Reseña
Estudios de la Gestión: revista internacional de administración, No. 6
(julio-diciembre de 2019), 219-222. ISSN: 2550-6641; e-ISSN: 2661-6531
Reseñado por Valeria Llerena1
Las brechas de desigualdad y los niveles de pobreza son unas de las más grandes preocupaciones para la región. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), por ejemplo, dedica enormes esfuerzos para entenderlos, teorizarlos y promover políticas públicas que apunten a plantear soluciones efectivas hacia su erradicación.
Estas dimensiones, originadas en gran parte por una estructura productiva ineficiente, son abordadas de manera transversal en la obra de Muhammad Yunus, El banquero de los pobres: los microcréditos y la batalla contra la pobreza en el mundo, en la cual se plantea dotar de acceso a sistemas de producción, mediante la entrega de microcréditos2 dirigidos a personas que viven en situación de pobreza y que no cuentan con garantías necesarias para asumir estas obligaciones, dentro de la lógica en la que se desenvuelve el sistema financiero tradicional.
La práctica evidenció que estas personas eran capaces, no solo de devolver el recurso financiero que se les había otorgado, sino que también mostraban un fuerte involucramiento en los diferentes emprendimientos que habían llevado a cabo, producto del financiamiento adquirido, mismos que les permitían mejorar sus negocios, obtener ganancias, mejorar su calidad de vida, y con ello salir de la pobreza.
De allí nace la experiencia del Banco Grameen,3 en la cual las personas en situación de pobreza eran partícipes de la economía. Yunus analiza la pobreza, visualizando a las personas más allá del simple hecho de no contar con recursos financieros, dando énfasis a la capacidad y habilidades con las que cuentan, mismas que pueden ser potenciadas con algún tipo de incentivo, en este caso el financiamiento.
La pobreza se combate, entonces, con creatividad e innovación; las nuevas ideas son clave para encontrar caminos y romper paradigmas, como el que las personas en situación de pobreza no pueden ahorrar ni salir de esta condición. El esfuerzo de Yunus por insertar modelos económicos innovadores produjo un impacto positivo en el ámbito social; estos modelos se fundamentaban en principios de igualdad y generación de oportunidades para hombres y mujeres, pero con especial énfasis en ellas, puesto que eran las que vivían en condiciones de mayor vulnerabilidad; y era precisamente la mujer, de acuerdo con la experiencia, quien respondía de mejor forma al momento de recibir el microcrédito, cumplía con sus obligaciones, convirtiéndose en protagonista de la actividad económica en el hogar, mejoraba su entorno familiar, asegurando un mejor futuro, no solo para ella sino para sus hijos y su familia.
Muhammad Yunus resalta que las opciones de acceso y las facilidades para el uso de productos y servicios financieros no son los únicos medios para la inclusión, pues analiza también las implicaciones de los prestamistas informales que cobran intereses abusivos a la población y los encierran en un círculo vicioso de pobreza, de allí que es fundamental promover la educación a fin de incrementar los conocimientos en las personas, y que estas a su vez tengan mayores destrezas en el ámbito financiero.
Una de las reflexiones más importantes del libro es que su propósito no consistía en ser una persona que se dedicaba a entregar créditos, sino dar soluciones a un enorme problema de hambre y pobreza que hundía en la miseria a un gran sector de la población a través de proyectos prácticos e ideas innovadoras. El microcrédito pasó a ser ese incentivo para el desarrollo social y económico.
Bajo este contexto, si los principales problemas estructurales que afectan no solo al Ecuador, sino también a nivel mundial, son la pobreza, la pobreza extrema y la falta de empleo, el microcrédito y, si vamos más allá, las microfinanzas4 recobran mayor importancia y trascendencia a la hora de reducir las brechas de desigualdad, promover empleo, emprendimiento, y mejorar así las condiciones de vida para un país.
En esta línea, hoy se habla de inclusión financiera, un concepto que busca generar productos y servicios financieros a las personas vulnerables y tradicionalmente excluidas, con una visión más amplia; incluye aspectos como el acceso y uso de estos productos y servicios financieros, con calidad y asequibles para el usuario, así como educación financiera y protección al usuario, bajo un entorno regulatorio adecuado para su promoción, que genere el bienestar de la población. Es decir, se valida que la profundización de servicios financieros dirigidos hacia segmentos de la población generalmente excluidos por sus condiciones de pobreza, ubicación geográfica, discapacidad, estatus migratorios, género, entre otros, posibilita su inclusión y la mejora considerable en sus condiciones de vida, generando desarrollo, no solo para sus comunidades sino también para el país.
1 Directora ejecutiva, Red de Instituciones Financieras de Desarrollo.
2 Se entiende por microcrédito al diseño de metodologías especializadas para atender de una manera exitosa a microempresas que no accedían a crédito formal. Entre las principales características están la eliminación de barreras como: garantías reales, información financiera, referencias, formalidad tributaria (Vaca 2017).
3 El proyecto del Banco Grameen tuvo su origen en Bangladesh, creado por Muhammad Yunus, quien en 1976, inició el proyecto de prestar pequeñas cuantías a las personas de baja renta. En 1983 el Banco Grameen se conformó como una institución financiera independiente, instaurando una “política de concesión de préstamos única, transgrediendo aspectos culturales islámicos, rompiendo mandatos religiosos para finalmente conseguir la independencia económica de las mujeres y aportar a la lucha contra la pobreza” (Martínez y otros 2015).
4 De acuerdo con Vaca (2017), se entiende por microfinanzas al diseño de productos y servicios financieros para atender la microempresa. Aparte de crédito, se diseñan productos de ahorro, microseguros, así como desarrollo de canales como corresponsales, banca móvil, oficinas móviles, miniagencias. Se pasa del concepto de asesor de crédito a asesor de servicios financieros para dar una atención integral al microempresario.
Martínez, Lisana Belén, Hernán Pedro Vigier, Anahi Eugenia Briozzo y María Belén Fernández Duval. 2015. “Análisis comparativo de microcréditos. Banca pública Argentina y el Banco Grameen”. Economía y Sociedad 19 (33): 61-82.
Vaca, Javier. 2017. Propuesta para la construcción de una política nacional de inclusión financiera. Quito: Red de Instituciones Financieras de Desarrollo.