, 1994; Sinha 2014). Por el contrario, los asiáticos, en general, tienen características de individualistas en comparación con los estadounidenses (Hamamura 2012; Iyengar et al. 1999; Voronov y Singer 2002).
Individualismo y la teoría de la cohorte generacional
La teoría de la cohorte generacional, introducida por Inglehart (1977), se refiere a que las personas nacidas en períodos específicos, tienen experiencias de vida similares y, por lo tanto, comparten valores y creencias también similares, diferenciándolas de otras cohortes generacionales. De acuerdo con Howe y Strauss (2000), una cohorte generacional se conforma entre 20 a 25 años y establece cuatro cohortes generacionales: a) generación silenciosa (nacidos entre 1925 y 1942); b) baby boomers (nacidos entre 1943 y 1960); c) generación 13 (generación X nacida entre 1961 y 1981); y, d) Millennials (generación Y nacida entre 1982 y 2000). Aunque la literatura aún no aborda una conformación exacta del rango de años de cada cohorte, el marco teórico de Howe y Strauss (2000) permite una referencia importante en la definición de sus estructuras.
La relación del individualismo con la teoría de la cohorte generacional, puede ser explicada por Arnett (2010) mediante la elayed entry into adult responsibility, esto es que los jóvenes experimentan una nueva etapa de la vida, denominada como la adultez emergente, en la que se centran en sí mismos. Además, los cambios en las normas culturales han retrasado el punto en el que muchos jóvenes actuales asumen responsabilidades como adultos. De este modo, las cohortes generacionales reducen significativamente los grupos de parentesco, debido a la continua modernización y las bajas tasas de natalidad (Hong 2017).
Las etiquetas generacionales que han trascendido en el tiempo, de alguna forma han sido causantes de variantes en el comportamiento y las relaciones entre individuos (Gorman et al. 2004; Stankiewicz y Lychmus 2017; Stevanin et al. 2018). Zhou et al. (2018) sugirieron un fuerte cambio intergeneracional del colectivismo hacia el individualismo en China, que fue previamente analizado por Moore (2005), quien encontró que uno de los cambios más destacados es un nuevo tipo de individualismo debido a un nuevo término asociado con el ku. 1 También, por ejemplo, los millennials bielorrusos tienden al individualismo, centrados en su propia carrera y bienestar, que aunque valoran mucho a la familia, prefieren las relaciones personales sin deberes y responsabilidades morales (Grishchenko y Titarenko 2019). O, los millennials mexicanos que difieren de sus valores culturales tradicionales por un individualismo dentro de un Estado de bienestar (Ulla y Petri 2017). Grant (2017) advirtió que existe un creciente interés en el propósito de la vida y un cambio hacia los valores individualistas en los millennials y sugiere que podría convertirse en la primera generación que restituiría o propagaría una tendencia histórica hacia el individualismo.
Todos estos antecedentes motivan esta investigación y conllevan a indagar si las sociedades colectivistas podrían tener inclinaciones de individualismo, más aún cuando existen cambios generacionales que cada vez son más persistentes y podrían estar influenciados por el crecimiento económico y la modernidad.
Metodología
Esta investigación utilizó un diseño no experimental transversal y correlacional, que implicó la selección de la muestra una sola vez en el tiempo. La recolección de datos fue a partir de encuestas personales que se procesaron mediante SPSS 25 (IBM 2020). Se aplicaron las pruebas de Kolmogorov-Smirnov, U de Mann-Whitney, Kruskal-Wallis y chi cuadrado de Pearson.
Instrumentación
El instrumento de medición incluyó la versión en español de VSM08 del cuestionario de Hofstede (2008) diseñado para medir la cultura nacional de los países. Incluyó cuatro secciones, tres de ellas elaboradas en escala Likert de cinco puntos. Las principales alternativas se constituyeron por: 1= de máxima importancia y 5= de muy poca o sin importancia. La última sección se relacionó con datos generales de los encuestados, tales como sexo, edad, nivel de educación, tipo de trabajo y nacionalidad.
Aunque el cuestionario VSM08 está validado por el Hofstede Centre, se aplicó la técnica de validación de contenido mediante un panel de expertos en valores culturales. Posteriormente, se realizó una prueba piloto a 30 estudiantes de pregrado en horario matutino de una Facultad de Ciencias Administrativas de una universidad de la ciudad de Quito, en Ecuador. Esta prueba no eliminó ni agregó elementos en el cuestionario, sino que ayudó a considerar pequeños ajustes en la redacción de las preguntas. La validez del instrumento fue calculada mediante el Alfa de Cronbach, en donde el resultado para cada ítems fue mayor a 0,6 (Hair et al. 2010; Powell,1992) (F1=0,91, F2=0,98, F3=0,93, F4=0,96 y F5=0,97).
Población y muestra
Se seleccionó como población de estudio a Ecuador por ser uno de los países con mayor diversidad étnica. Álvarez-Berríos et al. (2013) establecieron que entre Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú, existen más de 190 grupos étnicos diferentes. Aunque Ecuador es el país más pequeño de la región con una superficie de 276 840 km2 (PNUD 2008), tiene una población de 14483499 (EC Instituto Nacional de Estadística y Censos 2010). Además, es uno de los países de Latinoamérica con mayor número de población urbana, pues, la transición de lo rural a lo urbano aumentó aproximadamente del 28 al 68% entre 1950 y 2018 (ONU 2019). Por otro lado, Ecuador es considerado, después de Guatemala, uno de los países más colectivistas (Hofstede et al. 2010). Se seleccionó un total de 390 millennials ecuatorianos, residentes en la ciudad de Quito, porque: a) según el Banco Central del Ecuador (2019), tienen una población económicamente activa del 58% y concentra el 11% de la población y b) los millennials constituyen la primera generación que alcanza la mayoría de edad en el nuevo milenio (Zachara 2020).
En tabla 1 se presenta un resumen sobre la composición de la muestra y sus estadísticos descriptivos. La segmentación utilizada se conformó bajo el marco de Howe y Strauss (2000) que clasifica a los millennials nacidos entre 1982 y 2000. Se puede observar que la media de las edades es similar entre hombres (x̅ =26) y mujeres (x̅ =26). En su mayoría, los participantes se concentraron en el sector norte, aunque los sectores centro y sur también fueron representativos.
Tabla 1
Estadísticos descriptivos
Recolección de datos
Se realizaron encuestas personales, administradas de lunes a domingo durante cinco meses en los principales centros comerciales de la ciudad, ubicados en los sectores norte, centro y sur. La encuesta tardó entre cinco y diez minutos por participante, seleccionados mediante un muestreo por cuota y juicio, considerando como filtro principal la edad y nacionalidad del encuestado, quienes debían ubicarse como millennials ecuatorianos.
Resultados
El análisis exploratorio de los datos, a partir de las frecuencias simples, identificó la ausencia de valores atípicos. Para determinar la técnica a utilizar, se validó la forma de los datos realizando la prueba de normalidad Kolmogorov-Smirnov con la corrección de Lilliefors en donde sus resultados presentados en la tabla 2, teniendo en cuenta el valor de significancia (p=0,000), no indicaron diferencias entre la edad y el sexo.
Posteriormente, mediante la prueba chi cuadrado de Pearson se verificó la significancia de los ítems para calcular el IDV propuesto en el manual de Hofstede et al. (2008): IDV = 35(m04-m01) + 35(m09-m06) + C(ic). Se obtuvo una relación significativa entre m04 y m01. En la tabla 3 se presenta el resumen de las variables y el valor de la prueba de chi cuadrado.
De la misma manera, se pudo verificar una significancia estadística entre los ítems m09 y m06. Estas relaciones se presentan en la tabla 4.
Con estos resultados se probó que las respuestas de los ítems fueron consistentes. El IDV determinó un valor resultante de:
lo que evidencia una tendencia importante hacia el individualismo. También se calculó el IDV para cada segmento. La tabla 5 revela que las mujeres del sector norte no se difirieron de las de los sectores centro y sur, pero entre ellas sí existieron similitudes, mientras que los hombres de los sectores norte y centro obtuvieron puntajes iguales, a pesar de existir entre ellos una diferencia de 10 años. Además, se observó menor brecha de IDV para los hombres del sector sur.
Tabla 5
IDV por segmentos
Posteriormente, para verificar los resultados del índice, se aplicaron las pruebas de U Mann-Whitney para las variables de sexo y edad, considerando las hipótesis: H0: La distribución de la edad es la misma para hombres y mujeres. H1: La distribución de la edad no es la misma para hombres y mujeres. Para sexo y sector se utilizó la prueba de Kruskal-Wallis, con las hipótesis: H0: La distribución de hombres y mujeres es la misma para el sector norte, centro y sur. H1: La distribución de hombres y mujeres no es la misma para el sector norte, centro y sur.
En la tabla 6 se evidencia que las edades no discreparon del sexo. Esto es que, la representatividad de los datos es la misma para cada variable, por ende, no existen diferencias entre hombres y mujeres en función al sector donde residen. Así, el IDV influyó positivamente, tanto con la edad como con el sexo. Además, los grupos de edades también se relacionaron, por lo que el nivel de individualismo depende del sexo.
En la tabla 7 se puede verificar que sí existen diferencias significativas entre la edad y el sector. Por esto, es probable que el individualismo esté vinculado con el desarrollo y nivel socioeconómico de los millennials. Así, mientras más adulto sea un individuo, menor será su tendencia al individualismo y mientras más joven sea, su nivel de individualismo será mayor.
Discusión
El estudio replica el instrumento VSM08 y el cálculo del IDV en millennials. Los hallazgos señalan que cuando se realiza el cálculo del IDV, las puntuaciones de IDV pueden ser diferentes entre hombres y mujeres, en función de su edad y de su lugar de residencia. Se encuentra que los hombres y las mujeres más jóvenes son más individualistas que los hombres y mujeres mayores y que los hombres son menos sensibles a una tendencia individualista que dependa del sector donde se encuentran, es decir, el nivel de individualismo en los hombres es menos significativo con el sector, más que con la edad.
A diferencia de los hombres, las mujeres tienen variaciones de IDV dependiendo del sector donde viven, pero también se relacionan con la edad. Las mujeres mayores son menos individualistas que las que se encuentran en una edad entre 20-28 años, aunque las más jóvenes entre 20-24 años son más individualistas que estas. Además, se evidencia que la mayoría de millennials tienen una edad promedio de 26 años y que el IDV es similar para todos los casos. Así, se prueba que las mujeres jóvenes han otorgado mayor importancia a los valores individualistas y que tanto mujeres como hombres tienden a estar de acuerdo en ciertas decisiones familiares. De hecho, si bien Hofstede (1983), manifestó que en América Latina el colectivismo prevalece al individualismo, este estudio revela que las mujeres millennials más jóvenes podrían ser más individualistas que los hombres, lo que se constituye en un hallazgo importante para las empresas para poder realizar estrategias de marketing mucho más focalizadas.
Por otro lado, es posible que el sector de residencia de los millennials se relacione con el nivel socioeconómico y de desarrollo económico. Las variaciones culturales, entonces, pueden reflejar diferencias en la representación de la cultura en los millennials, independientemente de su entorno. Por ello, los millennials poseen una tendencia hacia el individualismo a pesar de su diversidad étnica.
Con este estudio se demuestra, además, que el individualismo representa a las sociedades modernas y, por lo tanto, está asociado con otros fenómenos como la alta profesionalización y adopción/adaptación de nuevos estilos de vida. Esto, debido a que, en su mayoría, se constató un alto número de migración rural-urbana, lo que ha ocasionado que los millennials cambien sus comportamientos por emular la cultura de acogida, así como, tal como expresa Welzel (2013), las transformaciones socioeconómicas que convierten las amenazas en oportunidades alimentan un cambio generacional, en donde la mente humana ajusta su programación a las condiciones existenciales cambiantes.
Además, aunque la teoría de la modernización se enfoca en países individualistas, se evidencia en este estudio que también es aplicable para países colectivistas, pues, a medida que las sociedades se enriquecen, los niveles de individualismo aumentan. Los millennials que han nacido y se han desarrollado en una sociedad altamente colectivista, aunque respetan sus valores culturales tradicionales, están cambiando a un individualismo que brinda autonomía y es libre de responsabilidades morales. Seguir la tradición se ha vuelto menos importante con el tiempo y se valora más la independencia.
Por otra parte, este estudio amplía un marco de referencia sobre los mi-llennials desde un enfoque cultural, estableciendo que, si bien pertenecen a una sociedad colectivista, sus tendencias culturales pueden ser individualistas. Se comprueba que los cambios generacionales crean variaciones latentes de IDV y se justifica que el individualismo aumenta con la modernidad (Hofstede 2013). Además de evidenciarse diferencias entre variables demográficas (sexo y edad) y geográficas (sector de ubicación), se establece que la adultez emergente no es considerada como un fenómeno generacional que desaparecerá en los próximos años, sino, por el contrario, es una nueva etapa de vida que será normativa en las sociedades industrializadas y se impulsará en los países en desarrollo.
Del mismo modo, si bien el desarrollo económico es parte inherente de la teoría de la modernización, este es más fuerte en la generación millennial, pues, se comprueba que dicho desarrollo induce al individualismo a partir de mayores desafíos profesionales y desarrollo económico. Por ello, es esta generación la que está a cargo de decisiones empresariales, lo que les ha conllevado a la creación de nuevas estructuras familiares, haciéndolos cada vez más individualistas. El estudio de Malikhao y Servaes (2011) también confirmó un incremento del individualismo debido a la globalización de los medios de comunicación, que inciden en la identidad individual, sumado a lo que el Global Index (2018) identifica como el grupo con más alta frecuencia de uso de dispositivos tecnológicos.
En otro aspecto, se sugiere que los millennials mayores tienen expectativas y aspiraciones de vida más bajas y, por lo tanto, se concentran en tener vidas más simples. Sin embargo, estos hallazgos también demuestran la posibilidad de que la posición relativa del IDV no cambie con el tiempo, es decir, los valores culturales propuestos por Hofstede (1983) no son puntuaciones inválidas y se admiten como una dimensión coherente y empíricamente útil de la cultura nacional, alineándose con otros autores (por ejemplo, Beugelsdijk et al. 2015; Beugelsdijk y Welzel 2018; Minkov 2018). Así, aunque se haya evidenciado que los millennials poseen una tendencia al individualismo y se ha producido un cambio cultural, esto puede ocurrir de la misma manera para todas las generaciones, sin que las posiciones relativas de los países se vean afectadas. Por ende, una vez que los millennials más jóvenes hayan alcanzado la misma edad que los millennials adultos, sus miembros más jóvenes podrían expresar los mismos valores que sus predecesores.