Editorial

Estudios de la Gestión: revista internacional de administración, No. 7
(Enero-Junio de 2020), 7-16. ISSN: 2550-6641; e-ISSN: 2661-6531


Sobre las metodologías cualitativas en estudios organizacionales




La metodología de un trabajo académico no debe ser la parte aburrida, estática o burocrática de la investigación (Pozzebon 2018). Más bien, permite que el trabajo académico cobre sentido e integralidad, al revelar la vida detrás de él (Pozzebon y DeSouza Bido 2019). Además, la decisión del método es consecuencia de la visión que el investigador tiene de la teoría y de la situación a ser estudiada, de sus concepciones implícitas o explícitas, de sus valores inherentes, expresados en sus argumentos (Morgan 1983).

El número 7 de la revista Estudios de la Gestión, de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, explora y evidencia el rol de la metodología en las investigaciones que se desarrollan en el campo de la administración y de los estudios organizacionales. En especial, el número está dedicado a mostrar los estudios cualitativos en algunas de sus manifestaciones, en aras de fortalecer el debate epistemológico por el cual transita el campo.

La búsqueda de leyes generales influenció también a las ciencias sociales y administrativas, orientando las investigaciones, en un primer momento, hacia el ámbito del pensamiento hipotético-deductivo. Asimismo, el campo buscó consolidarse por medio de un uso casi exclusivo de métodos más objetivos de investigación, para cumplir con criterios de rigurosidad científica y, a la larga, legitimarse desde el paradigma positivista. Desde este lugar, las evidencias se construyen mediante una detallada planificación previa de las hipótesis a ser probadas (Bauer, Gaskell y Allun 2002), de la definición de las variables de estudio, del procedimiento para el levantamiento y la observación de datos empíricos, y del análisis cuantitativo que será utilizado.

Desde finales de la década de los 70, sin embargo, las ciencias humanas y sociales revelan una tendencia cada vez más fuerte al cuestionamiento del paradigma positivista dominante, y las ciencias de la administración siguen el mismo movimiento (Van Maanen 1979; Burrell y Morgan 1982; Bluhm, Harman, Lee y Mitchell 2011).

En los años 70, el trabajo de Gibson Burrell y Gareth Morgan1 evidenció la pluralidad epistemológica de las ciencias de la administración y abrió un abanico de posibilidades para los investigadores. Desde la década de los 80, el abordaje cualitativo viene ganando protagonismo en las investigaciones en administración. Esta tendencia es resultado del reconocimiento de que la administración está estrechamente relacionada con el comportamiento humano y social, que sería más accesible a partir de un abordaje cualitativo. Asimismo, se han incrementado las investigaciones que trabajan con diversos métodos cualitativos sin perder el rigor científico, lo que evidencia la preocupación de los investigadores con la investigación académica y para que el abordaje cualitativo no sea visto como una panacea de técnicas que no entregan información fidedigna sobre la realidad organizacional.

Jürgen Habermas señala que los fundamentos científicos de las ciencias empírico-analíticas, histórico-hermenéuticas y críticas se constituyen en tres formas de conocimiento (Bauer, Gaskell y Allun 2002):

  • Las ciencias empírico-analíticas tienen como interés el control técnico, toda vez que el imperativo racional para la adquisición del conocimiento científico siempre ha sido conseguir el control sobre las condiciones materiales y predecir el comportamiento. Las leyes universales fundamentadas empíricamente se combinan con algunas condiciones iniciales para relacionarse en un conjunto de covarianzas previsibles de hechos observables. Este es un modelo que se puede ver en la investigación social cualitativa.
  • Las ciencias histórico-hermenéuticas se interesan por establecer el consenso, por restaurar canales rotos de comunicación. Este modelo sustenta el cuestionamiento del rol del sector público, donde la vida individual y la organización social son incompatibles sin el sentido intersubjetivo.

La opción por usar modelos cualitativos de investigación se basa principalmente en reconocer la naturaleza social e intersubjetiva del objeto de estudio y en el debate sobre la pluralidad epistemológica del campo científico de la administración (Paes de Paula 2015). Habermas insiste en que cuando el científico asume las bases histórico-hermenéuticas, debe aprender un lenguaje distinto, un lenguaje en que debe interpretar y estar consciente del contexto histórico del fenómeno estudiado. Cuando lo logra, integra la interpretación a su contexto y se inserta en el llamado círculo hermenéutico. Esta convergencia entre habla y contexto conduce al consenso mencionado por Habermas, un consenso fluido y dinámico, logrado a través de una interpretación y reinterpretación que sigue su evolución históricamente.

  • Los intereses emancipatorios del abordaje crítico no excluyen un modo de investigación empírico-analítico, y van más allá del entendimiento hermenéutico. Habermas sugiere que las ciencias críticas, por medio de la autorreflexión, pueden llegar a identificar las estructuras condicionadoras del poder, que están ocultas en una comunicación sistemáticamente distorsionada, sesgada, y en una dinámica de represión simbólica y sutilmente legitimada por sus actores.

A partir de estas reflexiones, es posible avanzar a lo que efectivamente dirige un abordaje metodológico específico. Ya no se discute la mejor opción, sino la que más se ajusta al problema y a los objetivos de investigación, así como la que refleja de mejor manera los valores y las perspectivas de quien la lleva a cabo.

La visión simbólico-interpretativa de la realidad sostiene que existe una participación activa de la interacción humana en la construcción, reconstrucción y otros movimientos culturales en las instituciones. Las ciencias sociales deben dirigirse hacia una búsqueda de significados mediante las representaciones del mundo tejidas por los propios sujetos. Son estos mismos sujetos quienes construyen las primeras interpretaciones de su realidad y los análisis que hacen son, en estricto sentido, interpretaciones de sus interpretaciones, o sea, interpretaciones de segundo y tercer orden (Jaime 2019).

La dimensión subjetiva de esta perspectiva puede ayudar a entender los múltiples discursos, narrativas y significados que constituyen un determinado objeto de estudio, sea en la teoría o en la praxis organizacional. Los contenidos son interpretados con énfasis en el lenguaje (White 2013), y el lenguaje es entendido como reproducción y transformación de las prácticas sociales, toda vez que la dinámica social “reestructura o desafía el orden del discurso” (Fairclough 2001, 126).

Es importante señalar que la opción por el uso de métodos cualitativos, a su vez, no implica falta de rigor, como se verá en este número. Sin embargo, la forma en que el rigor es alcanzado y reconocido sigue criterios y una lógica distinta de los utilizados por los métodos cuantitativos (Mattos 2011).

Creswell (1998) y Bauer y Aarts (2002) orientan la construcción de un corpus de investigación; Spink (2003) indica los caminos para cimentar la confiabilidad en los resultados de una investigación cualitativa. Algunos autores delimitan las investigaciones según el uso de técnicas de recolección de datos usadas de manera cualitativa. La definición de Vieira (2004), sin embargo, valora el análisis de datos, argumentando que una de las características centrales en un estudio cualitativo es el hecho de no usar el instrumental estadístico para evaluar los resultados alcanzados.

En la misma línea de argumentación, Bauer, Gaskell y Allun (2002) opinan que el interés principal en una investigación cualitativa consiste en observar la manera en que las personas espontáneamente se expresan y hablan sobre lo que es importante para ellas, y cómo ellas reflexionan sobre sus acciones y sobre las de los demás, es decir, cómo manifiestan su percepción sobre el fenómeno que está siendo estudiado.

Asimismo, es importante entender que el sistema de significados de quien investiga también interfiere en el proceso de construcción y lectura de estos significados: al mismo tiempo que lee la realidad, el investigador la construye y la reconstruye, bajo su perspectiva y lentes paradigmáticos, en un movimiento multívoco de dos vías (Ayrosa y Sauerbronn 2004). El origen de esta observación está en Derrida, lo que conlleva a buscar el “sentido del texto privilegiando lo que está fuera del mismo, considerando el contexto como referente del sentido” (Spink 2000, 37).

No obstante, desde el siglo XIX, las técnicas interpretativas empezaron a modificarse y ampliarse, y hoy tenemos un espectro de posibilidades que van desde formas más estructuradas –como el análisis de contenido, el círculo hermenéutico y el análisis de discurso más semántico (semiótica de Greimas)– hasta formas menos lineales y conclusivas –como el análisis crítico del discurso y el análisis de narrativas, por ejemplo–. Estos procesos menos estructurados posibilitan y valoran la reconstrucción de significados en procesos recursivos en los cuales también participa el investigador (Ayrosa y Sauerbronn 2004).

Para Foucault, estas nuevas configuraciones poseen dos implicaciones: primero, que la interpretación es siempre subjetiva y el investigador es uno de sus múltiples intérpretes; y segundo, que la interpretación es circular. Según Spink (2000, 100), “al interpretarse a sí misma, no puede dejar de volverse sobre sí misma”. Los signos no existen aisladamente: la subjetividad y la intersubjetividad están asimiladas en ellos. La historia, la cultura, el contexto y la dinámica social no están apartadas del sistema de significados. Por lo tanto, existe una estrecha articulación entre lenguaje e interpretación y, así, se reconoce el proceso subjetivo e intersubjetivo de la producción de sentidos.

Considerando su naturaleza interpretativa, inductiva y hermenéutica, es posible asumir la posibilidad de multimétodos, “basada en tradiciones metodológicas distintas de investigación que exploran un problema humano o social. El investigador construye una pintura compleja y holística, analizando palabras, informes que detallan visiones de los informantes, y conduce el estudio en su contexto natural” (Creswell 1998, 15).

Creswell (1998) observa que no todos los autores concuerdan en que las palabras y figuras sean consideradas fuentes de datos, o en que el investigador ejerza el rol de instrumento de recolección de datos, pero las características de una investigación cualitativa convergen hacia una particularización de los resultados, la valoración de los significados atribuidos y el hecho de que la recolección de datos sea realizada in locus. Se evidencian también el carácter descriptivo de una investigación (Vieira 2004) y la capacidad de generar teorías (Eisenhardt 1989). La investigación cualitativa permite, asimismo, estudiar fenómenos que no hayan sido efectivamente problematizados o que necesiten ser profundizados (Ayrosa y Sauerbronn 2004; Rocha 2004).

Creswell (1998) entrega algunas pautas para el diseño de un estudio cualitativo, haciendo hincapié en la necesidad de que el investigador sea flexible y esté atento a la redefinición de algunas decisiones a lo largo de la investigación. El autor aconseja que se planifique el estudio de forma general y que se delimiten la literatura y los conceptos centrales que guiarán el análisis. También orienta al investigador a:

  • Identificar los procedimientos de recolección de datos desde el rigor científico, es decir, identificar las múltiples fuentes de datos que permitirían conocer el fenómeno estudiado en su profundidad y pensar en diversas maneras de recolectarlos.
  • Incluir métodos detallados y consistentes de análisis de datos, pertinentes al objeto estudiado.
  • Usar múltiples niveles de abstracción en el análisis de datos.
  • Poner especial cuidado en la redacción, evitando juicios de valor y ambigüedades. Se debe, no obstante, estar abierto a ideas no esperadas que surjan del análisis.

Como se observa, en estas directrices se sugiere tácitamente la triangulación metodológica como estrategia de validación de un estudio cualitativo, pues al combinar diversas fuentes de datos y distintas técnicas múltiples de recolección y análisis –o, también, distintos investigadores–, es posible fortalecer la confiabilidad de las interpretaciones.

Es importante, adicionalmente, estar atento a los abusos (Rocha 2004), como por ejemplo el no reconocimiento de la posición ontológica y epistemológica del investigador. Es común observar elementos positivistas en trabajos que se sugiere desarrollar desde el paradigma interpretativista. Por ejemplo, este tipo de estudios no puede hacer uso de muestras, proyecciones, generalizaciones y terminologías estadísticas, ni apuntar a relaciones causales y explicativas.

El rigor está, más bien, en comprender los límites y alcances de una investigación cualitativa: cada método constituye y construye el objeto de estudio de una manera particular. Es necesario reconocer la realidad como un caleidoscopio (Spink 2003) y provocar una reflexión consciente del investigador sobre sus propias premisas y formas de acceder a la realidad organizacional.

Recientemente, la preocupación por el rigor metodológico se ha ampliado y profundizado en el campo de la administración, y también se observa una tendencia a consolidar la legitimidad de los estudios cualitativos. Validan esta observación algunas iniciativas, como la Conferencia Internacional en Investigación Cualitativa en Gestión y en Organizaciones, llevada a cabo por la Academy of Management, que en 2020 convoca a su séptimo encuentro; el número actual de la Revista de Administración de la Universidad de São Paulo (RAUSP), dedicado a la investigación en administración, y que presenta cinco artículos con estudios cualitativos; y las redes sociales que se conforman en torno a discutir los abordajes cualitativos en la investigación en administración.

Considerando finalmente que Ecuador se ha insertado, sobre todo en los últimos años, con más presencia dinámica de producción de conocimiento en el plano internacional, este número especial está dedicado a ampliar la comprensión de la investigación cualitativa en administración y sus posibilidades de construir conocimiento válido y consistente para el análisis organizacional. Hemos recibido artículos de distintas regiones del Ecuador, Brasil y México.

El de autoría de Mariela Oviedo y Fernando López Parra explora las posibilidades de un abordaje cualitativo como etapa exploratoria a un estudio cuantitativo. El trabajo muestra el proceso de clasificación y la codificación de entrevistas que convergen en la identificación de creencias del grupo estudiado.

Camilo Páez plantea una discusión epistemológica a partir de posibilidades metodológicas pospositivistas y, desde Ecuador, provoca reflexiones sobre la necesidad de acercarnos a perspectivas plurales en los estudios organizacionales.

Andrés Abad, Cristina Acuña y Efraín Naranjo contribuyen al debate propuesto en este número al describir el sentido cultural del cacao ecuatoriano a partir de una metáfora, cuyo uso permite una interrelación con la historia a partir del análisis bibliográfico y documental de los hechos relacionados a la identidad de este producto en el país.

Jorge Tardan trabaja con datos secundarios, usando un proceso de codificación cualitativo para identificar la influencia del poder de compra de los gobiernos en el comportamiento del mercado proveedor de bienes. Evidencia elementos culturales que se articulan a procesos de compras públicas en Brasil.

Pablo Andrade desarrolla una revisión teórica sobre las instituciones democráticas y evidencia la articulación entre tres vertientes de las investigaciones y sus interrelaciones argumentativas.

El estudio desarrollado por Maria Helena Facirolli y Cezar Guedes utiliza la percepción de los entrevistados sobre el ambiente institucional de la producción de café en Brasil para mostrar cómo las instituciones locales desempeñan un importante rol en el desarrollo local.

El artículo de Luis Tellez trae un estudio mexicano que articula las capacidades de organizaciones vecinales en la gobernanza urbana. A partir de casos de estudio, usando datos secundarios y entrevistas semiestructuradas a los presidentes de dichas organizaciones, el autor identifica que su institucionalización es rudimentaria y, por ende, cuentan con capacidades limitadas para apoyar la gobernanza urbana.

Alfredo Bagua Maji, originario del pueblo puruhá de Colta-Majipamba, nos brinda su perspectiva desde un estudio sobre la representación social, usando el análisis de discurso en las redes sociales del usuario de Twitter en su interacción con Juan Pablo Sorín, bimundialista con la selección de fútbol de Argentina, sobre la historia del equipo Mushuc Runa Sporting Club. Según los hallazgos, la matriz cultural no es suficiente para construir un “indígena nuevo” que dinamiza el fútbol.

Francisco Ampuero, Valentina Ramos y Francisco Salgado sistematizan las teorías de gestión del conocimiento, del aprendizaje organizacional y de los estilos personales de aprendizaje para definir escenarios de aprendizaje y de innovación en los entornos virtuales.

Finalmente, el artículo de Hilda Logaña explora, por medio del análisis de contenido, las dimensiones ontológicas del líder en la gestión del talento humano, contextualizando el análisis en el ámbito de la universidad ecuatoriana y sudamericana, en el marco de las reformas que se han dado.

Deseando que disfruten la lectura, termino este editorial manifestando el sincero deseo de haber aportado, desde la revista Estudios de la Gestión, a una visión más amplia de las posibilidades de estudiar las organizaciones.

Mariana Lima Bandeira
Coordinadora del número
Docente-Investigadora de la UASB-E




Notas


1 Burrell y Morgan (1982) construyeron un cuadrante de paradigmas sociológicos en el que los dos polos, el subjetivismo y el objetivismo, se constituyen a partir de supuestos en cuatro ámbitos distintos: la arena ontológica (realidad externa o producto de la conciencia), la arena epistemológica (bases de conocimiento: positivismo o subjetivismo), los supuestos sobre la naturaleza humana (determinismo o voluntarismo) y la arena metodológica (nomotética, búsqueda de leyes generales o ideográficas, estudio de singularidades). Por lo tanto, se espera que los enfoques cualitativos o cuantitativos, en lo que se refiere a las elecciones metodológicas en la investigación social, representen diferentes posiciones epistemológicas, como afirman Bauer, Gaskell y Allun (2002).


Referencias


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